A un año del 19 de diciembre de 2001: mucho que festejar
02/01/2003
- Opinión
Al pueblo lo que es del pueblo
A un año de la rebelión popular que volteara a De la Rúa, Cavallo y su nefasto plan
de convertibilidad, el pueblo argentino tiene mucho para celebrar, pese a los muertos
aportados, la represión siempre latente y la imposibilidad de haber podido vertebrar
un nuevo movimiento político que terminara de arrasar al Pacto de Olivos gobernante.
Pese a la opinión de agoreros, catastrofistas y arqueólogos de la Revolución Rusa el
pueblo argentino ha retornado a la escena, recobrando su dignidad, entrando en una
nueva etapa histórica y política, siguiendo a su manera el rumbo de los nuevos
vientos latinoamericanos.
El pueblo en la calle movilizado y reclamando sus derechos
echó a la gente al mismo rincón al que fueran a parar Chacho, Graciela y De la Rúa,
bastó la gigantesca movilización del 20 de diciembre para que el cuco de Carlos Saúl
I quedara reducido a lo que es: un espantajo retocado de un infame traidor a la
Patria que agita lo siniestro para agradar a los Bush; su debilidad quedó tan
evidencia que el propio Duhalde se decidió a hacer lo que nunca se animó: matarlo de
una vez. Es tal el espantajo del riojano, tal su decrepitud siliconada, que su tan
mentado chantaje violento para el 19 y 20 no pasó de una serie de secuestros de
carácter policial, unos escasos y raros atentados de poca pólvora y el escandalete
con la eternamente joven directora de Clarín y sus hijos extrañamente adoptados (¿Tu
también, Ernestina?) que provino de un lugar que aun el Turco maneja como Al Capone:
la patria judicial ensobrada.
Es cierto que en este camino el pueblo aun no pudo
generar una nueva identidad histórica, un nuevo movimiento político-popular que
permita superar a la casta gerencial gobernante, pero va en camino. Cada marcha es
mayor a las anteriores, su nivel de convocatoria es superior, el nivel de
coordinación de las fuerzas que lo componen mejora, permitiendo superar los
sectarismos existentes por los menos en el hecho de marchar todos juntos y hacer un
solo acto. También el nivel de organización y madurez del nuevo movimiento popular y
en particular su principal destacamento -los piqueteros- es cada vez mayor no siendo
fácilmente atacable, comprable o desarmable. Para peor indignación de Ámbito,
InfroBAE, La Nación, La Prensa, Canal 9 y hasta algún cronista atacado de un
virulento maccartismo en Página12 ['partidos populares y de izquierda'(sic),
Bruchstein dixit], estos piqueteros, -los mismos negros peronistas de siempre- no
temen marchar bajo las banderas rojas del PO, del PC, del MST, del PTS, del MAS, de
Castells, las del PCR o bajo las consignas feroces y maravillosas de la Aníbal Verón
o el MTD. Unos días antes para mayor espanto de los Bruchstein y otros (¿Tú también
Verbitzky?), este nuevo movimiento popular: asambleas populares, piqueteros, empresas
tomadas, movimiento estudiantil recuperado y partidos de izquierda, hizo training en
la marcha de la Resistencia de las Madres con Hebe a la cabeza, marcha multitudinaria
y plural como hacía mucho no ocurría, y esta Hebe irreverente y sensitiva, convocó al
repudio al genocida Masera que está muriendo como merece y la multitud a Plaza llena
le dedicó su célebre !hijo de puta, hijo de puta! que resonó muy fuerte después de
tanto tiempo de impunidad.
El Pueblo recuperó su lugar, su categoría histórica y su
Plaza y con eso ya tenemos bastante.
