Los meandros del plan nuclear argentino

29/08/2006
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A
¿La revolución industrial perdida para ganar la revolución tecnológica? En 1983, el diario La Nación publicó un artículo del Presidente de la CNEA y miembro de número de la Academia Nacional de Ciencias, almirante Castro Madero. Sintetizando mucho el contenido, se puede decir que el autor consideraba perdida la carrera argentina por la industrialización. Sin embargo alentaba ciertas esperanzas en una estrategia postindustrial basada en la producción de tecnología avanzada. Castro Madero había anunciado un año antes - durante los prolegómenos de la guerra de Malvinas - que el país había completado el proceso nuclear al adquirir la capacidad de enriquecer uranio en porcentajes necesarios para el empleo militar de la energía atómica. La política o el purgatorio de las teorías Fue precisamente la planta de enriquecimiento de uranio de Pilcaniyeu, Río Negro, la que fue desactivada el año de asunción del gobierno democrático de Raúl Alfonsín. Probablemente ese era uno de los costos de la derrota ante los ingleses en Malvinas. Dejaba en el purgatorio de las teorías la prospectiva del almirante académico. Exportación de tecnología nuclear y cosecha de tempestades Pero no por mucho tiempo. En 1984, siete científicos del INVAP rionegrino comenzaron en Iran el desarrollo de un plan nuclear, que, a la vuelta de las décadas, resultó el epicentro del peor conflicto que tiene ocupadas a todas las potencias. Aunque visto con otro humor, era una de las primeras exportaciones de tecnología de punta que podía suplir el subdesarrollo industrial. La tapa de la caja de Pandora En 1990, bajo el gobierno del Dr. Menem, Argentina ratificó el Tratado de Tlatelolco de no proliferación de armas nucleares subscripto en 1967. En los años sucesivos, hasta el presente, asumió compromisos progresivamente más restrictivos de su desarrollo nuclear especialmente en los niveles sensibles: aquellos que entran dentro de la categoría de tecnología dual (de indistinto uso militar y civil). Los más específicos son 12 convenciones y protocolos insertos en la OIEA por Estados Unidos, que proscriben un imaginario terrorismo nuclear condicionando el proceso de enriquecimiento de uranio y la seguridad de este mineral en su almacenamiento y manipulación por parte de los escasos países (10, entre los que está la Argentina) que pueden hacerlo en forma autonómica. El gobierno de Néstor Kirchner subscribió tales compromisos en el 2004 Muerte, resurrección y reencarnación del Plan Nuclear Hace exactamente un año CA advirtió en una noticia del diario San Rafael de Mendoza que el gobierno trataba de dar la menor trascendencia posible a un decreto por el cual se reanudaba el plan nuclear. CA deducía que tanta discreción obedecía a la proximidad de las elecciones y a que un sector hiperestésico de la clase media, representado por ONG ecologistas muy mediáticas y cuyos dirigentes se reconocían como Jóvenes K, podía sentirse disgustado. Sin embargo, un mes después del anuncio de la reanudación de las obras de Atucha II, el entonces Ministro de Relaciones Exteriores, Rafael Bielsa, crispó las relaciones diplomático militares con EE UU al anunciar la construcción y venta de un reactor mediano (RAM) a la República Bolivariana de Venezuela cuyo presidente no goza de la simpatía ni de la plena confianza de los norteamericanos. El mismo presidente de EE UU, George Bush, exigió el 1 de noviembre - casi partiendo a la cumbre de Mar del Plata - que la Argentina debía cumplir con los compromisos firmados en materia de seguridad nuclear. A pocas horas de la clausura de la IV Cumbre de las Américas, el diario La Voz del Interior publicaba: "David Krieger, vicepresidente de la red de científicos Ines (International Network of Engineers and Scientist for Global Responsability) y presidente de la Nuclear Age Peace Foundation en su visita a Córdoba (dijo):"Hay que destacar que la Argentina tuvo un programa nuclear al cual renunció". Coincidía en las coclusiones con un artículo anterior del diario franco porteño Le Trait d´Union que descartaba la continuidad del plan nuclear por lo oneroso: us$ 1000 millones para concluir Atucha II. ¿Qué sucedió entre las agorerías del año pasado y el relanzamiento del Plan Nuclear anunciado por el presidente Kirchner la semana pasada? ¿Por qué tardó un año en darle la trascendencia que merecía el asunto? Plan Nuclear. La estrategia no es el arte de bailar con el enemigo Tanto el diario Río Negro de hoy (medio que ha seguido de cerca el tema) como La Opinión de Los Angeles, USA, dejan entrever la desconfianza de Washington por la indefinición argentina en cuanto al enriquecimiento de uranio y al intercambio de tecnología con países díscolos como Irán. El diario californiano dice en su edición del 26 / 8 que en el aspecto crítico del uranio altamente enriquecido (al 80 o 90 %) " se había generado mayor expectativa sobre la reacción estadounidense, especialmente en un contexto de tensión con Irán, al que el gobierno de George W. Bush acusa de enriquecer uranio para producir armas." Un poco más adelante, La Opinión calma la impaciencia de los estadounidenses destacando las declaraciones de una vocera de la embajada de USA en Buenos Aires: "Argentina no es Irán", afirmación que no puede tomarse apresuradamente como un elogio. Pero inmediatamente vuelve a diseminar la duda por intermedio de la misma vocera: "Esperamos que Argentina se asegure de que sus acciones se correspondan con las sólidas credenciales de no proliferación que ha demostrado hasta ahora". Es decir, las vacilaciones del propio gobierno argentino terminan correspondiéndose con la incertidumbre del gobierno norteamericano. Y si hay algo que detestan los políticos de EE UU es ese tipo de relaciones perversas. Pero esto recién empieza. Fuente: Carta Argentina www.cartaargentina.com.ar
https://www.alainet.org/es/active/13116

Del mismo autor

Suscribirse a America Latina en Movimiento - RSS