La integración desde los pueblos originarios

04/12/2006
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Lima

Los pueblos indígenas originarios son descendientes de Abya Yala, de una gran civilización, ancestralmente basada en un manejo territorial, una organización con tecnologías y autoridades propias, economía distributiva, idioma y una espiritualidad muy desarrollada, con un proceso en crecimiento basado en la sostenibilidad, la supervivencia y la convivencia con la naturaleza, integrados en pueblos y nacionalidades.

Cuando llegan los españoles y se instaura la colonia, se interrumpe y se somete todo el proceso de desarrollo de los Incas y de las otras culturas de Sudamérica.  Por cientos de años nuestro pueblo fue sometido al genocidio, al saqueo y a la apropiación del territorio.  Con la emancipación se dio el proceso de creación de los Estados-Nación; sin embargo, han transcurrido más de 185 años de los estados nacionales con constituciones excluyentes, a favor de los intereses de grupos oligárquicos, descendientes de la colonia española.  Es decir, un Estado administrado por los blancos y los llamados “procesos democráticos”, diseñados para ser gobernados por la misma clase política criolla y por partidos políticos controlados por ellos.

Políticas neoliberales

Los Estados nacionales viven en la fragmentación, entre lo legal y lo real.  En lo legal, son países centralistas controlados por una minoría, y en el lado real, está el pueblo, la mayoría excluida, que en la década de los 80 del siglo pasado ingresa a un proceso de ajuste estructural, producto de las políticas globales condensadas en el Consenso de Washington.  Luego de su implementación, se registran procesos de corrupción institucionalizados, partidos políticos en crisis, la arremetida de una nueva fase del capitalismo basada en una política económica neoliberal, la expansión del mercado, la apropiación y el desarrollo privatista de los bienes y la explotación de los recursos naturales.  Con este último propósito, los inversionistas que invaden América Latina obtienen enormes facilidades y garantías de los Estados que les favorecen y protegen con una legislación especial.

Con estas facilidades del Estado legal, las corporaciones multinacionales invaden los territorios del Continente para la explotación de los recursos primarios: forestales, petroleros, gasíferos, minerales y la biodiversidad.  Las corporaciones del mundo llegan a Latinoamérica para explotar los recursos que se encuentran en sus suelos; el nivel de pobreza les facilita mano de obra barata, y los Estados, con una abultada deuda externa, suscriben compromisos de pagos y promueven acuerdos de libre comercio en desmedro de sus ciudadanos.

Nuevos actores sociales

Además, la riqueza natural y cultural está en los territorios de los descendientes de estos grandes pueblos originarios, así como la biodiversidad y el conocimiento que durante miles de años han conservado.  Actualmente estamos siendo impactados y como reacción a estos impactos nos hacemos visibles.

La crisis política de los Estados-Nación y de los partidos políticos tradicionales, obligan, en este momento, al surgimiento de nuevas organizaciones y movimientos sociales basados en la solidaridad, en la reciprocidad, en el pensamiento y la cosmovisión de los pueblos andinos y amazónicos; éstos se visibilizan como nuevos actores políticos, en respuesta al proceso de expansión del capitalismo y la invasión a sus territorios.

Los nuevos actores recreamos y visibilizamos la cultura y nuestras autoridades propias; nuestros usos y costumbres se hacen cada vez más vigentes y la unidad va creciendo de pueblo en pueblo.  Así, se van construyendo organizaciones nacionales que consolidan proyectos políticos para intentar disputar espacios a los partidos tradicionales.  Participar en el funcionamiento de los espacios de las políticas de Estado, y sobre todo en la exigencia de cambios en las políticas públicas, en la toma de decisiones y en la práctica del ejercicio de la democracia, constituyen nuestras demandas esenciales.

Por ello hay que reconocer el posicionamiento y el cambio de rumbo en Latinoamérica.  El movimiento indígena ecuatoriano ha liderado los procesos de reivindicación de la cultura de los pueblos originarios e indígenas en el Abya Yala.  En este proceso, se ha elegido al primer presidente indígena en Bolivia, país donde el 70% de la población es indígena, que ha sido sometida en la colonia y excluida en estos 185 años de vida republicana, dejando de lado su cultura, su identidad y su pensamiento.

Esto también viene generando reacciones polarizadas por el lado de la aristocracia y la oligarquía instaladas en los Estados, que no aceptan los cambios sociales.  Los gobiernos liberales trabajan por la integración de los Estados, basándose en la suscripción de los tratados de libre comercio, en los procesos de integración que sostienen al gran capital y en la explotación de los recursos naturales para alimentar los grandes mercados de los capitalistas.

Nosotros, los pueblos, también estamos en un proceso de integración que se sustenta en la construcción de la Agenda Indígena en defensa del territorio y los recursos naturales, reformas del Estado, derechos colectivos, implementación del Convenio 169 de la OIT, reconstitución política y cultural del Tahuantinsuyo y participación política.  Como consecuencia de ello, nace la Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas (CAOI) para posicionarse a nivel de Latinoamérica.  Los pueblos indígenas pensamos que la integración no debe darse solo en los papeles y en las ceremonias oficiales, sino en la integración de pueblo a pueblo, de nacionalidad a nacionalidad, reduciendo fronteras y, sobre todo, integrando pensamientos, culturas y sentimientos del Abya Yala, para que los pueblos ejerzan el derecho a la participación en la administración de nuestros Estados, con prácticas interculturales, sin exclusiones.  Asimismo, planteamos a las Naciones Unidas la aprobación de la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas, como un derecho universal, luego de veinte años de discusión.  No hacerlo es violar los Derechos Humanos.

Si los pueblos originarios somos la mayoría en Latinoamérica, si somos los pueblos quienes nos integramos y nos hacemos visibles con propuestas inclusivas ante la crisis de gobernabilidad de los Estados y modelos externos, en el devenir del Pachacutic (significa que los pueblos indígenas y las comunidades exigimos participación en la toma de decisiones de nuestros Estados, en los espacios democráticos de elección, sin exclusiones y sin ataques), tendremos una América diferente, diversa y multicultural, que aporta a una mejor convivencia y al ejercicio de una nueva práctica democrática originaria, como en el pasado.

Miguel Palacín Quispe
es Coordinador General de la Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas.


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