El día después de las municipales
29/10/2008
- Opinión
Santiago de Chile
Tras conocerse los resultados de las municipales; la posterior renuncia de Soledad Alvear a la presidencia de la Democracia Cristina (DC) y a sus intenciones de competir por La Moneda, los partidos políticos deberán analizar los futuros escenarios de cara a las elecciones 2009.
Lo cierto, es que más allá del incomprensible exitismo de la derecha, la Concertación, la izquierda y los independientes que están en contra del modelo neoliberal deberán ponerse de acuerdo o, en algunos casos, enmendar rumbo si quieren evitar que la derecha gobierne el país.
Sin duda que los resultados obtenidos en las elecciones municipales 2008 pueden ser interpretadas y justificadas de miles de forma. Lo concreto, que la fuerza de los partidos se representa en el voto por concejales y no por elección de alcalde. Entonces, podemos decir que si se hace la comparación entre los resultados obtenido por el gobierno en el año 2004 y lo alcanzado el 2008, la coalición oficialista redujo el número de electores de 47,89% a 45,24%. En tanto, la derecha llegó al 35,99% de los sufragios lo que representa una disminución de 1,7% al alcanzado el 2004. Por su parte, la izquierda agrupada en el Juntos Podemos Más mantuvo su votación respecto del 2004 (9,17%) alcanzando el 9,08%.
Las malas cifras obtenidas por el oficialismo obligaron al gobierno y a los partidos del Arco iris a entregar, de manera inmediata y urgente, señales políticas claras con el fin de disminuir la debacle electoral. El mismo domingo 26 de octubre la Presidenta Bachelet tuvo que ampliar, a última hora, la convocatoria al Palacio de Gobierno y cuya cita incluyó más allá de los representantes de la Concertación y sus posibles presidenciales, al invitar al Partido Comunista y a la candidata electa por la comuna de Pedro Aguirre Cerda, Claudina Núñez, ya que ella simbolizaba el éxito de una nueva alianza política entre el oficialismo y el principal partido de la izquierda extraparlamentaria y, por tanto, le entregaba un mensaje inequívoco a la derecha y a la opinión pública que, pese a los resultados de las municipales, la oposición no cuenta con los votos necesarios para llegar a La Moneda el año 2010.
Pero, los efectos de los resultados recién comenzaban a dibujarse en el tablero de la política chilena. La derrota electoral de la Democracia Cristiana obligó a su timonel, Soledad Alvear, a renunciar a la presidencia de la flecha roja y dar un paso al lado en la carrera presidencial y, en consecuencia se terminaba de construir el epitafio que coronaba una gestión inundada de errores al grado de generar un sigma político al expulsar al díscolo senador Adolfo Zaldívar y la renuncia de cinco diputados de su sector. A Soledad Alvear no le quedaba otra alternativa, era lo que tenía que hacer.
Con su renuncia a la carrera por el sillón presidencial la opción del senador y ex presidente Eduardo Freí Ruiz Tagle se fortalece, principalmente por tres razones: Es el único que puede unir a la falange ya que no tuvo participación en la pugna de poder que existió entre alvearistas y colorines, lo que evitaría que nuevos militantes abandonen el partido e, inclusive, podría abrir la puerta a que muchos democratacristianos desencantados vuelvan y, por tanto, podría fortalecer y potenciar a la DC; Es una figura emblemática del centro político lo que lo catapulta como una carta viable para evitar que dicho sector vote por la derecha en las próximas elecciones y, por último, su gestión presidencial estuvo exenta de casos de corrupción como los acontecidos en la gestión Lagos o Bachelet donde inclusive promovió la creación de una oficina de auditoria interna que velaba por el buen cumplimiento de la leyes de probidad.
Tras las elecciones y el buen resultado comunicacional que se generó con la presencia de los comunistas en el Palacio de La Moneda, el gobierno comenzó a instalar a través de sus ministros políticos la posible alianza con el PC llegando a plantear, inclusive, que la izquierda extraparlamentaria podría ser parte del próximo gabinete bacheletista o, anunciando un giro corrector a su actual política económico social al sostener que se hace necesario dar un rol más activo en la generación de políticas públicas al mundo de los trabajadores.
