UNASUR: ¿El comienzo del encuentro latinoamericano?

01/01/2010
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No voy a poner a España en una situación difícil, no voy a poner a la UE en una posición difícil” fueron las palabras de Porfirio Lobo, cuestionado y resistido presidente de Honduras, para reconocer que la decisión de UNASUR de no asistir, si Lobo participaba, al encuentro con los gobernantes de todos los países de Latinoamérica y del Caribe y los líderes de la UE (ALC-UE) que se celebrará este 17 y 18 de mayo en España, era seria e inamovible.

La decisión no unánime (Perú y Colombia han reconocido al gobierno de Lobo) y con diferentes matices y énfasis fue uno de los acuerdos más vistosos tomados en la reunión de Presidentes de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), celebrada a comienzos de este mes en Los Cardales, Buenos Aires, Argentina y que Hugo Chávez, presidente de Venezuela, consideró “como un gran triunfo político de UNASUR” la decisión de Lobo de desistirse de participar en el encuentro.

Como dijo el charrúa Pepe Mujica, quien asistió por primera vez a la Unasur, “No importa el tiempo que nos tome, lo importante es que quede bien sentado que lo que pasó en Honduras no debe pasar como algo cotidiano” reflejando en esta opinión el sentimiento generalizado en la reunión regional.

Sin embargo, esta reunión de UNASUR se diferencia de otras no sólo por lo ejecutiva que resultó ser, sino porque existió una voluntad de materializar las ideas y acuerdos de dotar a los países del conosur de uan herramienta de integración sostenible en el tiempo. La importancia de designar un Secretario General, así como la construcción de la sede del organismo en Quito, Ecuador, en parte refleja esa cierta voluntad.

Esto no es menor, en tanto los diferentes referentes regionales existentes no han podido cristalizar en acuerdos económicos, sociales y culturales de integración relevantes que no hubiesen hecho necesaria la conformación de otro organismo de carácter más totalizador de integración.

La OEA, que debió ser el organismo integrador por excelencia, fracasó desde su propio nacimiento al ser concebido y estructurado a imagen y semejanza de las políticas estadounidenses para la región, con una historia plagada de intervenciones contra gobiernos nacionalistas y antiimperialistas.

UNASUR vendría a llenar, al menos en el cono sur del continente, la aspiración de integración fuera del ámbito norteamericano al menos explícitamente. Siempre habrá voceros oficiosos del norte que, de acuerdo a las correlaciones de fuerza que se vayan dando en los países integrantes, ocuparán ese papel.

Países como Ecuador, Bolivia, Venezuela, el mismo Brasil como potencia de la zona, Argentina y ahora al parecer Uruguay, han comprendido que una instancia sólida en lo organizativo, firme en lo político y más justo en lo económico, mejorarían las condiciones de vida de sus pueblos.

A pesar del reacomodo y reagrupamiento de la derecha latinoamericana, influidos y motivados por los avances electorales que han ido obteniendo en este último tiempo, en UNASUR la correlación de fuerzas sigue estando en manos de las corrientes de izquierda y progresistas de la región.

La unanimidad otorgada por Uruguay “sin condiciones, sin pedir condiciones, y sin que nadie nos haya pedido condiciones”, a la designación del ex presidente argentino Néstor Kirchner como Secretario General del organismo regional, a pesar de ciertos costos políticos internos que tendrá que asumir Pepe Mujica, presidente de la patria de Artigas. Esto debido al conflicto que mantienen los vecinos del río de La Plata, por la instalación de una planta de celulosa en el lado uruguayo sin consultar a su vecino y el posterior bloqueo del puente fronterizo por organizaciones ambientalistas argentinas, lo que le está costando a los uruguayos muchos millones de dólares en pérdidas.

A nivel de acuerdos se avanzó en ir concretando lineamientos que se venían trabajando en comisiones ministeriales intergubernamentales como aprobar el Estatuto del Consejo Suramericano de Educación, Cultura, Ciencia, Tecnología e Innovación (COSECCTI). Asimismo, decidieron aprobar los lineamientos de la estrategia energética regional y la estructura del Tratado Energético Suramericano. Se aprobó el Estatuto del “Consejo Suramericano sobre el Problema Mundial de las Drogas”.

Se creó la Agenda de UNASUR para la certificación de la calidad de la educación superior, que promoverá la cooperación integración y complementariedad con organismos que han desarrollado iniciativas de mejoramiento de la educación superior a nivel de la región.

La declaración final del encuentro además respalda de manera firme los legítimos derechos que tiene Argentina sobre las Islas Malvinas en la disputa de soberanía con Gran Bretaña e Irlanda del Norte.

Rechazaron la criminalización de las personas migrantes, de la denostada y repudiada Ley Arizona. La citada ley permite la posibilidad de detener a las personas, de manera discrecional por consideraciones raciales, étnicas, fenotipo, lenguaje y estatus migratorio.

Solidarizaron con el gobierno paraguayo del centrista Fernando Lugo, en las medidas que su gobierno tomó, como declarar estado de excepción y suspensión de garantías constitucionales en 5 departamentos del país, a pesar que se han levantado voces desde los organismos de Derechos Humanos criticando la medida. La Coordinadora de Derechos Humanos de Paraguay (Codehupy), ha planteado que el país no se encuentra en un conflicto internacional ni existe conmoción interior que justifique la medida y, además, como suele ocurrir la mayoría de las veces, se han reportado excesos y extorsiones a los ciudadanos de esos departamentos de parte de las fuerzas de seguridad.

Sin duda que los avances obtenidos en esta última reunión de UNASUR, han sido mayores que los déficts que aún se mantienen, todavía los acuerdos tomados son de corto y mediano plazo. Falta ver que ocurrirá en las elecciones presidenciales de este año en varios países (Colombia, Brasil) y que pueden significar cambios en la correlación de fuerzas a nivel regional.

Como sea, se ha conseguido dar un paso importante en la integración suramericana, libre de supervisión y al parecer con la visión de que una región integrada con acuerdos claros, permitirá a esta parte del mundo pararse ante foros internacionales y bloques de países de mejor manera que, tal vez, no lo haya hecho nunca.
 
Revista Dilemas
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