Ciencia y tecnología en la Constituyente
30/09/2006
- Opinión
Todos y cada uno de los países de la tierra deben encarar el tema de la ciencia y tecnología tarde o temprano en forma sistemática y en sus niveles de investigación pura y aplicada, desarrollo de prototipos y fabricación en serie, creación de parques de investigación propia y en colaboración con países y empresas de todo el mundo. Es una tarea del Gobierno y las empresas públicas como YPFB y Comibol, pero también de todas y cada una de las empresas existentes en nuestro territorio, sindicatos y de la gente en todos los niveles de actividad.
Esta tarea es esencial para recrear el tipo de país que se desea, o bien uno al margen del avance científico y tecnológico o bien otro a la vanguardia de la investigación y aplicación de conocimientos en la producción y vida diaria. Este método conduce a elevar la productividad en la producción, único factor que a la larga desarrolla países integralmente y permite crear una sociedad industrial sostenible.
Por lo tanto, no se trata de una tarea solitaria del Gobierno, o Parlamento, Academia de Ciencias, universidades, tecnológicos y ONGs como ha sido tradicional hasta el momento en Bolivia. La situación actual mundial rebasa los esfuerzos solitarios o de algunas instituciones e impone la preocupación general para lograr dichos objetivos. Se trata de ponerse de acuerdo con los actores de la producción que son obreros, trabajadores en general, campesinos, empresarios, sindicatos, técnicos y científicos.
Ejemplos de colaboración sinérgica entre actores económicos y sociales se puede observar en aquellos países que han tomado esta meta como política de Estado y han dejado que el Gobierno los reúna para coordinar acciones y metas a corto y largo plazo. No ha sido fácil, pero esta modalidad se ha impuesto en Taiwan, Corea del Sur, Japón, Cuba, Israel, Venezuela Bolivariana, Islandia, países escandinavos, Irlanda, India, Tailandia, Brasil, Argentina, Chile y otros más. En Bolivia no cabe otro camino - dada la escasez de recursos estatales para la investigación científica y tecnológica - que coordinar esfuerzos e incentivar la inversión en capacitación, investigación y transferencia de tecnologías. La Asamblea Constituyente y los constituyentes deberían tomar esta tarea como esencial y básica para el futuro de la nación.
Existen empresas que ya realizan investigación, pero que no son reconocidas e incentivadas con premios y apoyo financiero para estas tareas esenciales. Por otro lado resultados de investigaciones deberían llegar al Gobierno y prefecturas para que puedan ser divulgadas a otros sectores y agentes económicos. Especialmente en sectores clave como alimentos, semillas, biotecnologías, genética vegetal y animal, salud pública, enfermedades, riego y agricultura intensiva. Los campesinos deberían ser convocados también a participar en tareas de investigación en sus campos. No es lo mismo producir una tonelada que diez de papa o quinua por hectárea. O una tonelada que dos o tres de soya por hectárea. En realidad la productividad depende de la planificación y coordinación real entre todos.
Cuando se promueve en Bolivia autonomías departamentales, esto debería significar programar investigación en empresas, fábricas, aserraderos, procesadoras de alimentos, fabricantes de medicinas y empleadores masivos de gas natural, entre otros. No existe todavía clara vocación en gobiernos departamentales para descentralizar la investigación y facilitar esta misión en empresas y haciendas. Estas invertirían en investigación y productividad si simplemente Gobierno y prefecturas las convocaran para hacerlo y les expusieran el plan de desarrollo productivo basado en ahorro de materias primas y energía. Las fábricas en Bolivia son obsoletas en su mayoría y tienen dos opciones, o se reconvierten industrial y tecnológicamente o dejan de producir por la competencia interna y externa. Pero además deben optar por el modelo de desarrollo limpio y sostenible.
La minería y metalurgia de Comibol y cooperativas es otro ejemplo. Ella debe aspirar a nuevas inversiones en fundiciones y manufacturas de metal de valor agregado. Entonces es la transferencia de tecnologías proveniente de nuevas empresas con nuevos aportes en inversión una alternativa a la baja productividad del sector. Como se observa, nada se puede conseguir si no es coordinando voluntades en función del objetivo máximo que es elevar la producción y productividad. Sindicatos, Comibol y cooperativas pueden contribuir a la transferencia de tecnologías si dialogan con inversionistas especializados que acepten reglas y normas de constitución y funcionamiento de nuevas empresas mixtas.
Venezuela Bolivariana ha ingresado a la economía social y cooperativa. Esto no significa que se deba dejar de tener en cuenta productividad y sostenibilidad. Actualmente se incentiva la investigación de actores productivos desde Gobierno y ministerio de desarrollo tecnológico, como trabajadores, campesinos y técnicos. No se hace misterio de la ciencia y tecnología como asunto solamente académico. También se investiga en una mesa barrial del agua, para proveer este líquido, elemento esencial al barrio y a plantaciones vecinas, o en la construcción popular de viviendas y del mejoramiento del hábitat, o en exportación de productos no tradicionales. El resultado es que Venezuela Bolivariana ha crecido más del 9% durante varios años y parece que seguirá con este ritmo varias décadas más.
El Gobierno nacional tiene el desafío inicial de sentar a la mesa del diálogo a todos los agentes económicos en forma sectorial; segundo, de plantearles el plan de desarrollo integral de Bolivia y tercero, de incentivar y apoyar la producción. Ya se trate de pequeños, medianos o grandes productores. Con apoyo adecuado se puede duplicar las exportaciones actuales porque ya se conoce los mercados, como son los casos de la quinua real y la sal mineralizada. Castañas amazónicas pueden elevarse por encima de cien millones de dólares en exportación segura a Europa y Asia. Pero el Gobierno nacional y las prefecturas en todos los casos deberían coordinar esfuerzos y apoyar con incentivos.
No existe mejor política sectorial en investigación científica y tecnológica que la coordinación entre Gobierno y agentes económicos. El Gobierno puede conseguir mercados ampliados en varios países amigos, para toda la producción nacional. Pero ésta debe ser seguida por una producción buena, bonita y barata, como se suele decir en la jerga popular. Es decir, por producción de alta calidad, buena presentación y competitiva. Hagamos de Bolivia un país preocupado y ejecutor de ciencia y tecnología en todas y cada una de las actividades económicas, servicios y sociales.
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