Respuestas que debiera dar el ministro

Otra etapa de "socialización" de pérdidas

10/07/2002
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Una de las cosas que se deben estar preguntado hoy los uruguayos y que debiera ser una interrogante que el senador Alberto Couriel le planteara en la interpelación que mañana le realizará al ministro Alberto Bensión, está referida a un tema muy simple: ¿cómo harán las empresas financieras, hoy en default y que funcionan gracias a los continuos aportes del Banco Central, para devolver el dinero integrado por la autoridad monetaria? ¿Está establecido, acaso, que esas pérdidas, producto de manejos inadecuados, cuando no delictivos, deben "socializarse" en todos los casos? El Banco Comercial, luego de la acción delictiva llevada adelante por los hermanos Röhn, ha sido sostenido en su operativa con dineros salidos del Banco Central y, ahora también sabemos, del propio Tesoro Nacional, vía una serie de órdenes verbales dadas por el propio ministro de Economía que luego, para luego justificar la extralimitación del secretario de Estado, fueron refrendadas por decretos firmados por el propio presidente de la República. Se sabe, porque ha trascendido, que existen por lo menos 90 millones de dólares que pasaron así a la Corporación para el Desarrollo y que fueron integrados al "torrente" de dinero que permitió mantener abierto al Banco Comercial, institución que sigue funcionando en el país, pero careciendo de una operativa acorde al esfuerzo que estamos haciendo todos los uruguayos. Luego que se acabó el "negocio" de actuar – al igual que el resto del sistema financiero – como "caja negra" de Argentina, el Banco Comercial se convirtió en una especie de "cascarón" que no tiene sustentabilidad posible. Eso lo saben todos, sin embargo el gobierno, tratando de hibernar al muerto pestilente, le sigue insuflando dólares. La otra inversión multimillonaria que actualmente se encuentra en su etapa de apogeo es la que tiene relación con el Banco de Montevideo – Caja Obrera, también una institución en default técnico, cuya sustentabilidad también ha sido también socializada. ¿Los propietarios de este banco, hoy intervenido, responderán algún día por el dinero que le está costando el país sus malos negocios? ¿Por qué sostener ese "agujero negro" que se traga rápidamente todo el dinero existente, que ha hecho caer las reservas en forma incuestionable a niveles que hacen peligrar la misma solvencia del país? ¿Cuál es la función del Estado en el marco general del país? ¿Por qué salvar bancos fundidos e inviables y no hacerlo con empresas de otras características, tanto comerciales, agropecuarias como industriales, que son fundamentales para la reactivación económica? Los testimonios y los resultados La reiterada argumentación dada por el gobierno ya no convence a nadie y tiene relación con el necesario salvataje de los ahorristas. Es la afirmación de siempre que en definitiva guarda una enorme falacia, pues lo que se está preservando es a una serie de instituciones sobredimensionadas, poco funcionales en la actual realidad del país y que, además, no prestan ninguna función que favorezca la economía uruguaya. El crédito ha dejado de existir por las tasas activas fuera de control (hasta 150 por ciento en negocios call la semana pasada) y la mayoría de los ahorristas avisados han preferido llevar sus fondos a otro lado. Sin embargo en el call se puede visualizar una verdadera "fagocitación" de fondos públicos por parte de la banca privada, ya que los pesos uruguayos que recogen las entidades en su operativa diaria son tomados pagando enormes intereses por Banco Central, que se ha convertido en el único "cliente" que puede absorber pesos uruguayos. Política financiera que se basa en la obvia posibilidad de que las entidades bancarias, de no colocar sus pesos de esta manera, desequilibren el mercado cambiario pasándose al dólar. ¿No está en el propio Banco Central terminar con este drenaje brutal que, además, tiene paralizado el crédito para el resto de la economía? Muchas instituciones financieras, por razones obvias, ya no son confiables para nadie y por lo tanto han dejado de ser viables. Por ello es evidente que el plan de reestructura de todo el sistema debe comenzar a implementarse, luego de un profundo acuerdo de todos los actores, de manera inmediata, sopesando fundamentalmente el impacto social que ese achicamiento determinará en el corto plazo. No hace mucho tiempo sosteníamos de estas páginas que la proliferación de