Ama Sua, Ama Llulla, Ama Qhilla

Los primeros pasos del Estado Plurinacional en Bolivia

12/02/2009
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“El Estado asume y promueve como principios ético-morales de la sociedad plural: ama qhilla, ama llulla, ama sua (no seas flojo, no seas mentiroso, ni seas ladrón), suma qamaña (vivir bien), ñandereco (vida armoniosa), teko kavi (vida nueva) ivi maraei (tierra sin mal) y qhapaj ñan (camino o vida noble)”, reza el artículo octavo de la nueva Constitución Política del Estado de Bolivia que fue promulgada el 8 de febrero de 2009.

Sin embargo, a menos de una semana de esa histórica promulgación que debería marcar el rumbo de la refundación, un escándalo de corrupción sacude las fibras más íntimas de este proceso de cambio.

Hoy, Santos Ramírez Valverde, el segundo hombre fuerte del Movimiento al Socialismo (MAS), ex Senador de la República y ex presidente de la empresa nacionalizada Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) fue detenido preventivamente y trasladado a la cárcel de San Pedro (La Paz) por determinación del Juzgado de la Corte Superior de Distrito.

El 27 de enero fue asesinado, en La Paz, el empresario Jorge O’Connor, los sicarios le arrebataron 450 mil dólares en efectivo que portaba en dos maletines, las investigaciones señalan que ese monto era parte de los diezmos o coimas que recibía el alto dirigente del MAS por contratos que realizaba con la empresa fantasma Catler Uniservice. Se presume que existieron otras entregas ilegales de dinero.

En este flagrante hecho de corrupción que tiene que ser combatido con todo rigor, presumiblemente también están involucrados la ex esposa de Ramírez, la diputada del MAS, Giovanna Navia Doria Medina, tres de sus hermanos, un cuñado; hermanos de un diputado del partido opositor PODEMOS y delincuentes prontuariados que están detenidos.

YPFB y Catler Uniservice firmaron un contrato para la construcción de una planta separadora de líquidos en Río Grande (Santa Cruz), cuyo costo asciende a 68,3 millones de dólares y, una semana antes del hecho, se desembolsó 4.5 millones de dólares de los cuales se entregaba, el día del asesinato, el 10 por ciento a Ramírez: 450 mil dólares.

El 30 de enero, en un acto realizado en la ciudad de Tarija, el presidente Evo Morales Ayma, ratificó su confianza en la ex autoridad de la empresa estratégica más importante de este país.

“Yo conozco al compañero Santos Ramírez y dudo de esas acusaciones, pero el caso está en investigaciones. No porque sea Ramírez del ámbito político puede ser tapado. No, tiene que esclarecerse, pero pongo dos ejemplos: Jorge Alvarado y Manuel Morales Olivera, ex presidentes de YPFB que han sido acusados, se han defendido y no hay nada hasta ahora e inclusive sus acusadores se escaparon al no tener pruebas”, afirmó el Jefe de Estado; horas después se desdijo y lo destituyó de su cargo.

Hombre de confianza

Santos Ramírez Valverde nació el 14 de agosto de 1962, en Caiza D, provincia José María Linares del departamento de Potosí. Se inició como dirigente sindical del magisterio rural para luego jugar un rol protagónico en la actividad política.

En 1995, junto a Evo Morales Ayma y otros dirigentes de los movimientos sociales, fundó el Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (IPSP), que poco después adoptaría la sigla de Movimiento Al Socialismo (MAS).

En 1999, fue candidato a alcalde de Potosí con magros resultados; en las elecciones de mayo de 2002 resultó elegido Diputado por Potosí y en los comicios de 2005 fue elegido Senador de la República.

En la legislatura 2006, fue presidente de la Cámara Alta, período en el cual ocupó en dos oportunidades la Presidencia de la República de Bolivia, puesto que Evo Morales Ayma como Álvaro García Linera viajaron al exterior del país para intervenir en diferentes actos oficiales. Durante sus breves mandatos, promulgó siete leyes.

Antes de asumir la presidencia interina de YPFB, tuvo un papel destacado en la conformación del Estado Mayor del Pueblo, la Coordinadora Nacional para el Cambio (CONALCAM) y fue operador político en la Asamblea Constituyente.

Aunque existieron una serie de acusaciones durante su mandato parlamentario, nunca antes se le pudo comprobar nada.

“Él era el más relacionado con el Presidente de la República; por eso, es que nosotros considerábamos a Santos Ramírez uno de los segundos hombres en Bolivia... Puede que nuestro compañero haya sido utilizado para que caiga, porque después del 2015, ¿a quién tenemos? Nosotros pensábamos que era nuestro segundo hombre”, reveló con lágrimas, el diputado masista, Hilario Callisaya.

Revolución moral

La determinación del Presidente de la República, en torno a este caso, es aportar a las investigaciones mediante el recién creado Ministerio de Transparencia y Lucha Contra la Corrupción: “caiga quien caiga”.

“Hermanas y hermanos, algo ético que se ha recuperado es la ley que nos dejaron nuestros antepasados. Por primera vez en la nueva Constitución Política del Estado se incorpora el ama sua, ama llulla, ama qhilla (no seas ladrón, no sean mentiroso ni seas flojo)”, dijo en partes de su discurso al promulgar la nueva CPE, el Primer Mandatario de la Nación.

Al remarcar que primero deben cambiar los gobernantes, ministros, parlamentarios y otras autoridades, se preguntó en qué consiste el cambio: “en dejar de ser egoístas, dejar de ser individualistas, dejar de ser ambiciosos, dejar de ser sectareos y regionalistas; primero la Patria”.

