Gasoductos noreste y otros deben fabricarse en ciudad del acero Mutun
24/07/2008
- Opinión
La gran batalla del proceso político actual en Bolivia - pero también en Sudamérica toda - es producir manufacturas con valor agregado bajo, medio, intermedio, alto y muy alto. Pero en todo caso con valor agregado incorporado a la materia prima, sea ella hidrocarburos, minerales, maderas, cueros o alimentos. El Gobierno nacional actual está conminado por la historia a producir valor agregado con el significado estratégico y geopolítico que tiene el concepto y la realización del mismo con ciencia, materia gris y tecnología nacional.
Países industrializados del norte compran materias primas de países del sur hemisférico, ya sea estaño, zinc, cobre, wolfram, bismuto, plomo, plata, oro, sales, boro o boratos de sodio y potasio, azufre, litio, hierro, manganeso, hidrocarburos, carbón, y otras que sirven a ellos para darles valor agregado y convertirlos en maquinarias y manufacturas. Consecuencia de este intercambio desigual desde hace siglos es que Sudamérica, o sea países UNASUR o Latinoindoamérica en conjunto, tenga PIB per-cápita promedio de 5 mil, en cambio EE.UU., Canadá, Europa y Japón, supera cada uno 35 mil dólares por habitante año.
Cada habitante nuestro en teoría consume siete veces menos que estos países desarrollados, por el hecho de que ellos usan ciencia, tecnología, investigación, industrialización, organización gerencial y productividad para dar valor agregado a estas materias primas procedentes del sur, con excepción del carbón que abunda en Alemania, Inglaterra, EE.UU., Polonia, Rusia, Ucrania y Francia. El norte industrializado emplea además la llamada tecno-política dirigida a continuar en estos países con lo que son, potencias que dirigen el mundo y educan por buenas o malas al sur a someterse a este plan cuasi eterno.
Política y vía bolivariana, sanmartiniana, martiana, peronista, villarroelista, getuliovarguista, arbenzista o velazquista en el continente suramericano, sin embargo, plantea exactamente lo contrario. Industrializar materias primas y darles valor agregado en la propia Suramérica con recursos de la región y con obreros, técnicos y profesionales locales preferentemente. Es decir comenzar a dar valor agregado a todas las materias primas sin excepción, como política de Estado y estratégica de los países revolucionarios.
En caso fabricación ductos o tubos de acero especial para cubrir más de 1.500 km del llamado gasoducto noreste entre Argentina y Bolivia, se precisa una acción continental por parte del Gobierno nacional de Evo Morales para gestionar la fabricación de los mismos en la Empresa Siderúrgica del Mutún ( ESM ) en Bolivia. La empresa hindú Jindal asociada a la ESM se ha comprometido a producir dos millones de toneladas de acero común en cinco años a partir de ahora, utilizando para esto las gigantescas reservas en hierro y manganeso del yacimiento boliviano del Mutún. Es decir que este año 2008 y siguientes Jindal no estará en condiciones de producir, asociada a la ESM boliviana, aceros especiales y menos en forma de tubos especiales para el gasoducto mencionado.
Gasoducto noreste, que atenderá necesidades energéticas y de industrialización de las provincias del norte argentino, podría tener un costo aproximado en la parte tubos especiales de aproximadamente cinco mil millones dólares, o sea un lucrativo negocio para cualquier empresa siderúrgica que fabrica los mismos en la región o en ultramar.
Presidentes Cristina Kirchner y Evo Morales han comenzado la licitación de los tubos en Enero 2008, con esperanza fundada en que las empresas participantes puedan optimizar sus costos y calidad en beneficio del gasoducto noreste y del costo final que deberá ser pagado finalmente con la compra de gas por parte de Argentina a Bolivia.
Si Evo Morales desea que este gasoducto se haga en Bolivia deberá acudir a experiencia de países ALBA y conminar a la empresa Jindal para que instale en forma inmediata laminadoras por extrusión de tubos especiales para fabricarlos en el Mutún, acción que es enteramente posible ya que obligaría a la empresa Jindal a instalar primero lo último en la cadena siderúrgica integral que son las laminadoras de planchas planas y/o ductos.
