Desaceleración + desempleo + inflación: ¿al borde del abismo?

12/07/2008
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Una vez superada la emoción por las recientes noticias de orden público, el país debe mirar con atención el desplome de la economía que ya se viene manifestando. Uribe se refirió con preocupación al tema en reunión con los medios de comunicación y no es para menos; los indicadores recientes, incluso los proporcionados por el DANE, sobre la evolución reciente del ritmo de crecimiento, del empleo y de la inflación, son negativos. Más allá de los enunciados de los boletines de prensa, el análisis de la información, comparada con el último trimestre de 2007, induce a pensar que, de consolidarse la tendencia, viene una caída en picada de la actividad económica nacional no sólo causada por la crisis mundial sino amplificada por razones propias.

El Producto Interno Bruto (PIB) de un país es el valor de los bienes y servicios producidos con el concurso de los factores y recursos ubicados en él y su crecimiento sostenido muestra que la economía responde cada vez mejor a las demandas efectivas -también crecientes- de sus miembros y del exterior, creando así un círculo de prosperidad. En el capitalismo hay tanto ciclos de ascenso como de declive. En estos últimos, el PIB decae y los factores de producción, como la capacidad instalada de las industrias, la mano de obra, la generación y la utilización de la electricidad, la tierra, entre otros, se aprovechan en menor cantidad y viene la recesión. Los datos de los últimos meses inducen a pensar que cada vez está más cerca.

El uso de la capacidad instalada de la industria (máquinas, equipo, etc.) descendió, entre el primer trimestre de 2008 y el último de 2007, en 4,2%, la demanda general de electricidad, fuente de energía para la manufactura y los hogares, también lo hizo en 0,8% y se bajó la fabricación de automóviles, muebles, textiles y maderas. La producción industrial total cayó, entre los dos trimestres, -1,3%. La agricultura, teniendo en cuenta el sector cafetero, tan sólo creció, entre los dos últimos trimestres, en el 0,8% pero, si se excluye el café, disminuye al -2%. También la construcción, que tiene efecto de arrastre de la economía, presenta un menor número de obras nuevas y de áreas aprobadas bajo licencia y las transacciones inmobiliarias de compraventa bajaron -10%. El quebranto del comercio -que vio caer en el ese lapso sus ventas al -0,9% así como el del sector de los servicios se explican por lo sucedido en el conjunto. Las firmas financieras reportan incrementos en la cartera vencida en 25%.

El desempleo se comporta en consecuencia. En mayo de 2008, en las trece áreas metropolitanas, donde está la mayor demanda de ocupación, el porcentaje de desocupados entre la población activa fue el 11,8%; en tanto en abril fue el 11,5% y hace un año el 11,4%. La tendencia decreciente del desempleo parece revertirse y eso que aún no se contabilizan los despidos recientes en la industria automotriz y los de la confección, las flores y el banano. Estos últimos, que son exportadores netos, tienden a colapsar si lo que reciben por dólar exportado, como fruto de la revaluación del peso que bordea el 15% en el año, persiste o se acentúa; así no pueden cubrir el incremento de los costos causado por la altísima inflación.

Y, a propósito de la inflación, no se está frente al tipo común originado en excesos de demanda o de dinero en manos de los consumidores que no tiene respuesta en la oferta de bienes; es más grave, es una inflación de costos ocurrida en los mercados externos de materias primas, combustibles y alimentos que se transmite al interior, y en algunos casos se agranda, frente a la cual la política monetaria del Banco de la República no hace ni cosquillas. En junio ya sobró en más de dos puntos la previsión esperada para 2008, se “tragó” en la mitad el alza del salario mínimo prevista para 365 días y los márgenes de las empresas del campo y la ciudad son exiguos o negativos, se están esfumando el ahorro y la acumulación.

La economía no puede manipularse. Un gobierno que propicia el ingreso masivo de dólares devaluados para que capturen rentables empresas públicas y estratégicos recursos naturales a la barata y que se gasta lo logrado en tal bazar y mucho más, empeorando la inflación “importada”, se vuelve parte del problema y no de la solución, ahí recae la primera responsabilidad. La receta oficial, Seguridad + Confianza = Inversión + Empleo, se agotó, no se sostuvo, las vanidades por los grandes resultados fueron pasajeras, los supuestos méritos de la política económica eran efímeros, la realidad ahora es otra: Desaceleración + Desempleo + Inflación, una oportunidad para desechar el neoliberalismo su causa primera.

Publicado en La Tarde, Pereira, 8 de julio de 2008
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