Cómo superar el fundamentalismo liberal?

Memorando para la Asamblea Constituyente

01/03/2007
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El proceso político abierto con el triunfo de Rafael Correa, quien en su campaña conquistó al electorado con un discurso nacionalista/ bolivariano -por lo demás similar a los de Hugo Chávez y Evo Morales-, ha vuelto imperativo discutir sobre la teoría/práctica implicada en un modelo de desarrollo/integración alternativo al de reestructuración subordinada, financierización y aperturismo –más conocido como neoliberalismo- impuesto al Ecuador en el último cuarto de siglo. Este análisis busca aportar a ese debate desde una perspectiva académica.

1. La matriz del “subdesarrollo”

Contrariamente a la creencia de la ideología del mercado que sitúa los problemas de nuestros países en esfera monetaria, el pensamiento crítico identifica factores políticos y económicos estructurales y, por lo mismo, históricamente determinados como causativos del drama económico/social. ¿A qué aludimos?

El elemento clave para el desarrollo económico de una región/provincia/país/continente constituye, sin duda, el incremento sostenido de la productividad del trabajo.

Existen tres medios para aumentar la productividad (media) de la mano de obra: a) la acumulación de una parte del producto social para fines de inversión productiva, b) el progreso técnico, y c) el perfeccionamiento de la organización de la actividad económica
(Cf. O. Lange). En el mundo objetivo estas formas de expansión de la economía no se presentan aisladamente, aunque se reconoce que para el caso de las naciones periféricas –el Ecuador entre ellas- el mecanismo más importante es el primero de ellos, es decir, la inversión productiva.

Se define a la inversión como a la fracción del producto que no se destina al consumo sino a los fines de la producción futura, o sea, a la ampliación de la base productiva de la sociedad.

La fuente de la inversión productiva es el denominado fondo de acumulación, es decir, el excedente económico generado por el trabajo humano. Los factores que determinan el crecimiento del fondo de acumulación son los mismos que determinan el crecimiento de la masa de excedente. Expuesto en buen romance: cuanto mayor sea el número de trabajadores ocupados y/o mayor la tasa de explotación de los mismos, mayor será el fondo capaz de utilizarse con fines de inversión productiva.

En nuestro caso, el volumen y la orientación de la inversión aparecen determinados por dos condiciones históricamente constituidas: a) la evolución desigual, lenta, adaptativa y (últimamente) lumpesca del capitalismo, y b) su desenvolvimiento bajo tutela de sucesivas metrópolis (los Estados Unidos y la Unión Europea, específicamente).

Tales condiciones pueden conceptualizarse como los obstáculos estructurales a la acumulación y el desarrollo y subdividirse de la manera siguiente: a) factores que limitan el crecimiento de recursos capitalizables, b) factores que determinan la transferencia al exterior de recursos, y c) factores que determinan una utilización irracional de recursos susceptibles de incorporarse a la inversión.

Factores que limitan el crecimiento de recursos capitalizables

- Bajo nivel relativo de la productividad
- Atraso científico y tecnológico
- Desempleo y subempleo
- Subutilización del capital fijo instalado

Factores que determinan la transferencia de recursos

- Intercambio desigual de mercancías
- Repatriación de utilidades de inversionistas extranjeros
- Pagos de patentes, regalías y asistencia técnica
- Pagos de intereses a organismos, bancos y gobiernos extranjeros

Factores que determinan un uso irracional de recursos capitalizables

- Consumo suntuario
- Gastos en publicidad, mercadotecnia, relaciones públicas, etc.
- Excesivos gastos militares
- Existencia de un aparato bancario, financiero y administrativo hipertrofiado
- Uso de recursos en actividades especulativas. (Cf. A. Guillén)

Esta constelación de elementos configura la matriz del “subdesarrollo” de América Latina en general y el Ecuador en particular; y, por lo mismo, su remoción comporta la condición sine qua non para constituir una base distinta, más equilibrada y más amplia de crecimiento e integración. Esta tarea se vuelve tanto más urgente si se considera que la extendida hegemonía del neoliberalismo en el país (la “larga noche neoliberal”, para utilizar la metáfora del Presidente) ha venido a profundizar tales obstáculos y acentuar las tendencias históricas desfavorables en que se ha desenvuelto la socioeconomía ecuatoriana. Tales tendencias son las siguientes: a) el estancamiento relativo y a veces absoluto, b) el funcionamiento excluyente, y c) una dependencia y desnacionalización que los partidos del establecimiento criollo y transnacional (Partido de Renovación Institucional, Partido Social Cristiano, Partido “Sociedad Patriótica”, Democracia Cristiana, entre otros) pretenden llevar a sus últimas consecuencias liquidacionistas.

2. Lineamientos para un modelo de desarrollo de corte nacionalista

Si se parte de la consideración de que el Ecuador ha llegado a la deplorable situación en que actualmente se encuentra y que ello obedece primordialmente a procesos históricos que han generado una estructura productiva crecientemente incapaz de una autorreproducción completa, los lineamientos de un modelo alternativo tienen que centrarse –conforme ya se insinuó- en la neutralización o por lo menos atenuación de esa condicionalidad negativa. Aquí radica la pertinencia –y urgencia- de un modelo/estrategia nacionalista.

