Algunos partidos tienen iniciativas y otros arrastran sus crisis e internas
09/11/2009
- Opinión
Después de su derrota en junio, el kirchnerismo recuperó la iniciativa política, lo que a su manera también hizo la líder de la Coalición Cívica y el sector duhaldista del peronismo. Mauricio Macri y la UCR, están en problemas.
Fútbol para Todos, ley de medios democrática, DNI argentino, reforma política y asignación universal para la infancia son temas en que Cristina Fernández asumió iniciativas.
El análisis de ese paquete puede arrojar que trasunta un sentido progresista. Para algunos la explicación es que en estos aspectos el kirchnerismo sobrepasó las fronteras del peronismo para incursionar en lo que por 2003-2005 se llamaba “transversalidad”. Para otros, en cambio, tales proposiciones no son más que volver a una raíz popular del peronismo.
Esas diferencias pueden patentizarse en el debate que está instalado en el oficialismo sobre si conviene que Néstor Kirchner vuelva a presidir el PJ.
Los que están tejiendo un frente más amplio, transversal o no, como Florencio Randazzo, se han expresado en contra de que el santacruceño retorne a llevar las riendas del partido. No sería lo mejor para negociar el armado de un frente más amplio que considera clave para afrontar las presidenciales de 2011.
Daniel Scioli, en cambio, junto con intendentes del conurbano, está en el “operativo clamor” para que el ex presidente vuelva a encabezar el pejotismo. De paso el gobernador bonaerense se sacaría el sayo que aquél le puso con su renuncia. Ya demasiado tiene el ex motonauta con la díscola y extendida Buenos Aires, en medio de crisis económica, como para ponerse al hombro la mochila del PJ nacional.
Scioli busca aliviarse porque sabe que esa mochila es una bolsa de gatos. Ya no corre el dicho del General, que encubría esas peleas diciendo que esos felinos estaban reproduciéndose. Ahora es riña, lisa y llana, sobre los techos de Buenos Aires. Frente al esfuerzo oficial por volver a la victoria en ese distrito, se alza la campaña de Francisco de Narváez y Felipe Solá, con Eduardo Duhalde lanzado también como candidato, para acostar a los Kirchner como el último domingo de junio.
Frente a tantas aspiraciones contrapuestas, ganarán aquellos que más contacten con las expectativas de la población. Algunas de las iniciativas de la presidenta, como las asignaciones familiares a la infancia pobre, han llevado a miles de personas ante las delegaciones de la Anses y los registros civiles, para los trámites. Los desocupados han recuperado vitalidad y presencia. Muchos trabajadores ya venían movilizados por salarios y paritarias. Este espectáculo, en que pobres, desocupados y asalariados bajan a la calle, o simplemente permanecen en las veredas, puso muy nerviosa a la oposición conservadora. En esto el peronismo conserva su histórica ventaja.
Apocalipsis ahora
Que la cadena del genoma justicialista comprenda mejor los fenómenos de la pobreza y de las multitudes, en comparación con la genética de pelo largo de Elisa Carrió o Mauricio Macri, no significa que tenga una comprensión cabal de esos dramas y menos aún que los pueda solucionar.
Las diatribas de Aníbal Fernández, Carlos Tomada y el propio Scioli contra varios de los conflictos gremiales de las últimas semanas, así lo ilustran. En esto el kirchnerismo parece copiarse de las limitaciones del justicialismo, que siempre identificó al movimiento obrero con la CGT, “columna vertebral”.
Por eso la Central de Trabajadores Argentinos está penando desde hace años por su personería gremial y ha pasado un año desde el justo fallo de la Corte Suprema de Justicia en el caso “ATE vs Pecifa”, para la libre elección de los delegados sin importar cuál sindicato tenga la personería. Y no hay respuestas positivas a quienes demandan libertad sindical. Tampoco la habrá, al menos en el corto plazo, para quienes hacen una solicitud similar para un nuevo gremio en el Subte.
Los compromisos del gobierno con la UTA y, por encima de ésta, con Hugo Moyano en materia de transporte, son la regla de oro. Con Mariano Recalde en Aerolíneas, hijo del diputado y asesor del secretario de la CGT, puede que la aspiración sea cerrar el círculo de esa materia clave: camiones, colectivos, subtes y aviones. A eso habrá que sumarle ciertas ramas del ferrocarril donde Moyano tiene injerencia (Belgrano Cargas).
A veces la tentación de reforzar ese esquema lleva a que Pablo Moyano, con el visto bueno del padre, dispute con malos modales la cartera de afiliados de otros gremios. Es lo que ocurrió con los bloqueos que Camioneros hizo contra las plantas de Clarín y La Nación. Se demoró la salida de los matutinos para forzar el pase de los afiliados de cooperativas a favor del sindicato emblema de la CGT.
