Repensar la interculturalidad
22/02/2010
- Opinión
Cuando hablamos de interculturalidad nos referimos a la “presencia e interacción equitativa de diversas culturas y la posibilidad de generar expresiones culturales compartidas, adquiridas por medio del diálogo y una actitud de respeto”.
En 1992, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) produjo un importante documento llamado “Nuestra diversidad creativa”, donde hizo un llamado de urgencia para preservar la cultura del planeta ante los avances peligrosos de la globalización perversa, y su secuela de esterilización de códigos, lenguas, símbolos de las distintas civilizaciones, con la finalidad de crear un solo mundo, donde la hegemonía occidental reinara para siempre. Ya en 1991 habíamos participado en Cabo Verde (África) en una reunión internacional, donde el tema de la interculturalidad jugaría un papel importante para dar otra visión de lo que en ese momento llamé la complementariedad cultural en la diáspora. Lo cierto es que estos dos antecedentes sirvieron de base para dar un giro a la interculturalidad contemporánea.
Interculturalidad más allá de lo bilingüe
En la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV), en su artículo 100, se introduce una redimensión del concepto de “interculturalidad”, pues en la misma se expresa que: "…Las culturas populares constitutivas de la venezolanidad gozan de atención especial, reconociéndose y respetándose la interculturalidad, bajo el principio de igualdad de las culturas...". A este marco jurídico, tendríamos que agregarles los convenios internacionales, que en el marco de la Organizaciones de las Naciones Unidas ha firmado nuestro país y que según el artículo 23 de la CRBV es vinculante con una jurisprudencia nacional. Esas convenciones son las siguientes: 1) Convención para la eliminación todas la formas de discriminación racial (CERD); 2) Pacto sobre los derechos económicos, sociales y culturales; 3) Convenio 169 sobre pueblos indígenas y tribales; y sobre todo la Convención sobre la protección y promoción de la diversidad de las expresiones culturales, aprobada el 25 de octubre de 2005, donde se destaca el principio de igual dignidad y respeto de todas las culturas: “La protección y la promoción de la diversidad de las expresiones culturales presuponen el reconocimiento de la igual, dignidad de todas las culturas y respeto de ellas, comprendidas las culturas de las personas pertenecientes a minorías y las de los pueblos autóctonos".
Más adelante, en ésta convención se define qué es la diversidad cultural: "se refiere a la multiplicidad de formas en que se expresan las culturas de los grupos y sociedades.
Estas expresiones se transmiten dentro y entre los grupos y las sociedades, y luego se conceptualiza la interculturalidad en los siguientes términos: "la interculturalidad se refiere a la presencia e interacción equitativa de diversas culturas y la posibilidad de generar expresiones culturales compartidas, adquiridas por medio del diálogo y una actitud de respeto”. Es bajo este marco jurídico que debemos avanzar hacia la construcción de lo que debe ser el “subsistema de interculturalidad”, más allá de lo bilingüe, sin que deje de serlo, pero las dimensiones son otras, según éstas definiciones jurídicas.
En el marco de políticas, según el nuevo diseño curricular se deja claro la ruptura con el concepto exclusivamente intercultural bilingüe (indígena) para incorporar lo afrovenezolano, y nosotros diríamos más allá de lo afroindígena, sino que también debe abarcar las nuevas migraciones asiáticas, neoafricanas, árabes, entre otras, pero estratégicamente hay que afianzar los elementos constitutivos de la venezolanidad que habían estado discriminada, las indígenas y las afrovenezolanas.
¿Currículo multicultural o intercultural?
La construcción curricular intercultural, no debe ser confundida con la “educación multicultural”, que es el modelo estadounidense o ciudadanía multicultural en Canadá. Ese planteamiento fue el resultado de una presión al Estado de USA, por parte de los afroamericanos, indígenas y las llamadas minorías para que fuesen incluidas en un currículo, especialmente, el problema de la raza, el racismo, etc. La salida fue la propuesta del llamado Meelting POT, como queriéndoles decir “oigan tendrán su currículo, pero sin vinculación a la sociedad global”. Pero la cultura dominante anglosajona generó esa estrategia para generar un currículo separado. En este caso, interculturalidad no es multiculturalidad, la interculturalidad supera esa visión anglosajona, pues para la interculturalidad todas las culturas deben estar en iguales condiciones, y por eso es que aquí en el diseño curricular se asume y ha de asumirse realmente como un eje integrador, dándole el mismo nivel de dignidad a la cultura afro e indígena que las otras culturas. Ese concepto igualdad de las culturas, la historia de los indígenas y lo afro no llega ni al uno por ciento de los contenidos en esas áreas ni tampoco en los objetivos de los programas.
El currículo debe ser construido bajo una perspectiva afroepistemológica, es decir, del conocimiento que tienen las y los afro de sus saberes tradicionales, como lo dice el diseño curricular, desde sus percepciones del mundo espiritual, las culturas tradicionales (bajo una óptica desfolclorizada).
Jornadas permanentes sobre interculturalidad
Desde el año 2008 la dirección de interculturalidad bilingüe, del Ministerio del Poder Popular para la Educación, a raíz de la discusión de los nuevos planteamientos curriculares, dio un giro de mayor amplitud en sus estrategias de una comprensión más amplia y abierta sobre los elementos constitutivos de la venezolanidad. Por muchos años, la visión intercultural estuvo focalizada hacia lo intercultural bilingüe, teniendo como unos de sus objetivos principales preservar las diferentes lenguas indígenas en nuestro país, conformadas por un universo de más de 30 variedades lingüística y dimensiones culturales, ubicadas en cada unos de sus contextos geohistóricos.
Actualmente la dirección de interculturalidad, bajo la dirección de César Quintero y la coordinación de Carmen Sanz, están realizando una serie de jornadas, donde se le está dando continuidad a esa iniciativa que tuvimos en el 2007, y que se plasmó en octubre del 2008, en una extraordinaria jornada teórica-reflexiva nacional en Valencia, donde participaron entre otros Saúl Rivas, E. Mosonyi, Nirva Camacho, Luis Biggot, bajo la coordinación del Cumbe de Educadores de Carabobo, para dejar sentado un camino de orientaciones estratégicas. Corresponde en ésta etapa tomar algunos referentes interculturales como Falcón, Carabobo y Nueva Esparta, desde donde se han implementado prácticas docentes, la cotidianidad en el aula y en la producción de materiales en consenso con comunidad, educando y docente
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