Elitistas de todo pelaje
Atrás quedaron los pronósticos más variados, haciendo verdad las palabras de
Zitarrosa cuando recordara que 'no hay cosa más sin apuro que un pueblo haciendo la
historia'. De nada valieron las imprecaciones y convocatorias a Kerensky, a Trotzky,
a Lenin o a Putílov; el pueblo siguió su camino pensando más en San Martín, Tosco
(gratamente recobrado por la memoria popular), las antiguas montoneras (muy parecidas
a la composición de las marchas piqueteras) o en Evita (el festejo del cheque de
Castells repudiado por los que siguen sin entender de que se trata la lucha
reivindicativa), de tal forma el pueblo, el puro pueblo, va encontrando su camino,
pese a algunos que ya lo acusan de haber fracasado y de haber defeccionado por no
haber cumplido con sus sagaces premoniciones o enfoques, no habiéndose animado a
voltear a Duhalde; algunos de mentes más calenturientas aun, acusan al pueblo de
haber transformado su rebelión popular de diciembre en un gran fracaso por no hacer
lo que yo les dije que había que hacer.
Entonces claro les surge la duda: a lo mejor
no fue el pueblo sino una conspiración del poder lo que volteó al Opa solemne y al
gángster de Harvard, y los mismos conspiradores con el auxilio inestimable de Crónica
TV acabaron con el imprevisible puntano que se iba de madre y de los sagrados cánones
del Pacto de Olivos. Lo primero es falso: Rucucu alentó los saqueos pero cuando
descubrió que no estábamos en 1975 (tiempo de la AAA y el terror metalúrgico) sino en
el 2001 (tiempo de rebelión en la nueva ola latinoamericana) y el pueblo le pasaba
por arriba, rápidamente llamó al ejército para proteger la sacrosanta propiedad
privada de la turba maloliente, negra y peronista sólo que ahora con banderas rojas.
Por supuesto el ejército no le hizo caso y Rucucu debió seguir el destino del Opa
Rosado, refugiándose en la Cancillería y dejando una provincia incendiada y devastada
por sus correctas políticas de gatillo fácil y picana para los pobres. Lo segundo
siempre fue cierto: a R. Sáa lo volteó un golpe del PJ Provincial unido a ese gran
patriota refugiado en Chascomús, padre de la democracia hueca, sui generis, que
soportamos hasta diciembre de 2001 y que ahora se está transformado por mano del
pueblo en la calle. Aun cuando para los radicales -rara avis en vías de extinción-
esto que vivimos no es democracia sino violencia: la turba está en la calle, cortando
rutas y puentes y reclamando comida, señalaba espantado el gran demócrata Opa-sushi
Hernán Lombardi, asustado de tanto negro suelto y movilizado, que hasta son bien
recibidos por la clase media porteña.
El sabio de Chascomús aclaró la concepción
democrática que alienta la rosca gobernante: ahora no se puede llamar a elecciones
porque sino gana el extremismo que es la peste de la política; ufanóse allá por julio
o agosto cuando la turba reclamaba que Duhalde se fuera a hacerle compañía a la
laguna. Un viejo apotegma del partido conservador refleja las palabras de Don Raúl:
'Hay que hacer elecciones salga pato o gallareta... pero que salga pato.'
Cabalga Bolívar
Este año transcurrido tal vez sea valorado por los historiadores futuros, como el año
de transición hacia un nuevo movimiento popular de transformación revolucionaria de
la sociedad argentina, empalmando abiertamente con una nueva ola de rebelión
latinoamericana contra la dominación del imperialismo -ahora también Imperio-
norteamericano y sus empleados europeos Aznar, Blair y demás condones de Bush.
Como
señalara a mediados de año el teórico norteamericano Alvin Toffler lo que está
madurando en Sudamérica es apenas perceptible y cualquiera que transite por Ecuador,
Bolivia, Perú, Venezuela, Colombia o Argentina creerá que está viajando por Rusia o
por Francia momentos antes de sus respectivas Revoluciones, palabras más palabras
menos del sabio del poder imperial con buena observación de lo que ocurre abajo.
No
en vano la tierra donde la revolución mundial se ha refugiado y donde EE.UU., recoge
derrota tras derrota es la gran Patria latinoamericana. Por ahora habrá que valorar
sobremanera la inteligente y sabia forma en que Chávez viene derrotando contragolpe
tras contragolpe a los gorilas, los yanquis y a Aznar, haciendo cada vez más fuerte,
más popular, más radical y más profundo al movimiento Bolivariano en un clase
magistral de construcción gramsciana de hegemonía por vía de extensión de los
consensos, que denota también la inestimable ayuda del Viejo Sabio de la Habana en la
lucha continua contra las bestias de Bush que siguen mirando el mundo desde las
estrechas miras de la guerra fría, recogiendo -por ahora- papelones y derrotas.