Las cifras que pesan en política
Al hacer un análisis comparados de los resultados obtenidos por los partidos políticos, entre la elección de concejales de 2004 versus las del 2008, la principal derrota la obtiene la Democracia Cristiana que pierde 6,32% de su electorado en cuatro años, además de 41 alcaldías. La DC el 2004 alcanzó el 20,30% de los sufragios mientras que el 2008 solo llegó a 13,98%. Si bien la Falange, como partido, mantiene el primer lugar en la Concertación su supremacía es relativa. Hoy la DC no puede imponer sus condiciones como antaño y se ve en la obligación de negociar en igualdad con sus socios de pacto.
El segundo lugar en pérdida electoral la obtiene la Unión Demócrata Independiente (UDI) quienes reducen su respaldo electoral en 3,72% y, además, deja de liderar a la derecha al obtener menos votación que Renovación Nacional, el cual elevó su porcentaje de 15,09% (2004) a 16,11%.
El tercer lugar del descenso lo obtiene el Partido por la Democracia (PPD). En este sentido, sus militantes deberán agradecer a su actual presidente, José Auth, por haber aplicado una estrategia electoral que evitó que la derrota fuera mayor dado que solo disminuyó 1,44% respecto a lo obtenido el 2004 (9,97%). En el caso de la izquierda extraparlamentaria, el cuarto lugar de los malos resultados los obtuvo el Partido Humanista quien retrocede en representación en comparación al 2004. Hoy el partido naranja llegó a 1,87%, muy por debajo al logrado el 2004 que fue de 1,95%.
En cambio los ganadores de este revés electoral, que todavía tiene nervioso a más de algún dirigente de los partidos tradicionales, lo obtiene el Partido Radical ya que, a ellos, sí les sirvió la doble lista promovida por el PPD pues elevó su representación de 4,6% (2004) a 5,19%. Le sigue en estadística el Partido Socialista de Chile que también sube levemente su votación de 10,9% (2004) a 11,17% y, por último, el Partido Comunista de Chile que de 4,88% de los votos obtenidos el 2004 se consolida hoy en 4,98%.
El valor político del factor PRI
El caso del Pacto Chile Limpio, que lo integran el Partido Regionalista de los Independientes (PRI), el Partido Ecologista de Manuel Baquedano y cientos de Independientes que se agruparon en esta alianza política hay que analizarlo en detalle ya que dicho porcentaje de votación puede prestarse a errores al momento de hacer la evaluación.
Lo primero que hay que decir que el Pacto Chile Limpio obtiene 7,57% de los votos a concejales y el PRI, como partido, solo representa el 48.9% del total (3,70%) ya que los independientes de la lista suman el 49,6% (3,76%) restante. A esto hay que sumar el marginal porcentaje alcanzado por el Partido Ecologista que solo llegó a 0,09%.. En rigor, no se puede hablar de un voto “duro” de los regionalistas ya que en la misma composición del PRI se sostiene bajo la intención de cientos de personas o grupos que se congregaron para poder competir en las municipales y no por otra cosa. Decir lo contrario carece de verdad.
No hay que olvidar que el PRI se conformó como paragua electoral bajo tres principios centrales: Reformar el modelo económico, colocando como eje de la economía a las Pymes; Terminar con el sistema binominal y combatir la corrupción. Su composición agrupa desde ex colorines, ex militantes de la derecha, evangélicos y al antiguo PRI que estaba compuesto por ex militares (algunos vinculados a casos de violaciones de derechos humanos), lo que transforma en una variopinta agrupación difícil de definir. Por tanto, el futuro del actual PRI como proyecto político esta condicionado a una profunda cirugía que articule a estos grupos en una sola organización, con un solo líder y un pensamiento político común cosa que en la actualidad no existe. Sin duda logran un porcentaje interesante como resultado pero volátil en cuanto a quienes apoyaran en el futuro.
