Tormentosas elecciones dominicanas
29/05/2006
- Opinión
Santo Domingo
El pasado 16 de mayo se celebraron elecciones para escoger los representantes al congreso y a los ayuntamientos en toda la República Dominicana. Esta ha sido una de las campañas más costosas en toda la historia electoral, en la que los partidos al servicio del neoliberalismo invirtieron una fortuna para promover a sus aspirantes y por consiguiente asumir el control del importante poder legislativo, así como el de los ayuntamientos locales.
Durante el proceso previo al acto de votación del día 16 hubo una víctima fatal como resultado de la pasión política, sin embargo durante y luego del proceso de conteo de los votos en los municipios y provincias, murieron diez ciudadanos, pertenecientes a los partidos que se disputan el control de estos importantes organismos de representación ciudadana.
Las denuncias de fraudes, muchas comprobadas, se han hecho presentes. Desapariciones de urnas, disparidad entre las actas congresionales y municipales, alteración de los resultados, desaparición de boletas, presiones desde los centros de poder para que se les otorgue el beneficio de la victoria, han estado presentes en estos comicios, con una fuerza desconocida por lo menos en las últimas décadas.
El resultado arroja hasta el momento, que el Partido de la Liberación Dominicana (en el gobierno) tendrá el dominio del Congreso Nacional, es decir mayoría en las cámaras de senadores (con 22 de los 32), y en la de diputados (con más de 100) de una matrícula que se calcula en 174 aproximadamente para los próximos cuatro años. Cabe indicar que cada legislador recibe un salario mensual de tres mil quinientos dólares, fuera de los beneficios adicionales de dietas, exoneraciones, pasaportes diplomáticos para ellos y sus familiares, entre otras bellezas.
El Partido Revolucionario Dominicano (social demócrata) que hasta ahora contó durante 4 años con 29 de los 32 senadores reducirá su cuota a 6, mientras que el Partido Reformista (social cristiano) que tenía 2 tendrá 4 según las proyecciones. Estas dos últimas organizaciones concurrieron aliadas.
En los ayuntamientos, socialdemócratas y socialcristianos tendrán la mayoría, aunque el partido de gobierno tiene una cuota importante de los mismos, entre ellos el ayuntamiento de la capital.
El gobierno del Partido de la Liberación Dominicana, promovió la consigna de “necesitamos el congreso para que siga el progreso”, por lo que sin oposición aprobará políticas que en pocos meses la población empezará a lamentar, sobre todo, porque este es un partido que se ha colocado en defensa de los grandes centros de poder (FMI, BM, BID, etc.) promoviendo una creciente política de endeudamiento externo y reformas estructurales de la economía, y aplicando cargas impositivas criminales sobre la población pobre de la República Dominicana. De esto habrá mucho que decir en el futuro inmediato.
Sobre la participación de los sectores progresistas, la misma se canalizó a través del Movimiento Independencia, Unidad y Cambio -MIUCA-, boleta en la que se expresaron núcleos importantes de la sociedad; pero sin lograr un impacto de trascendencia. A esta organización, la Junta Central Electoral le dejó prácticamente sin recursos, mientras que a los tres partidos mencionados en los párrafos precedentes les fueron asignados casi 20 millones de dólares, lo que da una idea sobre lo que es el régimen de partidos en Dominicana. A esto se suma, sectores que se definen de izquierda y progresistas y mantienen una posición de abstención en espera de mejores tiempos.
El MIUCA, a pesar de la carencia de recursos, logró preservar su reconocimiento legal, y además ha ganado hasta ahora dos regidores en una de las provincias del país, cuando aún faltan varios lugares donde no se ha concluido el conteo de las actas de votación.
En conclusión, la victoria del partido de gobierno le da el control del Congreso, y con ello el poder de designar los nuevos jueces de la Junta Central Electoral, los miembros de la Cámara de Cuentas, inclusive la posibilidad de modificar la Suprema Corte de Justicia.
