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Perspectivas al cierre de Campaña

01/11/2006
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Estamos en la víspera de las elecciones. Las campañas llegaron a su término inundando el país de colores y promesas. Los candidatos quemaron sus últimos cartuchos e intentaron con los argumentos más pesados influenciar la opinión.

 El escenario de las campañas no ha sido fácil para ninguna de las fuerzas. En un contexto de elecciones a cinco bandas los frentes se multiplican y no se puede concentrar los ataques en un solo contendiente, más aún cuando las intenciones de voto según las encuestas plantean una gran incertidumbre. Por lo menos un 21.9 % de potenciales electores deben todavía posicionarse, sin mencionar la posible abstención. La encuestadora M&R sitúa esta franja en un 9% en octubre, Cid Gallup en un 15% y Borge y Asociados en un 7.9%1 Las fuerzas evolucionaron en su discurso y terminaron mostrando su verdadero rostro, a medida que tenían intensificar su proyección política y descalificar al adversario.

 El dividido frente liberal entre el Partido Liberal Constitucionalista (PLC) y la Alianza Liberal Nicaragüense (ALN), han tenido una tarea complicada intentando reagrupar sus fuerzas bajo su propia bandera y reeditando la confrontación con el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), para producir la mayoría que le ha dado a la derecha tres presidencias seguidas. La lucha por la hegemonía en la derecha ha generado profundas fracturas que ni el riesgo de un eventual triunfo de Daniel Ortega, ni las presiones de la embajada estadounidense y de sectores empresariales han podido cerrar. La derecha puede quizá ganar las elecciones pero está herida en lo político y sólo le queda como factor de cohesión su opción económica y su antifrentismo.

 El PLC ha jugado la carta de la unidad del liberalismo y la de ser la única fuerza capaz de vencer al FSLN. Pero su desgaste real no le ha permitido ser creíble, la división del partido, la prisión de Alemán, el pacto Alemán-Ortega y la propia debilidad del liderazgo de Rizo se adicionaron para limitar su convocatoria. Según las encuestas El PLC con José Rizo tocó techo en un 16.4% de intención de voto y en un piso de 14.6%. Y si hubiera segunda vuelta según la última encuesta de octubre de Borges y Asociados, José Rizo no le gana a nadie.

 De allí que los cañones ajustaron la dirección. Primero para destruir la imagen de Eduardo Montealegre de ALN, mostrándolo como un tránsfuga y traidor, conocedor del pacto y beneficiario de prebendas que ahora ataca, oportunista inescrupuloso y favorecido con negocios utilizando su posición de funcionario. De hecho este es el flanco más débil del candidato de ALN. Segundo y sorprendentemente, el mensaje de Rizo en la última semana reconoció la existencia del pacto libero sandinista, que había ignorado hasta en su programa, para distanciarse de el con el mensaje “tengo las manos limpias de corrupción” y del FSLN con el mensaje “tengo las manos limpias de sangre”, en alusión a la guerra de los 80. El endurecimiento de los ataques mostró la desesperación en las filas del PLC.

 ALN con Eduardo Montealegre arrancó con la denuncia del pacto e intentando demostrar que con un PLC desgastado no se le podía ganar a Daniel Ortega. Su imagen de candidato limpio y constructivo con propuestas de oportunidades pretendía proyectar una derecha moderna. Esto ha calado en un sector y lo posicionó entre un voto máximo de 23% y un voto mínimo de 19%. Y si hubiera segunda vuelta Montealegre, le gana a cualquier otro candidato y al que le sacaría mas ventaja es a José Rizo. Sin embargo pese a esto el hecho es que Montealegre no gana en primera vuelta, no ha sido capaz de reagrupar a toda la derecha como lo hizo el PLC en su momento beneficiado por la polarización bipartidista.

