Un futuro… ¿incierto?

05/02/2009
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Las cifras de personas desempleadas en Guatemala son alarmantes. Según especialistas, el aumento de desempleados inició en julio del año 2007, en un 30% a todo nivel, incluyendo al sector operativo y gerencial. Hoy el aumento es del 200% y se calcula que seguirá subiendo debido a que las empresas buscan hacer recortes de personal pues quieren pagar menores sueldos.

Tal situación es perceptible cada vez más, pues todos los días siempre hay alguien que comenta estar desempleado, desde hace 2 meses como mínimo, y no duda en ponerse a las órdenes en cualquier oficio o profesión. Este hecho es lamentable porque, como nunca antes, se está viendo a personas graduadas a nivel técnico universitario o de licenciatura, pedir trabajo hasta en algo que no compete a su especialidad o que no es más de lo que ya desempeñaba. Más preocupante aún, es pensar que si esto está ocurriendo con personas que tienen un nivel académico alto, ¿qué estará pasando con aquellas que apenas han alcanzado un nivel diversificado o medio, y peor aún, con las que nunca han tenido la oportunidad de estudiar?

Una pequeña muestra del nivel de desempleo que hay en Guatemala pudo observarse recientemente, en la Feria del Empleo realizada el 15 y 16 de enero recién pasados, en un salón del Parque de la Industria. Las noticias hacen alarde que en tan sólo una hora de estar inaugurada, ya habían sido más de mil personas quienes habían dejado su hoja de vida para el análisis de selección, y en los alrededores las filas eran kilométricas.

Pero el fenómeno no es simple, al contrario, cada día se vuelve más complejo: jóvenes que se gradúan y buscan hacerse de un record laboral sin que nadie los acepte porque (como algo absurdo) todos los contratistas piden un mínimo de experiencia, personas a quienes ya no les renuevan sus contratos de servicio luego de haberlos motivado con unas “vacaciones”, empleados que son despedidos por recortes de personal, esposos o esposas que buscan un segundo trabajo porque sólo uno ya no es suficiente, personas adultas o maduras a quienes ya no quieren contratar porque sólo interesan los jóvenes de 18 a 30 años; jóvenes que emigran de su tierra natal porque la cosecha ya no da, centroamericanos que también buscan un empleo pues emigraron a nuestro país en busca de un futuro mejor, y como dato más alarmante: ¡los más de 25 mil deportados sólo en el año 2008!

Si bien es cierto que la crisis económica tiene su génesis en el ámbito internacional, también es cierto que sus raíces se están propagando por todas las naciones y Guatemala no es la excepción. Es irónico observar cómo la crisis se manifiesta de diferente manera y en diferentes magnitudes, sin embargo es sorprendente ver que muchos guatemaltecos y guatemaltecas ignoran lo que pasa, y más aún, lo que viene en camino…

La recesión y contracción económica tiene tronándose los dedos a los países ricos y desarrollados, entonces ¿cómo no preocuparse por lo que puede pasar en países tercermundistas como el nuestro? Ya enfrentamos una crisis en la economía del hogar, otra crisis en lo laboral, una crisis más en la parte psicológica por la frustración de no poder desarrollarnos libremente, crisis en principios y valores, en fin, el país está inmerso en una problemática que lejos de encontrarle solución, los guatemaltecos y guatemaltecas sólo están viendo pasar con la frivolidad de la indiferencia, pues aún no se ve que se haga y se tenga conciencia, de lo grave que es el asunto, y menos aún, de lo que está por venir…

Independientemente de cómo evolucione el fenómeno, todos y todas debemos estar concientes que la solución no es dejarnos amedrentar por quienes no quieren pagar salarios justos, por quienes cobran más aprovechándose de las necesidades, por quienes acaparan para especular para su propio beneficio…

Tristes son algunas noticias de personas que se suicidan por no poder con sus problemas económicos. Sólo en los últimos 6 meses los medios han divulgado tres casos. Muchos son las personas desempleadas que no pueden acudir a presentar su papelería porque carecen del efectivo para pagar sus antecedentes penales, policíacos y hasta para sacar tantas fotocopias, así como también para subsistir mientras no consiga el empleo, o si tiene suerte, para subsistir mientras llega el primer sueldo.

Si se hace un análisis profundo, puede deducirse que el problema se ha venido gestando desde hace muchos años atrás. Ello significa que las políticas públicas que tanto el Gobierno como la iniciativa privada implementen, deben estar en función de beneficiar a la población, más que perjudicarla, dicho de otro modo, las soluciones debieran promoverse con una visión de Nación, desprovistas de intereses particulares.

De todos es conocido que los poderosos empresarios piden a gritos la reactivación de la economía por medio de otorgar más facilidad de créditos, lo que no aclaran es que los porcentajes de intereses son altos y son ellos mismos quienes no garantizan una estabilidad laboral para que, quienes adquieren dichos créditos, puedan saldarlos.

Se aproximan tiempos difíciles. Nuestra sociedad se está viendo forzada a cambiar drásticamente y, como siempre, carecemos de una cultura de comunicación eficiente y real, y afianzamos la cultura del consumismo e individualismo, sin darnos cuenta que lo único que lograremos, es que unos cuantos sigan acaparando la riqueza, y que aumente la pobreza y extrema pobreza, siendo nosotros, la gran mayoría, quienes estaremos en este segundo grupo.

Brenda Mejía
Analista de Incidencia Democrática
 

Fuente: Incidencia Democrática (Guatemala)

http://www.i-dem.org

https://www.alainet.org/es/active/28832

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