De todos modos esas medidas no hirieron a nadie, cosa que sí hizo la Federal con tres piqueteros acampantes en la 9 de julio, y las policías de Rosario y Neuquén con sectores populares.
A pesar de que la medida de los camioneros fue más ruidosa que otra cosa, la asamblea de la Sociedad Interamericana de Prensa que delibera en Buenos Aires, la calificó como el más grave atentado a la libertad de prensa desde la restauración de la democracia. ¿Ese sitial no estaba reservado para el crimen del fotógrafo José Luis Cabezas?
La exageración hasta el absurdo ya es una marca registrada de la matrona de la Coalición Cívica. Su activismo en estos días consistió en enviar cartas a embajadas de varios países, comenzando naturalmente por la de Estados Unidos, acusando que el gobierno nacional es “espurio” y totalitario. Si alguno de los embajadores se prende en la campaña, cosa muy dudosa, la apocalíptica Lilita le habrá hecho un enorme favor al peronismo. Este podría reflotar el “Braden o Cristina”.
Lo corren por derecha
El error de esos opositores es que corren al gobierno por derecha. Dicen que hay crisis económica, como si ésta no se hubiera disparado en el templo financiero de Wall Street. Que hay corrupción, como si los 18 millones de dólares que costará la fabricación de los DNI argentinos no fueran una alternativa a las coimas menemistas que cotizaron ese emprendimiento en 1.260 millones de la misma moneda. Que Aerolíneas da pérdidas, como si fuera preferible la privatización oliendo a cloaca de los ´90. Que la Anses presta plata al gobierno, como si lo óptimo fuera que ese dinero siguiera en manos de las AFJP. Que el Estado pondrá plata para la televisación del fútbol, como si el reinado de Clarín y la subordinación de AFA fuera una opción favorable. Que la ley de medios es apresurada, como si 26 años de democracia no hubieran sido suficientes para anular la vieja ley de la dictadura. Que Cristina se junta demasiado con Chávez y el Mercosur, como si las “relaciones carnales” con Washington hubieran sido el mejor de los mundos.
Algunos políticos de la derecha y el centro pueden a lo sumo fantasear con correr al gobierno por izquierda. Carrió lo hizo unas horas con su caracterización de que el gobierno le había copiado su propuesta de asignación a la niñez. Después siguió repartiendo la correspondencia antinacional a las embajadas.
No hay caso. Esa oposición no puede hacer otra cosa porque la defensa de intereses monopólicos “está en su naturaleza”, como explicó el escorpión tras picar a la rana que lo transportaba a la otra orilla.
No son sólo fatalidades lo que apacigua el fuego opositor. El peso decisivo está dado por las cuestiones políticas y yerros que le juegan en contra.
Es lo que está ocurriendo con Macri. Las investigaciones judiciales demuestran que su espía, Ciro James, incluso espiaba a quien se iba a casar con una hermana del jefe de gobierno y el novio no era bien vista por la familia. Luego de las elecciones de junio, donde Macri podía reclamar la parte de esa victoria, las torpezas y errores lo fueron llevando a dilapidar ese capital. Se ve que algunos empresarios son más hábiles en reproducir el capital económico, siempre con los generosos subsidios del Estado, que en administrar sus ahorros políticos.
El radicalismo es otro que está viendo partir el tren de la oportunidad sin decidirse a subir. Claro, para ello debía admitir que el expulsado Julio Cobos retornara como hijo pródigo, y a su vez el vicepresidente debía renunciar al gobierno “autoritario” que aún integra. Ni los radicales dejaron sus remilgos ni Cobos su doblez: el resultado es que se van quedando a pie pues en dos o tres meses más se largará la campaña presidencial.
Lo notable es que los opositores podrían cuestionar varias de las iniciativas de la presidenta, que por cierto no es Eva Perón. La asignación familiar a la infancia estuvo bien, pero ahora Cristina le pidió financiamiento a Pamela Fox, vice del Banco Mundial. Está bien que defienda a los trabajadores, pero no sólo si tienen la campera de Camioneros; ¿o los del Subte son de otra galaxia? Es correcto que se pensara en elevar los montos indemnizatorios de las ART pero al gobierno no se le ocurre estatizar ese legado del neoliberalismo.
En fin. Ya se dijo que el gobierno tomó iniciativas. Algunas son cuestionables, como la suspensión de la “ley cerrojo” para negociar otra vez con los bonistas. Pero la oposición no puede criticar puesto que sus bloques también la votaron, tras años de exigirlo al gobierno, como si ellos también fueran “holdouts”.
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