El gatopardismo vive y lucha en Uruguay

23/07/2002
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El nuevo ministro de Economía, el abogado Alejandro Atchugarry, tiene 50 años de edad, es viudo, tiene tres hijos y hace unos años un aneurisma lo llevó al borde de la muerte. Es abogado, pero siempre ha estado relacionado a los temas económicos, siendo el principal negociador de todos los proyectos de Presupuesto y de Rendición de Cuentas que se presentaron en los últimos años. Fue impulsor de la escandalosa privatización de la terminal de contenedores del puerto de Montevideo, y el creador de tres de los últimos y más cuestionados impuestos en vigencia: el de las compras por Internet, el de las frutas y verduras, y el Cofis. En los años 70 militó en la izquierda radical durante su pasaje por la secundaria, pero en los 80 el hoy presidente Batlle lo convirtió al liberalismo. Atchugarry fue sub secretario y ministro de Obras Públicas, y es también dueño de una empresa constructora que ha ganado varias licitaciones del estado. El nuevo ministro está bien visto hasta por la oposición. Al definirlo, todos y cada uno que lo hacen se refieren a su espíritu "negociador, articulador y/o componedor." Es que Atchugarry es un tipo simpático, educado, mesurado y gentil, que siempre ha tenido un buen relacionamiento tanto con tirios como con troyanos. Al poco rato de ser designado, y desde la misma Casa de Gobierno donde aceptó el cargo, comenzó a comunicarse telefónicamente con líderes y legisladores de todos los partidos políticos para expresarles su disposición a dialogar. De todas maneras, el presidente Batlle ha dejado claro que la sustitución de Bensión por Atchugarry no significa un cambio en la política económica que viene siguiendo el país. Dijo muy claro que los cambios en el Ministerio de Economía y el Banco Central del Uruguay apuntan a “consolidar la orientación de una política económica que tiende básicamente a tratar de devolverle al país la competitividad para poder continuar su impulso exportador”. En el mismo sentido concurre la designación como subsecretario de Economía del economista Isaac Alfie, quien desde hace años es coordinador de asesoría macroeconómica y financiera de esa cartera, y en los últimos tiempos asesor personal del ex ministro Alberto Bensión. Alfie es definido como un liberal ortodoxo, y fue señalado por el periodista Samuel Blixen (semanario Brecha) como uno de los altos funcionarios gubernamentales que vació sus cuentas bancarias días antes de que se aprobara el último ajuste fiscal, cuando corrían insistentes rumores sobre la implantación en nuestro país de un “corralito” al estilo argentino. Alfie partió el martes hacia Washington a negociar los préstamos con los organismos internacionales, junto con el titular de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto, Ariel Davrieux. Davrieux está en ese cargo desde 1995, cuando fue designado por el presidente Sanguinetti, y parece ser la verdadera "eminencia gris" de la economía uruguaya. De hecho, es el único integrante del núcleo central del equipo económico que ha permanecido en su cargo luego de la interpelación al ministro Bensión a mediados de este mes de julio. Que hayan sido precisamente él y Alfie los designados para ir a negociar con el Fondo Monetario Internacional la continuidad de los préstamos prometidos, es sumamente significativo. Es evidente que lo que intenta el presidente Batlle es tranquilizar al FMI, demostrándole la continuidad de la política económica pactada con ese organismo mediante el envío de emisarios confiables y conocidos. Puestas así las cosas, es difícil entender el alivio y la simpatía con que la oposición del Encuentro Progresista ha visto la designación de Atchugarry. El senador Rafael Michelini, del también opositor Partido del Nuevo Espacio, fue mucho más cauto, sugiriendo esperar a ver qué medidas propone el nuevo ministro antes de adelantar una opinión. Por otro lado, los especuladores financieros (que lógicamente suelen ser los más informados en estos temas) siguen demostrando falta de confianza, y han llevado el dólar estadounidense a los 30 pesos a la venta, y el riesgo país a 2.186 puntos. Es que si las cosas estaban mal con Bensión y el presidente Batlle dice que la gestión de Atchugarry reafirma la continuidad de la política económica del gobierno, nada indica que ahora vayan a mejorar, por más que Atchugarry sea mucho más simpático que Bensión.
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