Respecto a lo que representa el Chile Primero, liderado por el senador Fernando Flores y Jorge Schaulsohn y su “peculiar” forma de hacer política, las elecciones demostraron que no son más que un tinglado comunicacional y, por tanto, solo deben ser considerados un accidente en este proceso político ya que se distanciaron del discurso del cambio que hipotéticamente los vio nacer y, donde los porfiados hechos demostraron que carecen de escrúpulos ideológicos al tratar de negociar con la derecha sin tener ningún tipo de respaldo ciudadano o, como argumentaron otros, “son solo un bluff político que solo lo buscan volver a sus orígenes negociando algún cargo”. Prueba de ello es que ni siquiera fueron capaces de inscribirse como partido legal más allá de la parodia de Schaulsohn cuando por Televisión Nacional dijo que habían juntado más de 45 mil firmas de adherentes.
Los errores y los nuevos escenarios para el oficialismo
Los factores que explican esta disminución pueden ser múltiples pero a la vez existen algunos indicadores que se presentaron con mayor fuerza que otros al momento de explicar la derrota de la Concertación. Destacan por ejemplo el Transantiago; la poca fuerza del gobierno para impulsar mejores leyes laborales lo que ha conflictuado la relación con los trabajadores; el aumento de los casos de corrupción donde están vinculados conspicuos personajes oficialistas; el conflicto indígena; la errática estratégica política de los partidos gobernantes que no fueron capaces de hacer prevalecer la unidad de la coalición por sobre sus intereses electorales o de grupo expresado en la dos listas a concejales; la falta de generosidad política para establecer un pacto por omisión con la izquierda extraparlamentaria y, por último, la falta de autocrítica al momento de evaluar a sus alcaldes en ejercicios y que, tras los resultados obtenidos, perdieron el cargo.
Para los analistas políticos los dirigentes concertacionistas tenían tan cerca el árbol que no pudieron ver la inmensidad del bosque y los resultados obtenidos dejan en evidencia la soberbia política que se genera cuando están demasiado tiempo en el poder.
A esta dura realidad que se vieron enfrentados los partidos oficialistas hay que sumar la difícil negociación pero correcta decisión de los comunistas de instalar un pacto por omisión. Ello les permitió aumentar su representación en alcaldes y, sobretodo, por primera vez en la Región Metropolitana lograr el sillón edilicio de la populosa comuna de Pedro Aguirre Cerda por parte de la dirigente Claudina Núñez.
Este triunfo demuestra que fue correcta la estrategia planteada y, hoy, abre la posibilidad de escenarios futuros entre el Juntos Podemos Más y la Concertación de Partidos por la Democracia mediante la construcción de un acuerdo político que asegure, con hechos, las reformas constitucionales que acaben con el binominalismo y la exclusión política en Chile.
Por último, las elecciones municipales entregan otros resultados que permiten ver con mayor claridad los escenarios futuros. El porcentaje obtenido por la derecha no les alcanza para superar el 50% necesario para ser alternativa de gobierno (35.9%) aunque en estos días sueñen en lograr un acuerdo con los PRI e independientes fuera de los partidos oficiales. Tampoco les servirá a los representantes del gran capital intentar reinstalar del discurso del “fantasma de la UP”, tal como lo ha insinuado el presidente de la UDI al tratar de explicar la baja de la DC y el posible acuerdo con el Partido Comunista.
En cambio, la sumatoria entre la Concertación y el Juntos Podemos Más no solo logran, con esta votación, sobre el 54% del electorado sino que permitiría, a través del Pacto por Omisión, duplicar a la Alianza por Chile y, por tanto, reflejar lo que históricamente ha sido la representación de la derecha en este país: un 33%.
A un año de las próximas elecciones parlamentarias y presidenciales en Chile, todavía es demasiado pronto para sacar conclusiones definitivas. Lo cierto es que hoy existe un nuevo escenario político y la continuidad de la Concertación en el gobierno no depende solo de ellos por lo recae en sus decisiones futuras a quien la Presidenta Michelle Bachelet le deberá entregar la banda presidencial. La respuesta a esta incógnita aún esta sin responder.
- Roberto Portilla es periodista y Editor General de Crónica Digital.
