Posada Carriles: novedad y enigma
24/04/2007
- Opinión
Las maniobras que condujeron a la liberación bajo fianza del terrorista y criminal confeso Luis Posada Carriles, son consecuentes con la política anticubana de diez presidentes norteamericanos, que durante 48 años han aplicado el precepto de que: Contra Cuba vale todo.
Estados Unidos que durante los últimos cuatro años en Guantánamo, en un número indeterminado de cárceles secretas en varios países europeos y en prisiones a bordo de buques, mantiene encarcelados nadie sabe a cuántos miles de personas, sólo por sospechas de terrorismo, se comporta de modo indulgente con Luis Posada Carriles.
Posada no es un sospechoso, sino un terrorista convicto y extremadamente peligroso, con antecedentes de haber realizados acciones extremas durante más de treinta años, en connivencia con las organizaciones y terroristas más peligrosos de todos los tiempos.
Los contrarrevolucionarios cubanos asociados a la CIA, entre los cuales Posada ejerce un indiscutible liderazgo, han estado implicados en la oleada de atentados, sabotajes y crímenes en Cuba previos a la invasión por Bahía de Cochinos, en el asesinado de Kennedy y Orlando Letelier, así como en los escándalos Watergate e Irán-Contra.
Esos elementos, vinculados a Alpha 66, Omega 7 y CORU figuran en los archivos del FBI entre las organizaciones terroristas más agresivas, activas e inescrupulosas del mundo, han secuestrado más de 50 aviones de pasajeros y realizado ataques con bombas y armas de fuego contra buques, embajadas y oficinas comerciales cubanas en varias ciudades norteamericanas y veinte capitales de tres continentes.
Según ha sido probado y él mismo ha reconocido públicamente, Posada Carriles es responsable por la voladura de un avión de Cubana de Aviación frente a las costas de Barbados en 1976, sabotaje que costó la vida a 73 personas, el organizador de las operaciones terroristas para hacer estallar bombas en una decena de hoteles de La Habana, en una de las cuales murió el joven turista italiano Fabio di Celmo y el cerebro que planeó dinamitar el cabaret Tropicana y por último el paraninfo de la Universidad de Panamá para asesinar al presidente cubano Fidel Castro.
Por esa carrera asesina transnacional, Posada ha sido investigado por las autoridades de: Estados Unidos, México, Venezuela, Trinidad y Tobago, Barbados y Cuba y juzgado en Venezuela y Panamá. Todos acumulan abundante información acerca de sus fechorías.
Por la envergadura y los objetivos, la operación para proteger a Posada Carriles, iniciada con el indulto concedido por la ex presidenta panameña, sólo puede haber sido organizado por los servicios de inteligencia norteamericanos. De noche y con el aeropuerto cerrado, Posada partió de Panamá en un avión fletado, sin identificación, plan de vuelo ni destino conocido. Clandestinamente y con documentos falsos desembarcó en Honduras donde recibió protección y, a través de Belice, ingresó a territorio mexicano por Yucatán.
La operación fue descubierta cuando periodistas del diario yucateco ¡Por Esto! que reportaban las operaciones de rescate del camaronero Santrina, encallado en un arrecife, se percataron de la situación irregular y de la dudosa actuación de las autoridades en torno al buque y sus tripulantes.
Las investigaciones revelaron que la embarcación había zarpado de Bahamas con rumbo a Miami, con el único fin de recoger en el puerto mexicano de Cancún a Luis Posada Carriles para trasladarlo a Miami, como en realidad ocurrió.
El diario ¡Por Esto! reveló el hecho sumamente grave de que para la operación de huida de Posada Carriles, se emplearon las rutas, los canales y los contactos que habitualmente se sigue para el tráfico de drogas hacía los Estados Unidos, lo que prueba la existencia de vínculos entre el narcotráfico, el trafico ilegal de personas y autoridades de Estados Unidos, México y probablemente de otros países.
Lo nuevo respecto a Posada es que, para hostilizar a Cuba, la administración Bush rebasa todos los límites, contradice la letra y el espíritu de las leyes estadounidense, desmiente su propio discurso antiterrorista, socava la confianza de los aliados, confunde a la opinión pública y hace caer en ridículo a jueces y fiscales.
El enigma que tal vez algún día se conozca es qué hubiera ocurrido si los periodistas de ¡Por Esto! no detectan y denuncian la operación. Nadie sabe qué nueva fechoría planeaban Posada y sus mentores. Es obvio que el esmero para introducir clandestinamente al terrorista en Miami, no era para propiciarle unas tranquilas vacaciones.
