América Latina, ¿Adiós?
11/08/2002
- Opinión
Para el mundo, América Latina nació en el Siglo XX. Antes, poco o
casi nada sobre el continente tenía importancia para el mundo. Al
inicio del siglo pasado, algunos grandes acontecimientos hicieron al
mundo "descubrir" América Latina y, a América Latina descubrirse a sí
misma. El primero fue la masacre de la Escuela Santa María de
Iquique, en el norte de Chile, en la que millares de trabajadores
mineros fueron fusilados directamente desde el navío en el que estaban
los "negociadores" del gobierno chileno debido a la huelga de los
trabajadores. Las calles de Iquique borboteaban sangre por las
calzadas, el gobierno demostraba que no podía tolerar la paralización
de la principal actividad económica del país, controlada por empresas
norteamericanas.
Pocos años después, explotó la mayor revolución social del continente
hasta ese entonces, la revolución mexicana, de Zapata y Pancho Villa;
revolución que marcó la pauta para los movimientos populares durante
medio siglo en América Latina, su carácter nacionalista, agrario y
anti-imperialista. También en la segunda década del siglo, en
Córdoba, Argentina, surgió la primera reforma universitaria, un
movimiento que planteaba el tema de la democratización de la educación
y de la incorporación del movimiento estudiantil a las movilizaciones
sociales que vendrían a generalizarse en las décadas siguientes.
El continente advertía que el nuevo siglo sería un siglo de
revoluciones y contra-revoluciones. Fue el siglo en el que los países
del continente protagonizaron uno de los más importantes movimientos
históricos del capitalismo, la industrialización de los países de la
periferia, rompiendo la dicotomía que identificaba a los países ricos
con la industrialización y a los países de la periferia con las
economías agrarias. Fue también el período del surgimiento de
proyectos nacionales, de economías orientadas hacia el mercado
interno, de la construcción de liderazgos y de partidos populares con
ideologías de raíces nacionales. También de movimientos
revolucionarios que siguieron a la revolución mexicana, como la
salvadoreña de Farabundo Martí, la nicaragüense de Augusto César
Sandino, la boliviana de 1952, hasta que estalló la más importante de
todas, la revolución cubana, de Fidel Castro y el Che Guevara.
Paralelamente, la cultura latinoamericana se apuntalaba con perfil
propio, conquistando su propio espacio en el escenario mundial.
Premios Nobel de Literatura, como los de la poeta chilena Gabriela
Mistral y del novelista guatemalteco Miguel Ángel Asturias anunciaban
el surgimiento del llamado "boom" latinoamericano, que más allá de
Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Mario Vargas Llosa, reveló al
mundo a Jorge Luis Borges, Guimaraes Rosa, Carlos Drummond de Andrade,
entre otros tantos, además de la afirmación de la pintura
latinoamericana.
Esa gran aventura latinoamericana del Siglo XX desembocó en el giro
liberal de las dos últimas décadas del siglo y de la entrada a uno
nuevo. Nunca un modelo se generalizó tanto en el continente y nunca
un modelo fracasó tan estrepitosamente en la historia del continente
como el modelo neoliberal. Los resultados están a la vista: retroceso
en los grados de industrialización avanzados, debilitamiento general
de los sistemas políticos, polarización y exclusión social como nunca
antes América Latina había conocido, desempleo récord, entrega del
destino de los países del continente al Fondo Monetario Internacional.
Decadencia que se extiende a varios otros planos. Tal el caso de la
penetración de la influencia cultural norteamericana como nunca antes
había existido, mercantilización de la vida y de la mentalidad de
amplios estratos de la población, debilitamiento de los proyectos con
raíces en los países y en la realidad continental, violencia
cotidiana, desestructuración social y comunitaria, empobrecimiento de
la educación y de la salud pública, crisis generalizadas y extensión
del desaliento y de la baja auto-estima.
La América Latina, nacida para el mundo en el siglo XX, ¿murió en este
comienzo del siglo XXI? Si continúa sometiéndose al FMI y a los bancos
internacionales, si no afirma su identidad e integración ante la
agresiva política de Estados Unidos, si no renueva sus proyectos y
liderazgos, si no fomenta su cultura y todas sus formas de expresión
popular, habremos regresado a lo que fuimos hasta el siglo XIX. Se
acabó la fase de los mandatarios neoliberales, tipo Menem, Fujimori,
FHC. ¿Quién los substituirá? Las elecciones próximas del Brasil y de
la Argentina pueden ser ese marco de renovación o un paso más hacia el
camino a la tumba.
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