Fuente: Crónica Digital (Santiago de Chile)
Tras conocerse los resultados de las municipales; la posterior renuncia de Soledad Alvear a la presidencia de la Democracia Cristina (DC) y a sus intenciones de competir por La Moneda, los partidos políticos deberán analizar los futuros escenarios de cara a las elecciones 2009.
Lo cierto, es que más allá del incomprensible exitismo de la derecha, la Concertación, la izquierda y los independientes que están en contra del modelo neoliberal deberán ponerse de acuerdo o, en algunos casos, enmendar rumbo si quieren evitar que la derecha gobierne el país.
Sin duda que los resultados obtenidos en las elecciones municipales 2008 pueden ser interpretadas y justificadas de miles de forma. Lo concreto, que la fuerza de los partidos se representa en el voto por concejales y no por elección de alcalde. Entonces, podemos decir que si se hace la comparación entre los resultados obtenido por el gobierno en el año 2004 y lo alcanzado el 2008, la coalición oficialista redujo el número de electores de 47,89% a 45,24%. En tanto, la derecha llegó al 35,99% de los sufragios lo que representa una disminución de 1,7% al alcanzado el 2004. Por su parte, la izquierda agrupada en el Juntos Podemos Más mantuvo su votación respecto del 2004 (9,17%) alcanzando el 9,08%.
Las malas cifras obtenidas por el oficialismo obligaron al gobierno y a los partidos del Arco iris a entregar, de manera inmediata y urgente, señales políticas claras con el fin de disminuir la debacle electoral. El mismo domingo 26 de octubre la Presidenta Bachelet tuvo que ampliar, a última hora, la convocatoria al Palacio de Gobierno y cuya cita incluyó más allá de los representantes de la Concertación y sus posibles presidenciales, al invitar al Partido Comunista y a la candidata electa por la comuna de Pedro Aguirre Cerda, Claudina Núñez, ya que ella simbolizaba el éxito de una nueva alianza política entre el oficialismo y el principal partido de la izquierda extraparlamentaria y, por tanto, le entregaba un mensaje inequívoco a la derecha y a la opinión pública que, pese a los resultados de las municipales, la oposición no cuenta con los votos necesarios para llegar a La Moneda el año 2010.
Pero, los efectos de los resultados recién comenzaban a dibujarse en el tablero de la política chilena. La derrota electoral de la Democracia Cristiana obligó a su timonel, Soledad Alvear, a renunciar a la presidencia de la flecha roja y dar un paso al lado en la carrera presidencial y, en consecuencia se terminaba de construir el epitafio que coronaba una gestión inundada de errores al grado de generar un sigma político al expulsar al díscolo senador Adolfo Zaldívar y la renuncia de cinco diputados de su sector. A Soledad Alvear no le quedaba otra alternativa, era lo que tenía que hacer.
Con su renuncia a la carrera por el sillón presidencial la opción del senador y ex presidente Eduardo Freí Ruiz Tagle se fortalece, principalmente por tres razones: Es el único que puede unir a la falange ya que no tuvo participación en la pugna de poder que existió entre alvearistas y colorines, lo que evitaría que nuevos militantes abandonen el partido e, inclusive, podría abrir la puerta a que muchos democratacristianos desencantados vuelvan y, por tanto, podría fortalecer y potenciar a la DC; Es una figura emblemática del centro político lo que lo catapulta como una carta viable para evitar que dicho sector vote por la derecha en las próximas elecciones y, por último, su gestión presidencial estuvo exenta de casos de corrupción como los acontecidos en la gestión Lagos o Bachelet donde inclusive promovió la creación de una oficina de auditoria interna que velaba por el buen cumplimiento de la leyes de probidad.
Tras las elecciones y el buen resultado comunicacional que se generó con la presencia de los comunistas en el Palacio de La Moneda, el gobierno comenzó a instalar a través de sus ministros políticos la posible alianza con el PC llegando a plantear, inclusive, que la izquierda extraparlamentaria podría ser parte del próximo gabinete bacheletista o, anunciando un giro corrector a su actual política económico social al sostener que se hace necesario dar un rol más activo en la generación de políticas públicas al mundo de los trabajadores.
