Se viene otro referendo clave para Latinoamérica

04/02/2009
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Chávez quiere que todos los cargos electivos estén sujetos a elecciones continuas

Hace poco los ojos latinoamericanos estaban puestos en Bolivia y el referendo sobre la Constitución ganado finalmente por Evo Morales. Este 15 de febrero habrá una elección tanto o más importante en Venezuela.

Con la votación de una enmienda constitucional, el proceso bolivariano habrá llegado a la cifra notable de dieciséis elecciones democráticas en los diez años de Hugo Chávez en el poder, cumplidos el 2 de febrero. Todas, excepto la consulta por la reforma de la Constitución, en diciembre de 2007, fueron ganadas con amplitud por el presidente y sus candidatos. En esa única derrota ante la oposición, por apenas 1,5 puntos, Chávez reverdeció sus pergaminos democráticos porque la aceptó a sólo ocho horas de cerrado el comicio.

En esa ocasión el oficialismo quería cambiar 69 artículos sobre los 350 que tiene la carta magna. La intención original era más limitada, pero los parlamentarios, organizaciones de masas orientadas por el chavismo y los líderes del Partido Socialista Unificado de Venezuela (PSUV), le fueron añadiendo más y más reformas.

A la luz de los resultados de esa vez no habían explicado bien a sus propias bases el sentido de la reforma, ni la importancia de la misma. Por eso mucha gente no fue a emitir su sufragio y en esa alta abstención radicó una de las claves de que los “rojos rojitos” perdieran el invicto electoral.

Ahora está planteada una obra más modesta: una enmienda de cinco artículos. La pregunta que podrán contestar casi 17 millones de venezolanos mayores de 18 años es: "¿Aprueba usted la ampliación de los derechos políticos de las venezolanas y los venezolanos en los términos contemplados en la enmienda de los artículos 230,192, 174, 162 y 160 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, tramitada por iniciativa de la Asamblea Nacional al permitirse la postulación para todos los cargos de elección popular, de modo que su elección sea expresión exclusiva del voto del pueblo?".

Desde los legisladores regionales hasta el presidente de la República, pasando por diputados, alcaldes y gobernadores, podrán ser votados tantas veces como lo desee el electorado, de prosperar el SI el 15 de febrero.

La oposición, nutrida por cinco gobernadores, Primero Justicia, Copei, AD y otros partidos, la cúpula empresarial y eclesiástica y, sobre todo, los grandes medios de comunicación, han caratulado esta elección como que Chávez quiere la “reelección indefinida”.

El presidente y el ministro de Información, Jesse Chacón, han puntualizado que esa es una manera de distorsionar la iniciativa y demonizarla ante la opinión pública. Por eso replican que la enmienda procura que haya más democracia: si un diputado, gobernador o presidente quiere continuar en el cargo debe decidirlo el voto. Cuando el electorado baje el pulgar, nadie podrá seguir.

“Reelección indefinida” según la oposición, “democracia continua” para los bolivarianos, tales son los términos antagónicos de una elección que también se libra en la terminología para mejor captar al electorado.

Relaciones difíciles con imperio

No hace falta ser chavista para advertir que en el decenio que el presidente lleva en el Palacio de Miraflores, las administraciones que pasaron por la Casa Blanca le dispensaron un trato más que hostil. Amén de hostigarlo políticamente, negarle ventas de repuestos de aviones, etc, directamente trataron de sacarlo del poder por “las buenas” (alimentando a la oposición) y por “las malas” (prohijando el golpe de Estado de abril de 2002).

En esa actitud ha descollado el republicano George Bush en los últimos ocho años y algunos subsecretarios del Departamento de Estado como Otto Reich.

Aún es temprano para asegurarlo, pero las cosas no pintan mucho mejor con Barack Obama, quien antes de asumir el cargo declaró en un reportaje en la cadena Univisión: "Chávez ha sido una fuerza que ha impedido el progreso de la región". Por si algún televidente se había quedado dormido, abundó: "hay que ser muy firmes cuando Venezuela está exportando actividades terroristas o respaldar a entidades maliciosas como las FARC.".

La relación bilateral estaba en un pésimo momento cuando asumió el afroamericano. En setiembre último Chávez, en solidaridad con Bolivia, expulsó al embajador norteamericano en Caracas, Patrick Duddy. Inmediatamente Bush hizo lo propio con el diplomático Bernardo Alvarez, acreditado en Washington.

