Protestas
Bachelet bajo la mira
29/08/2007
- Opinión
La política laboral y económica recibe el repudio de miles de manifestantes que salieron a las calles. La protesta, convocada por la CUT, continúa enfrentando la violencia de la policía militarizada.
El gobierno chileno encuentra un repudio generalizado a sus políticas laborales y económicas con signos neoliberales, el descontento cuestiona con fuerza la gestión de la presidenta Michelle Bachelet, mientras ella y su gobierno de la Concertación insisten en advertencias. "No voy a aceptar que se cuestione mi vocación y la vocación de mi Gobierno por la justicia social y sí exijo que se evalúen los avances con serenidad y madurez", sostuvo la mandataria.
Sin embargo el alza de precios, los bajos salarios y la ineficiencia en el transporte, entre otros problemas, no pueden tomarse con serenidad. La población chilena está saliendo a las calles a exigirle al gobierno que termine con la aplicación de políticas neoliberales, cuyas consecuencias son nefastas, mientras tanto las autoridades responden con la acción represiva de cuerpos militarizados que apresan a cada vez más ciudadanos.
“Se requiere de diálogo y no de presiones, de acuerdos y no de violencia. La democracia no necesita desorden ni violencia. Hay espacio en la democracia para manifestarse pacíficamente", dijo Bachelet.
Las principales ciudades del territorio nacional fueron escenario de jornadas de protesta, que comenzaron por la mañana de ayer convocadas por la CUT (Central Unitaria de Trabajadores), la mayor organización obrera del país. Muchas calles fueron bloqueadas por taxistas y grupos de trabajadores que llevaban pancartas y altavoces, y la CUT se encargó de llamar más aun la atención con una vaca que simbolizó el hartazgo, “está cansada de ser ordeñada para el beneficio de unos pocos", expresaron los voceros de la organización.
Uno de los puntos de concentración fue la céntrica Plaza Italia, donde se reunieron cerca de un millar de personas, entre ellos estaba el senador socialista Alejandro Navarro que resultó herido por una piedra. “La gente que aquí está se ganó la democracia luchando contra la dictadura. Mi gobierno no le puede temer a los trabajadores. Si esto lo construimos precisamente para poder manifestarse", afirmó Navarro.
Otro grupo partió desde la emblemática Alameda Bernardo O´Higgins, frente a la Universidad de Santiago (USACH), rodeados por fuerzas especiales de Carabineros a caballo, con carros lanza-agua, y gases lacrimógenos, que detuvieron a cerca de 87 personas con tal de impedir el avance y dispersar los bloqueos.
Al mismo tiempo otros 500 manifestantes fueron concentrados frente a la Estación Mapocho, junto a estudiantes universitarios, e iniciaron la marcha hacia el centro de Santiago hasta que encontraron los accesos bloqueados por la policía militarizada que se desplegó en diversos puntos como Concepción, Valparaíso, Iquique y Arica. El objetivo sigue siendo impedir la llegada al Palacio de Gobierno, que se mantiene vigilado por los uniformados.
Uno de los puntos más complicados fue Rancagua, a unos 80 kilómetros al sur de Santiago, donde trabajadores en huelga de la firma alimenticia Agrosuper bloquearon avenidas chocando con la policía. Este enfrentamiento ocurrió en la planta Lo Miranda, principal productora de carne de aves y cerdo del país, y resultaron heridos dos trabajadores que recibieron impactos de balas de goma en las piernas.
El presidente del sindicato, Eric Acevedo, señaló que la policía actuó con "violencia excesiva" y anunció que seguirán con las manifestaciones en distintos puntos de la carretera. Por otro lado el coronel de Carabineros, Alejandro Rivadeneira, confirmó que sus efectivos dispararon "perdigones de goma" contra un grupo de trabajadores, porque según dijo, intentaban agredir a los policías. “Los carabineros se sintieron amenazados físicamente y usaron armas autorizadas que podrían causar una lesión leve", explicó el policía a la Radio Cooperativa de Chile.
