Un país en una eterna encrucijada
13/01/1998
- Opinión
Caracas.- En 1997 se cumplió poco más de un año de la vuelta del gobierno a las medidas de ajuste
estructural. El Banco Central destacó parcialmente resultados como el crecimiento económico: 5,1%
del PIB, las altas reservas internacionales (más de 17 mil millones de dólares), y la disminución de la
inflación a un tercio del índice de 1996 (38% contra 103%). Pero más allá de la aplicación de un
simple paquete económico, este gobierno se las arregló para crear condiciones macroeconómicas que
le permitieran al país, de acuerdo a los nuevos tiempos, encaminarse por una senda del crecimiento e
inserción en la marcha global de la economía internacional, ejecutando de manera irregular las tareas
que imponen los acuerdos y supervisiones de los organismos multilaterales como el FMI y el Banco
Mundial.
Más allá de la macroeconomía
Ciertamente estas cifras macroeconómicas arrojan resultados positivos para iniciar una recuperación
económica, pero no se puede obviar el papel que cumplieron en esto dos aspectos: uno coyuntural,
como es el aumento de la producción petrolera debido al conflicto USA-Irak, y otro, más estratégico a
largo plazo, como es la apertura petrolera, la cual significó romper la exclusividad del negocio
petrolero para el Estado, permitiendo la participación del capital extranjero en la explotación de pozos
inactivos, y abriendo el camino para una futura privatización de la industria petrolera estatal.
El destacado "éxito" logrado por la empresa estatal en implementar esta política, ha llevado a niveles de
liderazgo importante a su presidente, Luis Giusti, quien ahora suena como posible candidato
presidencial de algunos partidos. Esto también indica el peso que va consolidando tanto a los líderes
como a la propia industria en diversos espacios de la administración pública y de la sociedad
venezolana, ya que gerentes petroleros han trabajado en la gerencia de institutos públicos y ministerios,
como por ejemplo el Instituto de los Seguros Sociales; las regiones cuentan con la industria para el
desarrollo de su infraestructura y servicios; y la petrolera se involucra en proyectos sociales de diversa
índole. Otros aspectos macro como el "superávit fiscal" logrado con base a una voracidad fiscal que
produce niveles de ingreso similares a las divisas petroleras, no revisten sinceridad toda vez que se
obvian los pasivos de un endeudamiento interno, del cual el más importante es laboral, que casi iguala
en magnitud al endeudamiento externo.
Al mismo tiempo, el gobierno se ha ocupado de ocultar o manipular como es común lo que la realidad
microeconómica representa, día a día, en el ciudadano común. Con todo este panorama, donde
Venezuela detenta la mayor inflación de América Latina, el desempleo abierto llegó al tope de 14%,
mientras que el subempleo se fijó en 50%, con lo cual más del 70% de la población económicamente
activa se encuentra fuera del mercado laboral. Los índices de pobreza crítica y relativa se han
incrementado luego del ajuste reciente, abarcando casi el 80% de la población, ya que el 90% de los
que trabajan tienen ingresos menores a 100.000 bolívares, siendo que el salario mínimo es de 75.000
bolívares. Amén de la acumulación y deterioro de todos los indicadores de bienestar social a nivel de
salud, educación, alimentación y nutrición, delincuencia, etc.
Fraccionamiento político
Los problemas anunciados de gobernabilidad debido al carácter minoritario del gobierno han sido
superados gracias a una estrategia novedosa implementada para el control y uso del poder político.
Una alianza entre los minoritarios partidos de gobierno: CONVERGENCIA y el Movimiento al
Socialismo (MAS), con la primera minoría en el Congreso: Acción Democrática (AD) ha permitido
que la mayoría de las iniciativas del ejecutivo se hayan logrado sin mayores problemas, pasando incluso
por el mantenimiento del equipo económico conformado por Matos Azócar, quien se menciona como
la bisagra entre el gobierno y AD; Rojas Parra, ex líder del movimiento empresarial; y Teodoro
Petkoff, líder del MAS, economista, que ha asumido el rol de vocero económico del trío. Tal
estrategia ha consistido en gobernar desde afuera, desde el Comité Ejecutivo del Partido, en este caso
AD, o consolidar los pequeños comités o "cogollos" conformados para tomar las grandes decisiones en
materia política, económica y social. No obstante, este proceso no fue fácil, ya que en el Congreso se
conformó una triple alianza: COPEI, CAUSA R y MAS para contrarrestar el poder de AD.
