El duelo de los chantajes:

En la encrucijada de los computadores

15/05/2008
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Podría tratarse de un simple problema de relaciones comerciales entre las dos naciones, podría simplemente tratarse de un problema de egos heridos, o de bravuconerías pasajeras, pero sin duda lo que pase con los computadores de Reyes, el manejo que se está dando a la información, el descrédito de todos los actores en la región, a Uribe y a Estados Unidos, parece estar cocinando una crisis política que sin duda arrasará tras de si cualquier esperanza de normalización del comercio entre los dos países.

El problema de fondo es que en las bambalinas del terrible espectáculo de los computadores de Reyes (y también los de cuanto guerrillero grande o chiquito encuentran), desde Caracas y Bogotá (y sin dudarlo desde Washington) se está gestando una crisis muchísimo más profunda que incluso puede llegar al conflicto armado, la guerra entre dos países que se consideran a sí mismos como hermanos.

No sería la primera vez ni la última que los EEUU conspiran en el continente para llegar a tal resultado, por el momento lo que más preocupa son los costos económicos de la crisis, el aumento en el grado de tensión y animadversión entre gobiernos que cada vez se polarizan más.

Lo que salga de los “computadores de Reyes” será un paso más en la debacle de la política comercial del país, el escalonamiento de las tensiones con los vecinos, aisla aun más la débil posición colombiana, nadie en el país parece haberse dado cuenta que afuera el cuento de la seguridad democrática es simplemente eso un cuento, y de los chinos. La tabla de salvación de la débil gestión económica del gobierno Uribe está más hundida que nunca, ante el aplazamiento del TLC a pesar de que los gurús, sabios y adivinos del régimen predecían un futuro promisorio para el tratado.

Gobernados con mentiras, descubrimos que una de las empresas más grandes del país (COLTEJER) terminó cediendo a la presión de la competencia China, la revaluación del peso provocada por la crisis hipotecaria en los EEUU, y además por las cada vez mas complicados procesos de exportación a Venezuela, que consume más del 30% de la producción de telas del país, y sumado a ello la indiferencia del gobierno, pero no solo son COLTEJER y otras grandes textileras, también han sido más de 5000 pequeñas empresas que han tenido que cerrar sus puertas, cada empleado despedido es una nubarrón en el “excelente” manejo económico del gobierno.

Para dar un ejemplo, la zona de frontera es testigo fiel de lo que está pagando el país por cuenta del duelo de chantajes: la gasolina está restringida para la compra por parte de los colombianos, el gas es el más caro del país a pesar de comprarlo cerca de la zona productora de mayor importancia del hemisferio occidental (Maracaibo), el comercio está en una crisis terrible en Cúcuta y el tránsito de personas y mercancías está siendo cada vez más obstaculizado. Y como consecuencia Cúcuta se convirtió rápidamente en la ciudad con mayor nivel de desempleo en el país.

Mientras tanto los gremios se dividen entre la alerta y el apoyo a las medidas del gobierno, algunos optimistas como FEDEGAN, han visto la tabla se salvación en mercados lejanos como el ruso al cual enviaron el mes pasado 300 toneladas de carne menos del 1% de la producción total del país y con esa divisa cantal al unísono “adelante presidente”, mientras tanto otros menos fervorosos como FENAVI han llamado a la prudencia, porque saben que un cierre a la importación de pollo y huevos en un mercado que consume el 90% de la producción exportable del país significa la ruina de los empresarios del sector.

Las consecuencias con Ecuador aunque menos amplias son igualmente preocupantes, a pesar de que hasta el momento no tienen los mismos impactos que los de la crisis con Venezuela. En total el país se expone a perder mercados naturales a su producción por el orden del los 4.000 millones de dólares, exportaciones que ni EEUU ni Centroamérica, ni mucho menos Rusia están en capacidad de absorber totalmente. Y muchísimo menos trasladarse a cultivos tan exóticos como la uchuva o a otros tan competidos (y por ello menos rentables) como el de palma africana.

O sea que los chantajes de unos y otros se extenderán sin duda al terreno de lo social: ya hay indicadores de que la economía colombiana tiene signos de freno en su crecimiento, los cuales no tardarán en revelarse en los indicadores de empleo e ingresos de las familias, claro si el DANE deja de manipular a su antojo y cuando a bien tenga, las metodologías de cálculo de estos indicadores.

Pero quizás no, quizás me equivoque y los gobiernos de Ecuador y Venezuela terminen “pidiendo cacao” y amando a Álvaro Uribe y a los Estados Unidos, pero como creo que esto es algo inverosímil, es mejor esperar lo peor de este escalamiento de la crisis política, de este cruce de chantajes: “usted apoya al terrorismo y le denunciare ante el mundo”… “usted es un lacayo del imperio y por eso no le comprare nada a su país”. En este intercambio de chantajes, el único que saldrá perdiendo como siempre, es el pueblo…nuestro pueblo.

- Jairo Bautista, Docente e Investigador Universitario. Escuela Superior de Administración Pública

Fuente: Semanario Virtual Caja de Herramientas
Corporación Viva la Ciudadanía., www.vivalaciudadania.org
https://www.alainet.org/es/active/24087?language=en
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