¿Qué y para qué son las elecciones en nuestro país?
- Opinión
Dice el viejo refrán popular “que todos los caminos conducen a Roma”. De la misma forma en nuestro país a donde quiera que se vaya: foro, debate, seminario, encuentro o como quiera llamarse el tema es: las elecciones del 2010.
Sectores de intelectuales, de algunas organizaciones sindicales en concubinato con algunos políticos burgueses reciclados “se han echado al hombro la cruz” de buscar la unidad del movimiento anti TLC con miras a una participación en dicho proceso electoral. Argumentan que es la única forma de acabar con el modelo neoliberal impuesto en nuestro país hace casi treinta años. Son los mismos que ahora andan igualmente pregonando la renegociación del TLC. Posición abiertamente contradictoria, ya que por un lado aceptan el TLC con todas sus imposiciones al país y buscan maquillarlo con la renegociación y por otro lado hablan de terminar con el neoliberalismo en el país por vía de la toma del poder. Me gustaría escuchar la forma en que conciliarían ambas posturas.
En relación a los procesos electorales que cada cuatro años se realizan en nuestro país es imperativo el análisis de su verdadero significado antes de decidir si se participa o no en el. Ahora la principal corriente electorera plantea que primero elijamos candidatos y que luego nos pongamos de acuerdo en un Programa de gobierno. Esta posición indica con claridad que en el fondo la principal motivación es de puestos, el arribismo puro.
En relación a la búsqueda del verdadero significado de los procesos electorales en nuestro país el pueblo, las organizaciones sociales y de la izquierda revolucionaria deben considerar los siguientes postulados:
1. Las elecciones en Costa Rica –como parte del sistema capitalista en su conjunto- constituyen el mecanismo a través del cual las elites económicas, políticas y mafiosas se relevan o se mantienen en el ejercicio del gobierno. Este mecanismo les garantiza la capacidad de seguir explotando y oprimiendo al pueblo ya de por demás empobrecido.
2. Son el momento a través del cual buscan legitimarse y buscar la representación popular que no tienen y que por supuesto no les corresponde, al estar integradas, perseguir u operar los intereses de la clase social dominante –la burguesía--, del capital transnacional y del imperialismo norteamericano.
3. Las elecciones en nuestro país constituyen un proceso en donde se reconocen formal y temporalmente derechos políticos y donde existen algunas posibilidades de participación. Sin embargo también son un proceso en donde las grandes mayorías no cuentan con las condiciones económicas, políticas, sociales y culturales para participar, precisamente por su situación de explotación, miseria y dominación. Constituyen también un intento por hacernos creer en una democracia inexistente que, además, no tendría que reducirse al voto sino, sobretodo, debiera ser la garantía de los derechos más fundamentales: trabajo, salud, educación, vivienda, vestimenta, recreación, organización y participación política plena, entre otros. Derechos que son negadas a las mayorías no más tomado el poder.
4. Las elecciones en nuestro país son un gran negocio y parte del mercado capitalista. Constituyen una actividad comercial en sí misma y poseen gran rentabilidad económica para la venta de espacios en los medios-empresas de difusión masiva, para el lavado de dinero, para garantizar negocios millonarios con el gobierno de turno, etc. Son, además, la manera para seguir utilizando al Estado como una empresa para saciar el deseo voraz de lucro del gran empresariado y de la oligarquía. Las elecciones son una mercancía ideológica que pretenden que consumamos a conveniencia del poder establecido. Las elecciones son parte de la hegemonía lograda por la burguesía durante décadas, en donde el pueblo y las expresiones de la izquierda se han dejado envolver y se han convertido –en esencia- en obedientes y consentidoras de la enajenación y desgracia popular. Una hegemonía que ha sido implantada a través de distintos partidos y organizaciones sociales, económicas y políticas, de diversas políticas e instituciones, de distintos aparatos ideológicos. Una hegemonía a la cual las fuerzas patrióticas y revolucionarias no hemos enfrentado a través de una contra-propuesta coherente, estratégica y de largo plazo.
6. Las elecciones en nuestro país son un tiempo y un espacio político en donde las reglas del juego se hicieron para garantizar la protección de los intereses de clase y favorecer a los dueños del capital (burguesía, crimen organizado, casta policial y medios-empresas de difusión masiva) y sus lacayos. No son una posibilidad para que el pueblo sea el protagonista. El pasado proceso refrendario para decidir el destino del TLC así lo demostró.
