Como tirar la piedra y esconder la mano:
El Complejo Nin Terrero
08/08/2006
- Opinión
El Coronel Nin Terrero saltó a la fama y a la inmortalidad la noche del sábado 18 de diciembre de 2004, cuando fue descubierto (in fraganti) dentro de un camión cargado con nada más y nada menos que con 1,387 kilogramos de Cocaína en una carretera cercana a Santo Domingo.
¡De la blanca!
Cuando el camión fue interceptado, se dijo primero que la droga se dirigía hacia la ciudad de Santiago, donde iba a ser procesada en una empresa de Zona Franca, (Maquila), para después transportarla en furgones hacia Estados Unidos.
¿Dónde me dijo?
De ese acontecimiento hacen casi dos años, nunca se supo cual era la Zona Franca hacia donde iba la droga, ni tampoco se aclaró su futuro.
¡No toque esa tecla!
Pero ese tipo de acontecimientos son comunes en un país (des)gobernado por la mafia. Es común; pasa lo mismo con las avionetas que aterrizan libremente en las autopistas del país, nadie sabe de quien son, ni de donde vienen, nadie sabe nada, aunque si se sabe (y muy bien) qué es lo que transportan.
¿Y se sabe para quienes?
Pero Nin se hizo famoso cuando alegó para su defensa, que no venia escoltando el camión, sino “que venia en bola”. Narró de una manera muy campante que el día aquél, necesitaba viajar a la capital, y aprovechó el puesto que le ofrecían en el camión de la droga, y lo ocupó sin saber nada. Lo mismito alegó el Senador que vendió su exoneración al presunto narcotraficante y el jefe del Ejercito que lo alistó como Capitán. Nadie sabia nada, nadie lo conocía, todo el mundo lo negaba, nadie era nada, al fin de cuentas.
Si nos hacemos los inocentes (quizás los tontos) pudiéramos creer el argumento, lo que no podemos creer es cómo un oficial con el rango de Coronel, y Jefe de la Cárcel del 15 de Azua, no tuviere su propio vehiculo en el cual viajar.
¡Sea usted el jurado!
Lo que sucede realmente es que, el yo no fui, el yo no se, o el yo no estaba, se ha vuelto una moda, una actitud, un comportamiento tan común en los politicastros dominicanos y sus cancerberos, que ya pudiéramos hablar del complejo de Nin Terrero; o el comportamiento que nuestros ancianos llamaban La gatica de Maria Ramos, el que tira la piedra y esconde la mano. (Y la tiran bien duro) Los políticos del patio, como todos los seres irresponsables y poco serios, buscan todas las formas para evadir su culpa, simular sus decisiones y mentir.
El actual Gobierno Artificial (como la isla) ha sido muy destacado en no enfrentar sus acciones, ha optado por la mentira y el silencio para vencer por default a la opinión pública más de una vez. El primero en el que se puede diagnosticar recientemente el Complejo Nin Terrero, es en el mismísimo Presidente de la República, cuando el año pasado, después de haber firmado el contrato de la Isla Artificial que envió al Congreso, negó saber qué había firmado.
El Presidente, con fama de buen orador, sabe callar cuando le conviene. Cuando en el programa de Nuria Piera se denunció la calaña y el historial de estafadores profesionales de sus principales promotores (Augusto Menéndez Jr, Eulogio Santaella, Oscar Pérez y Eduardo Selman), el Presidente alegó desconocimiento total, dijo que lo habían engañado, y de inmediato se fue en uno de sus acostumbrados viajes, a esperar que las aguas volvieran a su cauce. ¿Pero señor y por qué rubricó usted el contrato con su firma, puño y letra?
¡Vaya usted a ver! ¡Donde dije, digo y donde digo, dije!
Antes había ocurrido un episodio similar. Cuando se descubrió el escándalo en la OPTIC, que provocó la renuncia de Montalvo, el Presidente también alegó desconocimiento del caso e hizo lo que suele hacer, se quedó callado.
