El Proceso Electoral Salvadoreño en el Contexto del Capitalismo Global y su Crisis
- Opinión
El “panorama grande” o telón de fondo de las elecciones en El Salvador, en EEUU, y de la coyuntura latinoamericana son los grandes cambios de nuestra época. Nadie niega que el mundo experimenta un proceso de transformación pero la pregunta clave es, ¿cómo comprendemos los grandes acontecimientos de nuestra época? Específicamente, hago tres observaciones globales para América Latina:
Ahora si me permiten desarrollaré sobre estas observaciones:
Capitalismo Global
Para mí, el capitalismo global señala una nueva fase transnacional del capitalismo mundial que viene a superar la fase nacional del capitalismo como sistema social. La crisis de los años 70 del siglo pasado condujo al desmoronamiento de lo que llamábamos en la sociologia, el modelo capitalista “Fordista-Keynesiano” que prevaleció en el siglo XX, es decir, la crisis de los 1970 representaba una crisis del capitalismo de estado-nación, y que resultó en una vasta reestructuración del sistema.
Específicamente, ¿cómo respondió el gran capital y los grupos dominantes del norte? Respondieron a la crisis con globalizándose, lanzando el proyecto de globalización capitalista, que se trataba de una estrategia para liberarse de los limites de la acumulación que imponía el estado-nación, es decir, de las presiones que las clases populares podían ejercer mediante el estado nación. Desde los años 80 para acá, hemos sido testigos de una ofensiva aplanadora neoliberal a nivel mundial, un largo proceso de desmantelamiento del capitalismo Keynesiano nacional, y de la construcción de un nuevo modelo globalizado de acumulación.
En América Latina el capitalismo Keynesiano, o de estado-nación, se expresaba en un modelo “desarrollista”, modelo nacional corporativo-populista, basado en la sustitución de importaciones. Y en Centroamérica, este modelo tuvo la expresión económica de una expansión de las agroexportaciones y la construcción del Mercado Común Centroamericano, mientras su expresión política era la dominación de la oligarquía terrateniente agroexportadora y de regímenes dictatoriales y militares.
Ahora, este modelo en América Latina y en Centroamérica se agota comenzando en los años 70s: como parte misma de la crisis mundial, abriendo camino a un vasto proceso de reestructuración, transnacionalización, y neoliberalización. Veamos que a nivel mudial hay una reactivación y expansión de la economía mundial luego de la crisis de los 70. Se logra restaurar las perspectivas de acumulación mediante varios mecanismos, entre otros, podemos mencionar cuatro:
1) Nueva ronda expansiva del sistema capitalista, mediante la reincorporación de los ex-paises socialistas, las privatizaciones, la mercantilización de las esferas públicas y comunitarias, etc., todo lo que permite la apertura de nuevos mercados y nuevas oportunidades de inversión para el capital transnacional.
2) El capital logra una nueva movilidad global, lo que le permite ejercer una presión hacia abajo a nivel global sobre los salarios, la flexibilización, y desregulación de la mano de obra. Logra captar nuevos mercados laborales transnacionales y apropiarse de mano de obra alrededor del mundo cada vez plusvalía , es decir, es notorio, el traslado de ingresos y riqueza de las mayorías hacia el capital transnacional.
3) El dramático incremento de lo que calificamos en la sociología y estudios internacionales como el “poder estructural del capital transnacional” sobre el poder directo de estados y el poder de las clases populares de presionar a los estados.
4) La creación de una estuctura global legal y regulatoria para la economía global, como es la creación de
Surge así, un nuevo modelo de capitalismo global desde los años 80, con 3 rasgos novedosos fundamentales:
En cuanto al nuevo sistema global de producción y de finanzas, he visto la plena globalización de la producción, y aún más, del sistema financiero, es decir, el surgimiento de nuevos circuitos globales de acumulación en los cuales todos los países se ven integrados, de manera que cada economía nacional se descontruye, y se reconstruye, como segmento del sistema globalizado de producción y de finanzas.
