El Tercer Lado. Base para la Paz
28/02/2003
- Opinión
Durante la primera quincena de febrero, el Centro Carter, uno de los
miembros, junto a la OEA y la ONU, de la troika internacional facilitadora
de la solución del conflicto venezolano, auspició la visita al país del
reconocido experto internacional William Ury. El experto vino a promover
la tesis de "un tercer lado" como clave para la solución del conflicto
nacional.
La tesis esbozada por Ury es muy simple: En un conflicto donde hay una
polarización de los bandos enfrentados que amenaza con desbordarse hacia
una violencia incontrolable, es imperativo y urgente reivindicar a un
tercer lado: el lado de los valores esenciales de la más amplia comunidad
común, el lado de la solución sensata y pacífica, el lado de la
reconciliación constructiva, el lado del amor por la Vida. El tercer lado
actuará entonces como antídoto contra la violencia y como base para la
paz.
En base a su experiencia internacional con muchos conflictos, Ury se
refirió a tres alarmas claves que identifican a un conflicto que está a
punto de precipitarse hacia una explosión violenta incontrolable: 1) la
población se arma 2) una conducta de desprecio entre los adversarios 3)
medios de comunicación "politizados" o que han tomado partido en la
contienda. Advirtiendo que ése fue el caso de conflictos tan devastadores
como el de Yugoslavia y Ruanda y que en esa situación de alarma ya ha
entrado Venezuela, Ury recomendó "poner las barbas en remojo" y actuar con
sentido de urgencia ante nuestro escenario.
De hecho, los analistas de todo el mundo están asombrados de cómo es que
Venezuela no ha caído ya en una conflagración violenta generalizada; sobre
todo teniendo en cuenta las multitudes que continuamente se han lanzado a
la calle para manifestarse en la contienda. "Por menos ha habido guerras
en otros lados" ha dicho el tenaz Secretario de la OEA y facilitador
Gaviria, añadiendo que sólo una excepcional idiosincrasia nacional
pacífica como la del pueblo venezolano puede explicar la afortunada
"anomalía".
Ury enfatizó además que, de su experiencia con toda clase de conflictos en
el mundo, "de ninguna guerra quedan ganadores"; y ciertamente mucho menos
en lo que se refiere a la población civil, la cual hoy por hoy termina con
la peor parte en los conflictos. En este último sentido, citó una
estremecedora estadística: en las guerras de hoy, en promedio de cada diez
muertos, 9 son civiles y uno es soldado –en contraste con las guerras de
ayer donde la proporción era exactamente la inversa: por cada diez bajas,
nueve eran soldados y una civil. Lo anterior, en vista del carácter
intestino y el uso de armas de destrucción masiva (incluso no
militares)que parece caracterizar a las guerras contemporáneas.
Ury fue complementado en su exposición por el acompañante Anthony Robbins.
Este resaltó la importancia de desterrar "la demonización" mutua como pre-
condición para la decisiva solución de una confrontación; citando en tal
sentido una confesión que le hiciera el ex-premier soviético Mikael
Gorvachev sobre el papel crítico que tuvo tal requisito en la
desactivación de la Guerra Fría. Además enumeró el siguiente decálogo
para que líderes del tercer lado puedan exitosamente aportar a la
resolución de todo conflicto: 1) reconocer la verdad de la situación tal
como es 2) aspirar a una mejor situación, postulando una visión, un
proyecto constructivo de sociedad a tal fin 3) actuar con acciones
concretas para lograrlo.
En medio de la caldeada situación a la que los dos polos han conducido a
todo el país, el mensaje del "tercer lado" auspiciado por el Centro Carter
ha sido muy oportuno y, en vista de la influencia de que goza hoy dicha
institución acrecentada por el reciente otorgamiento del Premio Nobel de
la Paz a su líder Jimmy Carter, también ha sido un mensaje particularmente
oportuno para insuflar estímulo y respaldo para los "tercerladistas"
venezolanos, avasallados hasta ahora por el mayor poder de expresión de
los polos, a pesar de que, en el fondo, son mayoría. De hecho la
mencionada campaña ha servido de acicate para la creación en nuestro país
de una especie de foro donde agrupaciones y personalidades comprometidos
con el tercer lado se ha propuesto sumar esfuerzos para tener más peso en
una solución sensata de la contienda venezolana.
A nuestro modo de ver, el mensaje del tercer lado responde en verdad a una
condición intrínseca y universal de todo ser humano: su amor por la Vida.
Por lo cual, más que hablar de un "tercer lado", habría que hablar de un
"tercer escenario" o "estado de conciencia"; porque el tercer lado mas que
referirse a un nuevo bando de actores, se refiere a una concepción
alternativa por la Paz. Esta aclaración puede, por otro lado, contribuir,
a evitar el riesgo de que los apasionados polarizados tiendan a confundir
o a descalificar a los tercerladistas como "neutrales irresponsables" o
"ni-ni" , ó de que tiendan a verlos como un nuevo bando más.