 Su paso por la crisis en el PLC, el apoyo de la Embajada de Estados Unidos, sus nexos entre política y negocios lo hizo un candidato controvertido y un eventual presidente poco confiable para todos los sectores de la derecha y el centro. La reciente controversia en el seno el COSEP en torno a su apoyo así lo demuestra. En el último tramo se enfocó en polarizar la campaña con Daniel Ortega pero esto parece poco exitoso y su personalidad no es consistente con ese tipo de proyección política. Su única ventaja parece ser que en segunda vuelta concentraría el voto anti-Ortega.

 El FSLN construyó una de las campañas mas mesiánicas que se hayan visto en torno a la figura de Daniel Ortega. Iniciada con “la tierra prometida”en el 2000 hasta la “unidad y la reconciliación” del 2006, el discurso ha intentado posicionarlo como salvador de los pobres y paladín de la reconciliación del país, intentando debilitar la imagen de los 80 y la polarización que lo derrotó en tres oportunidades. En un arduo trabajo de sumar personas que reflejaran la reconciliación el FSLN integró a dirigentes de la excontra y del liberalismo. Con una campaña muy controlada ha evitado exponerse a cualquier controversia o debate público que expusiera su imagen. La tarea de debilitar a los adversarios fue dejada a los segundos cuchillos que asumieron la tarea de descalificar a la derecha y su oponente en la izquierda, realizar presiones y ofrecer puentes para sumar personas que debilitaran las otras formulas, particularmente en el caso del MRS. De allí que prácticamente Ortega no necesitara esgrimir ningún ataque público.

 Por otro lado ha intentado ganar legitimidad ampliando su tradicional base sandinista y en sectores conservadores, con los empresarios con el reconocimiento del mercado y la propiedad, con la iglesia con su apoyo a la penalización del aborto terapéutico. Favorecido en un contexto de fragmentación del voto, Daniel Ortega aparece reeditando lo que siempre ha mostrado; que posee un voto duro y disciplinado en sus filas que lo posiciona arriba en las encuestas, con un voto máximo de 34.5% y un mínimo de 30.5%. El punto es que pese a todos los esfuerzos Daniel Ortega no es un candidato que sume. Llega a estas elecciones con la intención de voto más baja de su historia. Sin embargo puede ganar en primera vuelta, por los cambios en la ley electoral y una elección a cinco bandas. Pero en segunda vuelta sólo podría ganarle a Rizo aunque la tasa tan alta de indecisos en este caso lo hace muy incierto.

 La Alianza Movimiento de Renovación Sandinista tuvo (MRS) que remontar un duro golpe con la pérdida al inicio de su campaña de su figura más popular, Herty Lewites. La responsabilidad de encabezar la fórmula recayó en Edmundo Jarquín, quien pese a los ataques por su calidad de ex funcionario del Banco Interamericano de Desarrollo, por haber residido fuera del país y posicionarse a favor en el controvertido tema del aborto terapéutico, logró construir un espacio político que lo acredita con un máximo de 13.8% y un mínimo de 9.8%. Lo sorprendente es que en caso de segunda vuelta, Jarquín sólo perdería contra Montealegre aunque también en este caso la tasa de indecisos es alta.

 La campaña de Jarquín se atrincheró en el ataque contra el pacto, planteando la necesidad de rescatar la institucionalidad y la democracia y se acompañó de un intento por transmitir propuestas consistentes y abiertas, con capacidad de gestión. El MRS buscó arrinconar al bipartidismo y al eje liberal y frentista en un sólo rincón de descrédito político, presentándose como la única fuerza verdaderamente ajena a la desprestigiada manera de gobernar el país y a la corrupción. De hecho ninguno de los ataques de las otras fuerzas contra el MRS ha podido hacerse en este terreno y de este modo aparece como la fuerza menos controvertida en la opinión; con una proporción de sólo 1.6% de personas que afirma que nunca votarían por Jarquín, contra un 46.1% que afirma que jamás votarían por Daniel Ortega y un 28% contra José Rizo. Jarquín y el MRS ha hecho su espacio político, pero no parece haber canalizado toda la frustración política generada en el desgaste de la derecha liberal y del FSLN, aunque no se puede descartar un mayor crecimiento en las urnas.

