Obama impone agenda de seguridad pero pueblos resisten

01/12/2009
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Artículo publicado en la Revista América Latina en Movimiento No. 450: Lecturas desde los movimientos: Qué ha cambiado con los gobiernos de cambio? 06/02/2014
El martes 20 de enero de 2009 Barack Hussein Obama II asumía la presidencia de los Estados Unidos y América Latina se mostraba con cierta esperanza e ilusión de que las promesas de campaña sostenida a base de la sonrisa franca y sincera irían a provocar un giro en la política exterior norteamericana.
 
Poco tiempo bastó para verificar que el presidente Obama no puede, no es capaz de doblegar en lo más mínimo al verdadero poder del complejo militar norteamericano o simplemente nunca pretendió un cambio.
 
¿Se prepara entonces la administración del presidente Obama a imponer la tradicional agenda de seguridad y lucha contra el terrorismo a escala global? Todo indica que sí. Pero hay un ingrediente novedoso.
 
El mejor vendedor es aquél que hace sentir a su cliente que ha tomado una decisión soberana. El gobierno de Obama tiene una virtud digna del mejor vendedor: hacer creer al mundo que ahora el mismo es de carácter multipolar.
 
Sin embargo, el 28 de octubre, el Premio Nobel de la Paz, firmó como supremo Comandante de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos, la Ley de Autorización de Defensa 2010, el presupuesto militar más grande de la historia de EE.UU. El nuevo presupuesto declara que el gran país del norte ha establecido una carrera armamentista contra sí mismo; en diez años ha duplicado su presupuesto de guerra, en el 2000 era de $ 280 mil millones, para el 2010 será de 680 mil millones dólares.
 
Se fue el Caimán…
 
A finales de 2008, el presidente Rafael Correa notificó a Estados Unidos la decisión de no renovar el acuerdo por el uso de la base militar de Manta. Lo hizo poco después de que su gobierno revelara un informe según el cual el ataque al campamento de ‘Raúl Reyes’ en territorio ecuatoriano, el 1º de marzo, habría contado con el apoyo de un avión estadounidense que estaba en la base de Manta, acción que fue rechazada por la OEA como una violación de la soberanía y que ocasionó la ruptura de relaciones diplomáticas entre Bogotá y Quito. No obstante, el anuncio de Correa era la confirmación de una decisión tomada el 1º de abril por la Asamblea Nacional Constituyente de no permitir “el establecimiento de bases militares ni de instalaciones extranjeras con propósitos militares”. El movimiento NO Bases ecuatoriano celebró la partida con actos masivos y festivos, pero advirtió sobre el riesgo de que las tropas norteamericanas se extendieran más adentro de las fronteras de Nuestra América era ciertamente posible.
 
El Gobierno de los Estados Unidos dobló la apuesta, primero amagó para Perú, pero comenzó la “negociación” con el gobierno del presidente de Colombia Álvaro Uribe para instalar allí los pertrechos que tenía en Manta. Parecía una suerte de plan canje, en julio harían el último vuelo desde Manta y luego iniciarían el traspaso de las instalaciones y la infraestructura a Colombia. La noticia del retiro anticipado fue muy bien recibida por el gobierno de Correa que, por medio del canciller Falconí, advirtió que “nunca volverá a repetirse una política de entreguismo, de ceder parte del territorio nacional”.
 
El presidente Uribe salió de inmediato a defender el acuerdo con los Estados Unidos, tenía que defender con honores la Medalla de la Libertad, que es la distinción civil más alta que puede otorgar el Presidente de Estados Unidos. “Honramos a Álvaro Uribe Vélez por su compromiso con la libertad, la democracia y el Estado de Derecho”, dijo emocionado George W. Bush, unos días antes de dejar su presidencia.
 
Con la llegada de la nueva administración del presidente Obama, Uribe se impuso intensificar los lazos con Estados Unidos. En un principio se decía que serían tres las bases militares norteamericanas en Colombia, luego pasaron a cinco, pero cerraron el convenio, en un patriótico acto, por siete bases militares extranjeras en suelo colombiano. El vendaval azotó la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), mientras el pueblo colombiano se enteraba por la televisión del austero acto de entrega.
 
Mercenarios: sin Dios ni ley
 
Uribe tuvo una rara virtud: ser el primer presidente latinoamericano de aceptar, de forma legal y con garantías de Estado, la presencia de los llamados contratistas militares, conocidos solamente con el nombre de “contratistas”. El convenio entre ambos países establece la presencia de unos 800 militares y otros 600 contratistas.
 
Las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos tiene cinco fuerzas armadas: Ejército, Armada, Fuerza Aérea, Marines y… los Contratistas. Decimos que las guerras del futuro serán entre empresas privadas contratadas por los Estados.
 
Los contratistas son los antiguos grupos conocidos como mercenarios, que eran a su vez contratados de manera ilegal y formaban ejércitos sin patria, al servicio de quién pagara mejor, es así como estos sicarios de la guerra iban de conflicto en conflicto por todo el mundo. Ahora son prósperas empresas que utilizan la mejor tecnología y además cuentan con códigos de ética propios, dicen que sus estándares de calidad están por encima de muchos de los ejércitos regulares. Pero en Irak, donde debutaron, llevaron a cabo innumerables violaciones a las leyes y convenciones sobre la guerra, y esto fue posible porque ellos no responden a ninguna ley. Como no son un ejército regular ya que son empresas para las guerras, las leyes para ellos no son aplicables, casi, podría decirse, igual que a Al Qaeda, no responden a un Estado en particular. O sí.
 
