Conversando con Cosme Caracciolo
28/03/2003
- Opinión
"La Confederación Nacional de Pescadores Artesanales de Chile
no quiere y no puede quedar ajena a lo que ocurre en este
momento en Irak. Cuando, hace pocos días atrás, estuvimos
reunidos con la dirección nacional de la Conapach, el primer
punto a tratar, fue expresar nuestro más enérgico rechazo a la
intervención norteamericana en el medio oriente y condenar la
masacre que está ocurriendo a la vista del mundo entero. Ya
no se puede hablar de una guerra en este caso, de lo que se
trata, como todos podemos observar, es una agresión sangrienta
a un país desarmado y un pueblo indefenso. Hemos sacado
nuestra declaración pública que se difundió en los medios. No
podemos conversar sobre nuestra problemática pesquera sin
tener en cuenta el trasfondo internacional. Como pescadores
sabemos que la lógica de lo que ocurre lejos de nuestras
fronteras es, sin embargo, la misma actitud del sistema
económico-político, implantado por el imperialismo y ejecutado
por las empresas llamadas multinacionales, que se adueñan de
los recursos y condenan a la población al hambre y la miseria.
El último eslabón en esta cadena diabólica es el desenlace
bélico, cuando al imperio ya no le quedan "otros medios" para
apoderarse de los bienes que pertenecen al pueblo y a la
humanidad entera, es eso lo que ocurre hoy en día, y nunca
debemos dejar de ver las cosas en su contexto real.
Lo dicho -siempre guardando las proporciones- vale también
cuando hablamos del ámbito nacional. La Conapach ha dejado de
ser una organización únicamente reivinidicativa del sector.
Hoy participamos activamente en la Fuerza Social que se
constituyó en Chile, un conjunto de organizaciones sociales
que luchan por una real participación del pueblo en el proceso
de construir una democracia efectiva. Pensamos que, como
pescadores, algo tenemos que aportar ahí".
Con palabras precisas, dichas bajo la impresión del horror y
la indignación que causan las imágenes que nos vienen llegando
de Irak, Cosme Caracciolo, presidente de la Confederación de
Pescadores Artesanales de Chile, Conapach, inicia nuestra
conversación sobre la situación actual que atraviesa el sector
de la pesca artesanal en nuestro país.
En diciembre del año pasado, se promulgó la llamada "Ley
corta", que consiste fundamentalmente en la entrega de la
mayoría de los recursos pesqueras en propiedad privada a las
empresas pesqueras industriales, por un lapso de 10 años. Las
autoridades pesqueras pretendían, en ese entonces, decretar
los elementos más importantes que exigían los empresarios
industriales, ya que no fue posible promulgar la nueva ley de
pesca en su totalidad, tal como en un principio estaba
proyectado.
Después de la promulgación de esta Ley corta se siguieron
varias reacciones y comentarios, incluso de científicos que
indicaron que la nueva ley no era aplicable, ni siquiera desde
el punto de vista técnico.
Los pescadores, entre tanto, están abordados ahora en el
trabajo de formular detalladamente los aspectos que deben
necesariamente discutirse, antes de que se promulgue la
definitiva nueva Ley de pesca, en este caso llamada Ley larga.
Cosme Caracciolo confía que en algunos puntos, al menos, se
puede llegar a un acuerdo con el gobierno para que la nueva
Ley contenga elementos básicos a los cuales los pescadores no
quieren y no pueden renunciar. Ya no se trata únicamente de
la visión economicista sobre cómo explotar y comercializar
mejor los recursos, sino de enfocar el tema desde ángulos
esenciales para la pesca artesanal y que se refieren al
sistema laboral y la preocupación de un desarrollo sustentable
en el mar, temas que la legislación nunca ha considerado en
forma suficiente. Junto con esto, hay también características
propias de la actividad de la pesca artesanal que no pueden
ser sacrificadas irresponsablemente, por un sistema que opera
con una estrecha visión cortoplacista.
-¿Cuál es, en resumen, la situación actual de la pesca
artesanal, y dónde se ven en la actual discusión eventuales
posibilidades que pudieran, en el futuro, beneficiar el
sector?