El
intento desesperado de los Bush por impedir que Lula asumiera la presidencia del país
más poderoso de América Latina mientras Chávez perdurara en el poder, repitiendo la
política usada en los 70 al impedir que Allende y Perón se encontraran juntos en el
poder, ha chocado contra la nueva realidad latinoamericana: no sólo Lula y Chávez
estarán juntos por un aparente largo período al frente del proceso latinoamericano,
sino que se juntan con el Viejo Sabio de la Habana, con el poder de las FARC y con el
proceso ecuatoriano representado por Lucio Gutiérrez que aunque se haga el distraído
es producto de la rebelión popular del 2000 y no puede hacer lo que quiere sino lo
que el pueblo le va a reclamar.
No menor es el hecho de que el primer viaje de Lula
ya electo haya sido a Buenos Aires para ofrecerle ayuda a Duhalde y medidas concretas
para rescatar a la Argentina de las garras del acecho dolarizador y norteameri-
canizador. Lula tal vez recuerde lo que Perón le decía a Geldbard en 1973: 'hay que
hacer un acuerdo económico estratégico con los militares brasileños; ya que no
podemos tener aliados por lo menos tengamos socios'. Los ambiciosos planes que
Geldbard pactó con los brasileños -explotación conjunta del hierro brasileño y de los
ríos en común- fueron luego anulados por Martínez de Hoz y llevados adelante por los
yanquis contra la Argentina. El resultado de esa derrota fue un Brasil industrial -
bajo control multinacional- y una Argentina desindustrializada y devastada por el
capital financiero internacional.
Hoy un nuevo proceso recorre nuestras tierras y
todo indica que por sus propios caminos los distintos pueblos hermanos se van
subiendo a la nueva ola como ocurriera casi siempre en la historia latinoamericana de
los últimos dos siglos y el pueblo argentino está aportando mucho y nuevo a este
proceso.
Mucho conquistado
La rebelión popular de diciembre de 2002 dejó un país distinto cuyo componente
central es el retorno del pueblo como categoría histórica-política, pero eso no es lo
único. La rebelión también destruyó el plan de convertivilidad que nos llevaba
derecho a la dolarización y a la pertenencia casi sin escalas al dominio territorial
económico, político, militar y financiero de EE.UU., la Argentina según los planes
trazados por el gángster de Harvard iba a ser el primer gran Estado latinoamericano
en ser deglutido por el estado norteamericano, sin costos mayores, según denunciara
el premio Nóbel de Economía Joseph Stiglitz.
Ese camino que aun propone el infame
riojano y sus gurúes (Rojo, Broda, Kohan, Barra, Pierri, Ramos, Hadad y demás
traidores a la Patria) ha comenzado a ser desandado al romperse el plan de
convertibilidad y la recuperación de la autonomía monetaria que permitió al gobierno
-y a los gobiernos futuros- trazar políticas económicas que eran imposibles cuando la
vigencia del uno a uno destruía diariamente la economía nacional, mediante su jaula
monetaria.
El tema es que como la devaluación la hicieron Duhalde y Alfonsín que
tienen por costumbre pasar los costos al pueblo -nunca a la oligarquía, ni al capital
financiero- la devaluación aumentó enormemente la pobreza, aunque va devolviendo
lentamente la actividad económica que había sido devastada por el menemismo y el Opa
rosado. Otro elemento es que el movimiento piquetero haya conseguido con su lucha y
la rebelión de diciembre, más de dos millones de subsidios de desempleo a los que se
oponía obcecadamente el menemismo, Cavallo y el Opa que creían que como pobres hubo
siempre eso era alimentar vagos (como aun señalan Pati, Ámbito, Merda Bae y canal 9).
Además necesitaban un gran desempleo para poder pulverizar el salario a los valores
infames de hoy.
