Hugo Chavez o el programa de industrialización del mundo pobre

28/06/2006
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Hugo Chávez es un fenómeno real que está aquí en nuestra América e inclusive en el mundo y ha venido para quedarse definitivamente porque es una necesidad de los pueblos pobres que necesitan desarrollo integral y soberano. Es respuesta programática a la falta de desarrollo integral y la posibilidad en el siglo XXI de realizarlo a corto plazo. Nunca antes en nuestra América india y mestiza se había propuesto el modelo de desarrollo de industrias básicas basado en industrialización de las materias primas – de todas y cada una de ellas – para darles valor agregado. El valor agregado incluye especialmente materia gris y aporte en investigación científica y tecnológica de seres humanos. Este hecho único permite elevar el PIB nacional y per-cápita de Bolivia y nuestros países pobres del mundo. Venezuela bolivariana exportará pronto seis millones de barriles de petróleo por día con ingresos seguros de hasta 150 mil millones de dólares año. Ingresos que servirán con toda seguridad para el desarrollo económico, social y humano de su pueblo. Pero lo más importante no es vender materia prima sin valor agregado alguno como los últimos 80 años ha ocurrido en este país, sino que ahora con el nuevo modelo endógeno se abre la posibilidad real de elevar aún más los ingresos con la venta de valor agregado. Venezuela está construyendo las plantas que le permitirán exportar en el campo hidrocarburífero hasta cinco o más veces el valor mencionado, llegando a más de 750 mil millones con la venta de diesel, metanol, gasolinas, DME, olefinas, amoníaco, fertilizantes, plásticos y otros, especialmente a los mercados del norte. Norte industrializado que consume el 80% de la energía y manufacturas producidas en el planeta. Hasta el presente el norte industrializado había dado y todavía da valor a las materias primas del sur quedando el plus económico que las hace ricas en sus países. El planteamiento bolivariano de Hugo Chávez es que esto debe cambiar a favor nuestro. Las grandes refinerías del mundo no se encuentran en Venezuela, Ecuador, Brasil o Bolivia o países de la OPEP, ellas se encuentran en Japón, Canadá, EE.UU., Europa en general y hasta en Australia o Nueva Zelanda. La revolución bolivariana consiste en industrializar los hidrocarburos y todas las materias primas sin excepción como minerales metálicos y no metálicos, maderas, cueros, alimentos y biodiversidad, en el sur. Es decir en países nunca antes aludidos por la economía mundial como Bolivia o Perú o Paraguay o cualquiera en Sudamérica. También en el sur del mundo como África, Asia y Polinesia. El programa bolivariano no es un invento arbitrario de Hugo Chávez para entrometerse en la realidad de otros países pobres, es una necesidad de la historia, de la economía, de la vida, de la cultura. Los grandes economistas de la historia desde Adam Smith, Ricardo y Carlos Marx y otros clásicos, jamás plantearon que el norte mundial debía ser industrializado y rico y el sur agrario de subsistencia y pobre. No es este el curso de la historia que previeron ellos para la humanidad. Ellos deseaban un mundo armónico y equilibrado, ya sea por la vía liberal de dejar hacer y dejar pasar de los dos primeros, o por la vía de la planificación y organización de la economía en función de las necesidades humanas para sacarla de su empirismo y brutalidad, del último teórico mencionado. Con la revolución bolivariana que ya se extiende en Sudamérica desde Venezuela a Bolivia, todos los países de América latina y del mundo pobre tienen la posibilidad de unirse a este proyecto liberador. ALBA o alternativa boliviariana para las Américas debe crecer porque es un instrumento que apunta a salir del atraso y la miseria en que intereses egoístas del norte y de las oligarquías del sur tienen sumida a la humanidad pobre que es el 75% de la gente. Siempre nos hemos preguntado si dios quiere un mundo de esta forma injusta, si no lo quiere es hora de cambiarlo de acuerdo a este nuevo programa llamado socialismo del siglo XXI que quiere igualar el norte con el sur. Dios no es ciudadano del norte industrializado que permite ingresos per cápita promedio de 30 mil dólares año y por el contrario ingresos menores a mil dólares en el sur. La miseria ancestral y atraso cultural y científico del sur no le para mientes a esta aseveración imperial. La humanidad y los bolivianos con ella aspiran a otro orden económico y social mundial (NOES), y la respuesta es el programa bolivariano. Las fuerzas productivas hacen también dependientes al norte del sur pero eso tampoco debería incluir a los recursos humanos que fugan como materia gris. Millones de profesionales y técnicos de nuestros países se van al norte huyendo por la falta de trabajo que no crea la economía dependiente y atrasada a la que nos tienen acostumbrados. La respuesta es el desarrollo integral emergente de la industrialización bolivariana planificadora y liberadora. Bolivia que ojalá con la Constituyente asuma su rol bolivariano en forma consciente y opcional frente a la opresión secular, tiene en construcción una planta de separación y fraccionamiento de gas natural en Villamontes con financiamiento venezolano. Evaluando este hecho elemental pero plenamente valedero en el peldaño de la industrialización creciente le permitirá a Bolivia recibir mil millones de dólares adicionales en su economía global. Seguramente nuestros niños y jóvenes desamparados de todo el territorio nacional estarán de acuerdo en estas medidas. Este es el camino que le conviene a Bolivia, y a este futuro de industrialización sin depender de las transnacionales es que debería aferrarse con uñas y dientes, pero especialmente con tecnointeligencia.
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