Republiquita es estafada otra vez

22/08/2006
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No sé si será porque he vivido muchos años en países ricos e industrializados, metido en universidades como estudiante, investigador y profesor, o metido en fábricas de aviones como ingeniero, o porque he viajado mucho, pero el caso es que mi cerebro funciona de manera ordenada.

Es por eso que cuando recibo noticias estrambóticas provenientes del Tercer Mundo, las células de mi cerebro quedan confundidas, desconcertadas, irritadas, tratando de analizar tales noticias dentro de las reglas de la lógica. ¡Pobres de mis células cerebrales: no se han percatado que muchas de esas noticias no tienen lógica!

Las reglas de la lógica dictan que para que cualquier sociedad organizada funcione debidamente se necesitan fondos financieros: ya sean donaciones o impuestos. Desde tiempos prehistóricos, los impuestos han sido preferidos a las donaciones. En otras palabras, la nación se corroe, se cae a pedazos, a menos que tenga una fuente de impuestos eficiente y honesta. Si Pablo Pueblo paga impuestos, entonces Juan el Rico debe hacer lo propio. Es por eso que en países civilizados la evasión de impuestos es un Crimen muy serio, castigado a veces hasta con la muerte.

Ustedes, estimados lectores, no van a creer esto. Pero me han llegado noticias de que un paisito pobre ha vuelto a ser estafado de la manera más vil, indecente, grosera e infame. La crónica es así: Parece que un grupejo de banqueros, políticos, y dueños de televisoras, todos emparentados por sangre o matrimonio, o ligados por la avaricia y los bajos intereses, decidieron un buen día desfalcar al tesoro nacional. Todo circundaba alrededor de un banco que estaba siendo vendido a un grupo financiero europeo. Las ganancias iban a ser fabulosas, y cada miembro del grupejo saldría multimillonario. Pero había un problemita: había que pagarle los debidos impuestos al fisco nacional. Los impuestos no eran exorbitantes, mas bien eran razonables; y el pobre país necesitaba esos dineros para arreglar escuelas, pagarle las pensiones a los viejos, darle comidita a los niños pobres, controlar el crimen callejero, y completar un sin fin de otras obras sociales.

Pagar esos impuestos hubiera significado que las ganancias exageradas que preveían los del grupejo para si mismos bajarían un poco, algo simplemente inaceptable. Así que los banqueros y sus amigotes del gobierno, al ver que la venta del banco era inminente y que los europeos ya estaban listos para poner la plata sobre la mesa, les dijeron a los extranjeros: ¡Stop! ¡No sigan! Tenemos que arreglar ciertas cosas en nuestro país.

Y los banqueros regresaron a su pobre país y rápidamente se formó una confabulación para defraudar al tesoro nacional de los impuestos que se le debían. Y una noche infame, cuando la población dormía, la Asamblea de Diputados se reunió sigilosamente, y en cuestión de horas los diputados, perdiendo todo vestigio de decencia, todo honor, toda brújula moral, derogaron la ley que obligaba a los ricachones a pagar impuestos en caso de venta de un banco. Pero al final se levantó un diputado con un poquito de inteligencia y dijo: "Miren colegas, lo que hemos hecho es muy feo, y aquí se puede armar una revolución. Así que mejor hagamos que los banqueros paguen aunque sea un poquito, propongo un cinco por ciento".

Así fue como el cinco por ciento fue aprobado, reemplazando el treinta por ciento original, y el país perdió 450 millones de dólares. Solucionado el problemita, los banqueros y sus secuaces sonrieron, y la venta del banco continuaría sin ningún estorbo.

Al día siguiente los medios de comunicación no dijeron nada. Las televisoras, sobre el asunto, se quedaron mudas. El presidente de la república se dio por desapercibido, y se hizo el chivo loco. Y en los barrios pobres, los niños siguieron con hambre, y las escuelas sin sillas, sin piso, sin libros y sin tizas.

Para finalizar, queridos lectores, quiero ponerles un examen. Aquí van Las preguntas:

1. ¿Quienes son los banqueros y sus secuaces envueltos en esta colosal estafa al fisco nacional?

2. ¿Quienes son los diputados que, cual arrastradas serpientes, vendieron a su nación por unas cuantas monedas aprobando esta canalla ley?

3. ¿Cuales son esos medios de comunicación que, pisoteando los mas elementales principios de la profesión periodística, han optado por callar mientras la patria es violada?

4. ¿Quienes son los tontos útiles que se niegan a abrir los ojos?

5. Y, por último, ¿cual es esa republiquita, olvidada por Dios y por la historia, que constantemente es víctima de insultos financieros, desfalcos y estafas?


- Luis E. Murillo Mejía, escritor y docente universitario

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