El pasado 16 de mayo se celebraron elecciones para escoger los representantes al congreso y a los ayuntamientos en toda la República Dominicana. Esta ha sido una de las campañas más costosas en toda la historia electoral, en la que los partidos al servicio del neoliberalismo invirtieron una fortuna para promover a sus aspirantes y por consiguiente asumir el control del importante poder legislativo, así como el de los ayuntamientos locales.
Durante el proceso previo al acto de votación del día 16 hubo una víctima fatal como resultado de la pasión política, sin embargo durante y luego del proceso de conteo de los votos en los municipios y provincias, murieron diez ciudadanos, pertenecientes a los partidos que se disputan el control de estos importantes organismos de representación ciudadana.
Las denuncias de fraudes, muchas comprobadas, se han hecho presentes. Desapariciones de urnas, disparidad entre las actas congresionales y municipales, alteración de los resultados, desaparición de boletas, presiones desde los centros de poder para que se les otorgue el beneficio de la victoria, han estado presentes en estos comicios, con una fuerza desconocida por lo menos en las últimas décadas.
El resultado arroja hasta el momento, que el Partido de la Liberación Dominicana (en el gobierno) tendrá el dominio del Congreso Nacional, es decir mayoría en las cámaras de senadores (con 22 de los 32), y en la de diputados (con más de 100) de una matrícula que se calcula en 174 aproximadamente para los próximos cuatro años. Cabe indicar que cada legislador recibe un salario mensual de tres mil quinientos dólares, fuera de los beneficios adicionales de dietas, exoneraciones, pasaportes diplomáticos para ellos y sus familiares, entre otras bellezas.
El Partido Revolucionario Dominicano (social demócrata) que hasta ahora contó durante 4 años con 29 de los 32 senadores reducirá su cuota a 6, mientras que el Partido Reformista (social cristiano) que tenía 2 tendrá 4 según las proyecciones. Estas dos últimas organizaciones concurrieron aliadas.
En los ayuntamientos, socialdemócratas y socialcristianos tendrán la mayoría, aunque el partido de gobierno tiene una cuota importante de los mismos, entre ellos el ayuntamiento de la capital.
El gobierno del Partido de la Liberación Dominicana, promovió la consigna de “necesitamos el congreso para que siga el progreso”, por lo que sin oposición aprobará políticas que en pocos meses la población empezará a lamentar, sobre todo, porque este es un partido que se ha colocado en defensa de los grandes centros de poder (FMI, BM, BID, etc.) promoviendo una creciente política de endeudamiento externo y reformas estructurales de la economía, y aplicando cargas impositivas criminales sobre la población pobre de la República Dominicana. De esto habrá mucho que decir en el futuro inmediato.
Sobre la participación de los sectores progresistas, la misma se canalizó a través del Movimiento Independencia, Unidad y Cambio -MIUCA-, boleta en la que se expresaron núcleos importantes de la sociedad; pero sin lograr un impacto de trascendencia. A esta organización, la Junta Central Electoral le dejó prácticamente sin recursos, mientras que a los tres partidos mencionados en los párrafos precedentes les fueron asignados casi 20 millones de dólares, lo que da una idea sobre lo que es el régimen de partidos en Dominicana. A esto se suma, sectores que se definen de izquierda y progresistas y mantienen una posición de abstención en espera de mejores tiempos.
El MIUCA, a pesar de la carencia de recursos, logró preservar su reconocimiento legal, y además ha ganado hasta ahora dos regidores en una de las provincias del país, cuando aún faltan varios lugares donde no se ha concluido el conteo de las actas de votación.
En conclusión, la victoria del partido de gobierno le da el control del Congreso, y con ello el poder de designar los nuevos jueces de la Junta Central Electoral, los miembros de la Cámara de Cuentas, inclusive la posibilidad de modificar la Suprema Corte de Justicia.
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