Sin embargo el resultado directo de la rebelión de diciembre fue la
implementación de los planes jefas y jefes de hogar que alimentan mínimamente a cerca
de ocho millones de personas, lo cual no es un dato menor para el pueblo argentino,
que recuperó una de sus tradiciones históricas fundamentales: mejorar sus condiciones
de vida mediante la lucha, cuestión que había sido atacada por el neoliberalismo en
sus distintas expresiones: el infame riojano fue claro en el camino a llevar adelante
frente a los reclamos de los trabajadores, cuando allá por los noventa proclamó:
!Ramal que para, ramal que cierra!, anunciando la extinción ferroviaria para abrir el
inmenso negocio de las rutas, los peajes y los transportes privados. Luego el Opa
rosado siguiendo la misma línea intentó descargar el Estado de Sitio sobre la lucha
popular.
El plan Jefes y Jefas de hogar es una conquista del pueblo argentino, y si
bien debe ser mejorado y extendido con la lucha, su conquista es responsable directo
de la nueva dignidad que trasunta el pueblo en su lucha, como pudo comprobar la
inefable Servini de Cubría cuando quiso cachear a los piqueteros y estos se negaron,
resistiendo ocho horas en el Puente Pueyrredón sin caer en ninguna provocación ni
alterar su organización.
Cualquiera que recorra alguna avenida de las zonas
endémicas de desocupación de la Matanza verá el efecto del plan Jefes y Jefas en las
miles de personas que compran algo en miles de pequeños negocios; hace un año las
calles estaban desiertas y los negocios vacíos o inexistentes. El cuarto elemento es
la deuda externa, la Argentina ha pagado sólo 4 mil millones sobre los 22 mil que
debía pagar, no ha llegado a ningún acuerdo con el FMI y no se ha muerto, ni se ha
destruido, ni ha sido invadida por los EE.UU., sino que sus variables macroeconómicas
están cada día mejor, y su economía se recupera como siempre sostuvimos los que nos
oponemos al pago de la deuda, es decir que un elemento clave de la liberación
nacional ha podido ser demostrado a los ojos de todo el pueblo, sin la hecatombe que
pronosticaban los traidores amigos de los bancos extranjeros. Otra cuestión a
destacar es la gran cantidad de empresas quebradas y cerradas puestas a funcionar por
sus trabajadores bajo formas de ejercicio directo del poder de los mismos frente al
capital en un hecho absolutamente inédito desde 1976, cuando la dictadura y los
gobiernos subsiguientes asimilaron a prácticas subversivas la gestión obrera o la
participación de los mismos en la producción.
Más de cien empresas están en manos de
los trabajadores devolviendo a una parte de la clase obrera a los programas de Huerta
Grande, la Falda y al de la CGT de los Argentinos. Más aun, cerca de 1200 empresas
están recuperadas en un movimiento de reapertura de fuentes de trabajo liderado por
el sector productivista del gobierno, que aunque intenta impedir que el movimiento se
salga de los marcos de la propiedad burguesa no por ello deja de ser destacable
frente a la política de ajuste sin anestesia y de cierre masivo de empresas
practicada por el menemismo, Cavallo y MdeH.
Esto también es fruto de la rebelión y
diría que junto al nuevo movimiento piquetero son los dos elementos más importantes
para la acumulación popular. Un sexto elemento que dejó la rebelión popular es un
nuevo movimiento político-popular conformado por los piqueteros, lo que queda del
movimiento asambleario, las empresas recuperadas por los trabajadores, un sinnúmero
de masivos movimientos reivindicativos de base, el movimiento estudiantil recuperado
y los partidos de izquierda.
Este nuevo movimiento político -tácito muchas veces,
explícito en las marchas- ha corrido el escenario político a la izquierda poniendo en
serios aprietos al poder para generar su sucesión, a tal punto que ha salido
desesperadamente a generar una salida de centroizquierda que logre contener a la
izquierda.
La CTA que durante años ignoró la idea de formar un movimiento político y
social que reemplazara al genuflexo y claudicante Frepaso, ahora que puede llegar a
surgir una fuerte coalición entre el nuevo movimiento social y la izquierda, se lanza
presurosa a salvar del incendio al poder dominante proponiendo un movimiento político
y social que incluya a las distintas formas del progresismo. Un nuevo 17 de octubre
-el 19 y 20 de diciembre del 2001- cambió los roles: la izquierda estuvo en la Plaza
y la CTA, la CCC y la FTV mirando para otro lado.
