Mesoamérica: Defensoras de derechos humanos, una labor criminalizada

13/05/2010
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Sesenta defensoras de derechos humanos de ocho países mesoamericanos, con múltiples experiencias y trayectorias de vida, diversidad de temas y derechos para defender y una realidad: la defensa de los derechos humanos, en esta parte del continente, es para las mujeres una labor de alto riesgo, con sesgos de género, criminalizada, perseguida, invisibilizada y, en ocasiones, cuestionada por sus compañeros de trabajo y parejas.

En la ciudad de Oaxaca, en el sur de México, se llevó a cabo del 23 al 25 de abril, la Reunión Mesoamericana de Defensoras de Derechos Humanos, un espacio de encuentro para reflexionar y analizar juntas los contextos en los que realizan su trabajo; lo específico de ser mujer realizando esta labor; las formas de ataques que sufren y las estrategias que han construido para mantenerse a salvo y continuar.

Expertas en la materia de Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Colombia y México son impulsoras de movimientos por los derechos sexuales y reproductivos, la despenalización del aborto y el respeto a la diversidad sexual. Abogan por los derechos colectivos de los pueblos indígenas y se oponen a megaproyectos que atentan contra el medio ambiente.

Demandan también la aparición, con vida, de las mujeres desaparecidas, la excarcelación de presas y presos políticos y luchan contra la violencia y el feminicidio. Las defensoras impulsan, en sus países, procesos de democratización, por la justicia social y una cultura de la equidad.

Sin embargo, la suya es una labor de alto riesgo. Las participantes en la reunión, como las Feministas en Resistencia de Honduras, el Comité de Unidad Campesina de Guatemala y Las Dignas de El Salvador, relataron un sinnúmero de historias de represión, ataques y persecución en su contra, agresiones provenientes, sobre todo, de representantes gubernamentales que atentan contra su integridad física y sexual —esta es una forma de agresión recurrente y sistemática—, y la de sus familias, incluso contra su propia vida.

De hecho, al finalizar el encuentro, una defensora de derechos humanos de Oaxaca fue asesinada, presuntamente, por grupos paramilitares de una región indígena de esta entidad mexicana. Beatriz Cariño es un lamentable ejemplo de la ausencia de garantías en Mesoamérica para defender los derechos humanos.

Aunque el Estado fue señalado como el principal responsable de los ataques, también salieron a relucir formas de agresión provenientes de compañeros de trabajo, defensores de derechos humanos, de los movimientos sociales locales y de las propias parejas.

Estas agresiones se centran en el protagonismo ganado por las defensoras y en la trasgresión de los roles considerados femeninos. Desde este lugar, son agredidas también sexualmente: relataron acoso, abuso y violación sexual.

La reunión fue convocada por organizaciones feministas y de derechos humanos como Consorcio para el Diálogo Parlamentario y la Equidad Oaxaca, Unidad de Protección a Defensoras y Defensores de Derechos Humanos de Guatemala, JASS y AWID. Al final de los tres días de trabajo fue emitida una declaración política.

En ese documento, manifestaron su preocupación "por la situación de creciente desigualdad y pobreza, violencia, impunidad, militarismo, corrupción, el avance del conservadurismo y fundamentalismo, así como autoritarismo que vive nuestra región".

Plantearon la situación de creciente vulnerabilidad en la que realizan su labor y demandaron a los gobiernos mesoamericanos, el reconocimiento a la legitimidad de defender los derechos humanos y una serie de medidas para garantizar su seguridad y acceso a la justicia en casos de ataques contra cualquier defensora.

A la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y a la ONU les demandaron, entre otras cosas, dar seguimiento puntual a los casos de ataques contra defensoras y, finalmente, a la sociedad le pidieron "el reconocimiento de la importancia de la labor que realizamos las activistas y defensoras de derechos humanos en nuestros países, que contribuye a la construcción de la democracia, de una sociedad más justa y sostenible".

En un ambiente festivo, las 60 defensoras reunidas acordaron también fortalecer los lazos de solidaridad y las alianzas para compartir e impulsar estrategias de sobrevivencia que permitan continuar realizando su labor.

 

Fuente: http://www.redsemlac.net

https://www.alainet.org/es/active/38482?language=es
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