El pueblo bolivariano, el civil y el militar, cuando sintió su sueños de redención en trance de perderse salió a la calle y libró un combate, en defensa de la Revolución, que se inscribe en las mejores paginas de la historia del heroísmo. Bolívar puede estar orgulloso de sus hijos, de los militares y de los civiles, todos juntos se mostraron dignos herederos del Libertador. Hermoso el triunfo de Abril. La toma por el pueblo del Palacio de Miraflores y la reposición del Presidente Chávez al frente del gobierno, indica que hemos triunfado en la primera etapa de esta lucha contra el fascismo infame que esa noche mostró su rostro. Sin embargo no es la victoria definitiva. La oligarquía y los enemigos del pueblo pretendieron usurpar el poder legitimo del Presidente Chávez, arrasar con las conquistas democráticas e imponer un baño de sangre con un golpe de estado. No esperaban la reacción heroica del pueblo y el ejercito bolivariano. Debemos mantenernos atentos a las nuevas embestida que los enemigos del proceso preparan, ellos no cesarán ni un minuto en sus planes para truncar la esperanza bolivariana. Eso ya lo demostraron en las pocas horas que estuvieron usurpando el poder, y lo están demostrando en los días que corren. En esta calma, que presagia nuevos enfrentamientos, la batalla se ha deslizado al campo de la conciliación y la negociación, al de la tergiversación y el leguleyismo, ahora los golpistas pretenden refugiarse en argucias legales para conseguir su impunidad. Tienen a su favor a los poderosos medios de comunicación que confunden y desinforman, tienen a su servicio a los juristas especialistas en defender a los oligarcas, a los que hacen las leyes y las interpretan para proteger sus intereses. Tienen a su favor a los tránsfugas de la Asamblea que están al servicio de la conciliación y contribuyen con su blandenguería a que se prepare el segundo golpe contra el pueblo bolivariano. Golpe que la oligarquía, apoyada por el Departamento de Estado norteamericano, anuncia con la altanería que les da considerarse impunes. No nos engañemos, la impunidad de los golpistas, lejos de beneficiar a la Revolución Bolivariana la debilita y la coloca inerme en las manos de la oligarquía. La Revolución no es, ni puede ser compatible con la impunidad. Revolución es sinónimo de justicia social y la impunidad compromete el futuro y la continuidad del proceso bolivariano. Venezolanos, no nos dejemos escamotear la Revolución, cantemos una vez más: ¡Abajo cadenas!. El pueblo bolivariano, el civil y el militar, está llamado a ganar la batalla contra la impunidad, que es la primera fase de la preparación de la nueva embestida de la contrarrevolución. No podemos dejarnos engañar con jueces venales que interpretan las leyes de manera parcializada. La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, no puede ser castrada por los caprichos de unos jueces que todos sabemos tienen los mismos intereses que la jauría golpista; La gloriosa Constitución Bolivariana, no puede caer inerme frente a argucias legales que pretenden ponerla en contra del pueblo que le dio origen. El Tribunal Supremo de Justicia, La Asamblea Nacional y la Fiscalía General de la República deben actuar de manera firme contra los golpistas para no permitir que se siga violando la Constitución Nacional. El pueblo debe estar alerta y en vigilia para que los golpista, civiles y militares, que se esconden tras los leguleyos, sean castigados; para que los que en PDVSA aún persiguen a los empleados bolivarianos sean castigados. Para que los golpistas no sean juzgados por los mismos golpistas. El pueblo debe estar alerta reclamando y movilizándose para exigir justicia. La movilización del pueblo y del ejercito bolivariano son la única garantía de preservar el proceso de cambios y de frenar la instauración del fascismo. Castigo A Los Golpistas. Defendamos la Revolución Bolivariana. Derrotemos la conciliación y a los leguleyos : El pueblo movilizado frente al Tribunal Supremo de Justicia debe exigir que la Constitución sea respetada en su espíritu: LA CONSTITUCIÓN ES PARA BENEFICIAR AL PUEBLO NUNCA PARA PERJUDICARLO. Asociación Nacional de Redes y Organizaciones Sociales (ANROS)