En una reunión de evaluación realizada a finales de año por el gobierno, se detectó entre los aspectos negativos de los tres años de gestión, los hechos de corrupción, el nepotismo y la burocracia estatal.

Nadie imaginó que ese flagelo había estado tan incursionado.

Se estima que más del 50 por ciento de los funcionarios que trabajan en 20 ministerios pertenecen a los partidos tradicionales y ni siquiera conocen los pilares fundamentales del proceso de cambio. Urge una revolución moral y del comportamiento.

Ante este clima adverso, con la promulgación de la nueva Carta Magna también se posesionó al nuevo gabinete ministerial que ocasionó una serie de reacciones contrarias, sobretodo, en representantes de movimientos sociales.

“Este no es un gabinete plurinacional, es un gabinete neoliberal”, aseveró el dirigente campesino, ex asambleísta y fundador del MAS, Román Loayza.

El presidente de Juntas Vecinales de El Alto, Ismael Herrera, manifestó muy molesto que los ministros de Estado que hicieron daño al país y al proceso de cambio continúan en sus cargos en contra del pedido de algunas organizaciones sociales.

“Existe una gran molestia del pueblo indígena, a pesar de que respetamos la decisión asumida por el presidente Evo Morales. Pero eso no quiere decir que los del Chaco, Oriente y Amazonia sean unos incapaces para asumir una responsabilidad. Creo que no es correcto que un presidente indígena discrimine a los 34 pueblos indígenas, población que es tan importante para la lucha de la democracia y que fue olvidada. No podemos seguir siendo excluidos”, aseguró el principal dirigente de la Confederación Indígena del Oriente Boliviano (CIDOB), Adolfo Chávez.

Más sombras en el gobierno

El mencionado caso de corrupción en la actual gestión de gobierno no es el único: existe otro escándalo de contrabando ocurrido el año pasado, hasta hoy no esclarecido y que lamentablemente se ha convertido en una sombra en el proceso de cambio.

El 27 de julio, un convoy de 33 camiones con contrabando avalado en más de 1.5 millones de dólares abandonó la Zona Franca de Cobija (Pando) y ese mismo día fue detenido en la localidad de Santa Rosa del Abuná por el Comando Conjunto.

Según informes oficiales del Comando Operativo Aduanero (COA); del ex presidente de la Aduana Nacional, general César López e incluso del principal dirigente de los contrabandistas, Jesús Chambi, la autorización para la salida ilegal de los vehículos y la mercadería fue del Ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana.

En el propio Palacio de Gobierno se habría realizado una reunión en la que se autorizó la salida “sólo de 15 camiones”, pero los comerciantes contrabandearon en 33 camiones. El caso sigue en investigación.

“Es un mal comienzo. Las organizaciones sociales y sindicales hemos pedido el cambio de actitud del Presidente de la República, Evo Morales. Eso significaba el cambio de algunos ministros. Los que están en el gobierno más de tres años creo que le hacen mal a la actividad. Sólo cambiaron a tres o cuatro ministros y los demás están ratificados”, cuestionó el dirigente de la Central Obrera Boliviana (COB), Sósimo Paniagua.

Si este caso del contrabando no es esclarecido y los responsables no son sancionados de acuerdo a ley, como el caso de corrupción, el estigma de la corrupción será una sombra en el gobierno.

A Santos Ramírez Valverde se lo acusó de encabezar un negociado por la adjudicación de la empresa Catler-Uniservice para la construcción de una planta procesadora de líquidos en Río Grande, Santa Cruz, y por recibir soborno, pero también está imputado por los delitos de conducta antieconómica, uso indebido de influencias, incumplimiento de deberes, asociación delictuosa, cohecho pasivo propio y contratos lesivos al Estado.

A los responsables de otros hechos ilegales les debe caer también el peso de la ley.

Lo cierto es que en todo el escándalo de la corrupción –como en el caso del contrabando- la mayoría de las autoridades, parlamentarios, dirigentes y otros representantes del MAS, prácticamente “desaparecieron” del espectro político: no emiten opinión, no cuestionan, no escriben y menos fiscalizan. Guardan un silencio cómplice.

“Callar es lo mismo que mentir”, decía el sacerdote jesuita Luis Espinal, antes de ser asesinado en la dictadura garcíamezista.

Una de las excepciones, el Senador de la República, Gastón Cornejo, dijo que el MAS fue herido de muerte y solicitó a la Dirección Nacional que Santos Ramírez Valverde sea expulsado del partido para asumir su defensa sin ninguna protección.

“Yo no sé qué pasa con la Bancada del MAS, hasta ahora no hay una expresión colectiva, posiblemente porque están tan avergonzados como yo”, reconoció el parlamentario.

El proceso de cambio necesita bolivianos y bolivianas con una visión crítica constructiva que rescate los principios éticos, morales, filosóficos, históricos y, sobretodo, que defienda la dignidad para marchar hacia la refundación. Bolivia necesita soldados de la revolución.

A la tradición ancestral del ama qhilla, ama llulla, ama sua (no seas flojo, no seas mentiroso, ni seas ladrón), urge sumar un mensaje de la sabiduría popular: ama llunk’u (no seas adulador, no seas tira saco ni seas servil…).


- Alex Contreras Baspineiro es periodista y escritor boliviano, ex vocero de gobierno. alexadcb@hotmail.com

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