La Ley, actualmente vigente, decretó el tema de la propiedad.
Mediante el sistema de Cuotas Individuales Transferibles,
ahora llamado Límites Máximos de Captura, se entregó los
recursos pesqueros en propiedad privada a los empresarios de
la pesca industrial, y un porcentaje menor, a la Pesca
Artesanal. Eso es el hecho. El tema de la propiedad ya no se
puede discutir, ahora es ley. Incluso se pretende prolongar
su vigencia por 15 años, lo que en diciembre pasado se dijo
que iba a ser por 10 años. Frente a esta situación, lo que a
este punto respecta, estamos empeñados de procurar que el
porcentaje que corresponde a la pesca artesanal -en el caso de
la merluza común, por ejemplo, que sigue siendo tal vez el más
emblemático, pero no el único, por supuesto- efectivamente
quede en manos del sector artesanal. Como las cuotas que
indican la propiedad, son transferibles, o sea, se pueden
vender, existe la posibilidad que hay pescadores que venden su
cuota a la industria y, de esa manera, paulatinamente pueden
perderse los recursos que pertenecen al sector. También hemos
detectado que existen situaciones de "blanqueo" donde parte de
la pesca artesanal pasa a la industrial, lo cual nos
perjudica".
-Los pescadores siempre han rechazado la promulgación de la
Ley corta, y las manifestaciones sensibilizaron a la opinión
pública, advirtiendo las graves consecuencias que tendrá la
nueva ley. ¿Aparecieron, ya, estos anunciados efectos
negativos de la ley?
"Recordemos que la actual Ley es vigente desde mucho antes de
diciembre pasado. Ya van como tres años, contando con la fase
transitoria que precedía su promulgación. Después de tres
años de aplicar el sistema de cuotas, hoy nos vemos ante la
realidad que nos aumentaron las cuotas de captura, pero ahora
nos sobran cuotas. ¿Cómo explicar esa paradoja que se está
produciendo? Siempre hemos insistido, con argumentos bien
fundados, aportando las experiencias en otras países, que el
sistema de cuotas no puede funcionar, tarde o temprano lleva a
un colapso. Ahora nuestra cuota -para seguir con el ejemplo
de la merluza común-, es de 48.611,5 toneladas, frente a las
138.890 toneladas para el sector industrial. O sea, nuestro
porcentaje es de alrededor del 35%. Pero en todas partes
donde este sistema fue aplicado, después de un período,
colapsaron los recursos, y ahora estamos frente a esta
realidad. ¿Qué análisis nos merece este fenómeno? Es sabido
que la industria pesca mucho más que el porcentaje que le
corresponde, pero jamás llega a registrarse porque se
descartan las capturas antes de llegar a puerto. Se dice que
el mercado regula todo, y tristemente es así. Si en el
mercado se paga un mejor precio para un filete de merluza que
pesa 350 gramos, el resto, los peces que tienen menos o más
del peso requerido por la demanda en el mercado, se votan.
Esta práctica aberrante daña el recurso, hasta llegar a la
extinción de una especie. Desde luego, hay también factores
climáticos que hacen desaparecer, temporalmente, una especie
que migra en el mar –otra razón más que indica que a un ser
vivo no se puede someter a la regulación del mercado- pero no
nos engañemos. La causa principal de la situación actual es
el tema de la propiedad sobre los peces".
- Ahora se entra a discutir el texto de la nueva ley de pesca
definitiva, la "Ley larga". ¿Usted puede mencionar algunos
aspectos que los pescadores artesanales aportarán a esta
discusión?.
"Después de la discusión sobre la propiedad de los peces viene
ahora el tema de los derechos de la pesca. La ley planteaba
dividir el sector artesanal en armadores y pescadores. Según
la ley es el armador, el dueño de la embarcación, que es
propietario de la cuota que le corresponde pescar. Nosotros
insistimos que los pescadores en su totalidad tengan los
derechos sobre la pesca.
