En busca de una utopía
28/01/1998
- Opinión
San Salvador.- El Hotel recién fue inaugurado. Sus pisos de mármol y el aire europeo que destila
contrastan con los edificios tradicionales de la zona. Por qué eligió Sandra este lugar es una
incógnita: quizá por el simbolismo, talvez por qué está en promoción, o a lo mejor, en estos
tiempos, porque también está de moda.
Sandra entra segura de sí misma. Vio a su alrededor y pudo divisar dos ejércitos: Por un lado
estaban los de traje francés y zapatos importados, quienes estaban sentados impecablemente
erguidos. Al otro lado se encontraba el ejército de los desenfadados, con pantalones de mezclilla,
camiseta y más de alguna gorra. Estos acechaban a su presa.
La mujer caminó lentamente, sabedora que era el centro de atención tanto de las miradas como de
las luces de las cámaras. Subió al estrado, volvió la vista para todos lados, suspiró levemente y
abrió su tesoro: dos libras de papel y media botella de tinta. Eso era todo lo que tenía. Con esos
materiales se han escrito importantes ideas, pero solo son eso: ideas.
Sandra Barraza, una prominente abogada, fue la encargada de dar a conocer al país la propuesta
que junto con otros cinco intelectuales notables elaboraron durante cerca de seis meses.
Lo que el país necesita
Son 50 páginas de propuesta. 50 páginas de materia gris. Se trata de un "Plan de Nación", una
idea de mecanismo de trabajo que podría llevar al país hacia una verdadera dinámica de desarrollo.
El plan surgió a iniciativa del presidente de la República, Armando Calderón Sol, quien enfrenta en
la actualidad los estragos que sus políticas neoliberales están haciendo a la población baja y media
del país. Por supuesto todo lo contrario ocurre con los prominentes miembros de su Partido
Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), algunos de los cuales están ingresando a la lista de los
más acaudalados de la región.
El plan de nación viene a ser como una especie de brisa en un caluroso día de verano para el
presidente, brisa que, si todo le sale bien, podrá convertirse en votos para las elecciones
presidenciales de 1999.
El "Dream Team"
El grupo de notables que elaboró el documento lo eligió Calderón Sol. Escogió a seis de las caras
más respetadas del país: Salvador Samayoa, antiguo comandante guerrillero hoy convertido en
empresario radial y analista político. David Escobar Galindo, poeta por vocación, intelectual
consagrado y principal representante de la derecha moderada del país.
También figuran Francisco De Sola, acaudalado empresario considerado entre los hombres más
ricos de la región, ultraconservador y vinculado, en la época del conflicto, con los temibles
escuadrones de la muerte. Abelardo Torres, erudito intelectual y político sagaz con fama de
centrista. Roberto Rubio, respetado economista vinculado con los jesuitas, y con la izquierda.
Y por supuesto Sandra Barraza, mujer fuerte, sin vinculaciones políticas y con uno de los pocos
prestigios intachables que quedan en el país.
Este es el "Dream Team" del presidente. La esperanza que tiene para levantar su imagen y su
caudal de votos. Hasta ahora le está funcionado, porque en el papel se ve bonito.
Los compromisos
En la presentación oficial Sandra fue contundente, aseguró que el plan trae consigo compromisos
ineludibles para todos los sectores, los cuales abarcan fundamentalmente cinco áreas: la política, la
socioecónomica, la educativa-cultural, de participación ciudadana e institucional.
"Las bases que se proponen para el plan de nación buscan inspirar y mover al país en torno a un
proyecto común de desarrollo integral. En tal sentido, la propuesta constituye un instrumento para
buscar entendimientos y acuerdos entre los sectores políticos y económicos que tienen mayor
responsabilidad de decisión", reza el documento.
Igualmente sostiene que el punto de partida del desarrollo estriba en que los salvadoreños tomen
conciencia de que "el proceso es un todo, porque el país es un todo y porque el destino nacional es
un todo", al tiempo que insta a asumir el proceso "como un proyecto compartido por todos los
sectores y fuerzas nacionales, sin cuyo concurso nunca saldremos de la fragmentación y la
improvisación".
Pareciera mentira, pero el plan también parte de reconocer que el problema de fondo que tiene El
Salvador y que le impide salir adelante es "la pobreza estructural" que pesan desde hace siglos. En
contadas ocasiones se parte de supuestos tan tangibles para cualquiera.
En este sentido, la propuesta de los intelectuales establece claramente algunos mecanismos de
trabajo, los cuales fundamentalmente se sientan sobre:
- La erradicación de la pobreza y la marginación
- El fortalecimiento de la participación ciudadana
- El fomento de una economía integral abierta al mundo
- La adopción de una política de gestión para la protección del medio ambiente
- La consolidación de una estructura familiar sólida para generar valores
Un nuevo acuerdo de paz
?Quien puede estar en contra de esta propuesta? Desde el anuncio todos los sectores y dirigentes
se anotaron en la lista. Todos están de acuerdo. A lo más, alguno de los más cautos ha dicho que
espera no se politice el trabajo de este grupo. Por lo demás tiene luz verde.
Entre la población no ha faltado quien considere que se está a las puertas de un nuevo pacto de paz,
solo que éste no en el campo bélico sino básicamente en el económico. En este sentido, hacen la
extrapolación que ya que con los acuerdos de paz se puso fin a más de una década de conflicto
armado, con el plan de nación se pretende poner fin a siglos de pobreza e incluso miseria en el país.
Sandra está convencida de su propuesta. Cree que ésta tiene todas las posibilidades de crear un
nuevo El Salvador. Los políticos también creen en el plan de nación, y sobre todo ya están
buscándole el flanco por el cual arremeterán con el proselitismo para 1999. El ciudadano de la calle
por su parte está la expectativa. Está pendiente a ver que pasa: puede que sí, puede que no, pero
de lo que si está claro es que ya no cree en pajaritos embarazados.
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