A Saddam y a Noriega les dieron poder y luego, horca al primero y cárcel al segundo. Cuando ya no les sirven a los señores de las corporaciones y a sus gobernantes de turno en la Casa Blanca, los destruyen, pero en los dos casos con guerra de por medio para ensayar armamentos y robar recursos.

La mayoría de los Generales de Guatemala, incluido Ríos-Montt, "un hijo de puta, pero nuestro hijo de puta" según lo confesara el propio Reagan, siguen libres, ricos y mandando, aunque les den 780 años de cárcel a sus siervos.

Hitler se suicidó y a Mussolini lo mataron, pero el fascismo y el nazismo están vivos, en buena parte gracias a la recuperación de muchos de sus líderes y métodos por parte de la CIA y de otros y al tránsito que les dieron bajo protección por los servicios cumplidos a diversos paraísos entre los que se cuentan Brasil, Paraguay y Bolivia.

Pregúntenle a Branco Marincovic y a sus ancestros, parientes y amigos Croatas, a qué se dedicaban quienes llegaron de Croacia a Bolivia después de la segunda guerra mundial y quién les ayudó. Además de pertenecer a un brazo del Nazismo que cometió crímenes atroces, el Papa Pío XII les dio la visa de tránsito y el General Bánzer, otro dictador sin castigo, les concedió ilegalmente tierras con Guaraníes dentro a quienes siguen explotando, sometiendo y asesinando impunemente.

Ahora, de nuevo, pasan a la ofensiva y haciendo gala de su odio, racismo e insaciable ánimo de lucro, reciben el apoyo de los EEUU para convocar a la ruptura de Bolivia y al odio racial contra Evo y el pueblo que lucha por su libertad digna. A algunos de los Generales y dictadores del Cono Sur que aplicaron la "Terapia de Choque" para imponer la receta del neoliberalismo de Chicago, en su mayoría, quedaron libres e impunes, empezando por el propio Pinochet quien murió en su cama rico, corrupto y sin pagar por el horror y el despojo que le correspondió ejecutar como siervo fiel y gustoso de Pepsi y esa "nueva Generación" de transnacionales que gobiernan con sangre y miseria para acumular.

Al General Augusto también lo despacharon del poder, como a Marcos de Filipinas y a Videla de la Argentina, los mismos que allí los impusieron, una vez dejaron la "casa en orden" para que pudieran expropiar, robar, usurpar, someter y explotar los patrones del "Nuevo Orden Mundial" por "consenso" en contra de los pueblos, tal como quedó establecido en Santa Fe.

La lista es larga, inagotable, y la experiencia se acumula, convertida en estrategia y se aplica transformada en ley, en escuadrones de la muerte y en una propaganda insultante que imbeciliza efectivamente y vuelve populares a los ilegítimos y ejemplares a los asesinos. Pregúntenle al pueblo peruano por Fujimori (talvez ya no les sirva y lo condenen), pero pregúntenle por Alan García que dejó en el camino la conciencia y la dignidad para ser Presidente y entregar el país a toda costa.

Como no se trata de ejemplos aislados, con salir de algunos no sólo no nos liberamos de la opresión, sino que ayudamos a perpetuarla. El mismo orden que los impone los retira (según convenga) por diversas vías de modo que el orden siga en pie. Si fuera investigado, si la evidencia que se acumula fuera reconocida por el peso de su validez en ámbitos jurídicos justos (no es redundancia sino verdad) y si hubiera certeza de justicia en el presente y no esperanza incierta de probabilidad de justicia excepcional en el futuro, seguramente sería fácil aseverar con firmeza que hoy, el Presidente Uribe acumula crímenes.

A juzgar por lo evidente, no le queda más remedio. Si no lo hace, se pudre como sus secuaces paramilitares condenado por narcotráfico en una cárcel de EEUU (a la que los envió él mismo para callarlos, porque cuando se llega allí como ellos han llegado -no se le olvide Presidente- uno no tiene amigos sino cómplices peligrosos) o, talvez, "a hierro muere" víctima de motosierras, o víctima de algún "falso positivo" que permita salir de un enemigo incómodo.

Mientras tanto, ahí está escondiendo talvez, su relación con las bombas del cartel de Medellín y los magnicidios de la época, con los paramilitares, las fosas comunes, la limpieza social, el asesinato de sindicalistas, de estudiantes, de indígenas, de campesinos, de líderes sociales, de opositores políticos y de quien sabe quienes más.

Acumule, señor Presidente, tierras y místeres amigos. Más tierras y cuentas bancarias. Tierras y re-elecciones. ¿Las va a necesitar en la eterna soledad que le espera? Por ahí está obrando de dictador progresivamente ordenando encarcelar estudiantes, senadores y al que señale con su dedo seguramente obediente del dedo de quienes lo señalan a usted para dictarle.

