Las dificultades para luchar contra el crimen y la impunidad

22/07/2007
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  • Opinión
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En estos días se han destacado en los periódicos de mayor circulación del país las declaraciones dadas por el Vicepresidente de la República sobre los obstáculos que ha encontrado en el Congreso de la República una iniciativa de ley que daría vida a una comisión con rango internacional que tendría como función investigar el crimen organizado y los poderes ocultos que cada día son más fuertes en nuestro país. Iniciativa de ley conocida como la Cicig (Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala).
Refiriéndose al dictamen negativo que la Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso diera a ese proyecto de ley, el vicepresidente dijo que tal negativa por parte de esa comisión tiene como propósito ocultar “otro tipo de gusaneras que no quieren descubrir”.

Lo fuerte de esa declaración puede ser entendido como la expresión de la desesperanza con la que –desde la Presidencia de la República- se ven las acciones que llevan a cabo varios diputados con el afán de oponerse a una iniciativa de tal naturaleza. Pero también, se estaría refiriendo a que tal oposición –liderada por diputados del FRG- se explicaría por el hecho de que altos líderes de ese partido –y de otros más- que han sido señalados de estar vinculados con el crimen organizado y el narcotráfico podrían ser investigados y enjuiciados si esta ley se aprueba.

La oposición a este proyecto de ley por parte de un buen número de diputados hace aparecer al Congreso de la República como una institución que no tiene el menor interés ni preocupación por legislar de manera adecuada y en función de los intereses de la seguridad de la nación, lo cual es preocupante. Pero, sobre todo, nos lleva a pensar que el Congreso se encuentra fuertemente presionado por los sectores que se verían afectados si esa ley fuera aprobada. Y eso nos debería preocupar aún más.

Los diputados que se oponen a esa ley plantean que ésta contiene anomalías jurídicas. Pero si ellos estuvieran realmente preocupados por la seguridad nacional, asumirían una actitud positiva para legislar mediante mecanismos adecuados y contundentes para lograr que ese cáncer que nos corroe pueda ser detenido de manera eficaz.

Nadie puede negar, a estas alturas de nuestra vida ciudadana, que la violencia de todo tipo crece continuamente y las autoridades responsables de resguardar el orden público están desbordadas y que no pueden contenerla. Además, no contamos con garantías mínimas de seguridad y el peligro nos amenaza a todos en cualquier momento y lugar. Si a esta situación le agregamos la oposición de esos diputados para que esta ley sea aprobada, podríamos concluir que nos encontramos totalmente indefensos y sujetos a los designios de quienes quieren que sigamos viviendo en medio de la incertidumbre y el miedo.

Es importante darnos cuenta de lo que está ocurriendo en el Congreso. Sobre todo, ahora que nos acercamos a las elecciones generales. El “botón de muestra” dado ahora por esos congresistas nos debe llevar a reflexionar seriamente sobre lo importante que puede ser nuestro voto en ese evento, para no dárselo a quienes actúan de manera tan poco coherente con sus obligaciones fundamentales. Con tales acciones esas señoras y señores diputados están mostrando su verdadero rostro, sus verdaderos intereses, los cuales no son precisamente los de los ciudadanos de la calle que, día a día, sufren las consecuencias de la violencia generalizada.

Fuente: Asociación para el Avance de las Ciencias Sociales en Guatemala (AVANCSO)
http://www.avancso.org.gt


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