Este emprendimiento se completaría con la provisión adecuada de aceros especiales no laminados de Venezuela para ser extrusados en Mutún, ya que esta producción de aceros por parte de Jindal está prevista para dentro de cuatro a cinco años. Con ello la ESM se podría presentar a la licitación internacional planteando que en Mutún se laminará los tubos para el gasoducto noreste y que la provisión de aceros especiales provendrá de Venezuela Bolivariana. Cuba, Nicaragua y Dominica podrían participar con ingenieros y técnicos.
Esta visión de producir tubos por licitación para el gasoducto noreste es enteramente posible realizarla en Bolivia. Así podría ocurrir, si Jindal y la ESM se ponen de acuerdo para invertir parte de los 2.500 millones comprometidos, comenzando por la parte final primero, es decir por laminadoras y extrusoras de tubos especiales.
¿ Es posible hacer esto?. Completamente posible si en esta iniciativa ingresa también el Gobierno justicialista de Cristina Kirchner, dado que es interés histórico de Argentina peronista en que todos los países de la región puedan ingresar a etapas aceleradas de industrialización sostenible. Es decir países como Bolivia, Paraguay y Uruguay.
Argentina podría poner condición en la licitación, que sea a través de la ESM, asentada en Santa Cruz de la Sierra, que se de curso a la licitación internacional para fabricación de los tubos. O sea que cualquier empresa que desee participar tendrá que llegar a un acuerdo con la ESM para instalar extrusoras de tubos en la denominada futura ciudad del acero Mutún.
Con esta acción integradora se podría justificar la interacción plena de Argentina y Bolivia con participación de otros países ALBA y UNASUR, en el cometido de dar valor agregado a materias primas locales ( Bolivia posee reservas de mineral hierro por 40 mil millones de toneladas en Mutún, es decir casi 5% de las mundiales, y otro tanto en el resto del país ).
De esta manera, se habría logrado dar un verdadero espaldarazo histórico por parte de Argentina y gobierno justicialista argentino a Bolivia, tal como lo soñara en los 40s y 50s Juan Domingo Perón. O sea dar impulso verdadero a la integración latinoindoamericana. El siglo XXI, decía Perón, nos encontrará unidos o dominados a los latinoamericanos, y esta es la oportunidad de demostrarlo plenamente. Cristina y Evo tienen la palabra al respecto.
Países industrializados del norte compran materias primas de países del sur hemisférico, ya sea estaño, zinc, cobre, wolfram, bismuto, plomo, plata, oro, sales, boro o boratos de sodio y potasio, azufre, litio, hierro, manganeso, hidrocarburos, carbón, y otras que sirven a ellos para darles valor agregado y convertirlos en maquinarias y manufacturas. Consecuencia de este intercambio desigual desde hace siglos es que Sudamérica, o sea países UNASUR o Latinoindoamérica en conjunto, tenga PIB per-cápita promedio de 5 mil, en cambio EE.UU., Canadá, Europa y Japón, supera cada uno 35 mil dólares por habitante año.
Cada habitante nuestro en teoría consume siete veces menos que estos países desarrollados, por el hecho de que ellos usan ciencia, tecnología, investigación, industrialización, organización gerencial y productividad para dar valor agregado a estas materias primas procedentes del sur, con excepción del carbón que abunda en Alemania, Inglaterra, EE.UU., Polonia, Rusia, Ucrania y Francia. El norte industrializado emplea además la llamada tecno-política dirigida a continuar en estos países con lo que son, potencias que dirigen el mundo y educan por buenas o malas al sur a someterse a este plan cuasi eterno.
Política y vía bolivariana, sanmartiniana, martiana, peronista, villarroelista, getuliovarguista, arbenzista o velazquista en el continente suramericano, sin embargo, plantea exactamente lo contrario. Industrializar materias primas y darles valor agregado en la propia Suramérica con recursos de la región y con obreros, técnicos y profesionales locales preferentemente. Es decir comenzar a dar valor agregado a todas las materias primas sin excepción, como política de Estado y estratégica de los países revolucionarios.
