Ayer, el exilio político: Hoy, el exilio económico

19/06/2006
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Si nos vamos todos/todas, ¿Quiénes construirán el Paraguay que queremos? Soy testigo, como muchos de nosotros lo somos actualmente, de cómo nuestros amigos, parientes y compañeros se van del país por necesidades económicas o de estudio. Esto no es nuevo, pero luego de que dos personas muy queridas y valiosas dentro del Parlamento Joven lo hayan planteado, el panorama se ha vuelto complicado. He escuchado decir (y a veces he compartido), la idea de que muchos de los que se van “no tenían luego nada que hacer en este país” o “que es mejor estar bien, lejos, que sufriendo en nuestro país”. Pero cuando uno ve irse de este país a jóvenes que no solamente son militantes convencidas de que este Paraguay Vale la Pena, sino que son personas que en la práctica lo han demostrado, uno vuelve a revisar los conceptos y se da cuenta que hay muchos responsables y grandes culpas imperdonables. Se dice que la historia, a veces es un espiral que gira sobre sí mismo y se repite una y otra vez. Que “no hay nada nuevo bajo el sol”, que mirando un poco la historia, uno puede darse cuenta que hay procesos que silenciosamente se repiten. En la Dictadura Stronista, miles de paraguayos se vieron forzados a salir del país porque no encontraban un mínimo de libertades necesarias para desarrollar su libertad, que la gente no tenía derecho a disentir con la realidad impuesta desde cúpulas de poder autoritarias y opresoras. Miles se fueron llorando por una patria a la que amaban, pero que –literalmente- los estaba matando, ya sea, a través de torturas y encierros, ya sea a través de opresión y persecución. Hoy, a menos de veinte años de esa época, ha cambiado el método represivo pero no han cambiado los resultados. Hoy, miles y miles de paraguayos y paraguayas se van del país porque el hambre los está matando. Se ha “afinado” el método y al mismo tiempo se han potenciado los resultados. Paraguay se ha convertido en el mayor exportador de mano de obra barata a países europeos y correlativamente, la mayor fuente de ingresos en estos momentos lo constituyen las remesas enviadas por los paraguayos residentes en el extranjero. ¿Quiénes son responsables? Aunque suene muy trillado, son los mismos de siempre, la misma clase política con nuevas complicidades que actualmente cumplen la función de legitimadoras del sistema. Clase política gobernante, que antes enviaban a sus enemigos políticos al exterior (la mayoría de ellos muy en contra de su voluntad), hoy crean todas las condiciones para que los paraguayos y paraguayas “naturalmente” concluyan que “en este país ya no hay nada que hacer”. Entre estos hay dos grandes grupos. El contingente más importante es el que se va por causas económicas “en este país no hay trabajo”. El segundo, mas pequeño pero igualmente atendible, es aquel que se va en busca de estudios, “en este país no puedo pagarme la universidad”. Estos dos factores no son fruto de la casualidad, son dos factores que en mucho refuerzan el estado de cosas. Estos dos factores –pobreza e ignorancia- son dos herramientas principales de sostén de este sistema represivo e injusto. La mayoría de los jóvenes que está en edad escolar no está estudiando. Y Los pocos que pueden estudiar, realmente no pueden hablar de una educación transformadora, cuando el sistema educativo está diseñado para reproducir el mismo sistema mediocre, memorista y poco humanista vigente en nuestro país. ¿Por qué no hay voluntad real de mejorar la cobertura y calidad de la educación? Porque al sistema no le conviene. Porque una población formada con criterio propio y capacidad de discernimiento es capaz de darse cuenta y de luchar por la construcción de un modelo diferente. Hay una frase que dice “Nada se parece más a un fascista que un burgués asustado, por eso podemos odiar a los políticos pero no a la democracia”. No es el sistema democrático el que falla, como sostienen muchos “nostálgicos”, sino es la manera en la cual utilizamos esta herramienta. Y en la medida en la que nos quedemos en casa a “putear” contra los políticos de turno, lo único que logramos es reforzar, a través de nuestra indiferencia y apatía, el sistema que tanto criticamos. ¿Qué nos resta a los que nos quedamos en este país? Nos queda la cada vez más inaplazable tarea de luchar por ese Paraguay digno y realmente democrático que nos merecemos, a través de la reflexión, la construcción colectiva y la puesta en práctica de un proyecto país diferente. Fuente: http://www.parlamentojoven.org.py/noticias_ver.php?&id=30
https://www.alainet.org/es/active/11930
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