Ahora bien, en América Latina, en Centroamérica, y en El Salvador, la dinámica fundamental en las últimas 3 décadas ha sido el surgimiento de un nuevo modelo globalizado de acumulación que reemplaza el viejo modelo, es decir, una vasta reestructuración de la región mediante el ajuste neoliberal, abriendo paso a un profundo recambio de la base productiva de la región.
América Latina, Centroamérica, y El Salvador, han experimentado una nueva inserción a la economía mundial sobre la base de 6 nuevos ejes de acumulación:
· Transformación de los sistemas agropecuarios y transición del sistema oligárquico-terrateniente al sistema agro-industrial capitalista y la introducción de una serie de agro-exportaciones no tradicionales, como son las frutas y verduras de invierno, las flores, la soya, la palma africana, la maricultura, etc., de manera que los sistemas agropecuarios latinoamericanos se integran al “supermercado global”;
· Transformación industrial, es decir, la maquiladorización de la industria nacional que viene a integrarse a la “fábrica global”;
· El surgimiento y la extensión de los servicios y finanzas transnacionales – la banca privada globalizada, las empresas financieras, de bonos y acciones, los centros de llamada, los grandes centros comerciales (los “mall”, es decir, la “Walmartizacion” del comercio), etc.;
· El nuevo turismo transnacional;
· Un nuevo repunte en la explotación de las materias primas y la minería para abastecer a la economía global;
· La exportación al mercado global laboral de la mano de obra latinoamericana y el flujo inverso hacia la región de las remesas.
Ahora, cada uno de estos ejes:
(1) Forma parte de nuevos circuitos globalizados de acumulación, es decir cada una de estas 6 actividades es vinculada directamente con la nueva economía global;
(2) Cada eje es manejado por grupos dominantes en la región transnacionalmente orientados;
Para El Salvador, al igual que para la región en su conjunto, es super claro este nuevo modelo, es decir, El Salvador ha pasado de ser una república cafetalera para pasar a ser una economía de maquiladoras, finanzas y comercio transnacional, de exportación de salvadoreños e importación de sus remesas. Se trata de una transición del proyecto oligárquico agro-exportador al proyecto de la elite transnacional y del modelo transnacional. Y en El Salvador, desde 1989, el agente político de este proyecto ha sido el partido derechista Alianza Republicana Nacionalista (ARENA).
En cuanto al segundo rasgo novedoso del nuevo sistema del capitalismo global, el surgimiento de una nueva elite trasnacional y una nueva clase capitalista transnacional, podemos observar que la nueva clase capitalista transnacional ha llegado a ser lo que en sociología llamamos la “fracción hegemónica” entre los capitalistas y los grupos dominantes. Los grupos transnacionales han surgido en cada país y están vinculados con los mencionados ejes, los mencionados circuitos globales de acumulación. Todavía hay capitales locales y regionales pero deben vincularse y subordinarse al capital transnacional si quieren mantener la competitividad.
Sí sumamos a estos nuevos grupos de capitalistas transnacionales en la región, las elites políticas y funcionarios del estado transnacionalmente orientados, las nuevas capas medias y profesionales de alto consumo, observamos que se aglutinan nuevos bloques transnacionales de poder en todos los países. Hay que ver como estas nuevas elites trnsnacionales surgieron en América Latina, cómo organizaron una base social, y cómo estos grupos transnacionalmente orientados captaron el poder estatal en la mayoría de países en el mundo en los 80 y 90. Utilizaron ese poder para integrar a sus países en nuevo sistema global de producción y de finanzas, y llevar a cabo el ajuste neoliberal, cuyo objetivo ha sido, el crear las condiciones para la acumulación globalizada en cada país. Es decir, al neoliberalismo, hay que verlo como fundamentalmente un programa del capital transnacional.
Yo he estudiado la clase capitalista transnacional en América Latina. Observamos en ella un patrón:
1) Por lo general: los grandes grupos económicos transnacionalmente orientados en la región están concentrados en las finanzas, las telecomunicaciones, los servicios comerciales, y la agro-industria;
2) Estos grupos heredaron su riqueza y su estatus, pero experimentaron un salto cualitativo con la globalización mediante las privatizaciones, ya que la privatización = transnacionalización.
