Crónica de un bloqueo
12/07/2007
- Opinión
"Ratas, burros, violadores", se gritaban mutuamente policías y maestros, mientras los primeros hacían esfuerzos por retirar las piedras de la vía Puno-Juliaca, y los segundos se ponían a buen recaudo trepando los cerritos aledaños.
El SUTEP Puno había organizado varios piquetes entre la salida de Puno y la comunidad San José cerca a Paucarcolla, unos 10 kilómetros cubiertos por piedras y varias fogatas, 10 kilómetros que había que caminar para alcanzar alguna kombi a Juliaca y de allí tratar de abordar otro vehículo para Huancané y facilitar el taller de presupuesto participativo. Ni modo, a caminar se ha dicho, y de paso rozarse con la movilización social, con ese improntus social "de 500 ultra comunistas que no pueden parar Puno que tiene más de un millón de habitantes", palabras enfáticas del Premier Jorge del Castillo, dichas días atrás en Cuarto Poder.
En el camino, con un cielo gris triste y el horizonte lánguido del lago de fondo, me encontré varias sorpresas, me saludaba con profesoras que conocía, señoras serias y respetables, madres querendonas de su pequeños al verlas en las calles de Puno, ahora en buzo, zapatillas y chalina, sofocadas por el esfuerzo de caminar y arrojar las piedras al centro de la carretera. En alguna curva una bambalina contra la ley de la carrera publica magisterial. Una que otra parada para conversar con alguna maestra -que curioso vi más mujeres maestras que hombres en el camino- con el rostro rojo y cansado, diciéndome casi con intención de consuelo, que el bloqueo era hasta el mediodía. Más allá, un grupo compartía una merienda para vencer al hielo de la mañana. Como no podía faltar, una carretita con calientes salteñitas y jugo de quinua para calmar el frío y la ansiedad de una posible arremetida de la policía, la cual al final apareció de manera tenue, casi invisible, casi permitiendo el bloqueo.
La Chichi y Rosa María Palacios se habían desgañitado varias noches previas en convencer al público limeño que los paros y las movilizaciones son un complot contra la democracia, que detrás está Patria Roja y que todo es una patraña política de ultra izquierdistas (dicho sea de paso en esta oportunidad no se menciona a Ollanta Humala). Se preguntan cómo es posible que sucedan estas movilizaciones, si la economía crece, si las cifras están en azul, si logramos el TLC, si hay más canon, si las inversiones han aumentado como nunca, y además el presidente ha dado cheques grandotes a los gobiernos regionales y gobiernos locales. Es decir, cómo es posible la ignorancia de las regiones en no reconocer las bondades de nuestra economía y de la democracia. Sin embargo, a pesar de la seriedad con que lo dicen, que cruda y diferente es la realidad en las regiones.
También pensaba en lo que Martín Tanaka exponía como hipótesis a raíz de los paros, decía que el gobierno no se había preparado para explicar adecuadamente las reformas que está implementando: el TLC, la promoción de la expansión minera y las bondades de la carrera publica magisterial. Lo que debía hacer el gobierno era ampliar sus coaliciones y explicar mejor las reformas. Así de fácil. Prefiero la lucidez de la tecnócrata Cecilia Blume "Si vemos que la economía marcha bien, la gente tiene todo el derecho de preguntarse ¿y nosotros cuándo?". Cierto, muy cierto.
En esos, a veces interminables 10 kilómetros, no vi ultra comunistas, ni conspiradores, ni provocadores. Lo que vi fueron maestros de mil soles netos. Seguramente entre ellos habrán muchos borrachos y vagos, y algún depravado que merece todos los castigos, pero no son la mayoría; la mayoría son maestros envilecidos y encallecidos, comunes y silvestres, quienes defienden su puesto de trabajo -a juicio de muchos una defensa egoísta, en donde no se piensa en los alumnos- pues es lo único que tienen, su trabajito en alguna escuelita rural, en un sistema educativo entrampado, y con ningún apoyo por parte del Estado neoliberal.
Finalmente, lo que pude observar fue a maestros pobres, quienes son mirados con desprecio por la minúscula sociedad opulenta, satanizados por los medios de comunicación y criticados por la opinión pública. Pero son lo maestros de las escuelas públicas, quienes deben ser escuchados, pues con ellos se tiene que hacer la reforma educativa.
