De regreso a los 80: amenazan de muerte a periodistas

30/07/2009
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Tres jóvenes reporteros han sido amenazados de muerte, algo que era el pan de cada día en los 80. Pero ahora, ¿qué intereses oscuros quieren silenciar a estos periodistas?
 
Las fiestas que funcionarios, empresarios y otros sectores ofrecen a reporteros y reporteras, en el marco del Día del Periodista, están a todo dar. Pero los festejos se han empañado por las amenazas a muerte en contra de comunicadores de la radio comunitaria Victoria.
 
José Beltrán, Vladimir Abarca y Ludwin Iraheta, a penas rondan los 20 años de edad. Su pasión por sus lugares de residencia, diferentes ciudades del departamento de Cabañas, y su afición por la radiodifusión los llevó a integrarse al proyecto de Radio Victoria, en donde, aseguran, realizan una labor de “conciencia social”.
 
Su ejercicio no les ha caído en gracia a algunos, hasta el punto que, en los últimos meses, han recibido intimidaciones por diferentes vías.   
 
“Son amenazas a muerte, que nos llegan por medio de papeles escritos, cartas que llegan a nuestras casas”, dijo José Beltrán a ContraPunto.
 
Evidentemente fatigados, a causa de los constantes traslados y visitas a diversas instituciones para hacer pública su demanda, los jóvenes comunicadores narran cómo han tenido que salir de sus lugares de residencia, dejando a sus familias, por la intensificación de las amenazas.
 
Radio Victoria inició transmisiones en 1993, ocupa la frecuencia 92.1 fm. Desde la ciudad de Victoria, 90 kilómetros noreste de la capital, expande sus ondas hertzianas por todo Cabañas y el sur del departamento de Lempira, Honduras.
 
El proyecto radiofónico es manejado por jóvenes y surgió porque “muchas de las comunidades en la zona están aisladas, tienen escasos recursos y carecen de servicios de teléfono o entrega de correo o periódicos”.
 
En sus reportes radiales, los muchachos han denunciado a los proyectos de exploración de la minería metálica en el municipio de San Isidro, la construcción de un relleno sanitario, la contaminación de una porqueriza y la última cobertura de las pasadas elecciones municipales y presidenciales.
 
“La radio ha servido para educar la población, para hacerle ver todas las cosas malas que traen estos proyectos. A través de educar e informar a la gente, eso a mucha gente no les gusta”, dijo Beltrán.
 
Sostienen que las amenazas se incrementaron, luego de sus llamados al esclarecimiento del asesinato de Marcelo Rivera, un líder departamental de Cabañas, desaparecido durante tres semanas y encontrado muerto el pasado 30 de junio con evidentes rasgos de tortura, según el informe de Medicina Legal.
 
Ludwin Iraheta relata que ha recibido mensajes en donde le dicen que él es “el próximo, que estoy en la lista y que le pasará lo mismo que al ambientalista Marcelo Rivera”.
 
Las amenazas contra sus vidas no son exclusivas, la infraestructura de la radio también ha sido objeto de atentados.
 
La primera semana de junio, la antena de transmisión fue robada. Ésta fue suplantada por una usada 72 horas más tarde. Pero ayer, miércoles 29, la antena corrió la misma suerte. La radio está fuera del aire.
 
La Asociación de Periodistas de El Salvador (APES) dice que en lo que va del año se han producido dos amenazas de este tipo, una en enero pasado contra Radio Cadena Mi Gente y contra los reporteros de Radio Victoria. Además, se cuentan 20 casos de agresiones a periodistas.
 
El Procurador para la Defensa de los Derechos Humanos, Oscar Luna, pidió a la Policía Nacional Civil (PNC) y Fiscalía General de la Republica (FGR) que los jóvenes comunicadores se les brindé medidas de protección y en un período de 72 se brinde un informe sobre las investigaciones.
 
Luna pidió “que se deduzcan responsabilidades y los autores materiales e intelectuales que están promoviendo este tipo de amenazas que atentan contra la seguridad personal, la integridad, la libertad de expresión en este país”.
 
Sin embargo, Ludwin Iraheta lamenta que pese a los pronunciamientos “en el departamento de Cabañas, el papel que desempeña la policía, no es el que le corresponde, mucho menos el de la fiscalía, no le preocupan los casos”.
 
Asegura que, al igual que el caso del robo de la antena transmisora, presentaron la demanda de las amenazas de muerte a las autoridades en Sensuntepeque, pero que no tuvieron respuesta.
 
“Los funcionarios en Sensuntepeque son bien lentos, no le ponen la importancia de los casos de amenazas como la de nosotros, así que tuvimos la iniciativa de venir a San Salvador para exponer el caso”, dijo consternado.
 
Los jóvenes lamentan que otras voces que suelen abanderar “la libertad de expresión”, en este tipo de casos decidan callar.
 
A través de un comunicado, la Asociación de Radios y Programas Participativos de El Salvador (ARPAS) “condena profundamente estos hechos que nos hacen retroceder en el tiempo a una época oscura, sombría y cobarde que ningún salvadoreño y salvadoreña quisiera recordar y mucho menos, volver a vivir donde los medios de comunicación eran censurados y reprimidos por decir la verdad”.
 
Radio Victoria pertenece a la red de emisoras asociadas en ARPAS.
 

Así en la celebración del Día del Periodista, la música resuena con fuerza en los salones de baile, los grados de alcohol habrán desbalanceado a más de alguno, la sonrisa de una comunicadora que ganó la rifa, todo es ambiente de fiesta. Mientras tanto tres jóvenes reporteros, lejos de sus casas y sus familias, pertenecientes a una radio comunitaria, se refugian de las amenazas de muerte por decir cosas que “a mucha gente no les gusta”.

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