¿A través de qué orientaciones/acciones impulsar el nuevo modelo? Las siguientes aparecen como las más importantes:

En la esfera de la política/política, tres líneas aparecen como primarias e imprescindibles.

La primera, la recuperación de la soberanía nacional plena (con todo lo que ello implica en términos de autodeterminación en los diversos ámbitos de las relaciones externas); la segunda, la preservación del Estado unitario de raigambre bolivariana, actualmente amenazado por el secesionista Proyecto de Ley Orgánica del Sistema Autonómico (la famosa “Ley Nebot-Moncayo”) que se tramita en el Congreso y cuya aprobación supondría la declaratoria del Ecuador como “Estado fallido”; y la tercera, el rescate del Estado de la influencia de poderosas mafias político/empresariales que lo han debilitado y envilecido y que actualmente operan desde el Parlamento.

En la esfera de la política económica, los vectores de un modelo nacionalista serían del tenor siguiente: a) conversión de un redefinido y depurado Estado en eje y protagonista del desenvolvimiento nacional, b) recuperación y administración estatal de los recursos naturales, energéticos y acuíferos, c) renegociación/moratoria de la deuda externa/interna, d) reasunción de la función reguladora del sistema financiero, e) retorno al proteccionismo en materia de comercio exterior, f) reforma agraria para resolver tanto el problema de concentración de los recursos territoriales (tierra y agua) como el problema del minifundio, amén de lograr un eslabonamiento orgánico entre agricultura e industria y artesanía; g) derogatoria de las leyes de desprotección laboral tanto para revalorizar al trabajo como para sustentar la demanda interna, h) conceptualización de la salud, la educación y la cultura como derechos connaturales a los seres humanos y no como mercancías, i) desterrar de la educación/instrucción nacional en todos sus niveles las nociones alienantes del exitismo y la competencia, j) impulso a la investigación científica básica.

El modelo nacionalista no nacería del vacío. Tendría como soporte económico –entre otros- las contradicciones entre el capital monopolista internacional y nativo respecto de las empresas no monopólicas locales. Esto en razón de que mientras el capital oligárquico se empeña en la articulación de la economía a las finanzas y tecnoestructura productiva transnacional, abatir el proteccionismo, disminuir las inversiones sociales del Estado, fomentar la libre circulación de mercancías y capitales metropolitanos, utilizar tecnología capital-intensiva e impulsar la segmentación y desarticulación de las diversas ramas productivas (toda la tesitura de la reestructuración subordinada provista por organismos como el FMI, el Banco Mundial, el BID, la CAF, etc.), las necesidades de las empresas no monopólicas internas apuntan normalmente en otra dirección: vocación por el mercado interno, desarrollo de las fuerzas productivas a partir del proteccionismo, apoyo crediticio estatal, fomento de tecnologías domésticas...

3. Elementos para una integración-integradora

Aparte de las acciones inherentes a la estrategia nacionalista, ¿cuáles serían las orientaciones específicas que abrirían paso a una genuina integración del Ecuador con otros países latinoamericanos, a través de acuerdos tipo ALBA (Acuerdo Libre Bolivariano de las Américas) al cual virtualmente se ha incorporado el país durante el régimen de Correa y Alianza País.

A este respecto, un planteamiento crucial tendría que ver con la necesidad de que las relaciones económicas internacionales y los procesos de integración sean redefinidos como factores coadyuvantes de procesos de desarrollo autónomo de nuestros países, colectiva e individualmente.

El elemento clave para esa reconversión de las relaciones económicas sería la revalorización de los estados nacionales regionales/andinos como conductores del avance de las fuerzas productivas. La operatividad de este planteamiento vendría dada por la constitución de empresas estatales (multiestatales) o mixtas, encargadas de proyectar dimensiones más auténticas al proceso de desarrollo; tales unidades eventualmente acogerían inversión privada externa/interna siempre que se sujete al comando –para el caso- del Estado ecuatoriano.

Asimismo, la noción de desarrollo nacionalista/bolivariano se relaciona naturalmente con la necesidad de programar la industria regional/subregional a partir de racionalizaciones productivas sectoriales convenidas entre los gobiernos. Esta programación multinacional debe partir de un reconocimiento prolijo de los recursos naturales y tecnológicos de nuestros países, así como de la información sobre la situación y tendencias productivas del mundo industrializado.

El signo principal de los acuerdos de integración-integradora, como el ALBA y el TCP (Tratado Comercial de los Pueblos), tendría que ser la búsqueda de la complementariedad, la cooperación y la solidaridad, relativizando las pautas crematísticas y hegemonistas que han prevalecido hasta ahora.

- René Báez es profesor de la PUCE y de la Universidad Central, m
iembro de la International Writers Association

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