Desafíos para el combate al racismo y a la discriminación
- Opinión
El próximo año, del 20 al 24 de abril, en Ginebra, se llevará a cabo la Conferencia de Naciones Unidas sobre Racismo, Discriminación Racial, Xenofobia y Formas Conexas de Intolerancia, para evaluar el cumplimiento de la Declaración y Plan de Acción de Durban 2001. En el marco del proceso preparatorio, en Brasilia, del 17 al 19 de este mes de junio, se está realizando una Conferencia intergubernamental de América Latina y el Caribe, y en los días previos tuvo lugar un foro de la sociedad civil. En el acto inaugural, la lideresa afrocostarricense Epsy Campbell Barr dirigió las siguientes palabras a nombre de la sociedad civil.
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Saludo a las y los representantes de los gobiernos y demás delegados que se han hecho presentes a esta Conferencia Latinoamericana y Caribeña de revisión de Durban y muy especialmente al Gobierno Brasileño en nombre de la SEPPIR por su compromiso demostrado nacional y regionalmente tanto con la realización de esta Conferencia Gubernamental como por el apoyo a nuestra recién concluida Conferencia de las Américas de la Sociedad Civil. Saludo también a mis compañeros y compañeras de las organizaciones sociales que le han dado vida y sentido a los acuerdos y compromisos de Durban.
Como mujer afrodescendiente que forma parte de los más de 150 millones de afrodescendientes de la región, que históricamente han sido víctimas del racismo y la discriminación, es una oportunidad y una responsabilidad dirigirme a ustedes en esta inauguración.
Durban permitió que los Estados reconocieran que el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia son realidades en todos los países de la región que afectan a decenas de millones de personas, pueblos y comunidades enteras, convirtiéndolas en víctimas, con una ciudadanía limitada y sin derechos plenos: indígenas, afrodescendientes, migrantes, gitanos, mujeres, jóvenes, LGBT, personas con discapacidad, personas viviendo con VIH-SIDA, privadas de libertad, por su condición racial, étnica y de género enfrentan condiciones inaceptables.
En siete años se ha avanzado, pero la realidad de exclusión, pobreza y negación de derechos persiste para la mayoría de víctimas del racismo, discriminación racial y xenofobia. Aplaudimos las acciones afirmativas promovidas en diferentes países, como el caso de Brasil con sus acciones a favor de jóvenes afrodescendientes en las universidades. Celebramos que muchos países hayan avanzado en diferentes grados con institucionalidades que hagan frente a los compromisos de Durban. Reconocemos no obstante, que los recursos presupuestarios y financieros han sido en general absolutamente insuficientes para hacer frente al problema. Y que el desafío mayor es implementar acciones afirmativas con políticas universales que transversalicen la realidad de las víctimas en todos los programas y acciones de los gobiernos. Reconocemos las acciones dentro del Sistema de Naciones Unidas, pero las consideramos insuficiente, excesivamente focalizadas y sin los recursos presupuestarios necesarios.
Lamentamos, que algunos gobiernos que suscribieron Durban vuelvan a plantear internamente que no existe el racismo y alertamos de sectores que encubiertos bajo el perfil del progresismo entorpecen las acciones a favor de las víctimas del racismo, para mantener sociedades desiguales y a millones de personas sumidas en la exclusión.
Más que nuevos acuerdos, esta revisión de Durban debe plantear desafíos con plazos, recursos financieros en los presupuestos ordinarios y un fondo significativo especial así como mecanismos de rendición de cuentas, que garanticen la participación activa de las víctimas.
Algunas de las acciones deberían de enmarcase en: censos basados en indicadores concretos desagregados por género, raza y etnia, programas y políticas dirigidos a la población joven afrodescendiente e indígena; abordar la violencia racial existente con políticas que enfrenten la criminalización de jóvenes afro y el genocidio justificado en la lucha contra la delincuencia; acciones concretas a favor de los migrantes internos, políticas para las mujeres que enfrenten el sexismo y el racismo; incorporar la realidad del racismo en todas las agendas: democracia, crisis alimentaria, crisis energética y ambiental, acuerdos comerciales; derecho a la tierra y territorios indígenas y afrodescendientes y generar un plan de acción de emergencia para la niñez y adolescencia indígena y afrodescendiente. Los Objetivos del Milenio deben de ser cumplidos a cabalidad en todas las comunidades y pueblos indígenas y afrodescendientes y no conformarse con el cumplimiento de las metas nacionales que encubren las desigualdades internas.
La calidad de la democracia y desarrollo de la región están directamente relacionados con la inclusión de las víctimas del racismo y la discriminación. Celebramos esta Conferencia y el proceso de revisión de Durban y nos comprometemos una vez más a ser actores y actoras protagonistas en el proceso contribuyendo con propuestas y haciendo el control social que nos corresponde.
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