bancos comerciales en nuestro país carecía de sentido desde el punto de vista interno y ello exigía que el gobierno implementara una reestructuración del sistema que, si se realizaba en forma ordenada, tendría un costo mucho menor al de una reestructuración por vía de los hechos, como que está ocurriendo en la actualidad. Todos un andamiaje financiero sustentado en el "secreto bancario", piensa angular de un "paraíso financiero" funcional al capitalismo argentino, se ha derrumbado. Aquí por años se deposito todo el dinero negro argentino que, luego de la eclosión terminal del sistema, no solo dejó de venir, sino que se escapó a plazas menos vulnerables que la nuestra. En la crisis, comenzaron a aparecer las deficiencias del modelo de gestión de la banca uruguaya. Cuando se desquebrajó la actividad, cayeron en pedazos algunos "negocios" que se realizaban con la total indiferencia del Banco Central cuya existencia fue durante mucho tiempo totalmente nominal. Esa "vista gorda" reiterada se mantuvo hasta hace pocas semanas, mostrando que el organismo en donde se encuentra centralizada la función de la "autoridad monetaria" era totalmente inútil, falto de poder e incapaz de hacer cumplir con las regulaciones existentes en el sistema. Si vamos a la historia reciente, vemos que el mismo padrón de conducta, ese "dejar hacer" del Banco Central, terminó siempre mal, o sea con pérdidas multimillonarias para el país y sin que la normativa se cumpliera plenamente en ningún caso, determinado que a nivel privado la intermediación financiera no favoreciera a nuestra economía, perdiéndose una de las esencias de su existencia misma. Como ejemplo podemos indicar que siempre las tasas de interés en nuestro país no solo han sido las mayores de la región, sino que su desproporción con las posibilidades de rentabilidad de cualquier empresa, ocupa uno de los primeros lugares a nivel mundial. Recordemos lo ocurrido con el Banco de Crédito, que es gestionado por un directorio que integra, como otro socio, la Corporación para el Desarrollo, el desenlace de la privatización del Banco Pan de Azúcar, el vaciamiento de esa institución, lo que ha pasado con el Banco la Caja Obrera en que se invirtieron muchos cientos de millones de dólares para mantenerlo en funcionamiento y luego fue vendido en 5 millones, menos de lo que vale el edificio de su casa central. Recientemente tenemos lo ocurrido con el Banco de Galicia, institución off shore, que fuera autorizada por el Banco Central, a actuar en nuestro medio con todas las prerrogativas de otro banco comercial. Los ahorristas e inversores todavía no saben como van recibir los depósitos luego del default de la institución, ya que la misma – pese a esa autorización de la autoridad monetaria – argumenta que se rige por la normativa argentina. Si allá no se entregan los depósitos, aquí tampoco. Los últimos hechos ya son conocidos y envuelven a instituciones, como el reprivatizado Banco Comercial y el Banco de Montevideo, que fuera favorecido hace algunos meses con la venta de La Caja Obrera. Las respuestas exigibles Ante este panorama que tiene en su basamento el evidente achicamiento de una actividad que se había sobredimensionado por su funcionalidad con la Argentina (algún día se debiera analizar el tema desde el punto de vista ético), ya se está comenzando a hablar de una reestructuración del sistema. Pero, extrañamente, lo que se está mencionando a nivel del gobierno es de una mega fusión de los bancos estatales, sin haber trascendido planes para los despojos del sistema privado que sigue deteriorándose y cuyo funcionamiento a pleno, por el default de varias de sus instituciones, le está costando a los uruguayos miles de millones de dólares. Esperemos que uno de los responsables de este brutal derroche, para apuntalar a instituciones vacías de contenido (y de dinero), el ministro Alberto Bensión, informe mañana en el Senado que ideas son las que se manejan en el gobierno – obviamente, las que debe tener el FMI, porque propias no deben existir – para aplicar una terapia de choque al mayor cáncer que ha tenido el país. Claro, estamos seguros, que Bensión dirá que se seguirá defendiendo a los ahorristas, cuando todos sabemos que lo que se hace es defender a banqueros. Hombres inescrupulosos que viven en la opulencia y que saben que más tarde o más temprano seguirán adelante en lo mismo. Es que el gobierno, otra vez, les sacó las castañas del fuego. *Carlos Santiago, Periodista
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