La posición del tercer escenario es, por el contrario, pro-activa y con
unos claros valores. Y puede además identificarse con aspectos de los
polos o estar abierta a ellos. Aún mas, el tercer escenario no sólo está
abierto a los polos sino que se complacería mucho si los polos lo
asumieran como suyo –pues este sería la mejor medición de su éxito.
De hecho, los polos en un conflicto de raíces profundas como el
venezolano, y siempre que se atengan a la honestidad y medios pacíficos,
pueden considerarse legítimos y hasta sanos, pues pueden conducir, por
acción y reacción, a exponer las grandes fallas que arrastramos como
sociedad y las soluciones mas idóneas a las mismas. Y en verdad, a pesar
de toda la agonía, estrés y aspectos adversos del Conflicto, mucho de lo
anterior ya ha estado ocurriendo.
La crisis ha servido para que la sociedad madure políticamente "años luz"
(donde antes reinaba una insana apatía o indiferencia en los asuntos
públicos y la participación); ha incentivado una actitud contestaria-
cuestionadora de la población, bienvenida ante todos los vicios del statu-
quo que existían (donde antes reinaba una actitud conformista o
convalidadora); y ha concientizado a la población de que sólo cambios
profundos nos permitirán remontar la cuesta y reorientar el país hacia una
situación mas sustentable y confiable-con la amplia participación de
todos.
El tercer escenario, al reivindicar, como decíamos antes, la intrínseca y
esencial identidad humana, reivindica el orden natural de la Creación, el
orden de Dios. Una de cuyas leyes, por cierto, es la de que en todo
proceso natural "los polos son complementarios, no antagónicos"; lo que ha
sido emblematizado en la famosa figura del Ying y el Yang del Taoísmo
(anexa). En la misma, se señala que los polos no sólo permanentemente
interactúan entre si en forma complementaria sino que cada polo, en
verdad, contiene dentro de si una expresión del otro, y que, por tanto,
mas importante que los polos es el equilibrio que se logre entre ellos.
La "linea del medio", la "linea de balance" es, en verdad, la parte mas
importante de la figura del ying y el yang.
Y otra ley del orden natural es la de la unicidad de la Vida, la ley de
que "Todo es uno y todo está vivo". De la cual provienen el corolario:
"lo que hacemos a los demás nos lo hacemos a nosotros mismos" y el
universal primer mandamiento común a todas las religiones: "Amar a Dios
sobre todas las cosa y al prójimo como a ti mismo". Rememorando al
Cacique Seattle: Esto sabemos: Todo va enlazado como la sangre que une a
una familia. Todo va enlazado. Todo lo que le ocurra a la tierra le
ocurrirá a los hijos de la tierra. El hombre no tejió la trama de la
Vida, él es sólo un hilo. Lo que hace con la trama se lo hace a si
mismo...
Y hablando del indio Seattle, no hay duda de que en la propensión
pacifista que podamos tener como pueblo, y a la cual se atribuye un papel
importante para que se haya evitado la guerra en nuestro país, la herencia
indígena ha tenido un papel preponderante. La cultura ancestral indígena
a la cual debemos tanto -recordemos que en el crisol multirracial colonial
pre-nacional mientras que los europeos nunca pasaron de unos pocos de
miles, la población aborigen se cifró en centenares de miles- fue una
cultura de un gentilicio mayormente pacífico. Rememorando el juicio de
Bolívar: "El indio es de un carácter tan apacible que sólo desea el reposo
y la soledad; no espera acaudillar a su tribu, mucho menos a dominar las
extrañas... esta especie de hombres es la que menos reclama preponderancia;
aunque su número excede a la suma de los otros habitantes... es una
especie de barrera para contener a los otros partidos, ella no pretende la
autoridad, porque ni la ambiciona ni se cree con aptitud para ejercerla,
contentándose con su paz, su tierra y su familia. El indio es amigo de
todos."
Al tipo de valores anteriores se añadirían a la postre el humanitarismo
del mas auténtico cristianismo "Fray -bartolemeniano" tratándose de
hacerse oír sobre la aberración colonialista, la nobleza del negro
africano y la jovialidad del aporte árabe -a partir de sus 8 siglos de
predominio en la España pre-conquistadora. Todo ello, en un crisol de
mestizaje que, sumado a las inmigraciones mas recientes, nos ha hecho per
se un pueblo tolerante y celebrador de la diversidad.