Fuente: Cubarte
Estados Unidos que durante los últimos cuatro años en Guantánamo, en un número indeterminado de cárceles secretas en varios países europeos y en prisiones a bordo de buques, mantiene encarcelados nadie sabe a cuántos miles de personas, sólo por sospechas de terrorismo, se comporta de modo indulgente con Luis Posada Carriles.
Posada no es un sospechoso, sino un terrorista convicto y extremadamente peligroso, con antecedentes de haber realizados acciones extremas durante más de treinta años, en connivencia con las organizaciones y terroristas más peligrosos de todos los tiempos.
Los contrarrevolucionarios cubanos asociados a la CIA, entre los cuales Posada ejerce un indiscutible liderazgo, han estado implicados en la oleada de atentados, sabotajes y crímenes en Cuba previos a la invasión por Bahía de Cochinos, en el asesinado de Kennedy y Orlando Letelier, así como en los escándalos Watergate e Irán-Contra.
Esos elementos, vinculados a Alpha 66, Omega 7 y CORU figuran en los archivos del FBI entre las organizaciones terroristas más agresivas, activas e inescrupulosas del mundo, han secuestrado más de 50 aviones de pasajeros y realizado ataques con bombas y armas de fuego contra buques, embajadas y oficinas comerciales cubanas en varias ciudades norteamericanas y veinte capitales de tres continentes.
Según ha sido probado y él mismo ha reconocido públicamente, Posada Carriles es responsable por la voladura de un avión de Cubana de Aviación frente a las costas de Barbados en 1976, sabotaje que costó la vida a 73 personas, el organizador de las operaciones terroristas para hacer estallar bombas en una decena de hoteles de La Habana, en una de las cuales murió el joven turista italiano Fabio di Celmo y el cerebro que planeó dinamitar el cabaret Tropicana y por último el paraninfo de la Universidad de Panamá para asesinar al presidente cubano Fidel Castro.
Por esa carrera asesina transnacional, Posada ha sido investigado por las autoridades de: Estados Unidos, México, Venezuela, Trinidad y Tobago, Barbados y Cuba y juzgado en Venezuela y Panamá. Todos acumulan abundante información acerca de sus fechorías.
Por la envergadura y los objetivos, la operación para proteger a Posada Carriles, iniciada con el indulto concedido por la ex presidenta panameña, sólo puede haber sido organizado por los servicios de inteligencia norteamericanos. De noche y con el aeropuerto cerrado, Posada partió de Panamá en un avión fletado, sin identificación, plan de vuelo ni destino conocido. Clandestinamente y con documentos falsos desembarcó en Honduras donde recibió protección y, a través de Belice, ingresó a territorio mexicano por Yucatán.
La operación fue descubierta cuando periodistas del diario yucateco ¡Por Esto! que reportaban las operaciones de rescate del camaronero Santrina, encallado en un arrecife, se percataron de la situación irregular y de la dudosa actuación de las autoridades en torno al buque y sus tripulantes.
Las investigaciones revelaron que la embarcación había zarpado de Bahamas con rumbo a Miami, con el único fin de recoger en el puerto mexicano de Cancún a Luis Posada Carriles para trasladarlo a Miami, como en realidad ocurrió.
El diario ¡Por Esto! reveló el hecho sumamente grave de que para la operación de huida de Posada Carriles, se emplearon las rutas, los canales y los contactos que habitualmente se sigue para el tráfico de drogas hacía los Estados Unidos, lo que prueba la existencia de vínculos entre el narcotráfico, el trafico ilegal de personas y autoridades de Estados Unidos, México y probablemente de otros países.
Lo nuevo respecto a Posada es que, para hostilizar a Cuba, la administración Bush rebasa todos los límites, contradice la letra y el espíritu de las leyes estadounidense, desmiente su propio discurso antiterrorista, socava la confianza de los aliados, confunde a la opinión pública y hace caer en ridículo a jueces y fiscales.
El enigma que tal vez algún día se conozca es qué hubiera ocurrido si los periodistas de ¡Por Esto! no detectan y denuncian la operación. Nadie sabe qué nueva fechoría planeaban Posada y sus mentores. Es obvio que el esmero para introducir clandestinamente al terrorista en Miami, no era para propiciarle unas tranquilas vacaciones.
Fuente: Cubarte
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