 Por su parte Alternativa para el Cambio con la candidatura de Edén Pastora ha quedado en una posición marginal. Su campaña centrada en la persona de Pastora y su exigencia de limpiar la política no logra calar. Su máximo de intención de voto no llega al 1%.

 Los escenarios en el corto plazo

 
En unas elecciones abiertas, a dos vueltas y con una redistribución del voto entre al menos cuatro candidatos con posibilidades, la incertidumbre es un factor que ninguna encuesta puede resolver. Más aún cuando la proporción de indecisos y/o de posibles abstencionistas oscila entre un 17 y un 22%. Por primera vez, la diferenciación política es una posibilidad real en la que se dibujan delimitaciones demográficas, territoriales y sociológicas.

 Dado los niveles de incertidumbre, las tendencias hasta ahora señaladas por las encuestas muestran que en primera vuelta al menos dos contendientes, Ortega y Montealegre, podrían entrar en primer y segundo lugar pasando a segunda vuelta, pero esto no excluye que Ortega pueda ganar en primera vuelta si se produce un abstencionismo importante o por la fragmentación del voto que favorece a Ortega, dado que este aparece con un techo difícil de superar. La posibilidad que Montealegre genere una concentración de votos por el “miedo a Ortega” que le permita ganar en primera vuelta parece poco probable. La otra incógnita es quien entrará en competencia con Ortega, en la eventualidad de una segunda vuelta. La guerra por entrar en la segunda vuelta contra Ortega es en realidad la batalla por ganar las elecciones; dado que en todos los escenarios dibujados por las encuestas, Ortega pierde en segunda vuelta.

 Lo que sí es seguro es que cualquiera que gane, deberá lidiar con una Asamblea Nacional más pluralista y con ello se abrirá un nuevo juego de posicionamientos. En cualquier caso, parece difícil que algún candidato pueda generar la mayoría superior al 50%. Ganar con una mayoría relativa, es decir, inferior a la mitad más uno, es problemático en términos de legitimidad. Ganar con 35 o 40% de los votos es insuficiente en términos de respaldo político, aunque alcance para llegar a la presidencia. Pero esos porcentajes también tienen significación diferente según quien lo obtenga.

 Primera vuelta con incógnitas

 Gana Ortega
. Un triunfo de Ortega podría darse con una mayoría relativa en torno a un 35% es decir, un bajo respaldo político, porque no se puede ignorar que el 65% restante eligió otra opción. Además no tendrá mayoría en la Asamblea Nacional. Sin embargo, pese a esto tiene fortalezas evidentes para enfrentar esta situación: conservará una bancada significativa, tiene sólidos apoyos en las instituciones del Estado, controla las principales cabeceras departamentales, posee un aparato político que le puede ofrecer capacidad de movilización y de presión social ya sea para disciplinar las demandas como para darle apoyo. Por otro lado, deberá responder a la deuda social con su propia base y con sus promesas, por lo que deberá actuar rápido y cualquier error en el estilo de gobierno que se distancie del discurso “unidad y reconciliación” puede tener costos inmediatos en el resto de la sociedad. Nicaragua es una sociedad más abierta, con más información y con un proceso de organización y aprendizaje que está anclado en diversas instancias de participación y de organización. Si se acentúan los viejos demonios con los que habitualmente el Frente califica toda crítica, disidencia o manifestación del pluralismo en la sociedad; la situación política podría deteriorarse rápidamente, más aún si se funciona en una lógica de “sitiado”. La tentación puede ser grande de adicionar el control local, el control del gobierno y la monopolización del espacio público y social, en un esquema de poder que ni los votos ni la situación actual justificarían o permitirían.