Estos poderosos conglomerados transnacionales los encontramos en cada país de la región, y están cada vez más fusionados con la clase capitalista transnacional a nivel global. Basta señalar, por ej., en México, los grupos Telmex/Cemex, grupo Carso y grupo México, En Brasil, el grupo Gerdau entre otros, en Ecuador la dinastía Noboa, en Venezuela, el grupo Cisneros, en Colombia el grupo de Julio Santo Domingo, y en El Salvador, el arquetipo de los nuevos conglomerados transnacionales es el grupo Cuscatlan, aunque también podemos citar el grupo Banco de Comercio, el Grupo Agrisal, el Grupo Poma, el Grupo Hill/Llach Hill, etc. Estas fracciones trasnacionales de capital en América Latina son el núcleo de la nueva estructura transnacional de poder que surge con la globalización.
En cuanto a la tercera dimensión novedosa, la transnacionalización del estado, la pregunta es, ¿cómo se institucionalizan las nuevas relaciones clasistas, sociales, y políticas del capitalismo global? A través de un surgiente aparato de estado transnacional. El estado nación no desaparece, sino se transforma, llega a formar parte de un emergente aparato del estado transnacional, conformado por instituciones supra- y transnacionales más estados nacionales transformados. Los estados nacionales se convierten en estados neoliberales, cuya función es facilitar, organizar y subsidiar segmentos locales de circuitos globales de acumulación. Esto describe, por ej., el estado neoliberal salvadoreño. En resumidas cuentas, el estado genera las condiciones para una acumulación globalizada.
Crisis global
La actual tendencia recesiva, la crisis energética, hipotecaria, alimenticia, el colapso del sistema financiero, etc. –todo esto señala que la crisis que enfrentamos no es cíclica, sino estructural, y con 4 dimensiones sobre-salientes:
1) Crisis de polarización social global, de reproducción social;
2) Crisis de sobre-acumulación;
3) Crisis legitimidad de estados, de autoridad politica, de producción hegemónica y control social;
4) Crisis de sustentabilidad ecológica.
En cuanto a la polarización social, es notorio el vertiginoso crecimiento de desigualdades globales, que están llegando a niveles sin precedente en la historia. La evidencia empírica es abundante, abrumadora, y contundente: este sistema no puede satisfacer necesidades de la mayoría de la humanidad, ni asegurar la reproducción social mínima. A la par del surgimiento de “nuevas clases medias”, muchas capas – mayoritarias -- experimentan un declive en las condiciones de vida y enfrentan una crisis cada vez mayor de sobrevivencia.
En el caso del Salvador, la transición de la dominación oligárquica a la dominación neoliberal ha traído aun más miseria y desigualdad, y polarización social devastadora. Esta polarización en El Salvador se escapa de la lógica y la comprensión. Mientras una amplia mayoría vive en pobreza y miles ni tienen tortilla y sal para comer, en los “mall” de los ricos abunda la venta de carros maserati, porche, y fiat, y los inversionistas locales y transnacionales se apropian de cada vez mayores espacios urbanos para construir condominios que cuestan medio millón de dólares para arriba, resguardados tras rejas por ejércitos de seguridad privada en las llamadas “comunidades verjadas”. Esto es el nuevo rostro del “apartheid global” manifestado en El Salvador, al igual que en la mayoría de los países.
El problema de la polarización tiene dos dimensiones explicativas:
1) Los mecanismos de redistribución en la época del capitalismo de estado-nación se ven socavados por la globalización. En este sentido, hay que estar claro: los mecanismos del mercado no resolveran el problema, ya que es el mercado capitalista global desencadenado y desenfrenado el que genera en primera instancia la crisis de polarización y sobrevivencia.
2) El modelo neoliberal de acumulación no requiere de una base social inclusiva, es decir, la exclusión socioeconómica es inmanente al modelo, ya que la acumulación no depende del mercado domestico, o de la reproducción social interna, ya que la lógica es que toda la producción se destina al mercado global.