Jorge Romero
Asociación SER- Oficina Regional Puno
http://www.ser.org.pe
El SUTEP Puno había organizado varios piquetes entre la salida de Puno y la comunidad San José cerca a Paucarcolla, unos 10 kilómetros cubiertos por piedras y varias fogatas, 10 kilómetros que había que caminar para alcanzar alguna kombi a Juliaca y de allí tratar de abordar otro vehículo para Huancané y facilitar el taller de presupuesto participativo. Ni modo, a caminar se ha dicho, y de paso rozarse con la movilización social, con ese improntus social "de 500 ultra comunistas que no pueden parar Puno que tiene más de un millón de habitantes", palabras enfáticas del Premier Jorge del Castillo, dichas días atrás en Cuarto Poder.
En el camino, con un cielo gris triste y el horizonte lánguido del lago de fondo, me encontré varias sorpresas, me saludaba con profesoras que conocía, señoras serias y respetables, madres querendonas de su pequeños al verlas en las calles de Puno, ahora en buzo, zapatillas y chalina, sofocadas por el esfuerzo de caminar y arrojar las piedras al centro de la carretera. En alguna curva una bambalina contra la ley de la carrera publica magisterial. Una que otra parada para conversar con alguna maestra -que curioso vi más mujeres maestras que hombres en el camino- con el rostro rojo y cansado, diciéndome casi con intención de consuelo, que el bloqueo era hasta el mediodía. Más allá, un grupo compartía una merienda para vencer al hielo de la mañana. Como no podía faltar, una carretita con calientes salteñitas y jugo de quinua para calmar el frío y la ansiedad de una posible arremetida de la policía, la cual al final apareció de manera tenue, casi invisible, casi permitiendo el bloqueo.
La Chichi y Rosa María Palacios se habían desgañitado varias noches previas en convencer al público limeño que los paros y las movilizaciones son un complot contra la democracia, que detrás está Patria Roja y que todo es una patraña política de ultra izquierdistas (dicho sea de paso en esta oportunidad no se menciona a Ollanta Humala). Se preguntan cómo es posible que sucedan estas movilizaciones, si la economía crece, si las cifras están en azul, si logramos el TLC, si hay más canon, si las inversiones han aumentado como nunca, y además el presidente ha dado cheques grandotes a los gobiernos regionales y gobiernos locales. Es decir, cómo es posible la ignorancia de las regiones en no reconocer las bondades de nuestra economía y de la democracia. Sin embargo, a pesar de la seriedad con que lo dicen, que cruda y diferente es la realidad en las regiones.
También pensaba en lo que Martín Tanaka exponía como hipótesis a raíz de los paros, decía que el gobierno no se había preparado para explicar adecuadamente las reformas que está implementando: el TLC, la promoción de la expansión minera y las bondades de la carrera publica magisterial. Lo que debía hacer el gobierno era ampliar sus coaliciones y explicar mejor las reformas. Así de fácil. Prefiero la lucidez de la tecnócrata Cecilia Blume "Si vemos que la economía marcha bien, la gente tiene todo el derecho de preguntarse ¿y nosotros cuándo?". Cierto, muy cierto.
En esos, a veces interminables 10 kilómetros, no vi ultra comunistas, ni conspiradores, ni provocadores. Lo que vi fueron maestros de mil soles netos. Seguramente entre ellos habrán muchos borrachos y vagos, y algún depravado que merece todos los castigos, pero no son la mayoría; la mayoría son maestros envilecidos y encallecidos, comunes y silvestres, quienes defienden su puesto de trabajo -a juicio de muchos una defensa egoísta, en donde no se piensa en los alumnos- pues es lo único que tienen, su trabajito en alguna escuelita rural, en un sistema educativo entrampado, y con ningún apoyo por parte del Estado neoliberal.
Finalmente, lo que pude observar fue a maestros pobres, quienes son mirados con desprecio por la minúscula sociedad opulenta, satanizados por los medios de comunicación y criticados por la opinión pública. Pero son lo maestros de las escuelas públicas, quienes deben ser escuchados, pues con ellos se tiene que hacer la reforma educativa.
Jorge Romero
Asociación SER- Oficina Regional Puno
http://www.ser.org.pe
https://www.alainet.org/es/active/18605
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