La sombra de Codovilla cambió de
dueño: Echegaray en la Plaza, De Genaro próximo a armar la nueva Unión Democrática.
Un último factor lo constituye la nueva correlación de fuerzas generada en la
sociedad que imposiblitó cualquier tentativa reaccionaria, represiva o autoritaria
por intentar ahogar en sangre al pueblo en la calle; la madurez y profundo contenido
democrático del nuevo movimiento popular arrasó las intenciones de Pati, Carlitos,
Duhalde, Rucucu y Solá que intentaron utilizar la represión en el Puente Pueyrredón
para ilegalizar al movimiento piquetero -el mayor problema del poder hoy en la
Argentina- pero la reacción inmediata del pueblo les devolvió el tiro, desbarató la
maniobra y el Cabezón debió anunciar su retirada anticipada del poder.
En un año el
pueblo ha recuperado su marcha histórica y va retomando sus banderas de la liberación
nacional y social, terriblemente derrotadas en 1976.
La izquierda en su laberinto
'En uno de sus textos menos citados R. Walsh señaló que lo que él llamó 'el
pensamiento de izquierda', cuya penetración en la conducción montonera le preocupaba,
es ahistórico al analizar el tema del poder.
Por eso conoce como Lenin y Trotzky se
adueñan del Palacio de San Petersburgo, pero ignora como Martín Rodríguez y Rosas se
apoderan de Buenos aires en 1821... Perón desconocía a Marx y Lenin, pero conocía a
muy bien a Irigoyen, Roca y Rosas, cada uno de los cuales estudió a fondo a sus
predecesores'. Pese a la mala leche con H. Verbitzky utiliza esta cita de Walsh
para descalificar al movimiento piquetero liderado por la izquierda que ha sacado de
la cancha a sus amigos del CTA, del ARI o del progresismo pajeril y claudicante del
GCBA, no por ello esta frase de Walsh deja de expresar la gran tragedia de la
izquierda argentina en su totalidad.
Como señaláramos en otras oportunidades la
izquierda argentina es ahistórica, no comprende el conflicto Patria-Colonia (algunos
de sus partidos se niegan a usar la palabra Patria), no conoce a fondo la historia
argentina y siempre tiende a pensar el conflicto en términos de la revoluciones rusa,
china, cubana o cualquier otra pero ignora el papel de San Martín, de Castelli, de
Moreno, de Rosas, del Chacho, de Facundo, de Varela o de Irigoyen -a quien sólo vio
como el represor de la Semana Trágica o de la Patagonia, lo cual por supuesto es
importante pero no es lo único, sino no se comprende porque el golpe de 1930 lo
realizó la Standard Oil y Mosconi fue a parar a la cárcel, mientras el PC -y el PS-
que acusaba a Irigoyen de radical-fascista debió luego autocriticarse y plantearse la
alianza con el radicalismo durante la larga década infame sólo que éste ya era
alvearista y no antiimperialista.
Lo mismo ocurriría de manera mucho más grave
frente al peronismo; aun hoy la izquierda no puede sino tomar dos posiciones frente
al mismo o lo apoya incondicionalmente como un Movimiento de Liberación Nacional sin
percibir su fuerte componente burgués, al estilo de Ramos o del PIN o lo enfrenta
totalmente por ver sólo lo burgués como hizo el PC, y aun hoy plantean los distintos
partidos trotzquistas y no se trataba de una cosa ni la otra, sino de apoyar y
alentar su carácter antiimperialista y profundizar su contenido popular para derrotar
a las líneas burguesas.