En cuanto a la crisis estructural de sobreacumulación, luego de la crisis de los 70, hubo una recuperación en las tasas de ganancias durante los 80, y se produjo una masiva ola de inversiones transnacionales en los 80 y los 90. Esta inversión condujo a la sobre-capacidad y la sobreproduccion a nivel global, de tal manera que hubo una expansión de la producción mundial simultáneo al encogimiento de la demanda mundial. El mercado mundial no puede absorber la producción de la economía global.
Esta tendencia a la sobre-producción es inherente al capitalismo y es agravada por la globalización y por la polarización y la desigualdad ya analizada. Los mecanismos que estuvieron disponibles en el pasado para contrarrestar esta tendencia hoy en día son menos viables, menos disponibles al estado-nación. La sobre-acumulación es el telón de fondo de la crisis de “tequila” que comenzó en México en
El desafío para la clase capitalista transnacional es la búsqueda constante de nuevas salidas para el excedente. Cuando ya no hay oportunidades para la inversión productiva, pasan a la frenética especulación financiera, especulación que ha llevado en los últimos años a la inflación de distintas bolsas, primero los dot.com, luego los mercados hipotecario, energético, y alimenticio. Pero la especulación financiera tiene sus límites, es artificial y no se puede sostener, como hemos visto con el actual desmoronamiento del sistema financiero global norteamericano.
El desafío continuo para los grupos transnacionales, para la clase capitalista transnacional y sus representantes, es ¿cómo seguir acumulando?, ¿Cómo abrir nuevas salidas para el excedente? En este contexto, el estado norteamericano busca nuevas salidas con la acumulación militarizada. Observamos un nuevo eje de acumulación: los gastos militares impulsados por el estado norteamericano y el crecimiento del complejo militar-industrial-petrolero-ingeniería-construcción. Una de las dimensiones más espantosas de la crisis actual es su base en la acumulación militarizada, que parece convertirse en el sostén de la economía global. Temo que estamos rumbo hacia una permanente economía global de guerra.
Crisis de Legitimidad y Autoridad (“Gobernabilidad”)
Los estados responden a las exigencias del capital trasnacional. No pueden captar y redistribuir excedentes como antes. No pueden regular los circuitos de acumulación. No pueden cumplir con su función social. Los estados no pueden absorber las demandas populares. Enfrentan una serie de contradicciones. Esta situación conduce a una crisis de legitimidad, a la crónica inestabilidad, a olas de crimen, descomposición social, crisis de gobernabilidad, el desmoronamiento del tejido social, o lo que en sociología se llama la anomia social.
Ahora bien, los grupos dominantes manipulan la inseguridad generada por esta situación, para promover campañas ideológicas de “seguridad y orden”, leyes “anti-terroristas” (que tienen poco o nada que ver con el terrorismo), y un sin número de medidas e instituciones represivas que apuntan hacia lo que he calificado como un proyecto del fascismo del siglo XXI. En El Salvador, esta ha sido la estrategia de ARENA, y en EEUU ha sido la del gobierno de Bush. En las Américas, el proyecto del fascismo del siglo XXII se perfila, desde el poder, en Colombia y en EEUU, y también se perfila en México y en El Salvador. Desde la oposición derechista se perfila en Bolivia y en otros países.
En cualquier caso, para la elite transnacional, el problema del control social en la sociedad global se vuelve primordial. Hemos observado transiciones desde estados de bienestar social hacia estados de control social, estados policiacos.
Actual Entorno Salvadoreño y Latinoamericano
En El Salvador, esta crisis global, multi-dimensional, constituye el contexto y el telón de fondo del proceso electoral. Mientras El Salvador experimenta una vertiginosa integración al capitalismo global, ha habido más empobrecimiento, mayores desigualdades, el desempleo y sobre todo el subempleo, la marginalización, la escalada de migraciones, y el colapso del tejido social. Estas tendencias no son particulares al Salvador. Las observamos en numerosos paises. Se co-relacionan con la integración a los procesos de globalización capitalista, y en particular sus variantes neoliberales.