El tiempo pasó y nada cambió. El joven y complaciente funcionario, del entorno íntimo del presidente, acusado de sobrevalorar el proyecto, sigue en su puesto. ¡Campante y Sonante! Moya Pons con el Rockash y Malkun con el fraude del Baninter dijeron lo mismo, ninguno de los dos sabía nada. ¿Pero señor donde se encontraba usted cuando todo esto ocurría? ¡No estaba muerto, estaba de parranda!, alegarán. La irresponsabilidad, la simulación, la ineptitud, la negligencia, el incumplimiento de funciones y la burla, parece que dan muy buen resultado.
El Complejo Nin Terrero está tan de moda en la actualidad, que es común leer en la prensa a cualquier empleado gubernamental alegar desconocimiento de sus funciones ante los escándalos. Así pasó con lo de Pasaportes, con el escándalo de la cárcel especial en la Policía y con el caso de los policías maleantes que utilizaban carros robados. ¡Y con tantos otros! Sin embargo, hay dos casos, por su magnitud, en donde el Complejo Nin Terrero parece hacerse hasta cómico. Por un lado en el Contrato de la Isla enviado al Congreso por el Consultor Jurídico del PE, Cesar Pina Toribio, y por otro, en el alegado desconocimiento del Jefe de la Policía del fraudulento contrato de la Sund Land. ¡Ninguno de los dos sabia nada! Vaya usted a ver. Cesar Pina Toribio, de quien se decía anteriormente serio, se prestó para enviar al Congreso un contrato bañado en corrupción y estafa, del que al parecer todo el mundo está en contra (incluso según él, él mismo).
Después que se destapó el escándalo, el Consultor alega desconocimiento y que fue engañado por otro alto funcionario de Palacio, a quien no se atreve a denunciar. ¡No lo vayan a culpar, él no sabia nada! ¿Y quien fue aquel alto funcionario? No responde las llamadas de la prensa y se niega a decir quien lo engañó.
El Presidente, como siempre, guarda un silencio sospechoso. Todo indica que, como ocurrió con la Zona Franca de Santiago y la página en Blanco de Balaguer, nos resignaremos finalmente a no saber quien fue el funcionario que engañó a Cesar Pina. ¿Será que sabrá el lector quien fue y si fue verdad? Lo que si sabremos (y muy bien) es que parece que no habrá un sólo funcionario que salga limpio de este cuatrienio.
¡Cayó en verso!
Las máscaras, las falsas caretas de honestidad, se están cayendo como hojas secas. Y otros tres de quienes se decía, eran serios, eran los actuales incumbentes de la Secretaria de Finanzas, de Interior y Policía, y de la Policía Nacional.
El escandaloso contrato con la Sund Land por 132 millones de dólares, y que sobrevalúa impresionantemente el precio de los equipos, firmado por los dos primeros, sugiere todo lo contrario. El primero en abrazar el Complejo de Nin Terrero, fue el Jefe de la Policía, Santana Páez, quien dijo no saber nada del contrato, lo que Franklin Almeida desmintió públicamente, iniciándose así un debate público sobre quien sabía o no sabía, o sabía más, del préstamo leonino. Al fin de cuentas nadie sabía nada. Pero lo que está claro es que se trata de dos ministros y un militar de alto rango, que no pueden lavarse las manos ante el país tan fácilmente, ni evadir sus responsabilidades con esas excusas de muchachos.
¡Deben responder como se atrevieron a firmar un contrato tan fraudulento! ¿Tiene acaso algo que ver la estatua israelí para Funglode? ¿Acaso hay algo más? Lo que es evidente, es que tanto Cesar Pina Toribio, como el Presidente de la República, deben dejar el silencio sospechoso y darle la cara al país por el contrato de la Isla Artificiosa.