Este mismo conflicto de ahistoricidad, escasa nacionalidad y
popularidad (en el sentido nacional del término) se le vuelve a plantear a la
izquierda hoy nuevamente al igual que en 1941-45 -cuando todo indicaba que el nuevo
movimiento popular que surgiría del colapso de la Década Infame tendría al PC como
eje de ese nuevo movimiento histórico (tal cual señalaran por entonces Puigróss y
Giúdici) sin embargo en lugar de ello ocurrió lo que todos conocemos y no porque
Perón no le propusiera la unidad al PC (fue lo primero que hizo después del 17 de
octubre) sino por la ahistoricidad codovilliana, dejando al marxismo separado de la
clase obrera por casi cincuenta años.
Pues bien, la historia vuelve a ofrecer una
nueva oportunidad a la izquierda; surge la posibilidad de organizar un nuevo
movimiento popular, la Tercera Etapa del movimiento nacional-popular argentino luego
de la derrota de Pavón en el siglo XIX. Todo está servido para que ese nuevo
movimiento lleve junto a la bandera nacional la bandera roja del marxismo, aunque tal
vez no haga falta que explicitar el rojo -la revolución cubana tuvo y tiene por
símbolo a su bandera nacional- ya que el marxismo es el contenido, es el programa, es
el objetivo, es el método de análisis, es lo ideológico -es decir el contenido no la
forma- la forma debe ser nacional, popular en función de la historia del pueblo
argentino que forman, Moreno, Rosas, Castelli, Saavedra, Roca, Irigoyen, Perón,
Evita, El Che, Justo, Mosconi, Jauretche -hoy redescubierto por los jóvenes porque
habla de la lucha de clases y de la ley del valor en términos cotidianos no
ideológicos, tal cual hacía Gramsci-, San Martín, y demás componentes de nuestra
historia.
Lo uno es política y es lo que la izquierda aun no pudo resolver, lo otro
es ideología pura, es teoría sin historia concreta, es contenido sin forma; la física
es la base de la ingeniería pero no la reemplaza. Y en resolver este dilema en
crecer y madurar a la izquierda se le va la vida ya que en la cancha hay muchos
jugadores. La potencia, profundidad y organización del movimiento piquetero está
permitiendo a la izquierda cambiar la correlación de fuerzas en la sociedad; de allí
la desesperación de Verbitzky, Bruchstein, De Genaro, D'Elía, Lozano, el Ari,
Schiffrin y demás que quieren cambiar algo para que nada cambie.
El movimiento
piquetero -negros peronistas del conurbano, con banderas rojas- es la cara del diablo
para el poder, alguna vez el genocida Videla señaló -más o menos- que 'la izquierda
no es problema porque es controlable, el problema son los negros, los pobres del
conurbano, el problema sería si la izquierda se junta con los negros, allí si
tendríamos problemas'(1). Bueno para dolor de Videla parece que el momento está
llegando, el problema es que los que deban resolverlo atinen a tener la altura
histórica necesaria y dejen lugar a las nuevas conducciones que puedan expresar este
proceso.
El papel de la izquierda en el movimiento piquetero es hasta ahora
correcto, sin embargo su rol en las asambleas populares en especial el jugado por los
partidos trotzquistas, ha sido lamentable, expulsivo, aparatista, vanguardista y
antidemocrático, jugando un papel destacado en hacer que las asambleas perduraran
pero perdieran la masividad y popularidad inicial. En resolver esta ecuación de ser
popular, interpretar al pueblo pero esencialmente ser pueblo, la izquierda se juega
el futuro del contenido del nuevo movimiento político que aflora en al Argentina.
Todos los nuevos procesos de transformación Revolucionaria que sacuden el continente
lo han hecho sobre la base de la reformulación de las izquierdas tradicionales en
nuevos partidos y movimientos, esencial y necesariamente plurales, abiertos y nuevos,
con nuevas direcciones, lenguajes, y contenidos; hoy por hoy en la izquierda
argentina eso suena impensable. Pero como dijo alguna vez alguien que sabía mucho
del poder 'o lo hacemos nosotros pacíficamente y desde arriba o lo hacen las masas
violentamente desde abajo'(2). Las conducciones de la izquierda tienen la palabra.
Enero 2 de 2003
(1) Las Mujeres de los Dictadores - Planeta
(2) J. D. Perón agosto de 1945 discurso en el Colegio Militar
https://www.alainet.org/es/active/2971?language=es
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