Los valores universales que animan al tercer escenario han sido recogidos
por muchos estadistas y abanderados de la solución pacífica de los
conflictos, Uno de los internacionalistas y negociadores mas brillantes
que ha tenido nuestro país, Manuel Pérez Guerrero, solía decir que "nadie
esta nunca ni 100% correcto ni 100% equivocado" - en sabio reconocimiento
del principio de la complementaridad de los polos, y que "era importante
que los acuerdos suscritos lo fueran no sólo en el papel sino en las
mentes de los firmantes a fin de que fueran sinceros y viables" (nosotros
añadiríamos y, además de las mentes, en los corazones). La anterior
amplitud por supuesto no le impedía a Pérez Guerrero tener claras
posiciones propias sobre el sistema internacional, opiniones que
desafiaron poderosos intereses. Jugó un papel estelar junto a Pérez
Alfonzo en la creación de la OPEP, fue un sistemático crítico de las
inequidades de los esquemas del Fondo Monetario y Banco Mundial, y fue un
ardoroso abanderado de la necesidad de un nuevo orden internacional.
Como tal tipo de amplitud no le impidió tampoco a ese apóstol de la no
violencia y del tercer lado que fue Gandhi el decir siempre que su valor
supremo era el de la Verdad, por la cual no hacía concesión; así como
incluso mantener una clara militancia a favor del polo patriótico en la
contienda por la independencia de su país –aunque le tocara discrepar con
algunos de sus propios congéneres políticos no infrecuentemente,
precisamente por sus tesis terceristas. Aún mas, los objetivos de Gandhi
iban mucho mas allá de la independencia política de la India, aspiraba
nada menos y nada mas que a un cambio de civilización para desembarazarse
de la civilización materialista y explotadora que encarnaba el
colonialismo inglés y que incluso tenía reflejos propios en su país, y en
pro de una civilización espiritual, humanista y solidaria.
Las aspiraciones de figuras como Pérez Guerrero sobre un nuevo orden
internacional o de Gandhi sobre una nueva civilización se mantienen hoy
plenamente vigentes, ante un mundo con una total bancarrota en los modelos
e ideas convencionales. Como lo muestran sus abrumadores problemas
actuales, que jamás podrán resolverse o encubrirse con el recurso de
guerras, la violencia de los extremistas ó la continuación de esquemas de
explotación, sojuzgamiento o alienación.
En base a todo lo anterior, tenemos que decir que en definitiva toda
actuación del tercer escenario en el caso venezolano debe sustentarse, en
consonancia con el decálogo tercerista en: 1) la Verdad u honestidad en el
diagnóstico 2) que no puede haber marcha atrás en los cambios profundos
que requiere el país 3) y en la participación en las acciones prácticas
que lleven a su ejecución. Sólo así se lograría una efectiva resolución
de nuestro conflicto, sólo así se aseguraría la paz.
La declaración contra la violencia lograda en la Mesa de Negociación entre
el gobierno y la oposición el pasado 18 de febrero, luego de tres meses de
forcejeo, constituye un significativo y esperanzador suceso, que tiene que
ser seguido por acciones concretas coherentes y oportunas a fin de probar
su plena valía y prevenir las acechanzas de la violencia nefasta.
Pero, más allá del anterior instrumento, y en correspondencia con todo lo
antes expuesto, hemos estado planteando desde diciembre pasado las
siguientes nueve bases para un amplio Acuerdo Nacional, que recogen en
gran parte mucho de lo propuesto y que, en todo caso, deben verse como
parte de un mismo conjunto concatenado: 1) Hacer valer el enfoque "ganar
todos" en vez de "ganar uno a expensas del otro", centrándonos más en lo
nos une que en lo que nos desune. 2) Bajar el tono del debate (algo ya
reconocido en la declaración suscrita en la Mesa de Negociación, que
admite que la violencia no sólo es nefasta en la acción sino también en la
palabra y el pensamiento) 3) Deponer, unilateralmente, por razones de
ética y como gesto de buena voluntad, las acciones reñidas con la no
violencia más notorias en que cada lado haya incurrido 4) Prever, en
contenido y tiempo, un adecuado escenario preparatorio del ejercicio
electoral que está planteado 5) Apuntar hacia un ejercicio electoral
definitivo, vinculante y abarcador de todas las autoridades principales 6)
Mantener un compromiso de inclusividad del otro, sea cual sea el desenlace
electoral 7) Los medios de comunicación, tanto privados como públicos,
deben ser parte integrante del Acuerdo (algo también ya reconocido en la
declaración lograda en la Mesa de Negociación) 8) Aún durante el período
preelectoral, sería interesante si hubiese algún gesto voluntario de co-
gobierno, como aporte para bajar las temperaturas. 9) Finalmente, sea
cual sea el desenlace electoral, internalizar que tan sólo se trata del
comienzo de un proceso, donde el denominador común de la sociedad debe ser
que no puede haber marcha atrás en los grandes cambios que necesita el
país para que sea mas justo y sustentable y que ello debe hacerse con la
participación de todos los ciudadanos de buena voluntad.
* Frank Bracho. Autor del libro Claves del Futuro: Autodeterminación
Humana y Leyes del Orden Natural, Editorial Texto / Ediciones Vivir Mejor,
Caracas, 2001.
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