7. Asimismo, las elecciones se desarrollan en un marco de falta de información y desinformación predominante y el dominio de una ideología anticomunista reproducida por los aparatos de Estado (educación, policía, etc.) por instituciones ubicadas en la sociedad civil (gremiales empresariales, iglesias, empresas educativas, medios-empresas de difusión masiva) y por los partidos políticos, inclusive por algunos que se hacen llamar de izquierda.
8. Las elecciones, como parte de la lógica e intereses de la burguesía y el imperialismo, conllevan la existencia de partidos y liderazgos políticos que reproducen el individualismo, el caudillismo, la compra y acarreo de votos, la coacción, la amenaza, etc.
9. Los partidos en contienda, se presentan diferentes en su forma (logotipos, caras, canciones, etc.), pero son iguales en esencia. Por ejemplo, sus dirigentes y candidatos tienen la característica de ser oligarcas, burgueses y nuevos burgueses o pequeños burgueses con aspiraciones a subir en la escala social venidos a esta condición a través de la expoliación y explotación de nuestro pueblo, de hacer de la violencia un negocio, del narcotráfico y las mafias, del manejo corrupto de puestos públicos, de servicios prestados como operadores políticos de la burguesía financiera, industrial, comercial y delincuencial, o a través del oportunismo y de negocios acuñados con discursos de izquierda y “revolucionarios”.
10. Los partidos, los políticos y sus dueños –los visibles u ocultos— actúan queriendo comprar nuestras voluntades con limosnas (fertilizantes, láminas de zinc, bonos de vivienda, puestos en el gobierno, etc..), con propaganda electoral vacía, con mentiras, con cuentos y demagogia.. Pretenden convencernos con “promesas, despertando viejas esperanzas. Sus propuestas pues, son elitistas, populistas, demagógicas e ilusorias.
11. En general partidos y políticos que no están interesados en resolver los problemas Del pueblo, sino en ganar una alcaldía, una diputación, algún ministerio, algún puesto público de importancia, en la cuota electoral y en saquear o utilizar al Estado para seguir acumulando capital. Como pueblo sabemos que los políticos y los partidos son sinónimo de corrupción, robo, delincuencia, enriquecimiento personal y mentiras.
12. Todos sabemos que los partidos políticos y los políticos en nuestro país son entreguistas y sumisos con las empresas trasnacionales y con el imperio de Estados Unidos, lo cual se debe a que son burgueses serviles o serviles de los burgueses.
Son entreguistas, además, cuando aprueban o no luchan contra un tratado como el TLC, impuesto por Estados Unidos.
13. No hay garantía de elecciones limpias. En este momento ni siquiera las mismas leyes y las instituciones electorales y políticas en general, garantizan elecciones honestas. El TSE es aun apéndice de los intereses del COMEX y de la mafia enquistada en casa presidencial y el congreso. Como nos lo demuestra el caso de las elecciones del 2006 donde el mismo Otón Solís denunció en cadena de televisión de que había sido victima de un fraude electoral.
14- Utilizan el dinero del pueblo o el dinero mal habido para financiar sus campañas. En su mayoría son campañas que se financian con el dinero que pagamos a través de nuestros impuestos o dinero que resulta de la explotación que padecemos en fincas,
fábricas, comercios, bancos, etc.
15. Existen factores que impiden y dificultan la participación política popular y las posibilidades de un proyecto popular y revolucionario. Por un lado, una alternativa política revolucionaria, carecería en la actualidad de los recursos económicos mínimos para competir. Se enfrentaría a fuerzas económicas y políticas que, además de contar con fondos millonarios, (como sucedió en el referéndum octubre 2007) utilizan los recursos del Estado y tienen la capacidad de pagar o de ser beneficiados con espacios en el monopolio de los medios-empresas de difusión masiva que están, en tanto propiedad privada, en manos de burgueses transnacionales y locales. De tal manera que una alternativa revolucionaria, comprometida con los intereses del pueblo en situación de miseria y explotación tendría que desarrollar su estrategia basada en otro tipo de recursos y capacidades de las cuales hoy carecemos.
16. En conclusión, las elecciones en nuestro país son propias del régimen burgués e imperialista, en donde tienen las condiciones para competir sólo los partidos y políticos ligados a los intereses de la burguesía, la pequeña burguesía arrivista – oportunista y el imperialismo. Las elecciones, entonces, no pueden ser consideradas parte de una democracia que, por demás, no existe.
Esperemos a ver cual es la posición que asumen algunos corrientes o partidos políticos que se autodenominan comunistas o revolucionarios.
Mateo Arroyo Cortes
Alajuela-Costa Rica
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