 Montealegre con posibilidades. La posibilidad de que Montealegre concentre el voto y gane en primera vuelta no está excluida pero parece difícil. Su ventaja aparece sólo contra Ortega en segunda vuelta y se diluye si tiene que enfrentar a otro candidato. El eventual triunfo de Montealegre en primera vuelta sería probablemente con mayoría relativa. En este sentido, deberá afrontar una situación de poco respaldo político salido de las urnas y una asamblea más plural con la que habrá que negociar fuerte, dado que probablemente habrá una competencia más exigente entre las bancadas para posicionarse de entrada en la legislatura. Su inicio sería necesariamente dificultoso, tendrá que enfrentar problemas pendientes como la Ley Marco y con la distribución de facto de la institucionalidad operada por el PLC y el FSLN. Con ello corre el riesgo de empantanamiento como el gobierno Bolaños. Su agenda de continuismo en lo económico será sin duda facilitada por una rápida negociación con el FMI y probablemente sus iniciativas arrancarían hasta 2008. Sin embargo, la ausencia de un aparato político lo dejará aislado en las palancas del gobierno si no promueve espacios de dialogo más reales y sustantivos con la sociedad, como le pasó a Bolaños. José Rizo aparece en tercer lugar. Aunque Jarquín aparece bien posicionado para disputar ese lugar. Sin embargo en primera vuelta podría haber sorpresas. Aunque no hay evidencia dura, en otros procesos electorales recientes ha habido situaciones no previstas que han relativizado las encuestas. En Nicaragua está el precedente de 1990 en que el FSLN aparecía como ganador y resultó derrotado; luego sucedió en el 2000 cuando Bolaños aparecía debajo de Ortega y al final triunfó. La posibilidad de resultados controvertidos en una elección cerrada tampoco se puede descartar. La credibilidad del CSE podría estallar y aunque se impusiera por la fuerza de los hechos un ganador, este quedaría estigmatizado de manera que perturbaría gravemente la situación política. Se podría abrir una nueva crisis imprevisible.

 La frontera parte aguas: ¿Democracia, libre mercado, neoliberalismo?

 
En los últimos días previos al cierre de campaña aparecieron diferentes opiniones tomando posición acerca de las cuestiones de fondo que representarían los diversos candidatos. Sin duda que algunos lo han hecho con cierto dramatismo: proyecto nacional y popular contra oligarquía y neoliberalismo, democracia contra autoritarismo, verdadero sandinismo contra perversión del sandinismo, antipacto contra pactistas, las fronteras parte aguas son diversas según el posicionamiento que se asuma. Al revisar los programas y las campañas aparecen planteamientos que hay que analizar con realismo.

 1. Ninguno de los candidatos se ha desmarcado del mercado y la democracia. Así que hay que reconocer que esto es una base común entre todas las fuerzas.

 2. Como el mercado esta reconocido, nadie plantea amenazas a la propiedad y las diferencias están en las medidas correctivas y regulatorias. La diferencia está en que la derecha plantea un mercado inserto en un modelo económico desregulado privatizado al máximo, abierto, con un estado facilitador de negocios, basado en grupos económicos y alianzas transnacionales. Un modelo económico que abandona el mercado interno, concentra el ingreso, utiliza los bajos ingresos y la flexibilidad laboral como factores de competitividad y focaliza el gasto social. Y la izquierda plantea una economía de mercado regulado con un estado activo con una apertura selectiva, con protección adecuada de servicios públicos, con un mercado interno real e integrado, apoyado por el estado, con amplia base social del crecimiento que apoye a pequeños y medianos empresarios con generación de empleo, distribución del ingreso e incremento del gasto social. Como la pobreza y el desempleo son problemas inocultables, todos plantean resolverlo. La diferencia está en las políticas, los beneficiarios y las prioridades.

 3. La democracia es el sistema político reconocido por todos, pero eso no nos dice como se gobierna. Y esta es la cuestión central. Mientras unos tienen una visión tecnocrática de la democracia en el plano de que “las decisiones las toman los que saben y los demás son informados”, otros tienen una visión de la democracia en que el voto les da un cheque en blanco y que el resto es una cuestión de control y manipulación de las instituciones.

