Demandas por paternidad, confrontación con los soyeros y el regreso de Montanaro

Lugo en el ojo de la tormenta

04/06/2009
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Conflictos: tras los escándalos por las demandas de paternidad –aprovechadas por la oposición– y las amenazas de confrontación de los soyeros, Lugo pelea por darle estabilidad y rumbo a su gobierno. En este marco, los campesinos reclaman la reforma agraria y anuncian que harán nuevas ocupaciones de tierras. El 1º de mayo, luego de 20 años asilado en Honduras, regresó al país el represor Sabino Montanaro, uno de los principales rostros de la desaparición de personas y las torturas del stronismo. En este escenario, el Presidente hará una gira por Honduras, donde hablará ante la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA), y viajará a El Salvador a la asunción de Mauricio Funes.

“Pueden acusarme de lento pero no de corrupto”, dijo Fernando Lugo en relación al escándalo público que se desató por los episodios de paternidad. En días pasados reconoció como su hijo al niño de Viviana Carrillo, Guillermo Armindo de 2 años. Se someterá a una prueba de ADN para ver si el hijo de Benigna Leguizamón es suyo y Damiana Morán se negó a presentar la demanda en sede judicial señalando que “sus enemigos políticos van a utilizar este tema”.

Aunque hubo ingentes esfuerzos de adversarios políticos y medios de comunicación de tratar de dar con un cuarto e inclusive un quinto caso, la cuestión se detuvo allí. Desde el Gobierno creen que, en general, el pueblo juzgó más importante la inflexión que representa Lugo como figura política que las demandas de paternidad.

Héctor Lacognata como Canciller en un intento por priorizar los reclamos de soberanía energética en las represas de Itaipú y Yacyretá, pero además, por ubicar al Mercosur como centro de la actividad diplomática nacional. Reemplazó así al polémico Alejandro Hamed Franco, un experto en temas de Medio Oriente, cuyo desempeño no convenció al Poder Ejecutivo.

El otro movimiento importante fue el paso del liberal Blas Llano del Ministerio de Justicia y Trabajo a la Cámara de Senadores. Llano es el principal rival en el Partido Liberal Radical Auténtico (Plra) del vicepresidente Federico Franco y retoma su banca para convertirse en espada de Lugo en el difícil Senado donde los colorados tienen sus hombres más avezados. Justicia y Trabajo quedó en manos de Humberto Blasco, perteneciente a la línea interna de Llanos. En otro orden de importancia, el Presidente nombró al liberal Luis Riart al frente del Ministerio de Educación, desplazando al único colorado que tenía entre sus ministros, Horacio Galeano Perrone.

Por otra parte, el 20 de mayo, Lugo destituyó a los comandantes del Ejército, Ingeniería y Armada por haber permitido que dos semanas atrás se realizara un Congreso latinoamericano de jóvenes marxistas en el local del comando de Ingeniería. Los relevos fueron difundidos en la página electrónica del palacio de Gobierno: “La Constitución prohíbe a las fuerzas militares involucrarse en actividades políticas partidarias”. La publicación oficial aclara que los destituidos quedaron a disposición del comando en jefe, sin especificar si recibirán otro destino o pasarán a retiro.

Amenazas de bomba en Asunción

En ese marco, una serie de amenazas de bomba se fueron sucediendo en lugares estratégicos de Asunción, obligando a bomberos y policías a desalojar edificios y cerrar el tráfico.

Hasta el cierre de esta edición, el Ministerio del Interior, a cargo de Rafael Filizzola, no pudo explicar de dónde vinieron estas amenazas. El Ejército Paraguayo del Pueblo (EPP), una célula guerrillera que las fuerzas de seguridad nunca termina de localizar pero se presume, actuarían en la zona Norte del país, teniendo como epicentro al departamento de San Pedro, se auto atribuyó la explosión de una bomba de estruendo que estalló en la sede del Poder Judicial.

La presidente del Partido Colorado (Asociación Nacional Republicana, su nombre en los papeles), Lilian Samaniego apuntó que desde el Gobierno se encubría a los responsables de estas amenazas. “Es infantil”, respondió Lugo.

Por otro lado, el Presidente decretó una reglamentación para el uso de agroquímicos. Los soyeros amenazaron con hacer un tractorazo si no se derogaba la regulación. El Jefe de Estado debe resolver entre la vida de comunidades que son fumigadas y los intereses de los soyeros que publican solicitadas en los diarios llamando a “20 hombres valientes” para defender mil hectáreas de cultivo. Entre tanto, los campesinos sin tierras, cansados de la lentitud burocrática del Instituto de Tierras (Indert), volverán a las ocupaciones.