Y entre comillas, deseo hacer un comentario sobre los salvadoreños en EEUU:
Hemos estudiado como el flujo de remesas sostiene procesos de acumulación trasnacional en El Salvador y en muchos países. La economía global esta cada vez más dependiente de mano de obra inmigrante. Podemos observar que un nuevo eje de desigualdad alrededor del mundo es la división de la clase obrera global entre ciudadanos e inmigrantes.
Recordemos como llegaron aquí en las últimas elecciones, funcionarios norteamericanos, a anunciar que si ganaba el FMLN, pondrían trabas a las remesas y deportarían a los Salvadoreños. Eso era una burda operación sicológica, utilizando miedo para lograr los resultados electorales que ellos deseaban. Sin embargo, podemos observar que la actual escalada de represión contra los inmigrantes en EEUU, de deportaciones, se produce justo durante un gobiero Arenista. El punto analítico es que esa escalada represiva en EEUU, nada tiene que ver con el tipo de gobierno que hay en El Salvador, ya sea de derecha o de izquierda. Responde a la crisis económica en EEUU, y es un mecanismo para suprimir el mayor repunte en la lucha de los inmigrantes en EEUU, para amedrentar a los inmigrantes para que no exijan sus derechos humanos y laborales.
Entonces, volviendo al tema de esta crisis global multi-dimensional, es evidente que ya comenzó el desmoronamiento del proyecto neoliberal. El modelo neoliberal está moribundo, y la lucha por lo que lo reemplazará ya comenzó. Objetivamente, no puede resolver la crisis, no es viable. Subjetivamente, la hegemonía del neoliberalismo se ha roto. En sociología, describimos esta situación como una crisis orgánica, es decir, una crisis estructural (objetiva) junto con una crisis de legitimidad (subjetiva). En mi estimación, estamos ante las puertas de una crisis orgánica, ante una gran encrucijada.
Ahora, ante esta encrucijada, ¿cómo podemos analizar las elecciones en El Salvador, en EEUU, y la conyuntura en América Latina?
Estas elecciones no son típicas – ni en El Salvador ni en Estados Unidos. Hay muchas similitudes en los procesos de ambos países. En El Salvador, la hegemonía de ARENA se ha roto. En EEUU, la derecha neoconservadora, los Bushistas, está en desbandada. Ahora la derecha en ambos países busca recomponerse y se produce una reorganización de los bloques dominantes. Y en ambos países, se abren espacios para proyectos alternativos, pero las fuerzas progresistas e izquierdistas enfrentan dilemas propios.
Para América Latina en su conjunto, podemos decir que el modelo transnacional entra en crisis hacia finales de los 90. Primero las explosiones sociales e institucionales. Luego la revuelta adquirió una expresión política popular. El viraje clave se produjo en 2001-2002 en Argentina, donde se rompe la hegemonía neoliberal. Se abren nuevos espacios políticos, expresados institucionalmente en el ciclo de triunfos populares electorales entre 1998 y 2006, y en propuestas alternativas y contra-hegemónicas. Entre 1999-2008, el epicentro mundial del impulso contra-hegemónico está en América Latina. En los últimos dos años vivimos una especie de empate y reagrupamiento de distintas fuerazas sociales y politicas. Ahora hemos entrado en la siguiente ronda de contiendas, en Bolivia, por ejemplo, en EEUU, y ahora en El Salvador. ¡Futuros alternativos están en juego!
Parece haber concenso entre las fuerzas anti-neoliberales en:
· Reintroducir un componente redistributivo y restaurar ciertos gastos sociales;
· Volver cierto papel regulatorio al estado;
· Nacionalización de los recursos energéticos, o por lo menos, la desprivatización de los servicios sociales.
Hay disenso en:
· ¿Bajo la hegemonía de qué fuerzas clasistas y sociales se llevan a cabo estos procesos?
· ¿Qué papel juegan las fuerzas del mercado?
· ¿Hasta qué punto habrá cambio en las relaciones de propiedad, en las relaciones sociales de producción?
Es decir, la cuestión de poder social no está definida ni decidida.