Ahí está corriendo a hacer un Consejo Comunitario en Florida para proteger los intereses de los ingenios y de Ardila Lulle para evitar que la sesión de la Comisión Sexta del Senado, citada para el 29 de Mayo y ahora programada para el 14 de Junio, tenga lugar y que se sepa por ejemplo, que los corteros de caña son esclavos, que los afros fueron despojados y mueren de hambre, que los indígenas vuelven a ser despojados y masacrados y que paga recompensas por sus cabezas porque cometen el crimen intolerable de la dignidad inaceptable. Que los señores del azúcar y del agrocombustible (etanol) reciben subsidios millonarios robados de los fondos públicos y que ellos, los que lo mandan, tienen en común con Usted, que no se cansan nunca de tener cada vez más.

Que para eso, Usted, por ley nos impone consumir el combustible que producen los desiertos verdes de caña de azúcar en los que ya no se siembra la comida que acabaría con el hambre y la guerra que estos patrones han provocado.

El señor Presidente, tan valiente y agresivo con los débiles, escudado en generales y batallones y tan evidentemente sumiso ante sus patrones, va ganando popularidad con cada gesto de dictador y todo poderoso. Va matando y despojando. Cada víctima irreparable es testimonio que no llega a los juzgados. Cada dolor es una rabia que se suma en la impotencia y se transforma en camino hacia otro mundo, otra vida en la que de usted y de quienes representa no quede nada, absolutamente nada más que la memoria de ese orden y sus siervos para recordarnos lo peor de nosotros y que no regresen.

Si a un paraco de Guatemala le dan 780 años de prisión, ¿cuántos ha acumulado el popular Presidente Uribe? El que no ha sido capaz, por ejemplo, de reconocer públicamente que los niños masacrados por los “soldados de la Patria” en Febrero de 2005 en San José de Apartadó, son sus víctimas, mientras condonaba ese delito perverso acusando a los comuneros de paz de ser terroristas y arrogándose el derecho de decidir quien es la “gente buena” y quienes son terroristas. Ya no va a poder pagar por todo lo que ha hecho y lo que va a hacer y lo que le ordenan que haga con terror, leyes y mentiras.

Talvez salga libre y muera en su cama después de varias reelecciones, honrado por la mayoría de sus víctimas y de sus socios, los victimarios. Porque con o sin Uribes, el mundo por ahora y desde hace demasiado ya, es de los perversos y el destino individual de cada uno, sólo contará el día que se vaya del todo el orden mezquino y asesino que los fabrica, los honra, les da poder, los dota y, a veces, hasta los condena. Un día que llegará solamente si somos capaces de no ser tan incapaces bajo el manto del terror, la estupidez y el rebusque que nos imponen.

A Uribe y a los suyos, justicia para que se demuestren sus delitos y miles de años de la condena que merezcan. Al régimen de miseria que los crea, la eternidad que lo desaparezca para siempre de la historia como un mal recuerdo y que encarne en la memoria permanente y colectiva de una humanidad conciente, una náusea, un asco, un horror tan elocuente y presente al que aplique el NUNCA MAS individual, cotidiano y colectivo que no acaba de llegar para que nos hagamos humanos en el respeto y la defensa de la vida.

Vienen tiempos aún más oscuros y sangrientos para Colombia y desde ella para los lugares y pueblos donde se aplique el odio organizado para la ganancia insaciable. Si antes no nos destruye el suicidio incontenible de la avaricia que mata y contamina la vida, nos habrá llegado la hora colectiva de la conciencia que no aplaude al asesino y se niega a seguir convirtiendo al ladrón en eminencia.

Dos indígenas fusilados en "La Cominera", Corinto, Presidente, porque sí. Dos más. Dos menos, que lo condenan a mirarse en el espejo de estas palabras para que sepa aunque lo niegue, que usted, cuando se esclarezca la verdad y lo demuestre la evidencia, no es nadie y solamente merece ocupar el lugar en la memoria que le pertenece, el que ha forjado de rodillas ante el altar de los criminales. El lugar de los perversos cuyo destino tanto nos ha costado....780 años son pocos para usted, para ustedes, que no pueden compararse con un día en la vida de un indígena que sin tener más que su vida y territorio, ha defendido lo que es digno en su silencio cotidiano, sin salir en la prensa ni hacer leyes. Ni una bravuconada imperial de gamonal, ni encerrarse con cara de inocente a convocar la compasión de los que lo quieren tanto por “trabajar y trabajar y trabajar”, van a alterar el destino, su destino.

El odio, es la práctica de los perversos. Fría, sistemática herramienta al servicio de la avaricia planificada. El odio que produce dolor y despojo para generar odio y justificar el terror que lo reprime. El odio que vamos a derrotar con la justicia y la verdad que diferencie para siempre el destino de los pueblos hoy sometidos, del destino de los perversos que se someten para someternos. Mientras leía esta noticia sobre Guatemala, pensaba en el destino de los perversos.

Fuente: http://www.nasaacin.org/noticias.htm?x=7917