Salida pacífica o violenta

23/07/2009
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Expiró el tiempo, varias veces prolongado, de la mediación del presidente de Costa Rica, Óscar Arias Sánchez. La intransigencia de los golpistas hondureños llevó a un callejón sin salida. Si no hay salida pacífica, se da paso automáticamente a la salida violenta.

La partidocracia, la oligarquía criolla, las clases gobernantes de facto, los militares de línea dura ya no pueden seguir gobernando a la vieja manera, ni el pueblo aguanta que siga un gobierno golpista. Sólo falta la organización de los sectores rebelados ante los gobernantes espurios más aislados del mundo. La conducción, encabezada o no por Zelaya, puede aglutinar a todos los sectores nacionales que están siendo afectados económicamente sin distinción de clases. Procesos que duran años en períodos de estabilidad social, se generan a una velocidad vertiginosa en épocas de crisis sociales.

Nunca antes una rebelión popular estaba más justificada ante todos los sectores sociales del país y al mismo tiempo ante todos los países del mundo. Sólo la rebelión contra la dinastía Somoza contaba con tanta simpatía mundial. Quedan dos caminos. Reponer en la presidencia a Zelaya con una acción militar de la OEA como en Haití con Aristide, para evitar la radicalización del proceso. O la insurrección nacional, popular de amplio frente, puede barrer no sólo con los golpistas sino llevar el proceso a cambios más profundos. En este último caso puede significar que algún sector del Ejército hondureño apoye o encabece un proceso de transformación de raíz, radical pues, que deje pálidas las razones argumentadas para dar el golpe.

Estamos, pues, ante una nueva gesta que puede significar un aporte a la lucha de los países latino-americanos por su segunda y definitiva independencia. No es casual que los procesos revolucionarios sucedan en los países con más retraso económico, político y social del área. Así fue Cuba en 1959. Veinte años después con Nicaragua el 19 de julio de 1979. Y 30 años después toma posesión el FMLN en El Salvador y se produciría un proceso revolucionario en Honduras en 2009. Los procesos sociales parecen determinados por la historia por décadas de acumulación de la lucha social.

La modalidad que adopte la insurrección hondureña puede ser más o menos sangrienta. Todo de-pende de condiciones nacionales que no se pueden prever. Esperamos y deseamos que en nuestro vecino país el proceso de la vuelta a la Constitucionalidad y a la estabilidad social sea sin mayores traumas, sin tantos dolores de parto por el nacimiento de un nuevo orden social.

La rueda de la historia sólo puede girar para el avance y desarrollo social. Eso a pesar de que las tendencias ultraderechistas y conservadoras se opongan al cambio social. Así fue con el fascismo en Italia, el nazismo en Alemania y el falangismo en España. Con el paso del tiempo histórico inexorable en esos tres países hubo gobiernos socialistas y no se destruyeron Madrid, ni las catedrales de Roma. Ya hubo gobiernos socialistas en Francia, Suecia y Alemania, para sólo mencionar algunos.

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