 Por último están quienes creen que la democracia es un sistema político que se alimenta de derechos, igualdad e instituciones abiertas a las demandas de la sociedad.

 4. Las líneas parte aguas se ubican entonces en cómo cada propuesta combina cada uno de estos aspectos. Sin duda que la economía es un aspecto importante en las diferencias políticas pero la democracia, los valores, los principios y los derechos, son igualmente importantes. El punto es quién ofrece la combinación más adecuada de propuesta socioeconómica y de democracia, sin lo cual la política se vuelve autoritaria y la economía una gestión tecnocrática.

 Derecha liberal: continuidad del modelo, participación marginal

 
La derecha en sus dos expresiones liberales que compiten en las elecciones representa una perspectiva de continuidad del modelo económico, de las políticas y de su relación con la participación. Es difícil imaginar un cambio de perspectiva, aunque las promesas electorales de la derecha evocan problemas sentidos por la población y que eventualmente podrían implicar cambios de política no se ven señales de innovación ni en el personal político, ni en las propuestas. Ambas formulas liberales están profundamente implicadas en la evolución del modelo económico y en sus beneficios. Prefieren el endoso de las instituciones financieras internacionales antes que intentar obtener un consenso interno y no promueven alianzas orgánicas con sectores sociales que podrían incidir en el modelo económico de los grandes empresarios y grupos económicos.

 Las políticas públicas están muy codificadas por la condicionalidad externa y por un modelo tecnocrático de bajo contenido político para la lucha contra la pobreza. Es decir, que no está basado en ninguna coalición social. Las posibilidades de ver una evolución hacia un diálogo abierto y agresivo con la sociedad, con un estilo de gobierno cercano a la población se ve muy remota. El modelo de participación marginal, caracterizado por invitar a la sociedad civil a acompañar decisiones previamente tomadas y centralizadas mediante consultas y diálogos, tiene altas posibilidades de continuar en este caso. Quizá las únicas innovaciones podrían venir de la búsqueda de soluciones a la crisis política que ha quedado congelada por las elecciones y con esto el pacto ha quedado en hibernación hasta la llegada de la nueva asamblea y de la nueva presidencia.

 FSLN: políticas sociales activas y participación dirigida

 
El triunfo del FSLN tiene muchas incógnitas. Sus promesas son amplias y se expone a reclamos y expectativas que después le pueden ser difíciles administrar. Sin la aureola revolucionaria deberán probar que saben gobernar en el sentido más lato de la palabra. Le harán falta diagnósticos precisos, toma de decisiones acertadas, acción eficaz y resultados a corto plazo. Esta relación entre expectativas y capacidad de gobierno es una de las incógnitas. El FSLN ha hecho enormes esfuerzo para presentar una imagen normalizada: ha dado garantías de continuidad del modelo económico que el mismo ayudó a construir y en el que sus propios empresarios se han insertado. La incógnita es sobre la naturaleza y profundidad de las correcciones que pretende hacer.

 Sí se pueden esperar políticas sociales más activas y un intento de generar una capacidad de fomento económico por parte del Estado. Desde el punto de vista político, es previsible un intento de continuidad de los resultados del pacto que ha favorecido el reparto de las instituciones y el incremento de espacios de poder para el FSLN. De alguna manera esto se intentará “normalizar” legitimándolos por medio del acompañamiento de medidas sociales o soltando lastre en otros ámbitos del sistema político. La historia del FSLN no es favorable a una relación abierta con la sociedad civil. Existen fuertes probabilidades que el estilo de gobierno privilegie la formalidad de las instituciones para acentuar la imagen de orden y legalidad y el fortalecimiento de las organizaciones afines del FSLN. Esto implicará quizás, un acotamiento fuerte de los espacios, del pluralismo y de la autonomía naciente de la diversidad de la sociedad civil.

 Un eventual triunfo del FSLN haría la unión entre una posición dominante en el nivel local con una dominante a nivel nacional, lo que implicaría una enorme capacidad de poder y de gobierno. El punto es si esto fortalecerá un modo de gobierno centralizado desde el punto de vista político e institucional o si se pondría al servicio de una estrategia democrática, pluralista e incluyente a la que serviría como una poderosa palanca.

