La procesión va por dentro
24/04/2002
- Opinión
Venezuela da la
impresión que transcurre en absoluta tranquilidad, después de
sus angustias los últimos días. La realidad es otra, al
restituirse el Marco Constitucional, quienes lo habían
violentado, se va recuperando lentamente del KOT, pero aún
estando mareados, están volviendo a la carga, utilizando su
artillería mediática: ruedas de prensa, comunicados, llamados
a movilizaciones, conferencias, vigilia, etc.
Hoy quienes rompieron el hilo constitucional, quienes
pisotearon la voluntad popular, esgrimiendo argumentos en
defensa de los Derechos Humanos, que se aplique la
constitución y queriendo explicar que los desmanes cometidos,
no fueron tales, porque estaban actuando a derecho, por
ejemplo en el caso de la detención de Gobernadores, el
Ministro del Interior y Justicia, Diputados y Alcaldes. Y
con el mayor cinismo hablan que actuaban en solidaridad, que
no hubo ilegalidad, además esa actuación obedeció a que los
habían engañado. Por otro lado el gobierno convocando a la
reconciliación, la calma, el no a la retaliación, a mesas de
diálogo y de entendimiento. Y Sectores de la oposición
esperando sea verdad, el cambio de actitud del mandatario
nacional
Ha quedado claramente evidenciado que el 11 de abril, el
enfrentamiento que hubo, fue entre los sinfrinos del este y
la gente pobre del noroeste y sur de Caracas, pero la
calificación fue: la Sociedad Civil (de Chuao) y las hordas
salvajes (de Miraflores). Esta es una clara evidencia del
carácter de clase de este conflicto. Recuerdo a mi tío Juan
en los años cuarenta, gritando vivan los alpargatuos, abajo
los zapatuos (En Santa Ana, Edo. Trujillo).
La marcha que partió del Parque de Este y llego al Edificio
de PDVSA en Chauo (que era su destino), los organizadores
embriagados por el buen resultado de la misma y llenos de
euforia, arengaron destitución del Tribunal Supremo de
Justicia, del Contralor General de la Nación, del Fiscal
General y del Presidente Chávez y la disolución de la
Asamblea Nacional; para proponer que se continuará hasta a
Miraflores y cumplir de esta manera con el objetivos del
asalto al Palacio de Gobierno lo cual llevaría a un claro
enfrentamiento con la gente que se congregaba ya en el sitio.
Recordemos ya que desde el día que Pedro Soto y su "sociedad
civil" arremetieron contra la Casona, el pueblo se volcó a
Miraflores, pasando a ser un lugar emblemático del pueblo
oprimido, así como la Plaza Altamira y después el edificio de
PDVSA Chuao lo era para la mal llamada sociedad civil.
Maneras sencillas y llanas de cómo el pueblo entiende las
cosas.
Los asaltantes de la Embajada Cubana, Gobernaciones,
Alcaldías y Corporaciones eran los ciudadanos y los que
estaban en Miraflores y se defendía de los francotiradores y
de la ballena, eran las turbas. Podemos decir que según esto
los ciudadanos lujosos carros, buenas pintas, bien pepeados,
caritas rosaditas con características mayameras y con toda la
intención de derrocar al gobierno que afecto sus intereses; y
las hordas de Miraflores: gente del pueblo curtido por la
vida, manos callosas, andando en cacharritos, con su morral
llenos de necesidades y esperanzas por un mañana distinto.
No es un problema de resentimiento social como algunos (as)
quieren hacer ver. El carácter de clase de este conflicto
esta bien definido.
No seamos ilusos, porque quienes siempre han mantenido y
dominado al pueblo trabajador, no van a renunciar a seguir en
el conspire. En los sectores populares debemos afincarnos en
el trabajo organizativo que favorezca espacios de
articulación y coordinación, y asumiendo una gran tarea de
formación política. Aprendamos la lección que hemos recibido
y recordemos que la procesión continua por dentro.
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