Esta fórmula de gobierno fue la salida que se ha encontrado para superar el fraccionalismo que
arrojaron las elecciones de 1993, cuando la votación se repartió de manera ajustada entre cuatro
partidos políticos. Este fraccionalismo que se inauguró con las elecciones de 1993, al separarse del
socialcristiano COPEI, su fundador y actual Presidente, Rafael Caldera, para dar paso a
CONVERGENCIA, se profundizó en los últimos años con la fundación de Apertura por Carlos
Andrés Pérez (CAP) al ser expulsado de AD junto a otros miles de militantes; la separación reciente de
su mayor aspirante presidencial Claudio Fermín, para abrazar al movimiento RENOVACION; la
división de la CAUSA R, dando paso al movimiento Patria para Todos (PPT); la conversión del MBR,
cuyo líder, el exgolpista, Hugo Chávez dio paso al movimiento V República (MVR), y el surgimiento
de movimientos "independientes" en torno a las figuras del exgobernador Salas Romero y la favorita de
las encuestas, la ex-Miss Universo y Alcaldesa Irene Sáez.
Con esta estrategia fue posible avanzar en proyectos difíciles como la reforma de la Ley del Trabajo y
la Ley de Seguridad Social, la reforma de la Ley del Sufragio y la privatización de una empresa estatal
importante como es la Siderúrgica del Orinoco. En el primer caso, luego de arduas y elitistas
negociaciones entre las cúpulas empresariales y sindicales, toda la materia laboral y de seguridad social
quedó en manos de un mecanismo tripartito al cual se sumó el propio gobierno, trasladando el debate
público sobre estas materias a las mesas de negociación de estos tres factores no necesariamente
representativos del conjunto de la sociedad. En el segundo caso, hubo altos y bajos importantes en
materia electoral, tales como la eliminación parcial de la uninominalidad y la constitución de un nuevo
organismo electoral del cual quedaron fuera los partidos políticos.
Cabe destacar que luego de dos años de pausa, en medio de la crisis financiera de 1994, el gobierno
minoritario de Rafael Caldera resistió la instrumentación de las políticas neoliberales amarrado a su
programa electoral "una carta de intención con el pueblo de Venezuela", en la que rechazaba todo
intento de políticas neoliberales y asumía de plano las prácticas populistas. Sin embargo, se puede
jactar de haber logrado lo que no pudo del gobierno interrumpido de Carlos Andrés Pérez, ya que en
forma "inusual", sin mayores resistencias políticas y sociales, y presionado por la opinión pública
nacional e internacional, ha promovido este mismo año reformas económicas y sociales fundamentales
como la apertura petrolera, la reforma a la ley del trabajo, la privatización y liquidación de empresas
estatales, lo cual fue imposible para CAP en medio de la agitación que vivió el país entre 1989 y 1993.
De esta manera, podemos decir que este año, Venezuela se unió al coro de los países que exhiben con
orgullo sus adelantos en materia macroeconómica, con cierta estabilidad política, aunque con precaria
gobernabilidad, sin proyecto nacional propio y haciéndose eco de las tendencias globalizantes de la
economía y la política
internacional.
Perspectivas para 1998
1998 estará signado por la campaña electoral, la mas compleja de la historia, ya que se renovarán desde
el presidente hasta las autoridades legislativas, alcaldes, gobernadores y asambleas regionales y
concejos municipales simultáneamente un total de 10 elecciones en total (Ver ALAI No 264). Este
sólo hecho estará influyendo en todos los escenarios.
Escenario socioeconómico:
Este año continuarán las presiones salariales, aspecto pendiente luego de la reforma del sistema de
prestaciones sociales, el cual prometía mejorar el ingreso real de los trabajadores a cambio de la
flexibilización de la contratación. Pero también se incrementarán otras demandas sociales y
comunitarias en demanda de prestación de servicios públicos de salud, educación y seguridad personal.
Las organizaciones sindicales presionarán por lograr un salario mínimo de 120.000 bolívares (unos
US$ 238 al cambio actual), discusión que dará la bienvenida al nuevo año en enero.
La nueva estrategia de apertura petrolera continuará "tirando" de la economía, ya que en este sector se
producirán las mayores inversiones extranjeras y nacionales como consecuencia de las nuevas
concesiones que se sumen a las ya otorgadas el año pasado para la explotación de pozos anteriormente
inactivos. A esto se suma la liberalización del mercado de los combustibles, lo cual permitirá el regreso
de las grandes firmas petroleras en forma de estaciones de servicio en todo el país. Es decir, la
recuperación de los indicadores macroeconómicos que comenzó a finales del pasado año seguirá
dependiendo de la política petrolera como un factor clave, estimándose un crecimiento de 5% del PIB.