Estas movilizaciones cuentan con el apoyo de 18 gremios entre estudiantes, profesores, empleados públicos y hasta sectores izquierdistas de la coalición de gobierno, de centro-izquierda, como los parlamentarios Sergio Aguiló y Alejandro Navarro, del Partido Socialista que estuvieron en la marcha.
Según el presidente de la CUT, Arturo Martínez, la organización se propone reunir a casi medio millón de personas y a partir de eso “Chile no va a ser el mismo”, y señaló que la protesta "es el rechazo al modelo neoliberal" y se realiza cuando la economía del país presenta elevados niveles, con un crecimiento en torno al 6 por ciento, con una baja del desempleo y con una caja fiscal boyante por los cuantiosos excedentes del cobre, el principal producto de exportación del país.
Esta convulsión social es el resultado de varios factores que nada tienen que ver con una sociedad democrática. Por un lado la incorporación de un servicio de transporte que perjudica a la mayoría de la población y sobre todo a los vecindarios más carenciados; por otro el aumento de salarios a los empresarios, que este año pasó de 135.000 pesos, que equivale a 260 dólares, a 144.000, es decir 17 dólares más.
A ese último dato se suma el estado de la renta per cápita que en 2006 alcanzó los 12.983 dólares, lo que indica una mala distribución del ingreso en un país que ocupa uno de los quince últimos puestos del mundo en igualdad económica, según el Informe de Desarrollo Humano de la ONU ( Organización de las Naciones Unidas).
Asimismo algunos sectores políticos, como el Partido comunista, exigen la modificación de la ley electoral diseñada por el dictador Augusto Pinochet en 1989, que con un sistema binominal garantiza que los dos principales bloques de partidos políticos, es decir la Concertación y la extrema derecha, compartan en partes iguales el poder político en la nación. Y de ese modo deja fuera de la representación parlamentaria a casi un 10 por ciento de la ciudadanía.
El clima social está caldeado y la sociedad chilena quiere reformas estructurales, no más promesas de justicia social cuando la gestión de políticas humanitarias y sociales es dejadas de lado. Lo cierto es que la población perdió la confianza en sus gobernantes, y eso cuesta mucho recuperar.
Fuente: Agencia Periodística del MERCOSUR (APM), Mar del Plata / Argentina
El gobierno chileno encuentra un repudio generalizado a sus políticas laborales y económicas con signos neoliberales, el descontento cuestiona con fuerza la gestión de la presidenta Michelle Bachelet, mientras ella y su gobierno de la Concertación insisten en advertencias. "No voy a aceptar que se cuestione mi vocación y la vocación de mi Gobierno por la justicia social y sí exijo que se evalúen los avances con serenidad y madurez", sostuvo la mandataria.
Sin embargo el alza de precios, los bajos salarios y la ineficiencia en el transporte, entre otros problemas, no pueden tomarse con serenidad. La población chilena está saliendo a las calles a exigirle al gobierno que termine con la aplicación de políticas neoliberales, cuyas consecuencias son nefastas, mientras tanto las autoridades responden con la acción represiva de cuerpos militarizados que apresan a cada vez más ciudadanos.
“Se requiere de diálogo y no de presiones, de acuerdos y no de violencia. La democracia no necesita desorden ni violencia. Hay espacio en la democracia para manifestarse pacíficamente", dijo Bachelet.
Las principales ciudades del territorio nacional fueron escenario de jornadas de protesta, que comenzaron por la mañana de ayer convocadas por la CUT (Central Unitaria de Trabajadores), la mayor organización obrera del país. Muchas calles fueron bloqueadas por taxistas y grupos de trabajadores que llevaban pancartas y altavoces, y la CUT se encargó de llamar más aun la atención con una vaca que simbolizó el hartazgo, “está cansada de ser ordeñada para el beneficio de unos pocos", expresaron los voceros de la organización.
Uno de los puntos de concentración fue la céntrica Plaza Italia, donde se reunieron cerca de un millar de personas, entre ellos estaba el senador socialista Alejandro Navarro que resultó herido por una piedra. “La gente que aquí está se ganó la democracia luchando contra la dictadura. Mi gobierno no le puede temer a los trabajadores. Si esto lo construimos precisamente para poder manifestarse", afirmó Navarro.