El regreso de Montanaro

“Estamos a 20 años de la caída de la tiranía stronista y hasta hoy siguen desaparecidos muchos luchadores por los ideales democráticos que han pasado por las salas de torturas en aquel régimen”, dijo el presidente Lugo ante el regreso del represor Sabino Augusto Montanaro que había estado asilado por 20 años en Honduras. “Ha llegado el tiempo de cubrir las heridas con la única actitud reparadora: la justicia. Por eso voy a levantar la voz y preguntar: Montanaro, ¿dónde están las tumbas de nuestros hermanos?”, exclamó Lugo.

Montanaro, ex ministro del Interior de Stroessner, el rostro de la desaparición de personas y la tortura de miles de paraguayos, regresó entre gallos y medianoche en la madrugada del 1º de mayo. Cuando se cierra esta nota, los defensores del represor, pedían que se lo trasladara a su domicilio desde el Hospital de Policía Rigoberto Caballero, donde quedó recluido para realizarle estudios que pidieron los médicos forenses, una oportunidad que no tuvieron sus víctimas.

A 20 años de la caída del régimen de violencia que impuso el dictador, las calles paraguayas volvieron a movilizarse ante la reaparición del represor. Ni bien arribó al país, dio sus primeras declaraciones a un canal de televisión. La noticia de su regreso circuló rápidamente y más de mil manifestantes se reunieron para repudiar su presencia.

El número fue en aumento y acompañó su traslado en ambulancia al Hospital de Policía, donde la represión contra la protesta tiñó de sangre la jornada: la Policía dispersó a la multitud disparando balas de goma que hirieron a varias personas.

“Nosotros, los familiares de las víctimas, vamos a montar una vigilancia especial para que este criminal no tenga privilegios ni lugar donde esconderse, o argumentar que está loco para evitar la justicia”, dijo Rolando Goiburu, hijo de Agustín Goiburú, desaparecido durante la dictadura.

El hastío también se reveló ante las pocas causas que se levantan contra Montanaro. El juez Arnaldo Fleitas lleva cuatro casos: dos por torturas a Celestina Pérez de Almada y Aníbal Miranda y dos por los crímenes de Agustín Goiburú y de los hermanos Rodolfo y Benjamín Ramírez Villalba. Un quinto proceso, por el asesinato de Mario Schaerer Prono, está en manos del juez Andrés Casati.

Entre los represores condenados, los periodistas que cubren la actividad del Poder Judicial, sólo recuerdan que Aniceto Martínez –comisario torturador del III Departamento de Investigaciones de la Policía de la Capital– purga 25 años de condena. Sin embargo, la Comisión de Verdad y Justicia estimó en 2.800 los miembros del equipo represor.

Luis Troche, abogado de Montanaro, se escudó en que “de acuerdo a la ley paraguaya, él es demasiado viejo para ir a la cárcel” y aduce que a sus 86 años, está senil y padece Parkinson. Por su parte, los médicos José Nicolás Lezcano y Pablo Lemir, forenses del Poder Judicial y del Ministerio Público, respectivamente, calificaron el estado del paciente como “confusional”. “¡Tuerca, tuerca, tuerca!”, era el grito más famoso de Montanaro. Una orden impiadosa de acrecentar las torturas contra los opositores a la tiranía de Stroessner.

Los procedimientos de tortura descriptos por la Comisión de Verdad y Justicia (CVJ) dejan constancia: “Las torturas más frecuentes fueron los golpes con y sin instrumentos y las relacionadas con situaciones denigrantes en la detención, como la insuficiente alimentación, la incomunicación y las condiciones insalubres. Casi la mitad de las víctimas fueron amenazadas de muerte, lo que reitera la política de Estado de generar terror y zozobra en la población civil, sin el menor respeto por sus derechos ni su integridad física o psicológica. Como si fuera poco, ciertas técnicas de tortura de enorme intensidad en cuanto al dolor o sufrimiento, físico y psicológico, afectaron a uno de cada cuatro detenidos. Figuran la utilización de electricidad o picana eléctrica, la pileta, el colgamiento y las posiciones extremas y la obligación de presenciar torturas de terceros”.

No faltaron las voces que indicaron que el regreso de Montanaro formó parte de un operativo para tapar el escándalo por las demandas de paternidad del Presidente.

Lugo sigue capeando el temporal. Quizá tenga un respiro en la gira que dará por Honduras donde hablará ante la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA), y El Salvador, donde asistirá a la asunción de Mauricio Funes.

 

America XXI, año VI, No. 50, Junio 2009.

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