Presupuesto Nacional 2007: De la demagogia al subdesarrollo

03/10/2006
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El proyecto de Presupuesto Fiscal 2007 anunciado por el ministro de hacienda Andrés Velasco es mezquino dada la tremenda bonanza por la cual atraviesa nuestro país gracias no sólo al alto precio del cobre, sino que también dada por la buena coyuntura internacional, el bajo riesgo país y el control de la inflación. En otras palabras, más allá de las emotivas palabras del ministro y del apoyo en bloque de la Concertación al proyecto de presupuesto presentado por el ejecutivo, Chile pierde una oportunidad histórica para dar el salto al desarrollo. Un dato no menor es que a fin de año Chile contará con más de 20 mil millones de dólares por los excedentes del cobre, es decir, casi el 100% del actual presupuesto nacional. La regla de superávit estructural de 1%, más la idea de no aumentar en más de 10% el presupuesto para el próximo año no tiene ninguna base técnica sólida, sólo responde a las recomendaciones ideologizadas de organismos multilaterales como el FMI y el Banco Mundial de mantener en su mínimo el rol del Estado en la actividad económica (durante el primer semestre se tuvo un superávit del 4,2% del PIB). Tenemos la inflación controlada y no se puede seguir pensando en mantener el tipo de cambio alto para subsidiar al rentista sector exportador. Como se ha dicho y demostrado en otras oportunidades las mayores exportaciones no generan desarrollo por sí solas. La frase "2 de cada 3 pesos se gastará en ítems sociales" es una frase que repite algo ya hecho hace mucho tiempo por los gobiernos de la Concertación, manteniendo el rol subsidiario y asistencialista del Estado, ajeno a cualquier plan nacional de desarrollo, y tratando de solucionar los problemas que deja el mercado en materia social. El carácter asistencialista del presupuesto 2007 se refleja en que el ministerio que más plata recibe es el del Trabajo producto del financiamiento de las pensiones mínimas y asistenciales (Pasis). La tendencia al crecimiento en el gasto social en los últimos 15 años no es algo particular de Chile, sino que es común a toda Latinoamérica. Lo grave en el caso chileno es que casi el 80% de los ingresos fiscales provienen de los impuestos y de estos el 50% provienen del IVA, o sea el 40% de los ingresos fiscales provienen del IVA, impuesto tremendamente regresivo, es decir que afecta mucho más a los pobres de nuestro país. El gasto social debe enfocarse a combatir la desigualdad por sobre todas las cosas y no seguir especulando con el bienestar de los chilenos. Durante el primer semestre el gasto público fue de 8,8% del PIB. En el mismo período se realizaron operaciones de prepago de deuda con el Banco Central por 1.250 millones de dólares y los recursos en dólares se destinaron en casi un 80% al mercado externo (4.540 millones de dólares durante el 1er semestre). Por el contrario, lo que se necesita es invertir en el aparato productivo, en el sector minero avanzar en la total refinación del cobre en Chile, trabajar en la diversificación de nuestra matriz energética y en el desarrollo de las pequeñas y medianas empresas. Si uno analiza la política fiscal de los países desarrollados lo primero que sorprende es que el gasto público en ningún caso es menor al 35% del PIB, rango en el que se sitúan (hasta el 40% del PIB) Australia, EEUU, Suiza, Japón, Canadá y España. El rango superior, más del 55% del PIB, lo encabeza Suecia, seguida de Dinamarca y Francia. Entre ambos se sitúan Reino Unido, Noruega, Alemania, Italia, Austria, Bélgica y Holanda. América Latina es "otra cosa": son pocos los que superan el 20% del PIB, estando Chile cercano a esa cifra. Pero las comparaciones reales para Chile son aquellos países que tienen una importante dotación de recursos naturales y son pequeños en términos demográficos como Finlandia, Nueva Zelanda y Noruega entre otros. Según el cuadro anterior Chile es mucho más desigual que estos países, sólo cubre la mitad de la educación superior, gasta sólo un cuarto en investigación y desarrollo de lo que gastan estos países y sólo un 62% de lo gastan en políticas sociales. Estas diferencias son las que finalmente condenan a Chile al subdesarrollo. - Cristián Gutiérrez es economista, integrante del Círculo de Economistas para el Desarrollo de Chile. Fuente: Agencia de Noticias Prensa Humanista
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