Vamos a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. El domingo 27 de octubre regresaremos a las urnas para decidir entre Serra y Lula. Esta vez parece más fácil. Tendremos que escoger entre los candidatos del gobierno de Cardoso y de la oposición. Entre la política económica del ministro Malan y las prioridades sociales del programa de gobierno de Lula. Serra es del PSDB, partido al que pertenece el presidente Cardoso. Fue ministro de Planificación y de Salud. Como el Brasil ha crecido muy poco en estos ocho años de gobierno de Cardoso, Serra trata de sacudirse la sombra de candidato oficialista, pero sabe que no es fácil. A él le votarán todos cuantos están satisfechos con el gobierno de Cardoso y todos los que están de acuerdo con el creciente endeudamiento del país y aceptan que el FMI controle nuestras cuentas. Lula tiene un plan de gobierno para cambiar el Brasil. Quiere hacer que el país vuelva a crecer, a recuperar nuestro parque industrial, favorecer la pequeña y mediana industria, crear cooperativas de producción, aumentar las ofertas de trabajo, combatir el analfabetismo y la violencia urbana, y mantener relaciones de respeto con el FMI, sin que el país se humille. Quiere valorizar el MERCOSUR y asegurar a cada brasileño al menos un plato de comida al día. Las cartas están sobre la mesa. Ahora sólo le queda al elector decidir entre dos candidatos, dos programas de gobierno, dos estilos diferentes de gobernar el Brasil. No importan las urnas defectuosas o las horas en la fila de votación. Son pequeños sacrificios para una gran causa: dotar al Brasil de un nuevo gobierno, aquel que creemos más apto para promover los cambios que el país necesita. No deje de votar, no vote en blanco o nulo. Cumpla con su deber de ciudadano y participe de la elección del futuro presidente. Traducción de José Luis Burguet