Las cifras que pesan en política
Al hacer un análisis comparados de los resultados obtenidos por los partidos políticos, entre la elección de concejales de 2004 versus las del 2008, la principal derrota la obtiene la Democracia Cristiana que pierde 6,32% de su electorado en cuatro años, además de 41 alcaldías. La DC el 2004 alcanzó el 20,30% de los sufragios mientras que el 2008 solo llegó a 13,98%. Si bien la Falange, como partido, mantiene el primer lugar en la Concertación su supremacía es relativa. Hoy la DC no puede imponer sus condiciones como antaño y se ve en la obligación de negociar en igualdad con sus socios de pacto.
El segundo lugar en pérdida electoral la obtiene la Unión Demócrata Independiente (UDI) quienes reducen su respaldo electoral en 3,72% y, además, deja de liderar a la derecha al obtener menos votación que Renovación Nacional, el cual elevó su porcentaje de 15,09% (2004) a 16,11%.
El tercer lugar del descenso lo obtiene el Partido por la Democracia (PPD). En este sentido, sus militantes deberán agradecer a su actual presidente, José Auth, por haber aplicado una estrategia electoral que evitó que la derrota fuera mayor dado que solo disminuyó 1,44% respecto a lo obtenido el 2004 (9,97%). En el caso de la izquierda extraparlamentaria, el cuarto lugar de los malos resultados los obtuvo el Partido Humanista quien retrocede en representación en comparación al 2004. Hoy el partido naranja llegó a 1,87%, muy por debajo al logrado el 2004 que fue de 1,95%.
En cambio los ganadores de este revés electoral, que todavía tiene nervioso a más de algún dirigente de los partidos tradicionales, lo obtiene el Partido Radical ya que, a ellos, sí les sirvió la doble lista promovida por el PPD pues elevó su representación de 4,6% (2004) a 5,19%. Le sigue en estadística el Partido Socialista de Chile que también sube levemente su votación de 10,9% (2004) a 11,17% y, por último, el Partido Comunista de Chile que de 4,88% de los votos obtenidos el 2004 se consolida hoy en 4,98%.
El valor político del factor PRI
El caso del Pacto Chile Limpio, que lo integran el Partido Regionalista de los Independientes (PRI), el Partido Ecologista de Manuel Baquedano y cientos de Independientes que se agruparon en esta alianza política hay que analizarlo en detalle ya que dicho porcentaje de votación puede prestarse a errores al momento de hacer la evaluación.
Lo primero que hay que decir que el Pacto Chile Limpio obtiene 7,57% de los votos a concejales y el PRI, como partido, solo representa el 48.9% del total (3,70%) ya que los independientes de la lista suman el 49,6% (3,76%) restante. A esto hay que sumar el marginal porcentaje alcanzado por el Partido Ecologista que solo llegó a 0,09%.. En rigor, no se puede hablar de un voto “duro” de los regionalistas ya que en la misma composición del PRI se sostiene bajo la intención de cientos de personas o grupos que se congregaron para poder competir en las municipales y no por otra cosa. Decir lo contrario carece de verdad.
No hay que olvidar que el PRI se conformó como paragua electoral bajo tres principios centrales: Reformar el modelo económico, colocando como eje de la economía a las Pymes; Terminar con el sistema binominal y combatir la corrupción. Su composición agrupa desde ex colorines, ex militantes de la derecha, evangélicos y al antiguo PRI que estaba compuesto por ex militares (algunos vinculados a casos de violaciones de derechos humanos), lo que transforma en una variopinta agrupación difícil de definir. Por tanto, el futuro del actual PRI como proyecto político esta condicionado a una profunda cirugía que articule a estos grupos en una sola organización, con un solo líder y un pensamiento político común cosa que en la actualidad no existe. Sin duda logran un porcentaje interesante como resultado pero volátil en cuanto a quienes apoyaran en el futuro.