Volvemos entonces a la pregunta sobre-saliente: ¿cuál es la respuesta a la crisis? Todas las condiciones están presentes para un cambio de rumbo, para nuevos proyectos a favor de las mayorías. Estamos ante momentos de definiciones y virajes. El desafío para la elite transnacional frente al repunte popular en América Latina, y en El Salvador, es ¿cómo hacer compatible la nueva izquierda con el capitalismo global, cómo evitar que se produzcan transformaciones estructurales, cómo contener, canalizar, y mediatizar las luchas populares desde abajo?
Hemos estudiado bien la estrategia norteamericana, frente a la nueva izquierda Latinoamericana y hay que pensar en la política exterior norteamericana hacia América Latina luego de las elecciones en EEUU en noviembre próximo. Es mil veces más favorable para la humanidad un triunfo de Obama sobre McCain. Sin embargo, las elites norteamericanas, incluyendo ambos candidatos, están unidos en el objetivo de defender el capitalismo global, y de enfrentar y contener en América Latina los desafíos contrahegemónicos mientras vayan reconfigurando la hegemonía transnacional.
Recordemos que históricamente, el proyecto de los Republicanos en América Latina ha sido reforzar la derecha, mientras el proyecto Demócrata ha sido derechizar la izquierda.
Si el FMLN gana las elecciones, el objetivo de EEUU pasará de evitar el triunfo electoral del FMLN, a intentar influir en el nuevo gobierno, a reforzar los elementos más centristas y aislar los elementos izquierdistas, en cultivar nuevas elites dentro de la izquierda y separar la dirigencia del FMLN de la base social popular y acercarla más a la elite transnacional, y/o buscar que el estado Salvadoreño administrado por el FMLN continúe siendo una fuerza de contención de los movimientos sociales desde abajo.
Hemos visto esta estrategia en otros países. Fundamentalmente, esta estrategia norteamericana hacia un posible gobierno del FMLN sería: Pasar de la exclusión represiva a la incorporación hegemónica. En El Salvador y en América Latina, EEUU promueve el electoralismo, es decir, que la izquierda subordine un proyecto de cambio social popular, a la meta de ganar elecciones, cueste lo que cueste, aunque signifique el sacrificio de ese proyecto popular y la conversión a los procesos electorales de un medio para alcanzar las metas de una agenda popular, a un fin en sí.
En este sentido, las experiencias recientes de Sud-América subrayan la urgencia de que hayan movimientos sociales autónomos capaces de luchar desde abajo por la agenda popular y de ejercer una presión permanente al estado y a lo partidos gobernantes – sean cuales sean - para que estos respondan a sus intereses. El único mecanismo capaz de enfrentar las presiones sobre los estados y partidos de izquierda desde arriba – desde la elite transnacional y el sistema global – es la contra-presión de los movimientos populares autónomos desde abajo.
En mi opinión, volviendo al enfoque global, y en conclusión, si no hay salida popular y democrática a la crisis, si no hay una salida que garantiza la justicia social, estaremos encaminados hacia interminables conflictos globales, conflictos que, incluso, ya comenzaron. En mi opinión, la única alternativa, tanto en América Latina como en el sistema global, es la democratización del sistema socioeconómico, de los medios comunicativos/discursivos, junto con una profundización de la democracia política. Estos requieren una redistribución, para abajo, del poder y de la riqueza – mucho mayor de lo contemplado hasta la fecha en la mayoría de los casos.
Concretamente, es necesario imponer algún control social sobre la fuerza desenfrendada del mercado global, de desarrollar nuevas relaciones sociales de producción más democráticas, y – específicamente – de desarrollar proyectos económicos locales, nacionales, y regionales que vinculan la producción a la reproducción social de las clases populares, e ir sustituyendo la lógica de las minorías globales con la lógica de las mayorías globales
En fin, la única salida viable, en El Salvador, en America Latina, y en el sistema global, es una democratización profunda y sustantiva.
- William I. Robinson es profesor de Sociología, Estudios Globales y Latinoamericanos, Universidad de California en Santa Bárbara.
Ponencia Presentada en San Salvador, 25 Setiembre 2008, ante
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