Algunos pocos soldados norteamericanos han sido acusados y juzgados por asesinato y torturas en Irak, pero el Pentágono no ha sometido a sus numerosas fuerzas privadas a los mismos criterios. En 2006, una comisión de investigación del Congreso norteamericano dedicada a investigar a los contratistas, interpeló al director del Pentágono en esa área, quien no supo explicar por qué ningún contratista había sido acusado de ciertos delitos harto demostrados. Entonces, dijo un diputado, “estos contratistas pueden asesinar impunemente cuando quieran porque no parecen estar sujetos a ley alguna y por consiguiente tienen licencia para tomarse la ley en sus manos”. 
 
El primer caso de contratistas capturados en nuestra región lo realizaron las fuerzas insurgentes de Colombia. Son aquellos tres “héroes” rescatados por la operación militar “Jaque”, operativo que permitió la recuperación de la ex candidata a la presidencia Ingrid Betancourt. Los tres norteamericanos eran empleados de dos filiales de Northrop Grumman, una enorme firma contratista de defensa cuyas operaciones se extienden por Estados Unidos y Europa y como vimos, en Colombia. Northrop Grumman es sólo una de una varias multinacionales favorecidas por el gobierno de Estados Unidos con contratos secretos multimillonarios para hacer espionaje, trabajos de inteligencia, misiones de riesgo, interrogatorios y muchas otras actividades que anteriormente eran responsabilidad exclusiva del gobierno federal.
 
La principal empresa contratista norteamericana Blackwater, ha declarado abiertamente que sus fuerzas están por encima de la ley, sin embargo los contratistas operan bajo un código de conducta redactado por la propia empresa denominada “Asociación Internacional de Operaciones de Paz”. Interesante garantía humanitaria para los pobres pobladores de Irak, Afganistán y por supuesto, ahora en Colombia.
 
Como si fuera poco, en julio de este año, estas empresas contratistas han convencido al presidente Obama para que anule una prohibición del Congreso que prohibía a los contratistas presenciar las sesiones de interrogatorios a los combatientes enemigos. Los contratistas han llegado para quedarse. 
 
En noviembre, la compañía Supreme Global Service Solutions dijo en un comunicado que uno de sus helicópteros, que había sido contratado "para realizar una misión de cargo" como apoyo a la OTAN, había desaparecido en la región montañosa de Afganistán. Al mismo tiempo daban por desaparecido a dos helicópteros de la Blackwater en esa región. Las bajas de los contratistas no son computadas como pérdidas de las fuerzas regulares norteamericanas o inglesas, directamente no aplican en el historial, por ello hay cada vez menos soldados muertos y más insurgentes asesinados. Los muertos los ponen los contratistas y los pueblos. Los pueblos a partir de Irak son asesinados impunemente.
 
Los contratistas militares hacen ahora su debut en Europa. Debido a cierto vacío legal sobre protecciones a los barcos mercantes que navegan el Océano Indico, el gobierno de España ha autorizado a empresas contratistas que se hagan cargo de la seguridad de los barcos. Los primeros beneficiarios de la decisión adoptada por el Ejecutivo han sido dos empresas concretas: Santa Bárbara Sistemas (SBS), filial del grupo estadounidense General Dynamics; y el grupo Segur.
 
Ahora mismo el gobierno de los Estados Unidos decidió trasladar a contratistas que operan en Irak a su nuevo destino, Afganistán. El comandante general norteamericano Ray Odierno, encargado del éxodo de Irak, el mes pasado se jactó ante el Capitolio, que de los 149.000 contratistas que EE UU tenía en enero en Irak «sólo» quedarán 115.000, lo que supone un ahorro de 450 millones de dólares. ¿Queda alguna duda que los contratistas son la quinta fuerza armada de los Estados Unidos y que el Pentágono no puede ir a la guerra sin ellos? Los contratistas hacen el trabajo sucio que el Pentágono no puede hacer, por ello se los reconoce en Bosnia, Nigeria, Macedonia, Colombia y otros lugares conflictivos del mundo.
 
No tenemos miedo
 
El presidente Obama no ha dado ningún giro a la política histórica de Estados Unidos hacia América Latina, por el contrario, deja nomás que la IV flota controle los mares y océanos de nuestra región, continúa con los operativos conjuntos, impone otras nuevas cuatro bases militares en Panamá, financia a fundaciones que se despliegan en nuestros países con claros objetivos golpistas y desestabilizadores. La nueva imagen norteamericana se basa en la estampilla de los nuevos portaaviones nucleares que el mundo conocerá muy pronto. Serán estos portaaviones los que sostengan la moneda norteamericana. Los pueblos sabemos que donde pisan los gringos, no se van más, por ello nuestra lucha por la paz y la soberanía, la solidaridad entre los pueblos y la hermandad por un futuro mejor será creado por nosotros y para nosotros.
 
En este último sentido, hemos realizado recientemente en la Ciudad de Buenos Aires, la II Conferencia Internacional por la abolición de las bases extranjeras en Nuestra América. Delegados de doce países debatimos los pasos a seguir. Allí fuimos testigos del lanzamiento de la Campaña Argentina contra las Bases Militares Extranjeras que será llevada adelante por un conglomerado de organizaciones sociales y políticas de todo el arco político nacional. También se presentó la propuesta de trabajo para que la campaña sea, como no puede ser de otra manera, continental. 
 
Las bases militares avanzan, pero los pueblos también dan un paso al frente. Ya no es como antes. No tenemos miedo.
 
- Juan Roque es Secretario General del Movimiento por la Paz, la Soberanía y la Solidaridad entre los Pueblos (Mopassol) de Argentina. 
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