En caso fabricación ductos o tubos de acero especial para cubrir más de 1.500 km del llamado gasoducto noreste entre Argentina y Bolivia, se precisa una acción continental por parte del Gobierno nacional de Evo Morales para gestionar la fabricación de los mismos en la Empresa Siderúrgica del Mutún ( ESM ) en Bolivia. La empresa hindú Jindal asociada a la ESM se ha comprometido a producir dos millones de toneladas de acero común en cinco años a partir de ahora, utilizando para esto las gigantescas reservas en hierro y manganeso del yacimiento boliviano del Mutún. Es decir que este año 2008 y siguientes Jindal no estará en condiciones de producir, asociada a la ESM boliviana, aceros especiales y menos en forma de tubos especiales para el gasoducto mencionado.
Gasoducto noreste, que atenderá necesidades energéticas y de industrialización de las provincias del norte argentino, podría tener un costo aproximado en la parte tubos especiales de aproximadamente cinco mil millones dólares, o sea un lucrativo negocio para cualquier empresa siderúrgica que fabrica los mismos en la región o en ultramar.
Presidentes Cristina Kirchner y Evo Morales han comenzado la licitación de los tubos en Enero 2008, con esperanza fundada en que las empresas participantes puedan optimizar sus costos y calidad en beneficio del gasoducto noreste y del costo final que deberá ser pagado finalmente con la compra de gas por parte de Argentina a Bolivia.
Si Evo Morales desea que este gasoducto se haga en Bolivia deberá acudir a experiencia de países ALBA y conminar a la empresa Jindal para que instale en forma inmediata laminadoras por extrusión de tubos especiales para fabricarlos en el Mutún, acción que es enteramente posible ya que obligaría a la empresa Jindal a instalar primero lo último en la cadena siderúrgica integral que son las laminadoras de planchas planas y/o ductos.
Este emprendimiento se completaría con la provisión adecuada de aceros especiales no laminados de Venezuela para ser extrusados en Mutún, ya que esta producción de aceros por parte de Jindal está prevista para dentro de cuatro a cinco años. Con ello la ESM se podría presentar a la licitación internacional planteando que en Mutún se laminará los tubos para el gasoducto noreste y que la provisión de aceros especiales provendrá de Venezuela Bolivariana. Cuba, Nicaragua y Dominica podrían participar con ingenieros y técnicos.
Esta visión de producir tubos por licitación para el gasoducto noreste es enteramente posible realizarla en Bolivia. Así podría ocurrir, si Jindal y la ESM se ponen de acuerdo para invertir parte de los 2.500 millones comprometidos, comenzando por la parte final primero, es decir por laminadoras y extrusoras de tubos especiales.
¿ Es posible hacer esto?. Completamente posible si en esta iniciativa ingresa también el Gobierno justicialista de Cristina Kirchner, dado que es interés histórico de Argentina peronista en que todos los países de la región puedan ingresar a etapas aceleradas de industrialización sostenible. Es decir países como Bolivia, Paraguay y Uruguay.
Argentina podría poner condición en la licitación, que sea a través de la ESM, asentada en Santa Cruz de la Sierra, que se de curso a la licitación internacional para fabricación de los tubos. O sea que cualquier empresa que desee participar tendrá que llegar a un acuerdo con la ESM para instalar extrusoras de tubos en la denominada futura ciudad del acero Mutún.
Con esta acción integradora se podría justificar la interacción plena de Argentina y Bolivia con participación de otros países ALBA y UNASUR, en el cometido de dar valor agregado a materias primas locales ( Bolivia posee reservas de mineral hierro por 40 mil millones de toneladas en Mutún, es decir casi 5% de las mundiales, y otro tanto en el resto del país ).
De esta manera, se habría logrado dar un verdadero espaldarazo histórico por parte de Argentina y gobierno justicialista argentino a Bolivia, tal como lo soñara en los 40s y 50s Juan Domingo Perón. O sea dar impulso verdadero a la integración latinoindoamericana. El siglo XXI, decía Perón, nos encontrará unidos o dominados a los latinoamericanos, y esta es la oportunidad de demostrarlo plenamente. Cristina y Evo tienen la palabra al respecto.
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