Otro grupo partió desde la emblemática Alameda Bernardo O´Higgins, frente a la Universidad de Santiago (USACH), rodeados por fuerzas especiales de Carabineros a caballo, con carros lanza-agua, y gases lacrimógenos, que detuvieron a cerca de 87 personas con tal de impedir el avance y dispersar los bloqueos.
Al mismo tiempo otros 500 manifestantes fueron concentrados frente a la Estación Mapocho, junto a estudiantes universitarios, e iniciaron la marcha hacia el centro de Santiago hasta que encontraron los accesos bloqueados por la policía militarizada que se desplegó en diversos puntos como Concepción, Valparaíso, Iquique y Arica. El objetivo sigue siendo impedir la llegada al Palacio de Gobierno, que se mantiene vigilado por los uniformados.
Uno de los puntos más complicados fue Rancagua, a unos 80 kilómetros al sur de Santiago, donde trabajadores en huelga de la firma alimenticia Agrosuper bloquearon avenidas chocando con la policía. Este enfrentamiento ocurrió en la planta Lo Miranda, principal productora de carne de aves y cerdo del país, y resultaron heridos dos trabajadores que recibieron impactos de balas de goma en las piernas.
El presidente del sindicato, Eric Acevedo, señaló que la policía actuó con "violencia excesiva" y anunció que seguirán con las manifestaciones en distintos puntos de la carretera. Por otro lado el coronel de Carabineros, Alejandro Rivadeneira, confirmó que sus efectivos dispararon "perdigones de goma" contra un grupo de trabajadores, porque según dijo, intentaban agredir a los policías. “Los carabineros se sintieron amenazados físicamente y usaron armas autorizadas que podrían causar una lesión leve", explicó el policía a la Radio Cooperativa de Chile.
Estas movilizaciones cuentan con el apoyo de 18 gremios entre estudiantes, profesores, empleados públicos y hasta sectores izquierdistas de la coalición de gobierno, de centro-izquierda, como los parlamentarios Sergio Aguiló y Alejandro Navarro, del Partido Socialista que estuvieron en la marcha.
Según el presidente de la CUT, Arturo Martínez, la organización se propone reunir a casi medio millón de personas y a partir de eso “Chile no va a ser el mismo”, y señaló que la protesta "es el rechazo al modelo neoliberal" y se realiza cuando la economía del país presenta elevados niveles, con un crecimiento en torno al 6 por ciento, con una baja del desempleo y con una caja fiscal boyante por los cuantiosos excedentes del cobre, el principal producto de exportación del país.
Esta convulsión social es el resultado de varios factores que nada tienen que ver con una sociedad democrática. Por un lado la incorporación de un servicio de transporte que perjudica a la mayoría de la población y sobre todo a los vecindarios más carenciados; por otro el aumento de salarios a los empresarios, que este año pasó de 135.000 pesos, que equivale a 260 dólares, a 144.000, es decir 17 dólares más.
A ese último dato se suma el estado de la renta per cápita que en 2006 alcanzó los 12.983 dólares, lo que indica una mala distribución del ingreso en un país que ocupa uno de los quince últimos puestos del mundo en igualdad económica, según el Informe de Desarrollo Humano de la ONU ( Organización de las Naciones Unidas).
Asimismo algunos sectores políticos, como el Partido comunista, exigen la modificación de la ley electoral diseñada por el dictador Augusto Pinochet en 1989, que con un sistema binominal garantiza que los dos principales bloques de partidos políticos, es decir la Concertación y la extrema derecha, compartan en partes iguales el poder político en la nación. Y de ese modo deja fuera de la representación parlamentaria a casi un 10 por ciento de la ciudadanía.
El clima social está caldeado y la sociedad chilena quiere reformas estructurales, no más promesas de justicia social cuando la gestión de políticas humanitarias y sociales es dejadas de lado. Lo cierto es que la población perdió la confianza en sus gobernantes, y eso cuesta mucho recuperar.
Fuente: Agencia Periodística del MERCOSUR (APM), Mar del Plata / Argentina
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