Un segundo aspecto a plantear es el reconocimiento a la
distribución del ingreso dentro del sector de la pesca
artesanal. Nosotros queremos que se nos reconozca el derecho
de seguir trabajando en sociedad. Eso se refiere a que
nosotros queremos el derecho de pesca para todos los
pescadores y queremos asegurar que el ingreso que producen
estos derechos, sean distribuidos en el sistema que nosotros
conocemos históricamente como "sociedad a la parte". No puede
haber, para el pescador, una dependencia del armador o patrón.
Evidentemente, el sistema capitalista no contempla otra forma
de relación laboral que no fuera esta. Pero lo nuestro es más
que una relación laboral, es una sociedad. No hay ninguna
empresa que comparte las utilidades al 50% con sus
trabajadores. Somos únicos en este sentido.
Y un tercer aspecto se refiere a las declaraciones de los
embarques. Queremos que sea el mismo pescador que hace la
declaración de las capturas. Hoy existen inversionistas que
no trabajan en la mar, que desde sus oficinas operan como
agentes de pesca y eso no corresponde. Queremos reforzar la
importancia de quien ejerce el esfuerzo, el pescador
propiamente tal. Con esta medida queremos recuperar el
derecho de protagonismo del pescador en todo momento de su
actividad. Nos parece más lógico que el pescador declare las
capturas y, además, es una medida para prevenir e impedir el
blanqueo de capturas anteriormente mencionado.
En estos tres aspectos hay, hasta ahora, cierto consenso con
la subsecretaría de pesca, o sea, hay buenas posibilidades que
en la nueva Ley sean consideradas".
- A parte de estos elementos que muestran algún grado de
acercamiento con las autoridades pesqueras, hay otras
inquietudes que requieren una redefinición de las condiciones
legales para la pesca artesanal.
"Ahí está el gran tema de las áreas de manejo, lo que se
refiere a los recursos bentónicos -las especies que pueblan el
fondo del mar- un tema muy complejo que requiere mucho tiempo
para analizar y discutirlo.
De suma importancia, en este momento, es una definición que
distingue claramente un pescador artesanal de otro,
industrial. Arbitrariamente, la ley actual pone como único
criterio distintivo para la pesca artesanal la eslora de la
embarcación que no puede exceder los 15 metros. Es decir,
quien trabaja en una lancha que mide más de 15 metros, deja de
ser pescador artesanal. Es un criterio que no tiene ningún
sentido. Nosotros preguntamos, ¿por qué no pueden ser 14.90
metros o 15.10 metros?. La eslora no tiene ninguna injerencia
en este tema. El criterio tiene que ser las herramientas del
trabajo y el destino de las capturas. Un pescador artesanal
es el que trabaja con artes de pesca selectivas, que no daña
ni el recurso ni el ambiente, y cuya pesca está destinada al
consumo humano, sin importar el tamaño de la embarcación que
está usando. En cambio, quien trabaja con artes de pesca
masivas, con cercos grandes y redes de arrastre, dañando el
recurso y el ambiente y, además, destinando sus capturas para
la fabricación de harina de pescado, ese es un pescador
industrial, aunque tenga una embarcación pequeña.
Pero detrás de esta discusión, obviamente, se esconde otro
propósito. Desde hace tiempo atrás, el gobierno quiere
dividir el sector artesanal para debilitarlo. Introduciendo
criterios tan irrisorios como la eslora, se piensa crear
divisiones dentro de nuestro sector que corresponden a otros
intereses. Lamentablemente, ya existen algunos indicios donde
eso está dando resultados para el gobierno. Aparecen
organizaciones "nuevas" de armadores que operan dentro del
sector artesanal pero que hacen el juego a la industria
pesquera.
En todo caso, nosotros como Confederación, vamos a estar muy
atentos a estas maniobras.
Podemos afirmar que, aún con el revés que sufrimos el año
pasado, la Conapach sigue en el camino firme de defender la
pesca artesanal en Chile. Sabemos muy bien que estos
problemas no sólo afectan a nosotros que estamos trabajando en
la mar, sino a toda nuestra población que tiene derecho a las
peces, a la alimentación, a la salud, en general, a un
ecosistema sano que los pescadores siempre hemos sabido
cultivar".
https://www.alainet.org/es/active/3402
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