Este hecho incidirá sobre las inversiones privadas nacionales, prácticamente paralizadas desde hace
una década, las cuales se producirán de manera tímida.
Desde el punto de vista cambiario, es probable que nos se produzcan muchos sobresaltos en la
cotización del dólar y de las tasas de interés. En el primer caso, se continuará con una política de
"anclaje" que según algunos economistas está produciendo sobrevaluación, posponiendo una
devaluación para el próximo gobierno. En cuanto a las tasas, las mismas se mantienen "negativas", por
debajo de la inflación.
La combinación del movimiento de divisas previsto con las inversiones petroleras o la continuación del
programa de privatizaciones, la política de anclaje cambiario, y la debilidad en general de controles para
la liquidez y la inflación permitirán que el gobierno seguirá disponiendo de un caudal de divisas
importante, que ya llevó las reservas internacionales a niveles récord el año pasado. Sin embargo, esto
permitirá al mismo tiempo un aumento de las importaciones y de los niveles de consumo de los
sectores pudientes presionando de manera recursiva sobre la inflación.
Por tanto, es probable que la inflación no baje de 30%, es decir, que se consolidará el esquema de
principios de los 90's cuando había crecimiento económico con inflación. El desempleo abierto podrá
disminuirse apenas a 11,5% debido a la reactivación económica de algunos sectores como el petrolero
que no son grandes generadores de puestos de trabajo. Mientras que el subempleo a donde van a
aparar la mayoría superará el 50%.
A pesar de los esfuerzos que realiza el gobierno en forma de programas sociales, más de 14, no se
esperan mejorías en los niveles de pobreza crítica u otros indicadores de desarrollo humano, toda vez
que conspiran contra ello la falta de una estrategia que posicione la educación como factor estratégico,
la falta de políticas de empleo; dificultades para llevar a la práctica la reforma de la seguridad social
para dotar de un mejor servicio de salud a la población, y en general, la recuperación económica no
necesariamente conducirá a más empleo y mejores ingresos.
Escenario político:
En 1998 el tema electoral y los acomodos para optar por el poder en todos los niveles será el eje
fundamental de la dinámica política. Se consolidarán las rupturas intrapartidistas que se han
desarrollado en todas las organizaciones políticas en los últimos cinco años, luego de los dos intentos
de golpe de estado, para luego producir una reagrupación de fuerzas con miras a la elección de
diciembre.
De hecho se puede decir que para estas elecciones ha llegado la hora de los independientes, ya que
cuatro figuras aunque ligadas o apoyadas por partidos en el pasado tienen las preferencias en las
encuestas: Irene Sáez, alcaldesa apoyada en dos oportunidades por AD, COPEI, MAS y
CONVERGENCIA; Claudio Fermín, ex-alcalde y candidato presidencial de AD en las elecciones de
1993, fue excluido de AD y será apoyado por APERTURA de CAP; Henrique Salas, exmilitante de
COPEI y ex-gobernador con su Proyecto Venezuela; y la excepción es Hugo Chávez que renombró el
movimiento golpista como Movimiento V República.
Paradójicamente, los posibles candidatos de partido figuran en los últimos lugares de los sondeos; y en
el caso de la Causa R como del PPT, debilitados por su división, luchan por alinearse con alguna de las
anteriores para no desaparecer a organizaciones con éxitos anteriores. Por otra parte, la
descentralización administrativa y la elección regional de alcaldes y gobernadores ha originado que
proyectos personales y locales se planteen la aspiración de la presidencia.
El escenario global de 1998 estará signado por cómo llevar a "feliz término" la gestión quinquenal, con
la tarea del ajuste a medio hacer. De tal manera que en 1999 con la asunción del nuevo gobierno se
repita la historia de los ajustes para poner "orden". Mientras tanto, el debate sobre la ausencia de una
visión y de un proyecto nacional, al menos en medio de la contienda electoral, seguirá siendo la
asignatura pendiente.
Venezuela es un país con una eterna encrucijada. Un país que tiene un amplio potencial de crecimiento
económico, pleno de recursos naturales y con cierta reserva de recursos humanos, pero con un
esquema horroroso para la distribución de la riqueza, mucho más desigual que en países con menores
ingresos. Un país que requiere de profundas reformas estructurales para torcer la tendencia a que
prevalezcan los intereses de las minorías, sean élites económicas y/o partidistas, abriéndose a la
participación de la sociedad civil en el diseño y toma de decisiones en materia de políticas públicas.
Este será un desafío que no variará sustancialmente en 1998.
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