Las FARC, Darién y el ingrediente militar

29/02/2008
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El guión: Hombres de las FARC navegando sobre aguas del Pacífico frente a Jaqué, pequeño pueblo pesquero del Darién. Naves guarda-costas detienen a los seis marineros. La mitad de la misión es internada en un hospital de la capital panameña. Hace algunos años fueron los mismos efectivos de las FARC que fueron detectados en las proximidades de comunidades indígenas en la serranía darienita.

No era película. Son los comunicados del gobierno panameño. En vez de celebrar la rápida acción de los efectivos “especiales” de la Policía Nacional, los diferentes sectores del país mostraron su preocupación por la creciente militarización de las instancias de poder del país. Esto se puede deber a varias razones. En primer lugar, hay quienes son “antimilitaristas” por principio. Otros son antimilitaristas siempre y cuando la fuerza no sea norteamericana. (En otras palabras, echan de menos la ocupación militar del siglo XX). En tercer lugar, hay quienes rechazan la presencia militar extranjera pero no desechan fuerzas armadas nacionales.

El “descubrimiento” de efectivos de las FARC en aguas panameñas nuevamente pone en movimiento las elucubraciones. ¿Es una conspiración de la CIA? ¿Qué instancia del gobierno panameño está involucrada? ¿Hay conocimiento en Bogotá? ¿Qué hacen las FARC a miles de kilómetros de sus bases ubicadas en el sur oriente de Colombia?
El “affaire” destaca la falta de inteligencia en el gobierno panameño. De haber existido, sus fuentes le habrían informado quienes incursionaban en aguas del Darién.

En el caso de la región latinoamericana y, con más razón en Panamá, los militares no suelen responder a los intereses de un proyecto de nación. Hay resabios del militarismo colonial de los españoles. El siglo XX fue el siglo de los militares norteamericanos en la región. En la última década del siglo pasado, a pesar de su oposición, EEUU permitió que se desmantelaran las Fuerzas de Defensa de Panamá. Todo indica que la transformación fue cosmética. Tanto en Panamá, como en los otros países, las instituciones militar/policíacas no responden a un proyecto de nación. Con pocas excepciones, siguen funcionando bajo el eje de la llamada “doctrina de la seguridad hemisférica”.

Las fuerzas armadas de EEUU siguen haciendo simulacros conjuntos a lo largo del hemisferio, incluyendo el Canal de Panamá. La policía militarizada de Panamá, entrenada en EEUU, crece anualmente. Según fuentes gubernamentales un total de 1700 efectivos han viajado a ese país del norte para recibir entrenamiento en la Escuela de las Américas (que cambió su nombre) y otros centros. Los oficiales panameños reciben cursos de “estado mayor” y de guerra antisubversiva (dirigida contra obreros, estudiantes, indígenas y otros).
La formación política de los oficiales panameños es legitimada bajo el supuesto que hay un peligro terrorista y, además, narcotraficante. En la actualidad, los agentes de inteligencia militarizados formados en EEUU combinan ambos y hablan de “narcoterrorismo” (el guión de Jaqué, Darién).

Para regresar a un régimen militar anti-nacional en Panamá es cuestión de combinar terrorismo, drogas, estudiantes y obreros para obtener la receta perfecta que le permita a los sectores más desesperados lograr sus objetivos. Preocupa que existan elementos en el gobierno y en la oposición que no ven con malos ojos una variante política de cambio con su ingrediente militar.

Panamá, 28 de febrero de 2008.

Marco A. Gandásegui, hijo (profesor de la Universidad de Panamá e investigador asociado del CELA)
https://www.alainet.org/es/active/22469
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