Basta ya de no dar la cara, basta ya de cobardía, basta ya de silencio. Y cuando se escriba la historia política de la República Dominicana, habrá que tipificar este complejo, como parte de la hipocresía, la mentira y la cobardía de quienes nos han gobernado. ¡Basta ya, que se vayan todos!
¡De la blanca!
Cuando el camión fue interceptado, se dijo primero que la droga se dirigía hacia la ciudad de Santiago, donde iba a ser procesada en una empresa de Zona Franca, (Maquila), para después transportarla en furgones hacia Estados Unidos.
¿Dónde me dijo?
De ese acontecimiento hacen casi dos años, nunca se supo cual era la Zona Franca hacia donde iba la droga, ni tampoco se aclaró su futuro.
¡No toque esa tecla!
Pero ese tipo de acontecimientos son comunes en un país (des)gobernado por la mafia. Es común; pasa lo mismo con las avionetas que aterrizan libremente en las autopistas del país, nadie sabe de quien son, ni de donde vienen, nadie sabe nada, aunque si se sabe (y muy bien) qué es lo que transportan.
¿Y se sabe para quienes?
Pero Nin se hizo famoso cuando alegó para su defensa, que no venia escoltando el camión, sino “que venia en bola”. Narró de una manera muy campante que el día aquél, necesitaba viajar a la capital, y aprovechó el puesto que le ofrecían en el camión de la droga, y lo ocupó sin saber nada. Lo mismito alegó el Senador que vendió su exoneración al presunto narcotraficante y el jefe del Ejercito que lo alistó como Capitán. Nadie sabia nada, nadie lo conocía, todo el mundo lo negaba, nadie era nada, al fin de cuentas.
Si nos hacemos los inocentes (quizás los tontos) pudiéramos creer el argumento, lo que no podemos creer es cómo un oficial con el rango de Coronel, y Jefe de la Cárcel del 15 de Azua, no tuviere su propio vehiculo en el cual viajar.
¡Sea usted el jurado!
Lo que sucede realmente es que, el yo no fui, el yo no se, o el yo no estaba, se ha vuelto una moda, una actitud, un comportamiento tan común en los politicastros dominicanos y sus cancerberos, que ya pudiéramos hablar del complejo de Nin Terrero; o el comportamiento que nuestros ancianos llamaban La gatica de Maria Ramos, el que tira la piedra y esconde la mano. (Y la tiran bien duro) Los políticos del patio, como todos los seres irresponsables y poco serios, buscan todas las formas para evadir su culpa, simular sus decisiones y mentir.
El actual Gobierno Artificial (como la isla) ha sido muy destacado en no enfrentar sus acciones, ha optado por la mentira y el silencio para vencer por default a la opinión pública más de una vez. El primero en el que se puede diagnosticar recientemente el Complejo Nin Terrero, es en el mismísimo Presidente de la República, cuando el año pasado, después de haber firmado el contrato de la Isla Artificial que envió al Congreso, negó saber qué había firmado.
El Presidente, con fama de buen orador, sabe callar cuando le conviene. Cuando en el programa de Nuria Piera se denunció la calaña y el historial de estafadores profesionales de sus principales promotores (Augusto Menéndez Jr, Eulogio Santaella, Oscar Pérez y Eduardo Selman), el Presidente alegó desconocimiento total, dijo que lo habían engañado, y de inmediato se fue en uno de sus acostumbrados viajes, a esperar que las aguas volvieran a su cauce. ¿Pero señor y por qué rubricó usted el contrato con su firma, puño y letra?
¡Vaya usted a ver! ¡Donde dije, digo y donde digo, dije!
Antes había ocurrido un episodio similar. Cuando se descubrió el escándalo en la OPTIC, que provocó la renuncia de Montalvo, el Presidente también alegó desconocimiento del caso e hizo lo que suele hacer, se quedó callado.
