Un paraíso llamado Brasil

09/11/2002
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  • Opinión
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Al crear el mundo Yahvé encargó a los serafines y querubines ejecutar el proyecto América Latina. Animados, los ángeles pusieron manos a la obra, convencidos de que del plan del Gran Arquitecto sólo podría salir de lo mejor. Después de un tiempo los serafines cayeron en la cuenta de que había pequeños errores de cálculo. ¿Cómo era posible, si todo había sido previsto por la Infinita Sabiduría? Ante las evidencias, algunos ángeles aminoraron el trabajo, lo que pareció, a los ojos de los arcángeles, un boicot al proyecto. Como buen patrón , Yahvé decidió dialogar con los rebeldes: -¿Por qué han faltado al trabajo?
-Porque el proyecto no es justo, respondió el líder de los serafines.
-¿Cómo que no es justo?, se espantó Aquel que es infinitamente justo.
-Vea, Señor -dijo el ángel-: México es proporcional a Argentina; Nicaragua a Bolivia; Panamá a Uruguay. Pero hay un país demasiado grande en América del Sur. ¿Por qué no lo dividimos en cinco o seis países, de modo que evitemos que, en el futuro, haya quejas de que el Señor privilegió al Brasil? Irritado porque dudaban de su imparcialidad, reaccionó Yahvé:
-Sé muy bien lo que estoy haciendo. Y añadió: -Continúen la obra. Días después, Yahvé vio agotarse su infinita paciencia ante la noticia de que los querubines más conscientes, organizados en el sindicato angélico, afiliado a la CUT, se habían puesto en huelga. Sin temer a las afrentas, compareció ante la asamblea de clase: -Y ahora, ¿cuál es el reclamo?
-Los serafines tienen razón, Señor, explicó el líder. El proyecto es realmente injusto y por eso no podemos continuarlo.
-Pero bueno, ¿qué hay de equivocado en hacer países con dimensiones diferentes?, replicó Yahvé. Prefiero la diversidad antes que un continente cuadriculado, como hice con las especies de la vida.
-No estamos hablando de proporcionalidad territorial, dijo el ángel. Nos estamos refiriendo a los fenómenos naturales destinados a cada país. Vea, Señor: hay desierto en Chile, en Perú y en México; en Brasil ninguno. Volcanes en Nicaragua y huracanes en Cuba; en Brasil ninguno. Terremotos en Perú, en Guatemala, en Nicaragua, en El Salvador y en México; en Brasil ninguno. Hay nieve y ventisqueros en toda la cordillera andina; en Brasil sólo una heladita, tres noches al año, en São Joaquim, para atraer turistas. Otro ángel añadió:
-Nosotros, los de la dirección del sindicato, incluso desconfiamos de que no se trate de una injusticia. Nos está pareciendo que, tras el fracaso del Edén, el Señor decidió reeditar el Paraíso.
-¿Cómo? , exclamó Yahvé.
-¿No se cerró el Edén por culpa de un maldito árbol? Pues hemos advertido que, entre todos los países del mundo, sólo Brasil tiene nombre de vegetal. Dadas sus dimensiones continentales, la ausencia de cualquier catástrofe natural y los inmensos recursos reservados a él, concluimos que allí el Señor pretende reeditar el Paraíso, ¿no es verdad? ¿O cómo explicar el proyecto de conceder al Brasil la mayor cuenca hidrográfica del mundo, ocho mil kilómetros de costa, una selva que absorberá buena parte del dióxido de carbono de la atmósfera, 600 millones de hectáreas cultivables y que puede dar tres cosechas al año? Yahvé se acarició su larga barba y dijo: -Sí, reconozco que tuve esa tentación de bendecir al Brasil de manera especial. Pero sé, en mi omnisciencia, que allí por muchos años no estará el Paraíso. Esperen sólo a ver qué tipo de políticos va a elegir esa gente. El desastre, al menos en los cinco primeros siglos tras la llegada de Cabral, será muy grande: habrá miseria, discriminación, corrupción y violencia. Los niños andarán por las calles sin horizontes y los campesinos se apostarán a la vera de las carreteras esperando recibir un trozo de tierra. Como no pierdo la esperanza, quizás un día los electores descubran que, votando a favor de la justicia y de lo social, el Brasil andará muy cerca de ser un Paraíso, con mucha paz y abundancia. Los brasileños eligieron a Lula presidente de la República. Su gobierno no nos dará un Paraíso, pero si nos juntamos en una gran unión nacional al menos podremos quedar libres del infierno del hambre, del desempleo y del analfabetismo.
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