De Posadas, la maldad y la ignorancia
Las verdades que irritan
01/01/2000
- Opinión
Un personaje evidentemente invalidado para hacer
cuestionamientos públicos es el ex ministro de Economía de
Uruguay Ignacio de Posadas. Su trayectoria, más que conocida,
es la de un hábil político - empresario que, a través de su
estudio jurídico, ha administrado un mecanismo muy lucrativo –
SAFIS – destinado a perjudicar de manera manifiesta a las
direcciones impositivas de los países de la región.
Sobre este tema jugó muy fuerte. Como recordará el lector De
Posadas fue el ariete parlamentario que defendió la aprobación
de la figura legal que creó esas organizaciones y que luego,
desde el estudio jurídico que integra, las implementó. A
través de las SAFIS se produjeron infinidad de negocios
espurios. Muchas de estas organizaciones fueron el mecanismo
utilizado para el tránsito encubierto de dinero, el pago de
coimas (recordemos algunos casos sonados, como el del Banco de
la Nación Argentina). Las SAFIS sirvieron en muchos casos
para el trasiego de capitales evitando el pago de impuestos en
sus países de origen. A este mecanismo, se sumó la
organización financiera uruguaya que, amparando operaciones en
el manido secreto bancario, se convirtió en funcional de la
economía negra argentina.
La actividad de estas organizaciones sirvió para el
trasiego de capitales que por una razón u otra buscaron en
Uruguay un "paraíso fiscal" mecanismo que, en definitiva,
sirvió para las desmedidas ganancias de unos y,
particularmente, como caldo de cultivo para la crisis de todo
el sistema financiero que estalló el año pasado. Un
cataclismo en que las SAFIS, apadrinadas también por los
peores banqueros, fueron uno de los factores – vasos
comunicantes - que convirtieron al sistema en una "caja negra"
para esos capitales que, por una razón u otra escapaban de sus
países de origen.
Este personaje que ocupara la titularidad del Ministerio de
Economía durante un tramo fundamental del gobierno de Luis
Alberto Lacalle, tan siniestro como negativo para los
intereses de los uruguayos, intenta ahora burlarse del doctor
Tabaré Vázquez, como si las afirmaciones del presidente del
Encuentro Progresista – Frente Amplio estuvieran alejadas de
la realidad y su intervención esclarecedora, fuera el
resultado de un pensamiento malévolo. ¡Cuanta estupidez y
miseria! Porque De Posadas, que representa a quienes muy poco
les importa en futuro del país, trata de medrar nuevamente a
favor de sus pequeños intereses.
Hablar de que hubo "maldad" en las declaraciones de Vázquez,
cuando basado en un pormenorizado estudio, sostuvo lo que
muchos saben, especialmente los gobernantes y particularmente
el propio doctor De Posadas, es un juego dialéctico destinado
a cuestionar de mala manera al líder del Encuentro
Progresista.
Qué el país no está en condiciones de afrontar sus
compromisos, tanto externos como internos, que cuando las
exportaciones no superan los 2 mil millones de dólares anuales
en un país que sigue en recesión, parece absurdo que
establezcamos compromisos por una suma similar. Por ello este
reperfilamiento de la deuda soberana a lo que se suma la
postergación de algunas de las exigencias de los organismos
multinacionales de crédito que, de acuerdo a lo indicado,
aceptarían trasladar su cumplimiento un año, no es una tarea
lineal y exitosa de antemano. Solo con una soberbia
exacerbada alguien puede sostenerlo.
Y justamente De Posadas habla de "maldad" al referirse a
Vázquez cuando, él mismo, con la ironía que lo caracteriza,
hace pocas semanas intentó defenestrar el proyecto del Nuevo
Banco Comercial, tras cuya ejecución está todo el espectro
político nacional.
También habla de ignorancia. Vázquez, representa a una fuerza
progresista que ha sido continuamente marginada de todo tipo
de decisión, tanto trascendente como intrascendente, que debió
viajar a Washington para empaparse a través de representantes
del Fondo Monetario Internacional, de trascendentales aspectos
de la negociación con Uruguay, ya que aquí la cuestión se
manejaba entre la cerrazón y la niebla.
¿Qué pretende De Posadas? Qué el sector político con mayor
caudal de votos en el país, acepte de buena manera y en
silencio su marginación y, además, no diga lo que piensan sus
técnicos en torno al reperfilamiento de la deuda,
especialmente cuando se tienen el claro algunas cifras que
muestran la realidad del deterioro del país y sabiendo que el
gobierno, más allá de las palabras, ha intentado
sistemáticamente ocultar el dramatismo de la contingencia.
Algunos dicen que Vázquez pateó el tablero. Esa puede ser una
interpretación de los hechos ocurridos que detonaron la
fulminante vorágine de acontecimientos políticos que, incluso,
se introdujeron en la propia interna de la coalición de
izquierda. Tras sus afirmaciones se desató una gigantesca
campaña liderada por los ex presidentes Julio María
Sanguinetti y Luis Alberto Lacalle. De Posadas, como siempre,
colaboró en el mecanismo de pretendida "demolición" utilizando
su lenguaje cargado de ironías ofensivas. Carlos Vaz Ferreira
– cita Carlos Maggi en una de sus notas (1) – aconsejaba
desinfectar los instrumentos antes de operar, es decir,
definir bien las palabras antes de iniciar una discusión. Se
puede coincidir con el escritor que también el núcleo de este
asunto puede ser la palabra alacrán, que es un ser ambidiestro
que puede envenenar a quien pique y puede hacerlo con si
mismo.
El veneno que inocula De Posadas no sirve para matar; está
destinado más bien lanzar cortinas de humo para que la mayoría
de los uruguayos se quede detrás del árbol pese a que, un poco
más allá, en bosque se esté incendiando.
La verdad es que el gobierno ha demostrado no tener
credenciales suficientes para llevar adelante ningún tipo de
tarea trascendente. Sus equivocaciones, que podríamos
reiterar bajo pena de cansar al lector, han colocado al país
en la actual encrucijada, la de no poder afrontar ni los
compromisos externos ni, tampoco, hacer frente a las
necesarias partidas presupuestales que posibilitan que el país
siga funcionando.
Se ha llegado a una situación límite, en la cual se puede
pasar de la actual y dramática multiplicidad de carencias, a
una tragedia social de consecuencias imprevisibles.
Es claro que la política económica es la responsable de
este extremo, especialmente porque remachó la dependencia.
Entonces, ¿se pretendía que la izquierda se mantuviera
silenciosa ante todo el mecanismo de reperfilamiento de los
vencimientos externos, sin que paralelamente se arbitren
medidas que impliquen una reactivación productiva? ¿No se
tiene conciencia de que una cosa está íntimamente relacionada
con la otra?
De Posadas y las demás usinas ideológicas que han estado
detrás de las diatribas contra Vázquez, tienen conciencia de
ello y les repugna que alguien diga las cosas por su nombre.
Qué entienda que decir la verdad es una necesidad ética.
* Carlos Santiago. Secretario de Redacción de Bitácora
(Uruguay)
(1) Carlos Maggi: "Hacer o no hacer historia" 16/3/03, diario
"El País"
https://www.alainet.org/es/active/3384?language=es
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