Respecto a lo que representa el Chile Primero, liderado por el senador Fernando Flores y Jorge Schaulsohn y su “peculiar” forma de hacer política, las elecciones demostraron que no son más que un tinglado comunicacional y, por tanto, solo deben ser considerados un accidente en este proceso político ya que se distanciaron del discurso del cambio que hipotéticamente los vio nacer y, donde los porfiados hechos demostraron que carecen de escrúpulos ideológicos al tratar de negociar con la derecha sin tener ningún tipo de respaldo ciudadano o, como argumentaron otros, “son solo un bluff político que solo lo buscan volver a sus orígenes negociando algún cargo”. Prueba de ello es que ni siquiera fueron capaces de inscribirse como partido legal más allá de la parodia de Schaulsohn cuando por Televisión Nacional dijo que habían juntado más de 45 mil firmas de adherentes.
Los errores y los nuevos escenarios para el oficialismo
Los factores que explican esta disminución pueden ser múltiples pero a la vez existen algunos indicadores que se presentaron con mayor fuerza que otros al momento de explicar la derrota de la Concertación. Destacan por ejemplo el Transantiago; la poca fuerza del gobierno para impulsar mejores leyes laborales lo que ha conflictuado la relación con los trabajadores; el aumento de los casos de corrupción donde están vinculados conspicuos personajes oficialistas; el conflicto indígena; la errática estratégica política de los partidos gobernantes que no fueron capaces de hacer prevalecer la unidad de la coalición por sobre sus intereses electorales o de grupo expresado en la dos listas a concejales; la falta de generosidad política para establecer un pacto por omisión con la izquierda extraparlamentaria y, por último, la falta de autocrítica al momento de evaluar a sus alcaldes en ejercicios y que, tras los resultados obtenidos, perdieron el cargo.
Para los analistas políticos los dirigentes concertacionistas tenían tan cerca el árbol que no pudieron ver la inmensidad del bosque y los resultados obtenidos dejan en evidencia la soberbia política que se genera cuando están demasiado tiempo en el poder.
A esta dura realidad que se vieron enfrentados los partidos oficialistas hay que sumar la difícil negociación pero correcta decisión de los comunistas de instalar un pacto por omisión. Ello les permitió aumentar su representación en alcaldes y, sobretodo, por primera vez en la Región Metropolitana lograr el sillón edilicio de la populosa comuna de Pedro Aguirre Cerda por parte de la dirigente Claudina Núñez.
Este triunfo demuestra que fue correcta la estrategia planteada y, hoy, abre la posibilidad de escenarios futuros entre el Juntos Podemos Más y la Concertación de Partidos por la Democracia mediante la construcción de un acuerdo político que asegure, con hechos, las reformas constitucionales que acaben con el binominalismo y la exclusión política en Chile.
Por último, las elecciones municipales entregan otros resultados que permiten ver con mayor claridad los escenarios futuros. El porcentaje obtenido por la derecha no les alcanza para superar el 50% necesario para ser alternativa de gobierno (35.9%) aunque en estos días sueñen en lograr un acuerdo con los PRI e independientes fuera de los partidos oficiales. Tampoco les servirá a los representantes del gran capital intentar reinstalar del discurso del “fantasma de la UP”, tal como lo ha insinuado el presidente de la UDI al tratar de explicar la baja de la DC y el posible acuerdo con el Partido Comunista.
En cambio, la sumatoria entre la Concertación y el Juntos Podemos Más no solo logran, con esta votación, sobre el 54% del electorado sino que permitiría, a través del Pacto por Omisión, duplicar a la Alianza por Chile y, por tanto, reflejar lo que históricamente ha sido la representación de la derecha en este país: un 33%.
A un año de las próximas elecciones parlamentarias y presidenciales en Chile, todavía es demasiado pronto para sacar conclusiones definitivas. Lo cierto es que hoy existe un nuevo escenario político y la continuidad de la Concertación en el gobierno no depende solo de ellos por lo recae en sus decisiones futuras a quien la Presidenta Michelle Bachelet le deberá entregar la banda presidencial. La respuesta a esta incógnita aún esta sin responder.
- Roberto Portilla es periodista y Editor General de Crónica Digital.
Fuente: Crónica Digital (Santiago de Chile)
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