 MRS: Regulación pública, política social activa, apertura política y espacios participativos

 
Un eventual posicionamiento exitoso del MRS sería un acontecimiento político nacional e internacional. Implicaría la posibilidad de abrir nuevos espacios políticos y sociales. A nivel internacional, porque le daría a Nicaragua una imagen y relaciones políticas más abiertas y plurales, tanto en América Latina como en Europa. Lo que sería sin duda beneficioso para enfrentar retos como el TLC y la integración Centroamérica por citar algunos. Por otro parte a nivel interno aunque la restricción de legitimidad, según el porcentaje de votos sería igual que la de los otros candidatos, una primera vuelta con mayoría relativa y segunda con reporte de votos de otros sectores, enfrentaría también las mismas turbulencias con la nueva Asamblea Nacional.

 También correría el riesgo de empantanamiento si no logra negociar reformas políticas que en realidad significan la perdida de posiciones estratégicas del PLC y el FSLN en el Estado. Un gobierno de la Alianza MRS es en este sentido el que quizá necesita más objetivamente que ninguno, el máximo de apertura política con la sociedad, para movilizarla en torno a su proyecto y generar condiciones de respaldo que le permitan enfrentar los atrincheramientos de intereses creados en la trama política, institucional y económica de estos años.

 Un hipotético triunfo del MRS tiene los mayores desafíos. Primero porque es la única fuerza verdaderamente ajena al entramado con que se ha construido la institucionalidad y el cierre del sistema político y porque además, es la que reúne las mayores expectativas de participación de diversos sectores de sociedad civil.

 Desde el punto de vista del modelo económico podría esperarse una mayor regulación pública. La combinación de políticas sociales activas y de fomento también está inscrita en la perspectiva del MRS, pero puede esperarse que esta formulación sea más abierta en el sentido de la participación y la transparencia en la toma de decisiones. El problema del cierre del sistema político será uno de los principales obstáculos, que dependerá de la redistribución de fuerzas en la Asamblea Nacional. En relación a esto las expectativas de una apertura política son muy grandes, lo que favorecería las posibilidades de un desarrollo más autónomo y pluralista de la sociedad civil.

 Esperando el 5 de Noviembre

 
Así que más allá de la agitación electoral la cuestión de fondo es que la economía de mercado continuará existiendo, la medidas correctivas pueden cambiarle progresivamente la cara al modelo económico para que haya más inclusión social, más igualdad en los derechos para todos. La calidad de la democracia y de las instituciones establece un parte aguas definitivo entre quienes ofrecen un modo de gobierno que las hace mas transparentes, íntegras y abiertas y entre quienes se atrincheran en ellas para usufructuar cargos, prebendas, oportunidades de negocios y asegurarse impunidad, que terminan prolongando los males sistémicos del país ya sea en nombre de la izquierda o de la derecha. Democracia sustantiva, instituciones de calidad, progreso en los derechos, regulación pública y más igualdad económica, social y política, son las banderas más importantes de rescatar de quienes estén al final en el gobierno.

 Nota

(1)  Para el máximo y mínimo se utiliza la encuesta de Cid Gallup de Octubre y para los escenarios de segunda vuelta la encuesta de Borge y Asociados de Octubre.

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El Centro de Investigaciones de la Comunicación (CINCO) ofrece a la opinión pública este suplemento de análisis político a fin de contribuir al debate y al ejercicio de una ciudadanía crítica de cara al presente proceso electoral. La elaboración de esta publicación es parte del Observatorio de la Gobernabilidad que desarrolla la institución y esta bajo la responsabilidad de nuestro equipo de investigadores: Elvira Cuadra, Angel Saldomando y Sofía Montenegro. Si desea recibir la versión electrónica de este suplemento, favor dirigirse a: cinco@ibw.com.ni


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