La reelección de Lula Da Silva

Un triunfo que le hace bien al MERCOSUR

30/10/2006
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El electorado brasileño votó por la continuidad de un proyecto que pone la mira en la integración sudamericana, en los diálogos multilaterales y en un orden económico mundial más equitativo.

La contundente victoria de Luiz Inácio Lula Da Silva confirma y refuerza el concepto de Mercado Común del Sur (MERCOSUR) que terminó de moldearse con la derrota política del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) en la Cumbre de Mar del Plata en noviembre del 2005. Fue allí, precisamente, donde la decisión de Brasil de jugarse a fondo por la integración latinoamericana le permitió al presidente de Venezuela, Hugo Chávez, decir que “el ALCA ha sido enterrado”.

Ahora, el bloque regional puede respirar aliviado porque el electorado brasileño optó ayer por la continuidad de un Gobierno que, desde el primer día, ha puesto su énfasis en el fortalecimiento de la relación sur-sur, postergando la pleitesía diplomática hacia Estados Unidos y Europa.

La otra opción que confluyó en la disputa, personificada en Geraldo Alckmin, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), significaba abrirle la puerta al regreso del modelo privatista neoliberal a esta parte del continente. Nadie duda que la derrota de Lula Da Silva y el posterior ascenso de Alckmin hubiese significado, en mayor o menor medida, el resurgimiento de ese ALCA que hoy se considera bajo tierra.

Es que Brasil ostenta hoy el liderazgo económico, diplomático, geográfico y comercial del MERCOSUR; todas características que lo llevan a conformar la mesa chica del bloque junto a Venezuela y Argentina.

Con un Producto Bruto Interno (PBI) de 770 billones de dólares, el país amazónico es la décima economía global y la primera de Latinoamérica; además es una superpotencia agrícola, teniendo una posición de liderazgo en muchos productos importantes como café, carne, soja, azúcar, carne aviar, naranja y otros. También es un país industrializado y gran exportador de automóviles, teléfonos celulares y aviones (siendo la empresa brasileña Embraer la mayor del mundo en aviación de medio y pequeño porte).

Lula Da Silva manifestó en reiteradas ocasiones que su intención para un segunda mandato era: seguir con la lucha en los foros internacionales por el multilateralismo y por la reforma del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (ONU); mantener iniciativas a favor de un orden económico, financiero y comercial más justo, que beneficie a los países pobres y en desarrollo; defender una relación entre naciones basado en el respeto de la soberanía nacional, de no agresión y de no ingerencia en los asuntos internos de otros estados; privilegiar el proceso de integración sudamericana, enfatizar las relaciones con el continente africano.

“Es preciso recordar que la integración del MERCOSUR nunca fue prioridad en los años del gobierno del presidente Fernando Henrique Cardoso – de 1995 a 2002, por el PSDB-. Nosotros, al contrario, continuaremos apostando a la unidad de Sudamérica, como forma de construir una correlación de fuerzas internacionales distinta que favorezca nuestra inserción soberana y competitiva en el mundo. Nuestro objetivo es diversificar cada vez más nuestras relaciones para caer en la dependencia”, declaró Lula a Da Silva a medios argentinos, horas antes de ser reelegido.

Así y todo, sería falso pensar que Lula Da Silva cosechó casi 60 millones votos por sólo por sus propuestas en política exterior. Seguro influyó más que, fronteras adentro, el triunfo del PT representa un proyecto apoyado por los movimientos sociales campesinos, sindicales, de género, ambientalistas y étnicos. También la propuesta que, en el último mes fue defendida a capa y espada por los intelectuales de izquierda, encabezados por Emir Sader y el teólogo de la liberación Leonardo Boff.

“Lula representa el nuevo sujeto histórico; aquellos que estaban siempre destituidos, al margen, sin poder, se han organizado de tal manera que encontraron en Lula a la persona carismática que ha podido copar el poder central y utilizar ese poder no para reproducir los privilegios del Estado manipulado por las oligarquías, sino que ha intentado, sin conseguirlo totalmente, darle centralidad a lo social, a los pobres”, manifestó Boff durante su estadía en Buenos Aires, la semana pasada.

En tanto, Sader - elegido presidente del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) para el período 2007/2009 - desde su columna periodística en el portal de noticias brasileño Carta Maior, llamó a la izquierda a abandonar la neutralidad porque la administración Alckmin sería un retornar al Estado mínimo, a la hegemonía del mercado, a las privatizaciones y a los programas privados de salud y educación.

Durante la nueva que campaña que se abrió después de la primera vuelta, el líder del PT también recibió el respaldo de una de las voces más influyentes y críticas de las organizaciones de base. João Pedro Stedile, miembro de la coordinación nacional del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) había declarado: “Mientras que Alckmin encarna el retorno al poder de las clases dominantes, para implementar de forma hegemónica el modelo neoliberal, Lula constituye una composición de fuerzas sociales que, aunque también hay sectores de la oligarquía y de la burguesía, representa la posibilidad de transición hacia un modelo de desenvolvimiento nacional”.

El ex obrero metalúrgico se comprometió, de aquí en adelante a promover más el desarrollo, la distribución de la renta y la educación de calidad. “En un segundo mandato vamos a dar mayor impulso al crecimiento de económico y a la generación de empleos. Vamos a ampliar el mercado interno, las exportaciones y vamos a continuar con el combate de la exclusión social, la pobreza y la desigualdad mediante la erradicación del hambre y la expansión cada vez mayor de las políticas sociales”, adelantó en sus sucesivas apariciones públicas de cara a la definición en segunda vuelta.

Según datos oficiales, durante los últimos cuatro años, 11 millones de familias pobres, es decir, unos 45 millones de personas fueron beneficias con el programa Bolsa Familia (BF), la variante más importante del proyecto global Hambre Cero. El BF, que busca para garantizar la seguridad alimentaria y nutricional de todos los brasileños con problemas económicos, fue catalogado por veedores internacionales como un avance "extraordinario durante los últimos tres años y medio".

 

Fuente: Agencia Periodística del MERCOSUR (APM), Mar del Plata / Argentina

http://www.prensamercosur.com.ar

https://www.alainet.org/es/active/14183
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