Proceso de cambio en marcha

El ejemplo de Bolivia

22/02/2010
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La conciencia y el protagonismo del pueblo boliviano están llevando adelante una transformación profunda e histórica. He a aquí la verdadera revolución.
 
Llego a La Paz el día que Evo Morales se posiciona en Tiwanaku, en una ceremonia ancestral a donde asistieron más de 40 mil personas, la gran mayoría indígenas que fueron a saludar a su presidente en el lugar sagrado de más de tres mil años de antigüedad. 

Por la tarde me cruzo con gente que venía de allí con mucha alegría, y con la satisfacción del deber cumplido: “Evo ha asumido con el pueblo el compromiso de hacer un gobierno del buen vivir” dice un vecino de El Alto, el bastión masista, mientras una turista argentina, me cuenta su emoción por “vivir junto a las comunidades originarias este acto tan importante, creo que esto es un ejemplo para América Latina”.

Visitando varias ciudades de Bolivia –Tupiza, Uyuni, La Paz, Sucre, Potosí y Tarija- se percibe que un cambio se está produciendo, algo que a algunos les gusta llamar Revolución. El nombre en boca de los políticos y la gente es “Proceso de Cambio” y acaso esa apropiación del lenguaje político y el protagonismo del pueblo en dicho proceso sea uno los signos más claros de que el pueblo ha tomado las riendas de su historia.

La nación andina ha dejado atrás formalmente el estado colonial y liberal –republicano- que primó hasta el pasado 21 de enero y ahora es un Estado Plurinacional, incorporando a las insignias oficiales la bandera multicolor Whipala de los pueblos originarios, siendo esta no sólo una mera transacción de nombres o de símbolos. El significado pasa por comprobar hasta qué grado de profundidad está llegando el reconocimiento de la cultura, la historia y las costumbres de las 36 etnias indígenas de Bolivia y cómo las clases dirigentes llevan adelante la trasnsformación.

Esta refundación nacional, anticipada el año pasado en la nueva Constitución del Estado, es además la primera –aunque no será el único, preveo- que se da en América Latina desde que gobiernos progresistas gobiernan sus países. Venezuela es el caso más cercano, aunque con otras características.

Hay una transformación en la conciencia de la gente, y eso se palpa, se ve y se siente en las calles y en el campo. El “indio” tiene ahora un lugar que antes se le negaba, y la valoración individual ha llegado por la lucha colectiva, silenciosa muchas veces, muy expresiva en los últimos 60 años, recogiendo las tradiciones de la revolución minera de 1952, la guerra por el gas y el agua a inicios de este nuevo siglo, pasando por el movimiento cocalero del Chapare y el derrocamiento de varios presidentes antipopulares.

Claro está que este reconocimiento social se sustenta en la activa vida en las comunidades indígenas, sus ritos, su respeto a la Pachamama (madre tierra) y miles de años de historia.

“Vine desde Suecia a ver a mi presidente, no podía faltar a este acontecimiento, ahora sí voy a volver a vivir a mi país, siento que ahora vamos a crecer pero cuidado, esto es lento, va a durar quince o veinte años y todos tenemos que defender lo que hemos ganado y avanzar” me dice Raúl, exiliado político en los tortuosos años 70. Es justo lo que estaba pensando, que el proceso de cambio será de largo aliento.

La conciencia social tiene su correlato en el adelanto material; el crecimiento económico –alentado por la nacionalización de los recursos petroleros y gasíferos, la ocupación productiva de tierras, y la constitución de un estado social- es evidente a los ojos del observador; al habitual movimiento comercial formal e informal que caracteriza al país se suma las obras en las carreteras, el crecimiento de la industria de la construcción en las ciudades, el establecimiento de nuevas fincas familiares agrícolas, nueva infraestructura y mejores servicios en los barrios, progresos en el sistema de salud, mejoras necesarias en un país donde la carencia material es notoria ciertos sectores.

Bolivia va en camino, según las propias palabras del intelectual Alvaro García Linera el día de su posesión como vicepresidente del nuevo Estado Plurinacional, hacia el socialismo comunitario es el pueblo quien garantizará que el proceso de cambio llegue a concretarse. .

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Germán Gonaldi es Editor de APM
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