En estas condiciones la oposición de derecha venezolana, que contó con todo el dinero del mundo de la administración Bush para socavar al gobierno bolivariano, seguirá obteniendo al menos el apoyo político del flamante presidente. Si aquél habría sido un impedimento para el progreso de la región, es lógico que Obama apoye a quienes quieren remover ese obstáculo.

Duddy no pudo volver a la sede diplomática. Pero el encargado de negocios, John Caulfield, concurrió a una reunión conspirativa contra Chávez realizada el 8 de enero en Puerto Rico. Allí se encontraron el también estadounidense Alfred Taylor, coordinador de Operaciones Especiales de la Dirección Nacional de Inteligencia (DNI), Peter Kliber y Pablo Genoves, asesores de comunicaciones estratégicas de la misma DNI, Klein Silbes responsable para el Caribe del Comando Sur-Colombia y los venezolanos Federico Ravell, Julio Borges, Luís Planas y Omar Barboza. Ravell es un acérrimo opositor al gobierno que preside el canal de TV Globovisión. Planas es titular del partido Copei. Está claro que el imperio y sus amigos de Caracas votarán NO.

Méritos del presidente

Un análisis economicista diría que el jefe de Estado tiene su poder disminuido pues el barril de petróleo bajó de los 150 dólares del año pasado a 50 de la actualidad. Pero quien tiene tantas reservas certificadas como Venezuela, que pronto serán 316.000 millones de barriles de crudo, superando las de Arabia Saudita, puede planificar con cierta tranquilidad el futuro político.

El sondeo de la consultora Datanálisis pronosticó una victoria del SI por algo más de 3 puntos. Otros estudios sugieren que la luz de ventaja oficialista se estiraría hasta 7 puntos. Hasta ahora no se conoce ningún trabajo que arriesgue a favor del NO.

Y es muy posible que Chávez triunfe, como recientemente lo hizo Evo Morales en la consulta sobre la nueva Constitución, aunque no es seguro que llegue al 62 por ciento de los votantes como el aymara.

Las performances de Chávez van de menor a mayor: triunfó por primera vez en diciembre de 1998 con el 56,5 por ciento de los votos; fue elegido en julio de 2000, estrenando Constitución, con el 59,76 por ciento, y reelegido en diciembre de 2006 con el 62,84, con lo que se aseguró el mandato hasta febrero de 2013.

¿Por qué el jefe de Estado cree en su victoria? Es que su balance de lo actuado este decenio en Miraflores es francamente positivo, como lo expresó el 2 de febrero último. Allí aseguró que salieron de la pobreza 2.2 millones de personas. “La pobreza extrema, que abarcaba al 42 por ciento de la población en 1990, se redujo ahora a 9,1 por ciento; los hogares pobres pasaron de 55,1 por ciento a 26 por ciento”, puntualizó.

Esos avances, que la oposición minimiza como mero resultado de la renta petrolera, fueron fruto de los programas sociales. En el área educativa hay cuatro programas: Misión Robinson I (alfabetización), Misión Robinson II (primaria), Misión Ribas (Secundaria) y Misión Sucre (estudios superiores). Como fruto de la nombrada en primer término, ya en 2005 el país fue declarado libre de analfabetismo, con colaboración de facilitadores cubanos y el programa “Yo sí puedo”.

Se dirá que si el país avanzó tanto no sería necesario que Chávez se pueda presentar en 2012 a un tercer mandato y que catorce años son más que suficientes. Esto último es relativo, en 200 años de vida “independiente” y, sobre todo, por la necedad y fiereza de la oposición conservadora.

En los procesos de transformación los líderes son necesarios y hasta imprescindibles; las objeciones no tienen razón de ser cuando media la voluntad popular plasmada en elecciones.

Por el contrario, en Nicaragua se vio cuán negativo resultó que en 1990 la Unión Nacional Opositora, fomentada por Bush padre, interrrumpiera la presidencia de Daniel Ortega. Con Violeta Chamorro, Arnoldo Alemán y Enrique Bolaños no quedó nada en pie de los programas de la revolución sandinista. Se perdieron diecisiete años, vidas, salarios y libertades hasta que Ortega volvió a la presidencia. ¿Acaso se quiere que eso pase en Venezuela?

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