El tiempo pasó y nada cambió. El joven y complaciente funcionario, del entorno íntimo del presidente, acusado de sobrevalorar el proyecto, sigue en su puesto. ¡Campante y Sonante! Moya Pons con el Rockash y Malkun con el fraude del Baninter dijeron lo mismo, ninguno de los dos sabía nada. ¿Pero señor donde se encontraba usted cuando todo esto ocurría? ¡No estaba muerto, estaba de parranda!, alegarán. La irresponsabilidad, la simulación, la ineptitud, la negligencia, el incumplimiento de funciones y la burla, parece que dan muy buen resultado.
El Complejo Nin Terrero está tan de moda en la actualidad, que es común leer en la prensa a cualquier empleado gubernamental alegar desconocimiento de sus funciones ante los escándalos. Así pasó con lo de Pasaportes, con el escándalo de la cárcel especial en la Policía y con el caso de los policías maleantes que utilizaban carros robados. ¡Y con tantos otros! Sin embargo, hay dos casos, por su magnitud, en donde el Complejo Nin Terrero parece hacerse hasta cómico. Por un lado en el Contrato de la Isla enviado al Congreso por el Consultor Jurídico del PE, Cesar Pina Toribio, y por otro, en el alegado desconocimiento del Jefe de la Policía del fraudulento contrato de la Sund Land. ¡Ninguno de los dos sabia nada! Vaya usted a ver. Cesar Pina Toribio, de quien se decía anteriormente serio, se prestó para enviar al Congreso un contrato bañado en corrupción y estafa, del que al parecer todo el mundo está en contra (incluso según él, él mismo).
Después que se destapó el escándalo, el Consultor alega desconocimiento y que fue engañado por otro alto funcionario de Palacio, a quien no se atreve a denunciar. ¡No lo vayan a culpar, él no sabia nada! ¿Y quien fue aquel alto funcionario? No responde las llamadas de la prensa y se niega a decir quien lo engañó.
El Presidente, como siempre, guarda un silencio sospechoso. Todo indica que, como ocurrió con la Zona Franca de Santiago y la página en Blanco de Balaguer, nos resignaremos finalmente a no saber quien fue el funcionario que engañó a Cesar Pina. ¿Será que sabrá el lector quien fue y si fue verdad? Lo que si sabremos (y muy bien) es que parece que no habrá un sólo funcionario que salga limpio de este cuatrienio.
¡Cayó en verso!
Las máscaras, las falsas caretas de honestidad, se están cayendo como hojas secas. Y otros tres de quienes se decía, eran serios, eran los actuales incumbentes de la Secretaria de Finanzas, de Interior y Policía, y de la Policía Nacional.
El escandaloso contrato con la Sund Land por 132 millones de dólares, y que sobrevalúa impresionantemente el precio de los equipos, firmado por los dos primeros, sugiere todo lo contrario. El primero en abrazar el Complejo de Nin Terrero, fue el Jefe de la Policía, Santana Páez, quien dijo no saber nada del contrato, lo que Franklin Almeida desmintió públicamente, iniciándose así un debate público sobre quien sabía o no sabía, o sabía más, del préstamo leonino. Al fin de cuentas nadie sabía nada. Pero lo que está claro es que se trata de dos ministros y un militar de alto rango, que no pueden lavarse las manos ante el país tan fácilmente, ni evadir sus responsabilidades con esas excusas de muchachos.
¡Deben responder como se atrevieron a firmar un contrato tan fraudulento! ¿Tiene acaso algo que ver la estatua israelí para Funglode? ¿Acaso hay algo más? Lo que es evidente, es que tanto Cesar Pina Toribio, como el Presidente de la República, deben dejar el silencio sospechoso y darle la cara al país por el contrato de la Isla Artificiosa.
Basta ya de no dar la cara, basta ya de cobardía, basta ya de silencio. Y cuando se escriba la historia política de la República Dominicana, habrá que tipificar este complejo, como parte de la hipocresía, la mentira y la cobardía de quienes nos han gobernado. ¡Basta ya, que se vayan todos!
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